��No quiero que me vendas��: el drama del comercio de ni?as ind��genas en M��xico

Vista a��rea de la comunidad de Juvinani, una aldea situada en el municipio de Metlat��noc, entre los m��s pobres de M��xico. En esta comunidad sure?a, las ni?as se dan en matrimonio bajo un acuerdo ancestral de compra y venta. Algunas familias est��n tratando de erradicar esta pr��ctica, que a��n persiste en 66 localidades y es el origen de un ciclo de abuso contra las mujeres y de pobreza para los hombres. ��La mayor��a sigue vendiendo a sus hijas��, lamenta Elo��na Feliciano, ind��gena mixteca de 23 a?os vendida por 1.500 euros. ��No quiero que me vendas��, recuerda que le pidi�� a su madre. Pese a sus s��plicas, fue otra de las ni?as entregadas en matrimonio.PEDRO PARDO (AFP)

Virginio Moreno, de 72 a?os, fotografiado en su casa de la aldea Juvinani, en el municipio de Metlatonoc del estado de Guerrero, M��xico, el 16 de mayo de 2021. Asegura que apenas 300 personas aceptaron dejar la pr��ctica y reclama atenci��n de las autoridades federales.PEDRO PARDO (AFP)

Junto a un r��o de agua gris��cea y maloliente, una mujer expresa an��nimamente su rechazo a la tradici��n pues teme represalias de sus vecinos. ��Las mujeres vendidas a fuerza tienen que atender al suegro. ��Yo te pagu�� y te puedo hacer lo que yo quiera��, es lo que dicen��, seg��n esta madre de dos jovencitas, angustiada porque su esposo podr��a repetir la historia con ellas.PEDRO PARDO (AFP)

Una mujer pone a secar tripas de ternera al sol frente a su casa en Juvinani. De los casi 2.500 municipios mexicanos, unos 620 son ind��genas y 420 de ellos se rigen por usos y costumbres tradicionales reconocidos por la Constituci��n. En Metlat��noc, de 19.000 habitantes, un 94,3% carece de servicios b��sicos en sus viviendas, y el 58,7% tiene dificultades para alimentarse, seg��n el Instituto Nacional de Estad��stica (INEGI).PEDRO PARDO (AFP)

Maurilia Julio Solano, partera de 61 a?os, amasa unas tortillas en su casa de Juvinani. "Te hacen sufrir por el simple hecho de haberte comprado", dice en mixteco. Ella tambi��n fue vendida de ni?a y asegura que rechaz�� hacerlo con sus hijas.PEDRO PARDO (AFP)

Cristina Moreno, de 18 a?os e hija de Maurilia, tambi��n participa en la preparaci��n de tortillas de ma��z, el principal alimento de la familia. Todas viven en una choza de piso de tierra. Los ind��genas representan un 10,1% de los 126 millones de mexicanos y casi el 70% vive en pobreza, a?aden otros estudios oficiales.PEDRO PARDO (AFP)

Cristina Moreno, de 18 a?os, con su beb�� en su casa de Juvinani. La vivienda est�� parcialmente edificada con ladrillos de lodo y esti��rcol de bestias de carga, como la mayor��a en esta ��rea. Los ni?os merodean junto a perros fam��licos rodeados de moscas.PEDRO PARDO (AFP)

Cristina Moreno sostiene a su beb�� en brazos. El embarazo temprano es una realidad aqu��. M��s de 3.000 ni?as y adolescentes guerrerenses de entre 9 y 17 a?os parieron el a?o pasado, algunas de ellas dentro de estos matrimonios arreglados, seg��n cifras oficiales.PEDRO PARDO (AFP)

��Muchas mujeres dicen ��yo s�� voy a vender a mi hija en 110, 120 mil pesos (unos cuatro o cinco mil euros) porque quiero dinero��, pero a m�� me da mucha tristeza escuchar esas cosas porque son sus hijas��, a?ade Maurilia. En la imagen, Yuyu Ortiz, adolescente, trabaja en el restaurante de su familia, en el municipio de Metlatonoc.PEDRO PARDO (AFP)

Unos ni?os esp��an a trav��s de una valla en Juvinani. ��Queremos que cambie, pero como la gente dice ��yo hago lo que quiero porque tengo a mi hija y nadie me va a mandar�� (...) quisi��ramos que hubiera alguien que nos ayudara, que dieran una ley�� para impedirlo, comenta V��ctor Moreno, de 29 a?os.PEDRO PARDO (AFP)

Unos ni?os, en su casa en la aldea de Juvinani.PEDRO PARDO (AFP)

Un ni?o con un burro camina por una carretera neblinosa en el municipio de Metlatonoc. Casado bajo la misma tradici��n, Moreno se opone a perpetuarla pues se vio forzado a emigrar como jornalero al norte de M��xico para pagar la dote. Otros optan por Estados Unidos. ��Somos gente pobre, no tenemos para comprar una nuera que se case con nuestros hijos y batallamos mucho para pagar��, a?ade este padre de dos ni?os.PEDRO PARDO (AFP)

Un hombre camina con un pavo por el municipio de Metlatonoc. Las dotes que cobran los padres de las novias, que solo aceptan esposos de esta misma regi��n, oscilan entre los 1.500 y 15.000 euros, seg��n los habitantes de la zona.PEDRO PARDO (AFP)

Unos ni?os ayudan a su madre cerca de su casa en Juvinani. Benito Mendoza, integrante de la organizaci��n ��Yo quiero, Yo puedo��, impart��a talleres de sensibilizaci��n en mixteco hasta que se qued�� sin fondos en febrero pasado. Los padres ��cobran porque creen que deben recuperar lo gastado en las mujeres durante su crianza��, explica.PEDRO PARDO (AFP)

"Las ni?as quedan en absoluta vulnerabilidad. Su nueva familia las esclaviza con tareas dom��sticas y agr��colas". Y, a veces, "los suegros abusan sexualmente de ellas", expone Abel Barrera, antrop��logo y dirigente de la ONG Tlachinollan.PEDRO PARDO (AFP)

Una ni?a carga le?a para utilizarla en su casa en Juvinani. Por la ��creciente precariedad�� de estos pueblos, a?ade Barrera, ��la ritualidad ancestral ind��gena de entrega de las doncellas por dote desde su primera menstruaci��n se ha ido perdiendo y ahora se mercantiliza a las ni?as��.PEDRO PARDO (AFP)