Seis a?os de misionero en el frente ucraniano: ��A veces me siento muy solo��

Traducida del ruso como ��la ciudad que da luz��, Svitlodarsk es una de las poblaciones m��s cercanas a la l��nea de fuego en el frente ucraniano. Separada por un lago de las posiciones enemigas, por las noches es f��cil escuchar los sonidos de la guerra. A escasos kil��metros de dos enclaves controlados por los separatistas, los 8.000 habitantes de la ciudad llevan siete a?os conviviendo con el conflicto.Miguel Os��s

Andrii Shutkevych lleg�� en junio de 2015 para liderar un equipo de misioneros. En principio, su estancia iba a ser de tres meses, pero seis a?os despu��s sigue desarrollando su labor religiosa. ��He tenido momentos en los que he pensado en irme, pero me convenc�� que mientras hubiera un equipo trabajando, yo seguir��a aqu��, confiesa.Miguel Os��s

Desde 2018, dirige VPN, una organizaci��n para j��venes que tambi��n lleva a cabo actividades con personas mayores en una antigua sucursal bancaria de la ciudad. Su equipo est�� formado por Olga, una artista del oeste del pa��s y su marido, Andryi. Ambos llegaron en 2017 y 2018, respectivamente, y fueron los ��ltimos en sumarse a un grupo de voluntarios del que poco a poco todos se han ido. Todos han marchado para rehacer su vida lejos de la regi��n de Donetsk.Miguel Os��s

Dos ma?anas a la semana, el centro se convierte en un lugar de encuentro para las jubiladas de la ciudad. Leen la Biblia, toman un t�� y salen de la rutina que tan solo les lleva hasta el supermercado. En esta ocasi��n, han acudido Kateryna y Valentina, al menos tres amigas m��s est��n enfermas en casa.Miguel Os��s

Antes del seminario y la escuela misionera protestante, Andrii estudi�� canto y trabaj�� de alba?il en Berdychev, su ciudad natal. Kateryna subraya la Biblia y regala abrazos despu��s de confesar que la primera vez se acerc�� al centro fue para recibir algo de comida que llevarse a la boca.Miguel Os��s

Kateryna se baja la mascarilla reutilizada y esconde los pocos dientes que le quedan. Nacida en Kazajist��n, lleg�� en 1989 a Ucrania. Tras la p��rdida de su hijo y su marido, vive sola en un piso de Svitlodarsk. El conflicto ha dejado alrededor de 14.000 muertos en un pa��s con enormes desigualdades en el que muchos quieren pasar p��gina y olvidar la guerra.Miguel Os��s

Andrii calcula que cada tres d��as gasta alrededor de 100 grivnas (algo m��s de tres euros) en compra. Cuando alg��n amigo le env��a dinero o cobra trabajos independientes para otras organizaciones, lo primero que hace es bajar al supermercado y comprar una botella de Pepsi. Sin embargo, su principal debilidad tambi��n le genera algunos problemas m��dicos que ��l prefiere obviar. El salario medio en Ucrania se sit��a por debajo de los 400 euros y las pensiones, en ocasiones, no alcanzan los 100.Miguel Os��s

La vivienda fue cedida por una mujer de Svitlodarsk, aunque tiene unos gastos de mantenimientos que rondan las 1.000 grivnas (30 euros, aproximadamente) durante los meses de invierno entre tasas, gas, agua potable y electricidad. Algo menos en ��los meses de calor��.Miguel Os��s

El local se convierte en un espacio para ni?os y adolescentes. En Svitlodarsk apenas hay entretenimiento para ellos y las drogas son un peligro en el que muchos terminan cayendo. El equipo de VPN realiza talleres con profesionales que llegan desde Kiev, organizan conciertos y sesiones de cine para comentar pel��culas y han conseguido material como una mesa de ping-pong; un futbol��n; juegos de mesa o un ordenador. En muchas ocasiones, tambi��n funciona como un espacio donde resguardarse del fr��o.Miguel Os��s

Parte de la actividad de Andrii es buscar donantes que aporten dinero o env��en ropa, comida y juguetes para repartir m��s tarde entre las familias necesitadas. El almac��n tambi��n sirve de rinc��n privado en el que Olga realiza arteterapia con menores que han vivido experiencias traum��ticas en el seno de la familia o por las consecuencias de los siete a?os de guerra.

Tan solo en el lado controlado por el Gobierno, m��s de 54.000 menores viven a una distancia menor de 15 kil��metros del frente. Desde el inicio del conflicto, m��s de 220 han perdido la vida, 42 de ellos por minas o restos de explosivos, seg��n inform�� UNICEF en abril. Entre 2018 y 2019, un mecenas ofreci�� a Andrii seguir aportando dinero a cambio de prescindir de sus colaboradores para potenciar la creaci��n de m��s iglesias, pero ��l lo rechaz��. Desde entonces los ingresos son irregulares. ��Le dije que nosotros hacemos el trabajo juntos y que seguir��amos juntos. Si me hubiera quedado solo aqu�� por tener dinero, VPN hubiera cerrado��, asegura.Miguel Os��s

El misionero plancha la ropa, cocina en grandes cantidades para hacerlo menos y arregla los muchos desperfectos que van surgiendo en una casa antigua. Su ��nico defecto, seg��n se?alan sus amigos, es que acumula muchas cosas en las habitaciones vac��as de su casa. ��Luego cuando hacen falta, soy yo el que las tiene��, se defiende con una carcajada.Miguel Os��s

Los domingos, cambia la sudadera y zapatillas por zapatos, camisa y alzacuellos. Las se?oras mayores quieren a un pastor arreglado y ��l se corta y peina hasta la barba.Miguel Os��s

A m��s de 600 kil��metros de su familia, este hombre de 33 a?os lleva una vida que gira en torno a las necesidades de los habitantes de Svitlodarsk. Los primeros voluntarios y amigos suyos aqu�� hace tiempo que se fueron. ��Cada vez somos menos y esto ya no es como 2018 o 2019. A veces me siento muy solo��, reconoce tras unos segundos de silencio y cambiar el tono de su voz.Miguel Os��s

Lo que entre semana acaba con un ping-pong, el domingo empieza con una guitarra, un proyector, canciones religiosas y un largo serm��n. Al servicio de hoy han acudido seis jubiladas, una mujer de mediana edad y dos adolescentes. La covid, dice Shutkevych, tambi��n ha reducido el n��mero de asistentes en el que no hay hombres.Miguel Os��s

Con la preocupaci��n diaria de llegar a fin de mes y la dificultad de una vida sin c��rculo social, hay noches de muchas dudas. ��Mis amigos me ofrecen trabajo en Kiev y me dicen que vuelva. Mi madre tambi��n me lo ped��a hace cuatro a?os. Ahora ya no, aunque es porque no sabe c��mo vivo aqu��, explica con una risa amarga.Miguel Os��s

La aventura de tres meses se ha terminado convirtiendo en una nueva vida que de seis a?os y sumando. Cuando cae la noche y el silencio tan solo se rompe con el sonido de la guerra al otro lado del lago, Andrii reflexiona con el trago de su bebida favorita: ��Seis a?os��. bufff. Eso es el 20% de mi vida. A veces siento que, si volviera a 2015, mi vida ser��a muy diferente, pero qui��n sabe�� ?qui��n ayudar��a entonces a la gente de Svitlodarsk?��.Miguel Os��s