22 fotosAfganist¨¢nLa vida sigue en el Afganist¨¢n de los talibanesVarias decenas de miles de personas han escapado al extranjero en los dos meses que han transcurrido de Emirato, pero la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos han de hacer frente al nuevo r¨¦gimenLuis de Vega22 oct 2021 - 09:34CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceVista de una de las colinas de Kabul al atardecer, el 21 de septiembre. La capital de Afganist¨¢n ha multiplcado varias veces su poblaci¨®n en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas coincidiendo con los a?os de ocupaci¨®n militar extranjera entre uno y otro periodo de dictadura talib¨¢n.Luis de VegaUna de las calles del bazar Mandawi de Kabul, el 9 de octubre. Este gran zoco surte a comerciantes de toda la ciudad y de otras provincias del pa¨ªs.Luis de VegaImagen de una pintada sontra la proliferaci¨®n de armas llevada a cabo en Kabul por el grupo ArtLords, que hab¨ªa realizado unos 2.000 grafitis en 23 de las 34 provincias del pa¨ªs con reivindicaciones de todo tipo, el 20 de septiembre. Con la llegada de los talibanes muchas de esas obras han sido tapadas.Luis de VegaUna bandera casera del Emirato ondea sobre Kabul, el 5 de octubre. En las primeras semanas desde la instauraci¨®n de la nueva autoridad, la anterior bandera tricolor ha sido casi desplazada por completo por la elegida por el movimiento talib¨¢n en la que aparece escrito negro sobre blanco "No hay m¨¢s dios que Al¨¢ y Mahoma es su profeta".Luis de VegaUn talib¨¢n procedente de la provincia de Wardak en la entrada de un edificio oficial en Kabul, el 20 de septiembre. Miles de guerrilleros siguen estos d¨ªas desplegados en edificios oficiales y se encargan de controlar la seguridad en la capital de Afganist¨¢n. Cada vez son m¨¢s los que lucen uniforme, pero el Emirato no ha aclarado si acabar¨¢n integrando las nuevas Fuerzas de Seguridad.Luis de VegaUna mujer lanza un billete a un hombre que mendiga cerca del bazar Mandawi de Kabul, el 10 de octubre. Miles de personas, muchas de ellas amputadas de guerra, viven de lo que consiguen cada d¨ªa en las calles de la capital.Luis de VegaNi?as en un barrio pr¨®ximo a la zona de Sarai Shamali de Kabul, el 20 de septiembre. El Emirato Isl¨¢mico de Afganist¨¢n, como han bautizado los talibanes el Estado, podr¨ªa ser arrastrado hacia la pobreza universal, con una tasa de afectados del 97% de la poblaci¨®n, frente al 72% de meses anteriores, seg¨²n datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).Luis de VegaControl talib¨¢n a la entrada de la localidad de Zurmat, en la provincia afgana de Paktia, el 1 de octubre. En esta zona, los atentados, los asesinatos, los secuestros, las operaciones militares o el cobro de extorsiones han estado a la orden del d¨ªa hasta hace escasas semanas. Los muertos se cuentan por cientos en ambos bandos y en casi todas las familias, en un goteo que dura cuatro d¨¦cadas.Luis de VegaNi?os tratan de pasar por una calle en la que se ha vaciado una fosa s¨¦ptica en un barrio pr¨®ximo a la zona de Sarai Shamali de Kabul, el 20 de septiembre. La Uni¨®n Europea estima que 18 de los 40 millones de afganos necesitan ayuda humanitaria. Uno de los dilemas de la comunidad internacional ahora es c¨®mo ayudar a esa poblaci¨®n sin otorgar reconocimiento ni fondos econ¨®micos a las autoridades del Emirato.Luis de VegaUna patrulla de talibanes en el distrito de Zurmat, en la provincia afgana de Paktia, el 1 de octubre. Cerca de esta pista asoman las vecinas monta?as de Shahi-kot, enclave plagado de cuevas que nunca fue dominado por los sovi¨¦ticos en los a?os ochenta. Un santuario yihadista en el que cientos de talibanes e integrantes de Al Qaeda murieron en la Operaci¨®n Anaconda desarrollada por las tropas internacionales junto al ej¨¦rcito local en 2002. Algunos de los capturados con vida acabaron en la prisi¨®n estadounidense de Guant¨¢namo.Luis de VegaCaravana de coches camino de un acto en honor de los muertos en el bando talib¨¢n en Zurmat, el 1 de octubre. Al evento asistieron miles de seguidores del r¨¦gimen del Emirato en una demostraci¨®n de fuerza en el Afganist¨¢n rural.Luis de VegaUn ni?o pide a los conductores que transcurren por la carretera que lleva de Jalalabad, en la provincia de Nangargar, hacia Kabul, el 18 de septiembre.Luis de VegaUn drogadicto busca jeringuillas y otro material entre los desechos sanitarios de una bolsa de basura de un centro m¨¦dico, el 20 de septiembre. Los talibanes han recuperado la tradici¨®n de llevar a cabo redadas de dorgadictos y trasladarlos, a veces a golpes, a un centro de Kabul para su ingreso.Luis de VegaUn grupo de hombres a la espera de clientes en el mercado de aves de Kabul, el 10 de octubre. Callejones de casas de barro dominados por fabricantes de jaulas y negocios en los que se cierran tratos cara a cara en torno a gallinas, ocas, jilgueros, canarios, palomas y codornices.Luis de VegaUn talib¨¢n compra una nueva funda para su pistola en el conocido como Busk Market de Kabul, que en los ¨²ltimos d¨ªas ha sido rebautizado como Bazar de los Muyahidines, que es como a partir de ahora va a ser conocido bajo el Emiratos Isl¨¢mico de Afganist¨¢n, el 20 de septiembre.Luis de VegaVarios talibanes se hacen fotos sobre el trampolin de una piscina en desuso de Kabul, el 5 de octubre. Muchos de estos guerrilleros han llegado por vez primera a la capital tras a?os combatiendo en zonas rurales del pa¨ªs.Luis de VegaUna mujer elige telas en un tenderete instalado en la carretera que lleva de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar, hacia Kabul, el 18 de septiembre. La vida transcurre con cierta normalidad en unas v¨ªas de comunicaci¨®n que han mejorado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas coincidiendo con la ocupaci¨®n militar por parte de tropas extranjeras.Luis de VegaVarios yihadistas se saludan en un acto en honor de los muertos en el bando talib¨¢n en Zurmat, el 1 de octubre. Pese a lo multitudinario del festejo, no se ve ni una sola mujer entre los miles de asistentes. En el exterior de las carpas en las que intervienen algunos ministros talibanes esperan decenas de ollas enormes de arroz con cordero. Unos metros m¨¢s all¨¢, est¨¢n aparcadas cientos de motos, principal medio de transporte de los talibanes en el Afganist¨¢n rural. Todo un s¨ªmbolo.Luis de VegaLos negocios, restaurantes y empresas iluminadas con neones dan a algunas calles del barrio kabul¨ª de Shar-e-Nao un aspecto de urbe moderna que, pese a su reconstrucci¨®n en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, dista mucho del panorama que rodea a la mayor¨ªa de esta ciudad de unos seis millones de habitantes, el 9 de octubre.Luis de VegaUn grupo de talibanes reza al caer la tarde mientras sus armas reposan en una cama en la que pasan en d¨ªa en los jardines de la colina de Wazir Akbar Khan, el 5 de octubre. Se trata de un lugar en el que hasta la instauraci¨®n del Emirato ondeaba la mayor bandera del pa¨ªs. Hoy ha sido retirada y el acceso a las miles de familias que acud¨ªan a pasear o a comer en pic-nic tienen prohibido el acceso.Luis de VegaVista al caer la noche desde la colina de Wazir Akbar Khan de Kabul, el 5 de octubre. La altura permite observar en medio de la oscuridad de la ciudad la iluminaci¨®n de varios salones de boda. Su actividad sigue, pero ahora no est¨¢ permitida la actuaci¨®n de m¨²sicos en directo. Algo se mantiene apegado a la tradici¨®n afgana m¨¢s all¨¢ de la llegada a poder de los talibanes: las mujeres y los hombres celebran las fiestas de matrimonio en el mismo edificio pero por separado.Luis de VegaUn grupo de ni?os pide pan al cliente de una panader¨ªa, el 27 de septiembre. Los miles de establecimientos de este tipo en Kabul son un lugar habitual al que acuden mujeres y ni?os para pedir comida. Una pieza de pan cuesta unos 10 c¨¦ntimos de euro y es la base de la alimentaci¨®n de muchas personas.Luis de Vega