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Un refugio para Daniel en Ucrania

En febrero de 2020 naci�� el centro Free Space for Youth en Avdiivka, situada en el frente del conflicto en Ucrania. Sus fundadoras dan cobijo, alimento y diversi��n a los ni?os de la calle en el pa��s m��s pobre de Europa, seg��n datos del Fondo Monetario Internacional

Miguel Os��s

Avdiivka - 17 dic 2021 - 07:56CET

Tras escapar de casa, Daniel (nueve a?os) duerme entre juguetes en una habitaci��n de Free Space for Youth, un espacio de acogida para ni?os de la calle en Avdiivka, una ciudad en el frente ucraniano. — Tras escapar de casa, Daniel (nueve a?os) duerme entre juguetes en una habitaci��n de Free Space for Youth, un espacio de acogida para ni?os de la calle en Avdiivka, una ciudad en el frente ucraniano.MIguel Os��s

El artista australiano Guido Van Helten eligi�� pintar el rostro de la profesora Marchenko en los edificios que parapetan Avdiivka para que los rebeldes prorrusos lo vieran al disparar. Aunque vive en uno de los pisos que no dan al exterior, Daniel ha visto y sentido los horrores de la guerra desde 2014. — El artista australiano Guido Van Helten eligi�� pintar el rostro de la profesora Marchenko en los edificios que parapetan Avdiivka para que los rebeldes prorrusos lo vieran al disparar. Aunque vive en uno de los pisos que no dan al exterior, Daniel ha visto y sentido los horrores de la guerra desde 2014.MIguel Os��s

��Me gusta hacer 'parkour' y los perritos calientes de Mila��, confiesa Daniel. No se acercar�� a ninguna otra persona en toda la tarde. Mila Lebedeva y Marina Shturmarevich fundaron Free Space for Youth, para dar refugio a menores vulnerables de la ciudad ucraniana.

Acostumbrado a pasar noches en la calle, la higiene es una de las principales batallas de Lebedeva o Shturmarevich con Daniel. — Acostumbrado a pasar noches en la calle, la higiene es una de las principales batallas de Lebedeva o Shturmarevich con Daniel.MIguel Os��s

��En la ciudad hay demasiados sitios peligrosos y ellos los buscan espec��ficamente para encontrar restos de armamento. Aqu�� intentamos alejarles de la calle y darles amor��, cuenta Mila Lebedeva mientras prepara el postre. — ��En la ciudad hay demasiados sitios peligrosos y ellos los buscan espec��ficamente para encontrar restos de armamento. Aqu�� intentamos alejarles de la calle y darles amor��, cuenta Mila Lebedeva mientras prepara el postre.MIguel Os��s

��C��mo se dice en ingl��s�� ?radiador!��. Las peque?as levantan la mano para ganar un caramelo. Si fallan, otras pueden intentarlo. Los chicos parecen menos interesados en participar. Lebedeva, que adem��s de la comida no deja de regalar besos en la frente, r��e al explicarlo: ��Aciertan menos��. — ��C��mo se dice en ingl��s�� ?radiador!��. Las peque?as levantan la mano para ganar un caramelo. Si fallan, otras pueden intentarlo. Los chicos parecen menos interesados en participar. Lebedeva, que adem��s de la comida no deja de regalar besos en la frente, r��e al explicarlo: ��Aciertan menos��.MIguel Os��s

Con un rotulador azul empieza pint��ndose la cara, con un l��piz de cera rojo se ti?e el pelo. El sue?o de Daniel es tener los brazos tatuados y pasear con una pistola. — Con un rotulador azul empieza pint��ndose la cara, con un l��piz de cera rojo se ti?e el pelo. El sue?o de Daniel es tener los brazos tatuados y pasear con una pistola.MIguel Os��s

Mila Lebedeva le abre las puertas, le ducha, le alimenta, le lava la ropa, le escucha y se preocupa por ��l fuera del centro. Tambi��n es adulta y pone normas. Daniel no entiende por qu�� no puede ser su madre. — Mila Lebedeva le abre las puertas, le ducha, le alimenta, le lava la ropa, le escucha y se preocupa por ��l fuera del centro. Tambi��n es adulta y pone normas. Daniel no entiende por qu�� no puede ser su madre.MIguel Os��s

Su mirada triste oculta siete a?os de guerra con d��as enteros sin comer, tardes jugando en campos minados, noches bajo cero durmiendo en casetas de perros, golpes de un abuelo borracho y ex convicto y moratones que suben por la espalda y bajan por las piernas. Tambi��n, el empuj��n que su padrastro dio a su madre desde un cuarto piso dej��ndola lisiada. Esos ojos solo tienen nueve a?os y por fin descansan sin tener que vigilar qui��n entra por la puerta. — Su mirada triste oculta siete a?os de guerra con d��as enteros sin comer, tardes jugando en campos minados, noches bajo cero durmiendo en casetas de perros, golpes de un abuelo borracho y ex convicto y moratones que suben por la espalda y bajan por las piernas. Tambi��n, el empuj��n que su padrastro dio a su madre desde un cuarto piso dej��ndola lisiada. Esos ojos solo tienen nueve a?os y por fin descansan sin tener que vigilar qui��n entra por la puerta.MIguel Os��s

La abuela no llega y el peque?o juega con el m��vil de Lebedeva. Su promesa de no volver a casa apenas ha durado unas horas. Esta noche dormir�� de nuevo bajo el mismo techo que su abuelo. — La abuela no llega y el peque?o juega con el m��vil de Lebedeva. Su promesa de no volver a casa apenas ha durado unas horas. Esta noche dormir�� de nuevo bajo el mismo techo que su abuelo.MIguel Os��s

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