Una pluma de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Gafas de Dulce Mar¨ªa Loynaz. Un pa?uelo de Antonio Machado. Los objetos cotidianos de grandes creadores de ayer trazan la melod¨ªa po¨¦tica de su memoria viva.
¡°Durante un mes he podido tocar, oler, mirar, atreverme a meter las manos en los bolsillos de su traje gris, airear su ropa mientras la fotograf¨ªo en el patio de la casa de su infancia en Moguer. Las plumas, m¨¢quinas de escribir (en la imagen peque?a a la derecha), trajes, camisas, cartas, zapatos, pa?uelos, peine, bufandas, pijamas, zapatillas¡ Traje de chaqueta gris 'Griffon Clothes. Cabres Stores, Puerto Rico'.Hace unos cuantos a?os comenc¨¦ a fotografiar en diferentes lugares vinculados a las vidas de poetas y otras figuras fundamentales de la creaci¨®n y la cultura. En sus escenarios encontr¨¦ la continuaci¨®n de mi trabajo po¨¦tico sobre la memoria. Observando la fuerte presencia en la ausencia, comenc¨¦ a acumular como una coleccionista im¨¢genes de los objetos de escritores de nuestra literatura universal. Esas im¨¢genes me hacen consciente de la inevitable melancol¨ªa que portan; las ordeno y clasifico en una escritura del objeto. Oliva Mar¨ªa Rubio me acompa?a como comisaria en este apasionante y ambicioso proyecto. Beatriz RuibalPluma met¨¢lica con mango de marfil de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez.Entrar en sus viviendas, tener el privilegio de acceder a las cosas que han acumulado y que conforman su universo personal e interno me acerca a una mayor intimidad con cada uno de ellos. Fotograf¨ªo, registro, documento, hago inventario, tomo posesi¨®n de lo que han decidido no tirar, esas cosas que guardamos por alguna raz¨®n y que son parte de nuestra identidad, o de las diferentes identidades p¨²blicas o privadas que han tenido, cosas que guardan memoria. Beatriz RuibalM¨¢quina de escribir 'Smith&Corona, tipo standard'.Dirijo mi mirada al fragmento, descontextualizo los detalles intentando provocar que nos preguntemos por aquello que vemos, haciendo que los objetos queden revestidos de un aura po¨¦tica. Beatriz RuibalGafas de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez.En el rastro que otros dejan nos interrogamos sobre el espacio vivo que ocuparon y el significado de su leve cotidianidad. La discreta intimidad es una forma de evocar todos los latidos, incluso el m¨ªo en el instante nervioso en el que busco sus objetos y los encuadro en cada retrato. Beatriz RuibalLa biblioteca personal de Juan Ram¨®n JIm¨¦nez procede, en su gran mayor¨ªa, de la que Zenobia y JR guardaban en su ¨²ltimo piso de Madrid, antes del exilio, en la calle Padilla n¨²mero 38. Este legado es el resultado de la depuraci¨®n que el poeta realiz¨® antes de 1936.Beatriz Ruibal¡°Abro los cajones, las vitrinas, me acerco a su intimidad, leo los cuadernos de notas personales donde apuntaba todo lo relacionado con la vida cotidiana. Las cuentas, las tareas del hogar, los negocios de artesan¨ªa, sus textos, todo lo deja registrado como si ya supiese que iban a trascender. Sus bailarinas de pies peque?os, los diarios, bolsos y cajitas. Encuentro en un caj¨®n una enagua de tul negro, la urgencia en fotografiarla late en esta imagen¡±. Bailarinas de Zenobia Camprub¨ª. Zapatos planos tipo bailarina de raso beig con lazo ¡®Miss Aymar¡¯. 22 cm de largo.Beatriz RuibalTraje de gala en seda adamascada negro.Beatriz RuibalEnagua de tul con adornos en lentejuela negra.Beatriz RuibalLibro de cuentas en forma de cuaderno correspondiente a enero-julio de 1917.Beatriz Ruibal¡°Subo las escaleras de madera que me llevan a la pensi¨®n que se mantiene casi intacta. Se respira soledad y una intimidad austera donde parece que se retienen todas las huellas de su paso por la estancia. Fotograf¨ªo los peque?os detalles que me encuentro y el mobiliario. Intento captar algo que nos sacuda el alma¡±.Vaso sobre la repisa de cristal con un pa?uelo blanco.Beatriz RuibalReloj de pared.Beatriz RuibalRespaldo de una silla de madera iluminada por un rayo de sol.Beatriz Ruibal¡°Entro en su casa de anchos espacios y claras luces. Las ventanas y puertas abiertas de par en par. Busco su universo a escala dom¨¦stica, al hombre en la cotidianidad de su entorno y su creaci¨®n a trav¨¦s de sus objetos. Preparo mi c¨¢mara, selecciono, fragmento, disparo: un reloj negro que vio los amaneceres del Vedado, el cenicero verde de Murano y un frutero vac¨ªo sobre una mesa de madera, los vasos con flores pintadas, dos mecedoras y la rosa blanca que siempre regalaba Lilia, su esposa, la colecci¨®n de discos de jazz, su imagen apoyada en los libros¡±.Beatriz RuibalFrutero de cer¨¢mica y metal, 50 x 25 cm. Primera mital del S.XXBeatriz RuibalCenicero de vidrio verde italiano, 8 x 6 ?.Primera mitad del S.XXBeatriz RuibalReloj-despertador negro rectangular Vedette, de origen franc¨¦s, 10.5 x 6 x 8.5cm. Primera mital S.XXBeatriz Ruibal¡°Silencio humano con sabor a humedad del tr¨®pico. Una luz tenue se filtra a trav¨¦s de las cortinas en la sala colonial. Decido fotografiar sus objetos m¨¢s personales.¡±Sortija de metal y piedras (posiblemente zafiro y marquesitas).Beatriz RuibalEstuche de carey, cristal y metal, 15 x 15 x 3, finales del S. XIX.Beatriz RuibalCofre de cristal tallado con tapa, cierre y bisagras met¨¢licas. 9 x 14 x 9 cm, principios del S. XX .Beatriz RuibalPerfumador con atomizador, cristal tallado en facetas, parte inferior en rojo, textil y metal, 5 x 5 cm. Principios del S. XX.Beatriz Ruibal¡°Cuando entro, veo al hombre inmenso, que casi nunca ha viajado. Quiero registrar las sensaciones, no su exterior, no el objeto sino su alma, el alma de su cama, las s¨¢banas, el suelo que pisa, su m¨¢quina de escribir. Son dos viajes: uno hacia afuera y otro hacia adentro. Transportarme a su tiempo, donde imagino c¨®mo era su nav¨ªo desde donde viajaba sentado. Puedo ver el gesto de las teclas de la m¨¢quina describiendo su angustia al perder a su padre y esa ausencia que le hizo hipersensible a la presencia de una imagen.¡±M¨¢quina de escribir Optima Elite, 1950.Beatriz RuibalSuelo hidr¨¢ulico de la casa de Jos¨¦ Lezama Lima.Beatriz RuibalCasa Museo Jos¨¦ Lezama Lima.Beatriz Ruibal
