12 fotos
Un santuario para los supervivientes del tr¨¢fico animal en Colombia Un tigrillo improntado, b¨²hos mancos, un loro que se arranca las plumas, una lechuza sin ala... En el Bioparque La Reserva, a una hora de la capital, los ejemplares incautados encuentran una segunda oportunidad A apenas 30 kil¨®metros del ladrillo y las prisas de Bogot¨¢, la capital colombiana, hay un peque?o para¨ªso verde que concentra las representaciones de siete ecosistemas del pa¨ªs; desde la selva h¨²meda tropical hasta el bosque altoandino. Estos rincones, esparcidos en 1,5 hect¨¢reas de terreno construido, imitan la humedad, la temperatura y los olores espec¨ªficos de los diferentes territorios y tambi¨¦n acogen a un centenar de especies decomisadas, es decir, rescatadas de mafias y traficantes. Santiago Mesa Un tigrillo improntado ¨Cque se considera a s¨ª mismo humano y no animal¨C, b¨²hos mancos, un loro que se arranca las plumas, un tuc¨¢n con el pico roto, una lechuza sin ala... Estos, tras el maltrato recibido, ya no podr¨ªan sobrevivir en su h¨¢bitat natural. Por eso este rinc¨®n es la segunda oportunidad para ellos. El mensaje de esta expedici¨®n educativa por la biodiversidad colombiana es contundente: la fauna y la flora est¨¢n en peligro (por culpa del humano). En la imagen, el ave caracara en un ejercicio de exhibici¨®n. Santiago Mesa La Reserva es tambi¨¦n un ambicioso proyecto educativo que aspira a ense?ar a los m¨¢s peque?os a cuidar la riqueza del segundo pa¨ªs m¨¢s biodiverso del mundo. ¡°?Y por qu¨¦ le dan de comer conejos? ?Y los matan ustedes? ?Y por qu¨¦ cojea? ?Puedo tocarlo? ?Qu¨¦ le hicieron los malos?¡±. Sombreros de exploradores puestos, crema de sol untada y botas de trecking bien atadas, los estudiantes del Victoria School que est¨¢n hoy de excursi¨®n devoran a preguntas a los gu¨ªas y hacen todo lo posible para guardar silencio ¨Caunque es pr¨¢cticamente imposible¨C para no espantar a los invitados que ven asomarse entre las ramas. Santiago Mesa "?Y qu¨¦ pasa si metes tu dedo o lo tocas?", pregunta uno de los alumnos a la gu¨ªa. "?Ves que esta planta tiene como unas gotitas en las hojas? Eso act¨²a como si fuera pegamento y atrapa a bichitos peque?itos para luego com¨¦rselos. Pero con tu dedo no podr¨ªa", responde Julia Daniela Segura, bi¨®loga y comunicadora ambiental. La parada de plantas carn¨ªvoras es, sin duda, de las favoritas. Santiago Mesa Este para¨ªso salvaje, inspirado en la teor¨ªa cient¨ªfica de Michael H. Robinson, un zo¨®logo brit¨¢nico a cargo del Zool¨®gico Nacional en Washington D.C. durante 16 a?os, es el ¨²nico de estas caracter¨ªsticas en Colombia. Siguiendo su filosof¨ªa, el equipo t¨¦cnico, compuesto por veterinario, zootecnista, bi¨®logo y experto en ave rapaces, busca encontrar el balance en la conservaci¨®n. ¡°En Colombia es important¨ªsimo encontrar el punto medio porque est¨¢ todo llevado a los extremos¡±, explica Iv¨¢n Lozano, director y fundador del proyecto. Santiago Mesa Estos animales llegan derivados de las corporaciones aut¨®nomas ambientales o las fuerzas armadas (con potestad para incautarlos), tras haberlos rescatado. Ninguno podr¨ªa subsistir por s¨ª mismo, teniendo en cuenta los tres par¨¢metros que se exigen para que sean puestos en libertad en su ecosistema: que sea capaz de comunicarse con su especie, que est¨¦n completos f¨ªsicamente y que no exista un v¨ªnculo estrecho con el ser humano. Este b¨²ho currucut¨², por ejemplo, est¨¢ manco y ser¨ªa muy dif¨ªcil que sobreviviera sin ayuda. Santiago Mesa Pero no todos tienen un espacio aqu¨ª. Para Lozano hay dos reglas inviolables: lo primero es garantizar ¨®ptimos est¨¢ndares de seguridad (¡±El espacio es el que es y no podemos aceptar todos los que nos ofrecen de los centros de rescate¡±) y, el segundo, hacer ¨¦nfasis en la fauna colombiana: ¡°Queremos promover el conocimiento de especies locales. No nos interesan solo los ejemplares ex¨®ticos que puedan ser llamativos para la gente. Esto no es un zool¨®gico¡±. En la fotograf¨ªa, dos tortugas morrocoy. Santiago Mesa Colombia es el segundo pa¨ªs m¨¢s biodiverso del mundo, despu¨¦s de Brasil. Sin embargo, el pa¨ªs andino ¨Cque atesora 50 ecosistemas distintos¨C tambi¨¦n est¨¢ a la cabeza del tr¨¢fico de un sinf¨ªn de especies, sobre todo en la exportaci¨®n de ranas y anfibios, por su facilidad de comercializaci¨®n y traslado. Santiago Mesa ¡°En cualquier parte del mundo hay alguien queriendo alg¨²n ejemplar raro o diferente que encontr¨® en Internet y con el dinero para comprarlo¡±, dice el fundador. ¡°Con esta demanda no se acaba solo prohibiendo su venta¡±. Para Lozano, el primer traspi¨¦s que se encuentra la riqueza natural de su pa¨ªs es la falta de educaci¨®n ambiental. ¡°Podr¨ªamos hablar de especies concretas, pero lo grave es que ya hay ecosistemas completos en peligro, como el bosque seco tropical, del que solo queda el 2%. La flora y la fauna que habitaba ah¨ª, se adapt¨® o desapareci¨®¡±. Santiago Mesa Las dos hembras de ¨¢guila harp¨ªa son las reinas de la casa. Hay otros dos machos, que est¨¢n en un proceso de rehabilitaci¨®n porque llegaron con heridas de balas y fracturas. "Casi muertos", incide Lozano. El plan es unirlos para poder poner en marcha un protocolo de reproducci¨®n. De poder darse, ser¨ªa la primera vez que sucede en Colombia. Solo se ha conseguido cr¨ªas nacidas en cautiverio en Estados Unidos y Brasil. En el proceso de rehabilitaci¨®n de apenas uno de ellos, han invertido casi 14.000 euros. Santiago Mesa Aunque sobre el papel las pol¨ªticas contra el tr¨¢fico son muy restrictivas, conservar este enorme tesoro natural no es tarea f¨¢cil. Ni para los l¨ªderes ambientales ¨Csiendo esta la naci¨®n donde m¨¢s ecologistas asesinan¨C ni para los proyectos de conservaci¨®n como el de Lozano y Sandra Zangen, cofundadora, a los que la falta de financiaci¨®n se les vuelve en contra. ¡°Somos una fundaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que creamos este centro con nuestros ahorros y como un aporte al pa¨ªs. Las donaciones que recibimos son pr¨¢cticamente privadas. El Gobierno no aporta nada, aunque esto es un legado enorme para el pa¨ªs¡±, dice. Santiago Mesa La situaci¨®n del tr¨¢fico ilegal es m¨¢s cr¨ªtica a¨²n cuando se conocen las condiciones en las que estos animales atraviesan continentes hasta la casa de un coleccionista. Una evidencia clara es el estado en el que est¨¢n cuando se descomisan; desnutridos, drogados, congelados, con fracturas¡ Una vez llegan aqu¨ª, son rehabilitados y forman parte del recorrido y la visita del p¨²blico. Aunque residen en espacios en la misma reserva con zonas para trepar y alimentarse y nidos. "Aqu¨ª se mueren de viejos". Santiago Mesa