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Brillo b¨¢ltico, sombra sovi¨¦tica El 25 de diciembre de 1991, la bandera roja con la hoz y el martillo era retirada de la fachada del Kremlin en Mosc¨². La Uni¨®n Sovi¨¦tica hab¨ªa dejado de existir. Quince pa¨ªses arrancaban entonces su independencia, entre ellos, Letonia, Lituania y Estonia. El tr¨ªo b¨¢ltico recuper¨® la soberan¨ªa, pero el pasado sovi¨¦tico sigue visible hasta hoy. En esta zona residencial de la ciudad de Liepaja (Letonia), entre los edificios sovi¨¦ticos de hormig¨®n destacan las c¨²pulas doradas de la catedral Naval de San Nicol¨¢s, una iglesia ortodoxa.Con una poblaci¨®n de m¨¢s de seis millones de habitantes, las tres peque?as naciones a orillas del B¨¢ltico tienen un pasado com¨²n que sigue pesando tres d¨¦cadas despu¨¦s de conseguir su indepen?dencia. Curiosamente, la dominaci¨®n sovi¨¦tica de Lituania, Letonia y Estonia empez¨® al mismo tiempo que acababa otra: cuando fueron liberados de los nazis por el Ej¨¦rcito Rojo. En 2022, y mi?rando siempre de reojo las intenciones de su imprevisible vecino Vlad¨ªmir Putin, las poblaciones b¨¢lticas viven en medio del estigma de la historia sovi¨¦tica y los valores europeos. ¡°Para la gran mayor¨ªa, el pasado sovi¨¦tico representa un periodo de opresi¨®n, deportaciones y erradicaci¨®n met¨®dica de las culturas b¨¢lticas. Para los rusohablantes, en gran parte descendientes de poblaciones rusas depor-tadas para poblar la zona, estas tierras contin¨²an reforzando una memoria colectiva¡±, aseguran los fotoperiodistas Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad, que viajaron durante dos a?os por estos territorios. El resultado es un retrato preciso del ambiente en el que se combina el aire enrarecido del pasado y la b¨²squeda de un futuro luminoso. En esa duali?dad, los tres pa¨ªses intentan construir una identidad propia en ciudades en las que los b¨²nkeres, las estatuas de Lenin abandonadas y el hormig¨®n sovi¨¦tico permanecen como un recuerdo de la historia. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Una escena de la vida cotidiana en Riga, capital de Letonia, con los edificios de viviendas sovi¨¦ticas al fondo. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Un ni?o juega con una pelota frente al muelle del puerto militar de la ciudad de Liepaja. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Estaci¨®n de tren de Jurmala, la capital de los sanatorios sovi¨¦ticos del B¨¢ltico, a 30 kil¨®metros de Riga. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Esta cabeza de Lenin es uno de los pocos restos que quedan de las estatuas del l¨ªder sovi¨¦tico en Riga. Fue tra¨ªda a una base militar abandonada tras la independencia. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Una avenida con edificios de estilo estalinista en la ciudad secreta de Sillam?e. La ciudad estaba prohibida a visitantes y no aparec¨ªa en los mapas por tener una planta de procesamiento de uranio. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) La estrella roja, s¨ªmbolo de la URSS, en un puerto de Tallin que acogi¨® las pruebas de vela de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1980. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) La estaci¨®n de tren de Tallin que conserva el estilo brutalista sovi¨¦tico. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Los estonios mantuvieron sus tradiciones a pesar de la dominaci¨®n sovi¨¦tica, como la celebraci¨®n de Jaanip?ev durante el solsticio de verano. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) Una estatua de Jean-Paul Sartre en las dunas de Nida, en la frontera entre Lituania y Rusia. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) La central nuclear de Ignalina cerr¨® sus puertas en 2009 como parte de las condiciones de entrada en la UE. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) En este b¨²nker sovi¨¦tico el visitante puede vivir la experiencia de ser un prisionero pol¨ªtico. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories) En el Grutas Park se puede visitar el Jard¨ªn de las Esculturas, un museo de realismo sovi¨¦tico al aire libre. Eug¨¦nie Baccot y Cyril Abad (Inland Stories)