14 fotosRuta MocheRuta Moche 13 sept 2010 - 12:38CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceT¨²cume, complejo arqueol¨®gico pr¨®ximo a Chiclayo, rezuma veteran¨ªa. 20 a?os de excavaci¨®n desarrollada al ritmo que permiti¨® el presupuesto: como la c¨ªclica corriente de El Ni?o, altern¨® periodos de abundancia y (especialmente) de sequ¨ªa. Hoy presume de la construcci¨®n de adobe m¨¢s grande del mundo, Huaca Larga, pr¨®xima al kil¨®metro de longitud.J. PASTORHuaca de Las Balsas es la m¨¢s reciente joya desenterrada en T¨²cume. En apenas unos meses de paciente trabajo ya se han rescatado valiosos bajorrelieves ceremoniales: escenas de sacrificios humanos y recolecci¨®n de la preciada concha de 'mullu', que rinden culto al mar. Algunos todav¨ªa se encuentran en proceso de desalinizaci¨®n y extracci¨®n de la humedad, pero ya se exponen al p¨²blico.J. PASTORMateriales y t¨¦cnicas tradiciones se emplearon para levantar el Museo del Sitio de T¨²cume en 1991: las 'ramadas', a base de ca?a, barro, adobe y horcones de algarrobo. La fidelidad a las tradiciones Lambayeque se prolonga en la iluminaci¨®n natural y abastecimiento de agua mediante un molino de viento, pero sobre todo con su compromiso social: desarrolla proyectos que implican a la comunidad en la conservaci¨®n del patrimonio natural e hist¨®rico, mediante talleres que no se olvidan del desarrollo tur¨ªstico sostenible en la zona.J. PASTOREl Brujo, yacimiento de turbulento pasado (y presente) cercano a Trujillo, no enga?a. El nombre le viene de raza: estamos territorio de chamanes, de encuentros habituales para brujos y hechiceros, de 'mesadas'. En la imagen, un chaman local junto a un altar y un cactus San Pedro) minutos antes de descender al pozo ceremonial para realizar una limpieza de alma a un grupo de expectantes periodistas.J. PASTORLa Huaca Cao Viejo, donde se desenterr¨® el fardo funerario de la primera gobernante de Am¨¦rica, la Se?ora de Cao, ha sido, es y seguir¨¢ siendo (parece) objetivo de los 'huaqueros' (saqueadores). El servicio de vigilantes de seguridad que patrulla por las instalaciones d¨ªa y noche, recortada al hombro, evita que el expolio de los furtivos, alentados por el mercado negro, siga haciendo mella. Viven acuartelados en el recinto, explica uno de ellos. Quedan, seguramente, tesoros arqueol¨®gicos por descubrir.J. PASTOREl ¨²ltimo hallazgo de El Brujo aguarda para estar visible en excelente estado de conservaci¨®n. El presupuesto (por venir) dictaminar¨¢ cu¨¢nto tiempo hace falta. La sala dedicada a Ai Apaec, dios decapitador de los Mochicas, se encuentra junto a la plataforma superior de la Huaca Cao Viejo, dentro del espacio ceremonial reservado a sacerdotes y sacrificados. Contiene valiosos bajorrelieves con representaciones de la deidad, ricamente policromados con pigmentos de origen mineral e incluso brillantina en los acabados finales. La sala, que data de los tiempos de la Se?ora Cao (en torno al 300 d.C), espera la llegada de fondos para ser habilitada de cara a su exposici¨®n al p¨²blico.Las sombras ocultan los ¨²ltimos escalones que descienden al pozo ceremonial. Sumergido en verdes y perfumadas aguas espera el cham¨¢n, entre velas, piedras de cuarzo, humeante incienso y alguna que otra estampita. El rito, un sencillo ruego a los dioses para la purificaci¨®n del alma (y concesi¨®n de un deseo incluida), se prolonga apenas unos minutos. Una mezcla de silencio, curiosidad y respeto. El calzado (y la c¨¢mara fotogr¨¢fica) se recogen al emerger de nuevo a la superficie.J. PASTORLa des¨¦rtica costa norte de Per¨² concede un respiro en Huanchaco, a un paso de Trujillo. Restaurantes con cebiche fresco, surfistas sobre el oleaje del Pac¨ªfico y un muelle que comparten turistas dom¨¦sticos, enamorados y pescadores. Para los atrevidos, un paseo en caballito de totora, balsa artesanal todav¨ªa confeccionada con esta especia de junco. Tradicionales y legendarias, cuenta la leyenda chim¨² que el dios fundador de este imperio preincaico lleg¨® desde el brumoso oc¨¦ano a bordo de una embarcaci¨®n igual.J. PASTORA las puertas de Trujillo Chan Chan mantiene su desaf¨ªo al paso del tiempo, tras casi mil a?os en pie. Se han desenterrado kil¨®metros de recintos amurallados, cuyos laber¨ªnticos entresijos de barro mezclan angostos pasadizos, peque?as estancias y grandes plazas ceremoniales. Hay una explicaci¨®n detr¨¢s de este caos perfectamente ordenado: un sistema de ventilaci¨®n natural, con corrientes de aire que aliviaban, puertas adentro, los calurosos rigores des¨¦rticos del litoral peruano.J. PASTOREl adobe entrelazado de los chim¨²s sobre una base que mezcla piedra y barro, es perfectamente visible en la fortaleza de Nik An, ¨²nica visitable entre las diez de Chan Chan. Un prodigio arquitect¨®nico que explica la maravilla de la ciudad de barro, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.J. PASTOREl milim¨¦trico acabado de los muros de Chan Chan deslumbra durante todo el recorrido. Balaustradas perfectas en barro y bajorrelieves en frisos y grecas que combinan desde motivos geom¨¦tricos a la tradicional Chacana (cruz del sur) y animales relevantes en el ideario y la iconograf¨ªa chim¨²: pel¨ªcanos, estilizados peces y anzumitos, cruce de lobo de mar y nutria.J. PASTORLa Ruta Moche concluye bajo Cerro Blanco, al otro lado de Trujillo. Reci¨¦n estrenado el Museo del Sitio, con su cer¨¢mica 'parlante' y una innovadora apuesta audiovisual, las Huaca del Sol y de la Luna extienden sus sombras al atardecer, bajo el monte sagrado.J. PASTORAunque hasta la fecha solo se ha trabajado en la Huaca de la Luna, la excavaci¨®n ya resulta fascinante, pues el recorrido habilitado permite al visitante abarcar la magnitud de este gran complejo ceremonial mochica, contempor¨¢neo de El Brujo, desde la plataforma principal de la pir¨¢mide: un eje formado por dos grandes pir¨¢mides ceremoniales que abrigan entre ambas un centro urbano donde se alojaba la ¨¦lite moche.J. PASTOREl recorrido desemboca en el impresionante patio central, donde se puede apreciar sobre el terreno el 'crecimiento' de las pir¨¢mides mochicas: c¨®mo eran recubiertas cada cien a?os con nuevos mantos (fases) de adobe, ahora perfectamente visibles, y que oscilan entre los 1.200 y 1.800 a?os de antig¨¹edad. Cada nueva fase de la pir¨¢mide era ricamente decorada con pinturas murales de vivos colores, que recog¨ªan desde las cl¨¢sicas cadenas de prisioneros y representaciones del dios Ai Apaec, hasta la particular visi¨®n del cosmos del pueblo moche.J. PASTOR