19 fotosEl interior del Mont Saint MichelEstrechas calles y empinadas escaleras en el interior de una de las abad¨ªas m¨¢s conocidas del mundo, patrimonio mundial desde 1979.Gema Garc¨ªa11 oct 2013 - 09:00CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceHay dos maneras de llegar al Mont Saint-Michel (Francia), andando o por carretera. La forma m¨¢s habitual es coger uno de los autobuses gratuitos que se encuentran a disposici¨®n de los turistas en los aparcamientos situados a tres kil¨®metros del monumento. Por 12 euros puedes despreocuparte del coche durante 24 horas.Gema G. Garc¨ªaEn 2005 comenzaron importantes obras de rehabilitaci¨®n en la bah¨ªa (la construcci¨®n de una nueva presa en el Couesnon, un proceso de desarenado y la eliminaci¨®n del dique carretera y del aparcamiento), que permitir¨¢n, en 2015, que el Mont Saint-Michel vuelva a ser una isla.Gema G. Garc¨ªaAlrededor de tres millones de personas visitan cada a?o la abad¨ªa (unas 20.000 mil al d¨ªa durante el verano). El tiempo aproximado para recorrer las calles y el monumento es de unas tres horas, aunque si se dedica tiempo a contemplar las espectaculares vistas hacia el Canal de la Mancha, se pueden prolongar mucho m¨¢s.Gema G. Garc¨ªaGran parte de los edificios conservan todav¨ªa elementos de madera en su estructura, caracter¨ªsticos de la arquitectura francesa en el siglo XI.Gema G. Garc¨ªaEl monte cuenta con decenas de tiendas de 'souvenirs' que hace casi imposible dar m¨¢s de tres pasos seguidos, pero esto forma parte tambi¨¦n del encanto del Mont Saint Michel.Gema G. Garc¨ªaEl islote tiene 960 metros de circunferencia, mientras que el pe?asco se eleva a 92 metros de altitud. Las empinadas escaleras requieren un peque?o esfuerzo para llegar hasta la abad¨ªa, edificio m¨¢s alto del promotorio.Gema G. Garc¨ªaEl pueblo cuenta con gran n¨²mero de edificios clasificados como monumentos hist¨®ricos, peque?os museos y comercios tur¨ªsticos.Gema G. Garc¨ªaLa entrada de acceso a la abad¨ªa del Mont Saint Michel cuesta 9 euros (ni?os gratis). Tras atravesar la sala de Guardias, el visitante sube la escalera del Grand Degr¨¦, que da acceso a las terrazas. En la imagen, un grifo que adorna el pasillo de subida a la planta superior de la abad¨ªa.Gema G. Garc¨ªaUna ni?a juega entre las filas de dobles de columnitas que forman parte del claustro, lugar de oraci¨®n y meditaci¨®n que permit¨ªa moverse entre los diferentes edificios.Gema G. Garc¨ªaDesde el claustro podemos contemplar parte del maravilloso paisaje que rodea la abad¨ªa. Estas ventanas que miran hacia el mar deb¨ªan de haber dado acceso a una sala capitular que nunca fue construida.Gema G. Garc¨ªaLa capilla Saint Aubert vista desde la terraza oeste de la abad¨ªa.Gema G. Garc¨ªaEn el refectorio com¨ªan los monjes benedictinos. Las paredes laterales, abiertas con estrechas ventanas invisibles desde la entrada.Gema G. Garc¨ªaDetalle de una de las cuerdas que eran utilizadas para subir la comida de los presos cuando la abad¨ªa funcion¨® como prisi¨®n entre 1793 y 1863.Gema G. Garc¨ªaLa cripta de gruesos pilares fue elevada a mediados del siglo XV para sostener el coro g¨®tico de la iglesia abacial.Gema G. Garc¨ªaVelas encendidas en el interior de la iglesia de St. Pierre, erigida entre los siglos XI y XV. Situada en la Grand Rue, calle principal que sube a la abad¨ªa, en su interior se encuentra la capilla de San Miguel, que guarda una venerada imagen del santo revestida de plata.Gema G. Garc¨ªaAdornada con letras medievales, la sala de los Caballeros fue construida para sustentar el claustro; era tambi¨¦n la sala de trabajo y de estudio de los monjes.Gema G. Garc¨ªaTras visitar la abad¨ªa, el recorrido contin¨²a por el exterior de la zona amurallada, donde se encuentra la capilla de Saint Aubert.Gema G. Garc¨ªaY quiz¨¢ a modo de despedida, muchos turistas se quitan el calzado y dejan su huella en los lodos que rodean el monumento.Gema G. Garc¨ªaPara terminar la visita nada mejor que dar un largo paseo por los lodos que deja la marea baja.Gema g. Garc¨ªa