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¡®Western¡¯ motero Ruta desde la primera ciudad de EEUU, en Florida, hasta el Golden Gate de San Francisco, siguiendo el rastro de los primeros exploradores de Norteam¨¦rica, un pu?ado de intr¨¦pidos espa?oles Un paseo por el ¡®downtown¡¯ de Saint Agustin descubre su pasado espa?ol. La calle principal se llama Avil¨¦s, el Fuerte San Marcos es un monumento muy visitado y en toda la ciudad se pueden leer placas donde se explican los principales hechos hist¨®ricos de la Florida Espa?ola, que dej¨® de serlo en 1821, cuando se vendi¨® a un joven pa¨ªs llamado Estados Unidos por cinco millones de d¨®lares. Al pensar en la exploraci¨®n espa?ola de Norteam¨¦rica se recurre a im¨¢genes de desierto y secarral mexicano, pero los exploradores espa?oles del siglo XVI recorrieron tambi¨¦n las fr¨ªas tierras del norte y atravesaron espesos bosques, como el de la imagen, en Georgia. Hernando de Soto, extreme?o, desembarc¨® en Florida en 1539 y realiz¨® una gran exploraci¨®n por los actuales estados de Georgia, Carolina del Norte y del Sur, Tennessee, Alabama, Arkansas, Oklahoma, Luisiana, Texas y Misisip¨ª, donde descubri¨® el gran r¨ªo. Hay quien afirma que, hacia el norte, lleg¨® a la altura del Lago Michigan. Nueva Orle¨¢ns tiene personalidad. Mucha personalidad. Casas con soportales, balconadas, rejas, faroles. Hay alma en estos edificios y en estas calles. En la famos¨ªsima Bourbon Street hay unas placas hechas con azulejos de Talavera de la Reina donde se informa de que esta v¨ªa se llamaba, en tiempos, calle del Borb¨®n. Todo el centro hist¨®rico est¨¢ surtido de estas placas que recuerdan los viejos nombres espa?oles. La reconstrucci¨®n de la ciudad tras el desastre del hurac¨¢n Katrina no fue la primera de su historia: Nueva Orle¨¢ns sufri¨® un devastador incendio en el siglo XVIII y gracias a la rehabilitaci¨®n que orden¨® el entonces gobernador de la Luisiana Espa?ola, Bernardo de G¨¢lvez, la conocemos hoy tal como es. Goliad es el tercer pueblo m¨¢s antiguo de Texas. Aqu¨ª se encuentran un fuerte espa?ol y una misi¨®n franciscana. El primer occidental que recorri¨® estas tierras en el siglo XVI fue un espa?ol de Jerez de los Caballeros, que camin¨® desnudo y sin armas durante ocho a?os despu¨¦s de naufragar en 1527 en la bah¨ªa de Tampa. Se llamaba Cabeza de Vaca. Lo mejor del viaje comienza al entrar en Texas. Cuando se deja atr¨¢s la aglomeraci¨®n de Houston y nos aproximamos hacia la frontera con M¨¦xico, se despeja el horizonte humano, disminuye el tr¨¢fico, desaparecen los edificios y retorna la naturaleza primitiva de una tierra dura, des¨¦rtica y salvaje que tenemos la impresi¨®n de conocer ya por las pel¨ªculas de Hollywood. Las estribaciones de las monta?as Chisos se ven al fondo con su pico m¨¢s alto, el Emory, de 3.200 metros. El horizonte nuboso tiene un tono azulado e irreal mientras las rocas se vuelven rosadas al atardecer y la impresi¨®n que se tiene al recorrer estos parajes es la de habitar en Marte. Laredo formaba parte de la provincia de Nuevo Santander, colonizada por el c¨¢ntabro Jos¨¦ de Escand¨®n, primer conde de la Sierra Gorda. Tras la independencia de M¨¦xico, los estadounidenses tomaron la ciudad a comienzos del siglo XIX. Los habitantes votaron en refer¨¦ndum que quer¨ªan ser mexicanos. Los ocupantes los desplazaron al otro lado del r¨ªo, donde se fund¨® Nuevo Laredo. Hoy el tr¨¢nsito de mercanc¨ªas y personas es masivo entre las dos ciudades gemelas. En el lado mexicano hay maquiladoras, f¨¢bricas para empresas estadounidenses con mano de obra m¨¢s barata; en el estadounidense, tiendas libres de impuestos para que los mexicanos gasten su dinero en ese lado del r¨ªo. El parque nacional del Big Bend, en Texas, toma su nombre de la curva de 90 grados que dibuja el R¨ªo Grande en esta parte de la l¨ªnea fronteriza con M¨¦xico, dividiendo, entre dos pa¨ªses muy distintos, un mismo desierto donde no crece nada comestible y los inmigrantes que tratan de cruzar la frontera mueren de sed e insolaci¨®n. Este gran meandro mide casi cuatrocientos kil¨®metros. La Legi¨®n Americana (organizaci¨®n nacional de soldados veteranos) de Terlingua, situada en la carretera 118 que lleva de Study Butte a Alpine, es un galp¨®n totalmente despoblado. Me miran con suspicacia. Esta regi¨®n aislada de Texas nunca estuvo defendida por ning¨²n gobierno. Ya fuera espa?ol, mexicano o estadounidense. Refugio ideal de forajidos, los pocos colonizadores ten¨ªan que organizarse en somatenes capaces de castigar con la muerte el robo de un caballo. Los 'Rangers' no se crearon hasta finales del siglo XIX. Ara Gureghiam es franc¨¦s de origen armenio. Ha vivido 40 a?os en norteam¨¦rica trabajando como chef en restaurantes de lujo hasta que se hart¨® y se convirti¨® en n¨®mada. En verano viaja recorriendo el norte de Estados Unidos y en invierno se refugia en Texas. Un simp¨¢tico pit bull llamado ¡®Spirit¡¯ le acompa?a en un sidecar ruso que ha adaptado a su moto. Una pista polvorienta lleva hasta una caravana y un contenedor con placas solares. Eso y el desierto son todas sus posesiones. Por fin encuentro la palabra que mejor define Texas. Irreal. Se me antoja un escenario de cuento donde la gente flota ingr¨¢vida en una fantas¨ªa imposible. Las distancias son enormes y las relaciones sociales escasas. Cualquier locura est¨¢ permitida, como ejemplific¨® perfectamente el llamado 'juez de la horca', Roy Bean: elegido autoridad judicial en 1882, suspend¨ªa juicios para vender licor en su comercio, mult¨® a un hombre muerto o celebr¨® un combate de boxeo en mitad del R¨ªo Grande. El territorio es desolado, amarillo, reseco. S¨®lo hay vacas y los coches verdes de la Polic¨ªa de frontera. En la linde fronteriza aparece Columbus, un poblado diminuto que vivi¨® su momento de fama cuando Pancho Villa realiz¨® en 1916 una de sus correr¨ªas. La incursi¨®n le traer¨ªa la muerte: los estadounidenses organizaron una partida de caza que se salt¨® absolutamente la soberan¨ªa mexicana. Las fotos de su cad¨¢ver, tendido semidesnudo en una camilla, recuerdan a las del Che Guevara muerto en Bolivia. Esta ciudad de Arizona recuerda a los viejos ¡®westerns¡¯, a la lucha del hombre blanco contra los apaches. Pero lo que Hollywood no cont¨® es que el puesto militar alrededor del cual se establecer¨ªa despu¨¦s la Arizona fue fundado por un irland¨¦s al servicio de Espa?a, como tantos otros de sus compatriotas cat¨®licos que se exiliaron de su patria por la invasi¨®n inglesa y encontraron acogida en la milicia espa?ola. El ¡®Capit¨¢n Rojo¡¯, as¨ª apodado por los indios debido al color de su pelo, se llamaba Hugo O?Connor, naci¨® en Dubl¨ªn y gobern¨® Nuevo M¨¦xico y Arizona para Carlos III. El Bosque de Coronado debe su nombre a Francisco V¨¢zquez de Coronado, quien sali¨® desde el Virreinato de la Nueva Espa?a en 1540 en busca de las legendarias Siete Ciudades de oro de C¨ªbola. Durante una epopeya de dos a?os explor¨® desde Nuevo M¨¦xico hasta Kansas, en una de las expediciones m¨¢s largas y mejor documentadas de la moderna historia de Estados Unidos. Uno de los hitos de aquella campa?a fue el descubrimiento del Gran Ca?¨®n del Colorado por el extreme?o Garc¨ªa L¨®pez de C¨¢rdenas. California es el estado m¨¢s poblado de los Estados Unidos famoso por las palmeras y el surf. La conquista de las Californias (alta, media y baja) para la Corona Espa?ola se debe por igual a frailes y soldados. La costa oeste del nuevo continente ya se hab¨ªa recorrido hasta Alaska por los barcos espa?oles que zarpaban desde los puertos mexicanos de Nueva Espa?a, pero el agreste territorio del interior estuvo pr¨¢cticamente sin explorar hasta la expedici¨®n de Gaspar de Portol¨¢ en 1768, quien al a?o siguiente divisar¨ªa una gran bah¨ªa natural que hasta entonces los nav¨ªos hab¨ªan pasado de largo. El mayor parque estatal de California, dedicado a Juan Bautista de Anza, naci¨® en 1763 en el actual M¨¦xico, cerca de Arizpe. Hijo de un militar espa?ol asesinado por los apaches, se alist¨® joven en el ej¨¦rcito; con 24 a?os ya era capit¨¢n. En 1774 march¨® con 20 soldados, tres curas y 140 caballos a trav¨¦s de un pelado e ignoto desierto, territorio de los indios yuma y de las serpientes de cascabel. Tras grandes penalidades llegar¨ªa con todos sus hombres hasta las costas de Monterrey. Se convertir¨ªa en el primer blanco en cruzar de Arizona a California, y al a?o siguiente se le concedi¨® permiso para una segunda expedici¨®n que con 240 pioneros llegar¨ªa hasta el coraz¨®n de una gran bah¨ªa a la que llam¨® San Francisco. La peque?a poblaci¨®n de Borrego Springs est¨¢ situada en el desierto de Anza Borrego y rodeada de monta?as que al atardecer se vuelven doradas. Durante el transcurso de la segunda expedici¨®n de Juan Bautista de Anza, en la Nochebuena de 1775, naci¨® Salvador Ignacio Linares, hijo de un soldado de la compa?¨ªa. El lugar donde tuvo lugar el alumbramiento fue bautizado en su honor como Christmas Circle, actual 'downtown' de esta poblaci¨®n californiana. Al d¨ªa siguiente, los expedicionarios encontraron un paso a trav¨¦s de las escarpadas moles monta?osas en su camino hacia el Pac¨ªfico. La ¨²nica copia original del manuscrito de Pedro Pizarro sobre la Conquista del Per¨² despareci¨® de la Biblioteca Nacional en los a?os veinte del siglo pasado. El libro, escrito en 1571 por el primo del conquistador Francisco Pizarro, a quien acompa?¨® en su campa?a, fue adquirido en 1925 por la Biblioteca Huntington de San Marino, un pr¨®spero barrio de Los ?ngeles, despu¨¦s de que un marchante lo ganara en una subasta celebrada en Londres. El origen del expolio se desconoce, aunque fuentes de la propia biblioteca apuntan a que pudo ser el propio gobierno de Primo de Rivera quien lo vendiera clandestinamente para obtener fondos. El Camino Real recorre la Alta California uniendo 21 misiones franciscanas desde San Diego hasta Sonoma. La mayor¨ªa fueron fundadas por el mallorqu¨ªn Fray Jun¨ªpero Serra durante la expedici¨®n de Gaspar de Portol¨¢ en 1768. Las m¨¢s famosas son las de Monterrey, Carmel o la propia misi¨®n de San Diego. Sin embargo, la de San Antonio de Padua (en la imagen) ofrece la particularidad de que, a diferencia de aquellas, situadas en el centro de grandes urbes, se encuentra en un territorio despoblado y mantiene el mismo aspecto que en el siglo XVIII. Es, por ello, la m¨¢s aut¨¦ntica y genuina de todo el Camino Real. Rodamos por una de las carreteras esc¨¦nicas m¨¢s fabulosas del estado de California. Desde Taft nos llevar¨¢ hasta San Luis Obispo, para luego acceder a Nascimento Road y enlazar con la pintoresca y archiconocida Coastal Highway; la Ruta 1. Sin embargo, la Carissa Highway (estatal 58) es mucho menos popular y por eso est¨¢ desierta. Circula entre monta?as y, debido a la sequ¨ªa que lleva sufriendo el estado desde hace unos a?os, el horizonte amarillento y ondulado acaba por tomar el aspecto de un mar de dunas extraterrestre. Bah¨ªa de San Francisco. Ninguno de los nav¨ªos espa?oles que recorri¨® la costa de California avist¨® la estrecha entrada que hoy cruza el Golden Gate, hasta que el San Carlos de Juan de Ayala penetr¨® en su interior en 1775. La bah¨ªa recibir¨ªa su nombre el 28 de marzo de 1776, cuando arrib¨® por tierra el legendario explorador Juan Bautista de Anza y fund¨® el presidio alrededor del cual ha brotado una atractiva y moderna urbe de coqueto aspecto europeo y liberal mentalidad.