23 fotosLa magia de la Ruta de la Seda (I)Viaje fotogr¨¢fico a trav¨¦s de miles de kil¨®metros entre Kirguist¨¢n y Pek¨ªnDaniel Calder¨®n Gonz¨¢lez11 ene 2016 - 17:40CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEl lago Son Kul, en el medio, y las monta?as de Tian Shan, al fondo, son un espect¨¢culo que deja helado: la colecci¨®n de colores del cielo y el contraste de la llanura en una orilla conforman un paisaje incre¨ªble.La estepa salpicada de yurtas y lo que se intuye como la sombra de unos caballos transportan a la ¨¦poca de Marco Polo, cuando Gengis Khan luchaba por expandir su imperio mongol hasta Turqu¨ªa, y Alejandro Magno en su llegada a Samarkanda dec¨ªa: "Todo lo que he o¨ªdo sobre la belleza de Samarcanda es cierto, salvo que es todav¨ªa m¨¢s hermosa de lo que pod¨ªa imaginarme".Una yurta tradicional de los n¨®madas en Kirguist¨¢n.Un n¨®mada cuida del ganado en los llanos del pa¨ªs asi¨¢tico.?Oh, Samarcanda! No hace apenas ni una semana yo tambi¨¦n entraba en la grandiosa Samarcanda, esa ciudad que hasta entonces yo dudaba si era mito, legenda o realidad. Si en Occidente todos los caminos llevan a Roma, en Oriente todos los caminos llevan a la Plaza del Regist¨¢n de Samarcanda.La plaza es tan real como el Vaticano, pero mucho m¨¢s bonita y ex¨®tica. Contemplar las tres madrasas (escuelas cor¨¢nicas) formando un escenario alicatado es una experiencia que hay que vivir. Samarcanda es una de las ciudades del mundo que m¨¢s tiempo lleva habitada: 2.500 a?os sin interrupci¨®n.Un vendedor en Samarcanda.Tamerl¨¢n inund¨® Samarcanda de eruditos y artesanos y la convirti¨® en una joya del arte, de la arquitectura y de la historia. C¨²pulas azul turquesa, caravasares esculpidos de adobe, madrasas alicatadas con vistosos azulejos, bazares bajo c¨²pulas nervadas, imponentes mausoleos y esbeltos alminares.El 'Madrid uzbeko' fue una ciudad fundada por el gran Tamerl¨¢n en honor del embajador madrile?o Ruy Gonz¨¢lez de Clavijo, quien en nombre del Rey Sancho III lleg¨® hasta Samarcanda en busca de una alianza. Ruy Gonz¨¢lez de Clavijo ha pasado en Espa?a mucho m¨¢s desapercibido que Marco Polo, a pesar de haber escrito una descripci¨®n de su viaje a la altura de la del veneciano. Sin embargo en Samarcanda y en la historia tiene reservado un lugar prominente: una de las principales calles de la ciudad lleva el nombre de aquel embajador.Hoy en d¨ªa, Samarcanda rivaliza con las otras dos joyas uzbekas, Jiva y Bujara, en las que nuestra caravana tambi¨¦n hizo un alto.El edificio funerario en honor de Gure Amir, que significa Tumba del Rey, donde se encuentran los restos de Amir Timur, conquistador mongol conocido en Europa como Tamerl¨¢n.El bazar de Samarcanda es una mezcla de olores y colores como los que pueden verse en cualquier ciudad ¨¢rabe.Ya en el siglo XVII Bujara, Samarcanda y Jiva se convirtieron en capitales de ricos 'janatos' musulmanes. En la imagen, el bazar del oro en la primera de estas ciudades.Los bazares abigarrados de gremios en Bujara, Jiva y Samarcanda son desde hace siglos epicentros mundiales de la actividad comercial, testigos del trasiego de valiosas mercanc¨ªas: sedas, corales, metales y piedras preciosas, deliciosas especias, voluptuosos perfumes... En la foto, una mujer en Bujara.Desde la independencia de Uzbekist¨¢n, en 1991, Bujara ha vuelto a encerrarse sobre s¨ª misma como ciudad m¨ªstica del islam. Los estudiantes del Cor¨¢n contin¨²an aqu¨ª poblando madrasas o medersas (escuelas cor¨¢nicas), llegados de Persia, Medio Oriente y toda Asia Central.Celos¨ªas en el interior de la madrasa de Mir Arab, en la ciudad uzbeka de Bujara.Mezquitas, palacios y fortalezas, hoy en d¨ªa completamente renovadas, son reflejo del antiguo esplendor de Bujara.Los artesanos perviven en Bujara como lo hicieron en la ¨¦poca de mayor esplendor de la ciudad, aunque ya no en gremios, sino mezclados en los 'caravanserais': un tipo de mercado surgido en la ruta de las caravanas que en espa?ol se denomina caravasar.Los caravasares eran lugares donde los miembros de una caravana pod¨ªan pernoctar y descansar, as¨ª como reponer a sus animales. Eran verdaderos antecedentes de los hoteles de carretera. En la imagen, una artesana en Bujara.La Ruta de la Seda sigue manteniendo ese halo m¨¢gico y m¨ªtico que la acompa?a desde su surgimiento, en el siglo I.La Ruta de la Seda es una expresi¨®n que permanece en la memoria como evocadora de grandes aventuras y como escenario de la literatura de viajes. Fue la ruta a trav¨¦s de la que llegaron a Europa las m¨¢s ex¨®ticas mercanc¨ªas conocidas hasta la ¨¦poca; ricos manjares, nuevos materiales como el tan preciado y delicado tejido que posteriormente le dio nombre, la seda. Con ella se empez¨® a vestir a emperadores romanos y a reyes b¨¢rvaros. ?Los ¨²nicos que pod¨ªan pagarla!?Porqu¨¦ es tan importante la Ruta de la Seda?... La respuesta es tan compleja y exuberante como el propio trazado de la misma. Esa complejidad es la que asegura su eterna continuidad. En realidad la ruta no fue una sola sino una enmara?ada red de caminos. M¨¢s bien una direcci¨®n. En ambos sentidos. Y ninguna caravana la recorri¨® en su totalidad... Los comerciantes recorr¨ªan el tramo de una ciudad a otra donde pasaban el testigo de su mercanc¨ªa que inundaba los bazares y continuaba persiguiendo el horizonte en ambas direcciones.Algunos ven en la Ruta de la Seda el origen de la globalizaci¨®n, lo que la convierte en un concepto b¨¢sico para comprender la moderna idea del mundo. Esto podr¨ªa explicar por ejemplo porqu¨¦ nuestro plato nacional la paella tiene tanto en com¨²n con el plato t¨ªpico de Asia Central, el plov; o el pilau de India, con los que comparte no s¨®lo ingredientes sino cierta proximidad fon¨¦tica.