Una isla en medio del lago de P¨¢tzcuaro que amanece rodeada de barcas con sus redes suspendidas como lib¨¦lulas calladas. Es una flor de sabores y artesan¨ªas, ombligo de los pueblos que la contemplan desde las orillas del lago, como si se abrieran en p¨¦talos.Getty ImagesEn el escudo de armas de Angangueo, el pueblo de unos 10.000 habitantes cuyas calles y plazas mantienen el trazado y la atm¨®sfera de la ¨¦poca colonial, destaca una mariposa monarca. Pues este enclave de Michoac¨¢n forma parte de la reserva de la biosfera de las mariposas monarca, que llegan por decenas de miles a los bosques de pinos y abetos de la cercana Sierra Chincua desde Canad¨¢ y permanecen en la zona desde mediados de noviembre a mediados de marzo.Juan Carlos Mu?oz/AGENo es la de Juan Rulfo, pero parece poblada por fantasmas de Pedro P¨¢ramo que habitan casas blancas, encaladas al pie del volc¨¢n que siempre humea. Por eso siempre hay m¨²sica en los portales de su plaza y silencio absoluto en cuanto le llega la noche.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoEnvuelta en neblina constante, parece un pueblo que baj¨® de las nubes. Pueblo ind¨ªgena que habla en cada color de la vegetaci¨®n abundante y habita la minuciosa cuadr¨ªcula de sobria arquitectura novohispana.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoHay quien lo ha visto nevado y quienes lo recorren sabiendo que aqu¨ª no vive nadie, salvo el silencio como niebla, eco de infinitos mares de plata que en alg¨²n ayer inundaban el subsuelo que lo rodea.Danny Lehman/GettyEl tiempo transcurre con la calma que transpira el lago que le da nombre. Lugar de tinajas formadas por el barro que parece volverse piel de las manos de sus artesanos. En medio del entramado, un majestuoso convento del siglo XVI se posa como garza sobre el agua.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoArte rupestre y artesan¨ªa intemporal, resulta ir¨®nico que un fuerte que buscaba protecci¨®n a la vera de un r¨ªo se yergue al paso de los siglos como epicentro de las culturas ind¨ªgenas que lo acechaban desde siempre. Aqu¨ª, el imperio de los indios Yoremem que hablan mayo y, por ende, la primavera de un peque?o para¨ªso intacto.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoEs roc¨ªo del cielo en lengua maya y lugar de cerros en medio de un paisaje plano. Es perfecci¨®n de arcos en la arquitectura amarilla de un convento colonial y en la callada piedra de sus pir¨¢mides circulares.Tim Glave/iStockEl templo de piedra labrado sobre el cerro que le da nombre era el altar prehisp¨¢nico donde se formaban los Guerreros ?guila. Hoy abre sus alas al paisaje enrevesado donde conviven mansiones de opulencia y campos de golf con la an¨®nima vida de sus artesanos y el sabio silencio de la gran arqueolog¨ªa.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoFundado por los aztecas, el bosque de antiguos venados es hoy para¨ªso de pin¨¢ceas y recreo para quienes huyen de los calores de los llanos cercanos. Pueblito de casitas alineadas, blancas con faldones en rojo, rodeado de caba?as para que todo paseo se vuelva excursi¨®n o aventura.Mahaux Charles/AGECalma ser¨ªa el mejor apodo para este lugar donde conviven todos los colores, los que no se ven en pantalla ni al ¨®leo, sino paisaje y silencio. Un discreto encanto de madera tallada hasta en los pilares de sus portales y en los bosques que lo rodean.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoTierra de Chichimecas, quien no conoce Pozos no ha caminado por las p¨¢ginas de un libro que fue de grande abundancia minera para volverse callado volumen de sosiego donde parece que no pasa el tiempo.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoAqu¨ª donde se juntan nueve ojos de agua situ¨® fray Bernardino de Sahag¨²n el llamado ¡°r¨ªo del Infierno¡±. Quiz¨¢ por ello, como sucede con otros pueblos, entre ca?adas y altas monta?as, uno traspasa a otros mundos que se reflejan en las esferas de cristal, burbujas de vidrio soplado con las que hacen aqu¨ª su agosto cada vez que se acerca la Navidad.Turismo de ChignahuapanEn una punta de Jalisco parece que han congregado la generosidad variada de las tierras para favorecer diversos cultivos y no pocos espacios para la ganader¨ªa abundante, la pesca con el mar abierto a un costado y, al otro, los bosques calculados que regalan todo tipo de maderas finas.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoUno de los pe?ascos m¨¢s grandes del mundo da nombre al pueblo m¨¢gico que se extiende a sus pies. Otrora pueblo minero en antiguas tierras chichimecas, Bernal parece ser un simb¨®lico lugar de peregrinaci¨®n o pasero cuyo prop¨®sito no es m¨¢s que el descanso contemplativo del inmenso pe?asco que casi nadie se atreve a subir.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoPara¨ªso minero que ha atra¨ªdo el poblamiento de esforzados emprendedores de espa?oles durante la Colonia y luego, ingleses de Cornwall que parecen pervivir en la quietud relajada de un pueblo enclavado entre cerros de una abundancia no tan olvidada.Georg Gerster/AGESu poblaci¨®n es habitante y al mismo tiempo la de miles de peregrinos que llegan a?o con a?o para venerar a su Virgen. Dicen que aqu¨ª resucit¨® una trapecista en el siglo XVII y as¨ª pase el XXI seguir¨¢ siendo epicentro para devoci¨®n de todo circo imaginable.Danny Lehman/CorbisEn una punta de la Bah¨ªa de Banderas, con el mar Pac¨ªfico de tel¨®n generoso de pesca y aventuras, Sayulita es el para¨ªso del coco, durante larga ¨¦poca en bonanza por su aceite y hoy convertido en el para¨ªso de las olas perfectas que seg¨²n la leyenda son peinadas en ritmo por las manos de los dioses del mar.Melissa McManus/GettyUn sue?o convertido en pueblo de casas de todos los colores. Calles en flor con la m¨²sica improvisada de todos los sones, el zapateado blanco con olanes por la tarde y un toro bravo que se lidia con olas en medio en medio del r¨ªo.Jos¨¦ Fuste Raga/AGETierra de la piedra roja como esponja, su templo es una filigrana en rosa. Sobrevive por el recuerdo de la bonanza de oro y plata, los altares de su devoci¨®n inquebrantable y la fama de por lo menos dos h¨¦roes de la Guerra de Independencia de Espa?a.To?o Labra/AGEEntre playas de digno oleaje y al filo del desierto hay una suerte de purificaci¨®n en su quietud y m¨¢s para quienes escuchan a lo lejos las guitarras del Hotel California que so?aron aqu¨ª los Eagles en uno de sus viajes siderales.John Elk/GettyBaste mencionar que aqu¨ª se come el mole m¨¢s dulce, hecho con ajonjol¨ª, chocolate, cacahuate, elote, y ese pl¨¢tano que allivia y enaltece a la mezcla de chiles anchos, secos y de ¨¢rbol, como para que se antoje recorrer las calles de un lugar que alfombra sus calles con aserr¨ªn de p¨¦talos de todas las flores.CPTM/Foto: Ricardo Espinosa-reoAqu¨ª, donde luego hubo plata, plomo y oros, fue tierra que desde antes de la Conquista era rica en ca?a de az¨²car y en abundantes pliegos de amate, esa piel que fue papel de c¨®dices mucho antes de que llegara el abedecedario.Hugo Rodr¨ªguezCuna de muchos m¨²sicos y tierra de agave azul, presume su vasta geograf¨ªa generosa en diversidades: cerros de felinos y venados cola blanca, v¨ªboras de variados cascabeles y culebras camufladas, donde parece que vuelan todas las aves imaginadas.AAWArren Photography