10 fotos10 ciudades para enamorarse del Mediterr¨¢neoDesde N¨¢poles hasta Alejandr¨ªa, puertos hist¨®ricos y perfectos para respirar, contemplar, disfrutar y fotografiar el ¡®Mare nostrum¡¯Lonely Planet28 dic 2017 - 08:29CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEl sur de Italia en estado puro. N¨¢poles es la tercera ciudad m¨¢s grande del pa¨ªs y una de las m¨¢s antiguas y art¨ªsticas. El 'Centro Storico', coraz¨®n napolitano (en la foto), es patrimonio mundial con sus claustros, capillas secretas y 'pizzaioli' (fabricantes de pizza). Si a esto a?adimos la comida, el paisaje volc¨¢nico circundante y las vistas al Golfo de N¨¢poles, tenemos una escala imprescindible para comprender qu¨¦ representa el esp¨ªritu mediterr¨¢neo. Hay que recorrer las fren¨¦ticas calles del distrito Mercato, mezcla desordenada de hoteles baratos, tiendas de especias y puestos callejeros, como los del Mercato di Porta Nolana. Y en el Golfo, dos yacimientos imprescindibles, Herculano y Pompeya, m¨¢s unas vistas impresionantes al Mediterr¨¢neo, con el Vesubio elev¨¢ndose majestuoso.Sabine Lubenow (age fotostock)Entre las ciudades sicilianas hay puertos m¨¢s famosos que Siracusa (Palermo, Mesina¡), pero este ya era uno de los m¨¢s activos en tiempos de los griegos. Fundada en el a?o 734 antes de Cristo, Siracusa se consider¨® durante mucho tiempo la ciudad m¨¢s bella del mundo antiguo, rivalizando con Atenas en poder y prestigio. Aqu¨ª nacieron o vivieron Arqu¨ªmedes, Plat¨®n y Esquilo. La zona moderna es bastante gris, pero basta con cruzar el puente hacia el antiguo barrio isle?o de Ortiga (en la imagen) y sus estrechas calles, como Via Maestranza o Via della Giudecca, para comprobar su encanto, como paseando por el marm¨®reo pavimento de la Piazza del Duomo al atardecer. Si viajamos durante el festival de teatro podremos asistir a una tragedia griega cl¨¢sica en uno de los teatros m¨¢s grandes y antiguos del Mediterr¨¢neo.age fotostockLa isla francesa de C¨®rcega es mediterr¨¢nea por los cuatro costados. Y entre sus ciudades Ajaccio debe su fama a Napole¨®n Bonaparte, nacido aqu¨ª en 1769. La ciudad domina la bah¨ªa y vive de su puerto comercial y del turismo, con riadas de visitantes que invaden sus calles en verano. Con sus edificios en colores suaves y las terrazas de los caf¨¦s la ciudad m¨¢s grande de C¨®rcega recuerda a la Costa Azul. Adem¨¢s de la casa natal de Napole¨®n, destaca el Mus¨¦e Fesch, la colecci¨®n francesa de pintura italiana m¨¢s grande fuera del Louvre. En el golfo de Ajaccio conviene pasear por los senderos que bordean el promontorio para conseguir la magn¨ªfica perspectiva de las cuatro ?les Sanguinaires (islas sanguinarias, en la foto), as¨ª llamadas por su peculiar roca rojiza.RICCARDO SPILA (Getty)M¨¢s peque?a que Sicilia y C¨®rcega, Malta est¨¢ en el coraz¨®n (geogr¨¢fico y sentimental) del Mediterr¨¢neo. Calas secretas de aguas transparentes y puertos deportivos; sol casi todo el a?o; enclaves incre¨ªbles para bucear; iglesias de todos los estilos; buena cocina que mezcla sabores italianos y de Oriente Medio, e historia, mucha historia. La Valeta, la diminuta capital (en la foto), es una fortaleza construida por los Caballeros de San Juan que a¨²n conserva la elegancia del siglo XVI. La Puerta de la Ciudad, el Edificio del Parlamento y la Casa de la Poera, dise?ados por Renzo Piano, han cambiado el paisaje urbano y le han dado nueva vida, especialmente el pr¨®ximo a?o, cuando ejerza de Capital Europea de la Cultura 2018.Gege GATT (Getty)S¨¨te es un puerto del Mediterr¨¢neo franc¨¦s que no suele aparecer en las gu¨ªas, a la sombra de afamadas ciudades como Marsella o Niza. Situado junto a la laguna salada del ?tang de Thau, es conocido como la Peque?a Venecia de Languedoc (numerosos canales la cruzan), donde culmina el Canal du Midi tras 240 kil¨®metros de recorrido desde Toulouse. Pero su punto honesto y cotidiano conquista a quienes la visitan, adem¨¢s del marisco: cuenta con la mayor flota pesquera del Mediterr¨¢neo franc¨¦s. Adem¨¢s de los museos dedicados a dos hijos predilectos de S¨¨te, el poeta Paul Val¨¦ry (museepaulvalery-sete.fr) y el cantautor Georges Brassens (espace-brassens.fr), la verdadera animaci¨®n de la ciudad es La Cri¨¦e (sete.port.fr), la lonja de pescado. Se pueden reservar visitas guiadas de una hora en la oficina de turismo.getty imagesEn Melilla se fusionan como en ning¨²n otro sitio lo ¨¢rabe, lo bereber, lo espa?ol, lo jud¨ªo y lo genuinamente mediterr¨¢neo. Frente al casco antiguo, Melilla la Vieja, una ciudadela de varios niveles que se adentra en el mar, se encuentra la ciudad moderna, una cuadr¨ªcula de calles cuyo centro ocupan varios edificios modernistas, como los de Enrique Nieto, disc¨ªpulo de Gaud¨ª que recal¨® en la floreciente Melilla de 1909 para escapar de la sombra de su maestro, y autor de la principal sinagoga de Melilla, la Mezquita Central y varios edificios cat¨®licos, que representan la diversidad cultural de la ciudad. Para asomarse al Mediterr¨¢neo hay que ir a la playa de la Ensenada de los Gal¨¢pagos, una cala solitaria rodeada de acantilados y las paredes de la fortificaci¨®n.pabkov (getty)Con casi tres milenios de historia, Cartagena ha renacido en la ¨²ltima d¨¦cada tras recuperar su historia milenaria: un teatro (en la foto), casas y templos romanos ahora abiertos al p¨²blico en el centro de la ciudad, ahora peatonalizado. Cartagena se asoma al mar con la muralla construida en tiempos de Carlos III y un puerto deportivo con quioscos modernistas que invitan a tapear antes o despu¨¦s de visitar el Museo de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica, que recoge la historia de barcos hundidos en este puerto fundado por los cartagineses. Convertida en ciudad universitaria, sus grandes edificios militares han encontrado nuevos usos como facultades o bibliotecas. Desde el Castillo de la Concepci¨®n (conocido como el castillo de los patos) se divisa la espectacularidad de uno de los puertos naturales m¨¢s perfectos del Mediterr¨¢neo.Henryk Sadura (Getty)Alejandr¨ªa es una de esas ciudades literarias que en realidad no existe. Inspir¨® al poeta Kavafis y la describi¨® Lauwrence Durrel en 'El Cuarteto de Alejandr¨ªa', pero ya no queda m¨¢s que el recuerdo y alg¨²n resto en la 'Corniche' que bordea su c¨¦lebre puerto. Famosa por su fundador, Alejandro Magno, y por la reina Cleopatra, Alejandr¨ªa (segunda ciudad del pa¨ªs) queda a veces al margen de los circuitos por el Egipto fara¨®nico, pero merece una visita tanto por las reliquias de los Ptolomeos como por sus iconos modernos, como la nueva Biblioteca Alexandrina (reencarnaci¨®n de la Antigua Biblioteca, en la foto), sus excelentes museos, los zocos del pintoresco Anfushi, el barrio antiguo, o para darse un banquete de marisco fresco en la corniche, frente al Mediterr¨¢neo.Wael Hamdan (age fotostock)Hace un siglo Tel Aviv era poco m¨¢s que dunas. Hoy es una ciudad cosmopolita llena de bares, restaurantes y 'boutiques' cuyo epicentro sigue estando en la que la playa. La gente se broncea y los m¨¢s atl¨¦ticos nadan, hacen surf y juegan intensos partidos de matkot (r¨¢quetbol playero). Las playas de Tel Aviv tienen personalidad propia (en la foto, Jerusalem beach) y el azul intenso del Mediterr¨¢neo de fondo. El contrapunto a su modernidad est¨¢ en el viejo barrio de Jaffa, cuyo puerto se menciona en el Antiguo Testamento y tuvo su primer momento de esplendor durante el reinado de Salom¨®n. Destino de muchos peregrinos en su camino a Tierra Santa, hoy es un lugar de esparcimiento, sobre todo en las noches de verano.getty imagesSal¨®nica es la segunda ciudad de Grecia y tambi¨¦n la m¨¢s moderna y activa de la Macedonia griega, pero conserva como Atenas s¨ªmbolos de su pasado hist¨®rico. como la Torre Blanca, que preside un paseo mar¨ªtimo lleno de caf¨¦s, antiguos ba?os turcos (muchos reconvertidos en galer¨ªas de arte), las murallas bizantinas que culminan en Ano Poli (la parte alta) o peque?as iglesias bizantinas escondidas en estrechos callejones. Pero adem¨¢s de un puerto hist¨®rico (desde el que visitar islas como Mikonos, Rodas o Creta), Sal¨®nica es una divertida ciudad universitaria. Muy cerca del puerto, en el barrio de Ladadika (en la foto), que en su tiempo alberg¨® lagares aceituneros, hay ahora atractivos y tranquilos restaurantes y caf¨¦s.Walter Bibikow (Getty)