Benicasim, un cl¨¢sico en cualquier ¨¦poca del a?o
Un arroz con vistas, un paseo en bicicleta, un concierto al aire libre. Bienvenidos a una ciudad con playa que se disfruta de enero a diciembre
Cuentan las cr¨®nicas que adem¨¢s de festivales, paellas y naranjales, Benicasim tiene algo especial que ha atra¨ªdo a monjes, corsarios, brigadistas internacionales y escritores durante siglos. Se dice que Ernest Hemingway y la corresponsal de guerra estadounidense Martha Gellhorn compartieron una apasionada historia de amor, sol y arena en una de las lujosas villas de esta ciudad. Una ciudad donde se brinda con moscatel o licor carmelitano, que empezaron a destilar los monjes de un monasterio escondido en el interior de la comarca. Con un clima 100% mediterr¨¢neo y temperatura agradable de enero a diciembre, Benicasim es un cl¨¢sico en cualquier ¨¦poca del a?o para visitar en familia, con amigos o en solitario.
Cinco banderas azules
Si ya tiene m¨¦rito que la provincia de Castell¨®n haya conseguido 33 banderas azules en su costa, todav¨ªa es m¨¢s rese?able que Benicasim haya alcanzado cinco banderas azules para sus cinco playas en siete kil¨®metros. El galard¨®n reconoce que Voramar, l¡¯Almadrava, Torre Sant Vicent, Els Terrers y Heli¨®polis son los mejores destinos para disfrutar de su arena dorada, agua cristalina, instalaciones para practicar deportes acu¨¢ticos y servicios donde se tiene en cuenta la accesibilidad para todos los visitantes. En verano se abre la temporada de actividades para disfrutar en familia, como cine en la playa, clases de gimnasia y animaci¨®n para peque?os y mayores, que tambi¨¦n podr¨¢n disfrutar de la lectura bajo la sombrilla, gracias al servicio de la ¡°biblioteca del mar¡±.
Festivales de m¨²sica, teatro y danza
Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, la ciudad se ha convertido en el epicentro festivalero del pa¨ªs, que atrae a miles de turistas cada a?o, sea cual sea su gusto musical. Desde los ¡°sanseritos¡±, que no se pierden el festival SanSan en Semana Santa, a los ¡°fibers¡± del Festival Internacional de Benicasim (FIB), pasando por los m¨¢s tranquilos, que prefieren el Festival de Blues en junio, o los amantes del reggae, que acuden al Festival Rototom Sunsplash en agosto. Pero no solo de m¨²sica se vive. La hiperactiva vida cultural de Benicasim incluye otras propuestas esc¨¦nicas como el Festival de Teatro con Buen Humor, el Festival de Teatro Reclam, el Festival Nacional de Bailes de Sal¨®n o el Flamenco Fusi¨®n Gastro Festival.
Cicloturismo y pulm¨®n verde
?Es posible que un desierto sea un pulm¨®n verde? En Benicasim, todo es posible. Los aventureros y amantes de las actividades al aire libre pueden elegir entre rutas sencillas para visitar con ni?os, o escaladas de dificultad media. La primera propuesta es la V¨ªa Verde, que se puede transitar en bici o a pie, y une esta poblaci¨®n con la cercana Oropesa del Mar: cinco kil¨®metros y medio de ida y otros tantos de vuelta, que atraviesan breves t¨²neles y miradores sobre el mar. Otro pulm¨®n verde es el Desert de les Palmes, uno de los ocho Parques Naturales de la provincia de Castell¨®n, que en realidad solo se llama ¡°desierto¡± porque aqu¨ª construyeron su retirado Monasterio, hoy en ruinas, los monjes carmelitas descalzos, en el siglo XVII. El Parque consta de 3.000 hect¨¢reas de espacio natural donde se esconden ruinas de castillos, ermitas y una peculiar formaci¨®n de rodeno, las Agujas de Santa ?gueda, cordillera para explorar con ciertos conocimientos de escalada, buena resistencia f¨ªsica y un gu¨ªa que conozca el terreno.
De fortalezas ¨¢rabes a la Belle ?poque
Las ruinas del Castillo de Montorn¨¦s, que se avistan en las crestas del Desert de les Palmes, son el vestigio de una fortaleza ¨¢rabe del siglo X, que a su vez se levantaba sobre una construcci¨®n romana. Su situaci¨®n estrat¨¦gica tiene mucho que ver con los siglos de asaltos corsarios y berberiscos, como muestra la Torre de San Vicente, construida en el a?o 1597, que hoy custodia la costa desde la playa del mismo nombre. El paseo por el patrimonio hist¨®rico y cultural de la ciudad nos lleva a la Ruta de las Villas, que recorre ¡°la Biarritz de Levante¡±: casonas se?oriales de la burgues¨ªa benicense, que entre el siglo XIX y principios del XX distinguieron tres barrios: ¡°el infierno¡± ¨Cdonde se fraguaban las fiestas m¨¢s alocadas¨C, ¡°el cielo¡± ¨Cde vecindario m¨¢s tranquilo¨C y ¡°el limbo¡±, los Jardines de Com¨ªn, entre ambos. Durante la Guerra Civil, algunas de estas villas se convirtieron en hospitales de campa?a y otras, en refugio de brigadistas internacionales y escritores, como los amantes Hemingway y Gellhorn en Villa Amparo. Ahora se celebra la fiesta Benicasim Belle ?poque cada septiembre, entre las playas Voramar y Almadraba, donde se recrean los vestidos, peinados, artesan¨ªas, oficios y bailes de los a?os felices.
Delicatessen benicenses y naranjales
Si compramos una naranja a un agricultor de Benicasim, ya no habr¨¢ vuelta atr¨¢s. Adem¨¢s de las excelentes frutas y verduras de la huerta mediterr¨¢nea, la oferta gastron¨®mica de la ciudad destaca por los mariscos, pescados y arroz, en todas sus variables: arr¨°s a banda, arr¨°s del senyoret, arr¨°s amb espardenyes¡ y por supuesto, paella. El D¨ªa de las Paellas, declarada Fiesta de Inter¨¦s Tur¨ªstico Auton¨®mico de la Comunitat Valenciana, se celebra cada enero desde 1980 y re¨²ne a m¨¢s de 25.000 visitantes para degustar alguna de las 2.000 paellas simult¨¢neas, sobre le?a y al aire libre, que preparan los vecinos en las calles de la ciudad. Otras delicatessen t¨ªpicas benicenses son dulces como les coquetes, pastissets de boniato y pilotes de frare. Para cerrar la cata gastron¨®mica no podemos olvidar el licor carmelitano, que comenz¨® a destilarse en los alambiques del s¨®tano del monasterio en 1896, con una combinaci¨®n secreta de hierbas arom¨¢ticas del Desert de les Palmes.