?rase una vez Dubl¨ªn...
La literatura es uno de los sellos de identidad de la capital de Irlanda, cuna de grandes autores cuya huella sigue muy presente en sus calles

Muy pocas ciudades en el mundo pueden lucir el t¨ªtulo otorgado por la Unesco de ¡°Ciudad Literaria¡±. Dubl¨ªn es una de ellas. Se lo merece. Cuatro Nobel de literatura paisanos, dos museos dedicados a escritores en general, am¨¦n de casas o centros de autores en particular, estatuas confundidas entre los transe¨²ntes, placas en fachadas o aceras, tours tem¨¢ticos organizados, hasta pubs y tabernas chorreando literatura. Uno de ellos, el m¨¢s moderno, es el bar de la f¨¢brica de cerveza Guinness, la atracci¨®n m¨¢s visitada de Dubl¨ªn. Situado en la ¨²ltima planta, se abarca la ciudad entera a vista de p¨¢jaro, a trav¨¦s de grandes cristaleras; eso s¨ª, en ellas hay grabadas frases de escritores. Toda una met¨¢fora: contemplar Dubl¨ªn a trav¨¦s, materialmente, de las palabras transparentes de sus grandes fabuladores. Y lo mejor, con una pinta de Guinness en la mano.
A un paso de esa ciudad dentro de la ciudad que es el complejo Guinness est¨¢ el ombligo de Dubl¨ªn. (En Dubl¨ªn todo est¨¢ a un paso. El tama?o no importa. Usamos microchismes capaces de contener una biblioteca o, sin ir m¨¢s lejos: usamos, no siempre, el cerebro, esa esponja blanduzca que cabe en un cofre ¨®seo de escasos cent¨ªmetros, pero capaz de albergar mundos infinitos, y dioses eternos). El ombligo sagrado de Dubl¨ªn es la catedral de San Patricio. Afuera, en los jardines, se puede contemplar una galer¨ªa singular de efigies de escritores.
Dentro, en la nave derecha, est¨¢ el cenotafio del que fuera de¨¢n de la catedral, Jonathan Swift. Al cual le sobraba tiempo para escribir, con iron¨ªa (o sea, con malas pulgas, un poco como nuestro Quevedo, aunque una generaci¨®n posterior). La gente conoce bien sus Viajes de Gulliver, otra met¨¢fora: al grande pueden derribarlo y amarrarlo enanos liliputienses. Pero tal vez su s¨¢tira genial sea Una modesta proposici¨®n, una propuesta ¡°econ¨®mica¡± para solucionar el problema de los campesinos que no ten¨ªan recursos para dar de comer a sus hijos peque?os; la soluci¨®n, comerse a los hijos.
En cuanto salgamos a la calle nos vamos a topar de continuo con el escritor m¨¢s dif¨ªcil, James Joyce, el autor del Ulysses, obra cumbre del siglo XX que todos conocen y pocos han terminado de leer. Si es por casualidad el Bloomsday (el d¨ªa del protagonista, Leopold Bloom, d¨ªa que ocupa la novela entera) veremos por las calles figurantes de guardarrop¨ªa, y en los men¨²s de los restaurantes, ri?ones a la plancha para desayunar. Cualquier otro d¨ªa del a?o podemos acudir al James Joyce Center, conversar con sus estatuas a pie de calle, seguir los episodios del libro en placas de bronce en las aceras. O mejor a¨²n, hacer una excursi¨®n a la Torre Martello (donde se inicia el Ulysses), en Sandycove, junto al mar, a unos doce kil¨®metros del centro. La Torre es un lieu de m¨¦moire joyceano y desde ella se abarca el paisaje luminoso de la Bah¨ªa de Dubl¨ªn ¨C y de camino, tal vez encontremos a Bono, de U2, haciendo running, tiene por all¨ª su guarida, lo mismo que la cantante Enya.

El sitio para encontrar a todos los escritores juntos es el nov¨ªsimo MoLI (Museum of Literature Ireland), inaugurado este 22 de septiembre y situado en un edificio hist¨®rico del parque St. Stephen¡¯s Green. Un museo interactivo, de ¨²ltima generaci¨®n, que hasta cuenta con emisora de radio propia. Hay otro Museo de los Escritores m¨¢s veterano en la rive gauche del r¨ªo Liffey. Entre ambos museos, o con ayuda de tours guiados, podemos seguir el rastro de los genios locales. De los m¨¢s populares, como Oscar Wilde o Bernard Shaw, hay pocas pistas, porque hicieron su carrera en Inglaterra. De Oscar Wilde hay una estatua jocunda y colorida, en una esquina de Merrion Square (que es un parque); cruzando la calle, est¨¢ la casa familiar, convertida en American College. De Bernard Shaw est¨¢ su casa natal, con una placa, y un pub muy popular con su nombre, en una calle invadida de grafitis.
Tambi¨¦n hicieron parte de su carrera fuera el poeta (y ocultista) W. B. Yeats, a quien se recuerda en The Abbey Theatre, pues ¨¦l fue uno de los fundadores, para renovar el g¨¦nero patrio; y el nobel Samuel Becket, a quien se recuerda en el cercano The Gate Theatre, y en un puente que lleva su nombre, pr¨®ximo al puerto. Cerca tambi¨¦n (en Dubl¨ªn todo est¨¢ cerca) de otro museo reciente, el EPIC, que recuerda en un tinglado portuario la epopeya, por no decir la man¨ªa, o la urgencia de los irlandeses (escritores incluidos) de emigrar de su tierra.
Dubl¨ªn es un cerebro, ya lo dec¨ªamos, caben muchas cosas y enfoques. Pero ser¨ªa incompleta esta pesquisa literaria sin atender a sitios como la National Gallery, el National Museum, el Trinity College (donde estudiaron muchos de los ilustres citados) o la anexa National Library, que adem¨¢s de sus bustos y obras alberga una joya ¨²nica, el Book of Kells, c¨®dice ilustrado por monjes an¨®nimos hacia el a?o 800, y algo as¨ª como el big bang de las letras irlandesas. Tambi¨¦n aloja pistas primerizas de la cultura celta, lo cual incluye la m¨²sica. Esa m¨²sica ¡°celta¡± que supo renovar Luke Kelly, fundador del m¨ªtico grupo The Dubliners, lo cual le ha valido que le pongan, este mismo a?o, dos estatuas, as¨ª de golpe.
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La mejor forma de acabar cualquier jornada dublinesa, por muy culta que se quiera, es acudir a un pub con m¨²sica viva. Como hac¨ªan sin cortarse los escritores. The Brazen Head era el pub favorito de Jonathan Swift. Joyce era asiduo del Davy Byrne¡¯s, y lo saca en el Ulysses. Al Toner¡¯s iban Yeats y, antes, Bram Stocker, el autor de Dr¨¢cula, amigo de Oscar Wilde y que como ¨¦l (y por iguales causas), acab¨® pobre, enfermo y solo. El Neary¡¯s era frecuentado por Brendan Beham, autor de la novela autobiogr¨¢fica Borstal Boy, convertida en una emotiva pel¨ªcula¡ Ser¨ªa no parar, se acabar¨ªa antes la cerveza que el tropel de bebedores ilustres, en Dubl¨ªn, contada y cantada¡
