El pan manchego que enamor¨® a Don Quijote y a Pedro Almod¨®var

Desde Cervantes con su Quijote hasta Pedro Almod¨®var en su pel¨ªcula Volver, Almagro (Ciudad Real) siempre ha sido un punto de encuentro para el arte cinematogr¨¢fico, teatral (es la ¨²nica ciudad espa?ola que a¨²n conserva intacto un teatro de comedias del siglo XVII) y gastron¨®mico. Sencilla y austera, la comida manchega es la prueba de c¨®mo con unos productos muy b¨¢sicos se pueden elaborar platos con personalidad propia: el atascaburras o ajoarriero ¨Cpasta de patata y bacalao cocida con agua de nieve, duelos y quebrantos¨C; huevos revueltos con chorizo y tocino que ya figuraba en la obra cumbre de Cervantes o las migas de los pastores de la zona. Todos, y especialmente el ¨²ltimo, contienen un ingrediente ¨²nico: el pan de cruz, uno de los pocos panes con denominaci¨®n de origen y que, gracias a su harina y su elaboraci¨®n, aguanta sin estropearse hasta una semana.

"Este pan se fabrica desde el siglo XIII, cuando la Orden de Calatrava se asent¨® en la zona", cuenta Antonio Medinilla, jefe de cocina del parador de Almagro, a la periodista gastron¨®mica Ver¨®nica Zumalac¨¢rregui. "Le hac¨ªan una cruz para diferenciar que era el pan de los cristianos. No cabe duda de que es el mejor para elaborar migas por su textura, consistencia y sabor", a?ade el responsable de mantener la esencia de los productos de cercan¨ªa en los fogones de este enclave. Adem¨¢s destaca la conexi¨®n entre la cultura literaria del Siglo de Oro y la cocina que se hace en el parador, donde habitualmente se representan cenas teatralizadas en el interior de sus muros, un convento fechado en el siglo XVII. "El Quijote ha llevado nuestra gastronom¨ªa a todo el mundo. Muchos turistas extranjeros vienen en busca de las migas. Es uno de los platos m¨¢s solicitados", afirma.

En este v¨ªdeo te mostramos, de la mano de Medinilla, la forma de cocinar este plato y la filosof¨ªa de la cocina de cercan¨ªa con la que se prepara.