Valencia de Luis
Bienvenido M¨ªster Berlanga. Una propuesta de ruta para conocer mejor al personaje a trav¨¦s de la escena: su ciudad, su querida terreta. ?La perfecta excusa para regresar? El a?o de su centenario
C¨®mo fue y es Luis Garc¨ªa-Berlanga Mart¨ª? As¨ª lo define su sobrino Pepe Berlanga: ¡°Un mediterr¨¢neo absoluto, la luz, el color, la vitalidad¡±. En el libro Berlanguiana, su amigo Vicente Mu?oz Puelles deja otro perfil con conocimiento de causa. Cuenta c¨®mo en el Consell Valenci¨¤ de Cultura, al que perteneci¨® Luis, ¡°se a?oraba su sentido del humor, su don para la amistad, su espontaneidad, su picard¨ªa, su curiosidad por el conjunto y el detalle, su interpretaci¨®n original de los temas, su actitud irreverente pero siempre educada¡±.
Otro ¨ªntimo c¨®mplice, el director Juan Antonio Bardem, lo diseccionaba como un guionista cuando dec¨ªa que bajo ese humor lat¨ªa un ¡°fanfarr¨®n negativo¡±, un pesimista natural. Si fue as¨ª, adem¨¢s de director era un buen actor disimulando.
Retorno a Valencia
En la ciudad solo consta su lado luminoso. ?Hasta qu¨¦ punto ese escenario le influy¨®? Hay que venir para imaginarlo. Las huellas del personaje tambi¨¦n sirven para conocer la ciudad desde un plano distinto. No es una ruta oficial, sino personal.
Sugerencia de equipaje: algo de mitoman¨ªa, algo de imaginaci¨®n para proyectarlo en cada encuadre. Y quiz¨¢ ver cine antes para ir aclimat¨¢ndose. Por ejemplo, Par¨ªs-Tombuct¨², ¡°la que contiene m¨¢s referencias al car¨¢cter valenciano, el sarcasmo, la iron¨ªa, los tipos¡±, explica Jos¨¦ Luis Moreno, director adjunto de Audiovisuales y Cinematograf¨ªa del Institut Valenci¨¤ de Cultura, que comparte sede con la Filmoteca. ¡°O ?Los jueves, milagro!, porque es capaz de tratar un tema tan delicado como la religi¨®n y criticarla a fondo sin ofender, narraba dramas con amabilidad, sin amargura¡±.
La de Luis es una ruta de rutas. De su infancia y las guerras, del mar y la gastronom¨ªa, del erotismo y el arte. De ese esp¨ªritu burl¨®n cuando en 2008 deposit¨® bajo llave un gui¨®n que solo se podr¨¢ desvelar este a?o. Cuenta atr¨¢s hasta el 12 de junio.
Ciudad de la Luz
Dicen que naci¨® en el carrer de Sorn¨ª, en el ensanche. Mu?oz Puelles, partida de nacimiento en mano, corrige, fue en C¨ªscar 13 cuando a¨²n se llamaba as¨ª ese tramo. Esquina con Sorn¨ª.
En su caso, ¡°dar a luz¡± es una expresi¨®n tan literal como figurada. Contaba Luis que de ni?o pidi¨® a los Reyes un proyector, lo enga?aron con una c¨¢mara de juguete y con ese trauma c¨®mo iba a creer ni en Magos ni en orientes. Quiz¨¢ para devolverlo a la fe finalmente le trajeron un proyector, franc¨¦s, y ah¨ª empez¨® a jugar en serio. ¡°Puede decirse que toda mi vida es una lucha por descubrir los secretos de la luz¡±, le dijo a Mu?oz Puelles.
La vocaci¨®n fue gradual, por episodios en el centro valenciano, alrededor de la Plaza del Ayuntamiento. Por ejemplo, en el cine Rialto, donde seguramente vio la pel¨ªcula que lo empuj¨® a aprender el oficio: Don Quijote, de Pabst. Est¨¢ disponible en esa enorme filmoteca que es Youtube.
Hablando de filmotecas, el Rialto se convirti¨® mucho despu¨¦s en la sede de la valenciana. Seg¨²n Moreno, quiz¨¢ se trate de un caso ¨²nico en la historia del cine: que un gran director vuelva tan a menudo donde todo comenz¨®, que ese lugar se transforme en una instituci¨®n cinematogr¨¢fica, que la sala lleve su nombre, Luis Garc¨ªa-Berlanga, que se la bautizase en vida del protagonista.
De hotel en hotel
Por los convulsos treinta se construye el edificio Mart¨ª Alegre, sede del Hotel Londres, propiedad de la familia. Otro templo de Luis y su gremio. All¨ª se alojaba cuando volv¨ªa a Valencia, despu¨¦s tambi¨¦n en el cercano Hotel Astoria.
Cuenta su sobrino que aquello era un ciclo de bohemia. La de su t¨ªo y la de toda su troupe. ¡°Era la casa de los grandes actores cuando ven¨ªan en la ¨¦poca dorada del teatro valenciano¡±. No necesitan presentaci¨®n, parecen el elenco de cualquier pel¨ªcula berlanguiana: Ferrandis, L¨®pez V¨¢zquez, Alexandre, Merlo, Rodero, Leblanc¡ ¡°No cuento las mejores an¨¦cdotas de esos encuentros porque acabar¨ªa en la c¨¢rcel¡±, dice Pepe.
Esta s¨ª: ¡°En la Guerra, por la Gran V¨ªa Marqu¨¦s del Turia pasaban coches para reclutar j¨®venes a la fuerza, mi t¨ªo llevaba un pantal¨®n corto y un dorsal, se los pon¨ªa y fing¨ªa que hac¨ªa deporte para salir corriendo¡±. Finalmente fue a la guerra, al frente ruso, como es sabido, y antes a la batalla de Teruel. Apenas hablaba de este segundo lance, pero ah¨ª est¨¢ La Vaquilla.
Tr¨¢velin callejero
Ya consagrado vuelve a la ciudad sistem¨¢ticamente. Pepe lo acompa?a a menudo. Cuando habla del callejeo parece uno de esos tr¨¢velin berlanguianos donde se cruzan decenas de actores en una coreograf¨ªa coral. Imposibles de filmar, hasta que los ves en pantalla. Por ejemplo en Todos a la c¨¢rcel, rodada en la antigua prisi¨®n Modelo, cerca del Jard¨ªn del Turia.
¡°Yo creo que ven¨ªa tanto porque necesitaba esa toma a tierra ¡ªexplica Pepe¡ª. Si me quedo con algo es con su generosidad. Hablaba con todo el mundo, con todo el que se acercaba aunque le diera la paliza. Lo mismo un actor famoso que un pirao, entonces hab¨ªa muchos¡±.
Ese ir y venir refleja sus intereses. Las tertulias en el Astoria con su hermano Fernando o sus amigos actores y escritores. Tertulia tambi¨¦n, y adem¨¢s sobredosis de mar en el Hotel Recat¨ª, junto a La Albufera.
All¨ª sol¨ªa parar otro genio del disparate inteligente, Tip. Suerte la de quien asistiese en primera fila a un encuentro entre los dos, material de culto.
Cine teatral
¡°?l siempre dec¨ªa que su cine era muy teatral, fallero, pirot¨¦cnico¡±, apunta Moreno. De hecho las tablas ten¨ªan que serle familiares. Su t¨ªo Luis Mart¨ª escribi¨® el sainete El fava de Ramonet (fava: el bobo o el chalao), que en 1933 se version¨® en cine y fue la primera pel¨ªcula en valenciano.
Asiduo del Teatro Ruzafa, del Olympia, del Eslava, del Alc¨¢zar, tanto para la programaci¨®n de post¨ªn como para el cabaret er¨®tico de Rosita Amores en los sesenta. Dice Pepe que la vedete se pon¨ªa como un rayo la ropa en cuanto irrump¨ªa el censor. Para entonces Luis ya le hab¨ªa colado a la dictadura nada menos que El Verdugo.
Visitaba la lecci¨®n modernista del Mercado Central, compraba salmonetes, calamares, embutidos. Luis es profeta en su tierra. Tiene calle, la primera estrella en el Paseo de la Fama de la Mostra de Val¨¨ncia, frente a La Malvarrosa, y tambi¨¦n lleva su nombre una de las galer¨ªas del Mercado. Un reconocimiento popular de verdad: recibi¨® de la Asociaci¨®n de Vendedores el premio Cotorra, concedido a las personas que m¨¢s hacen por Valencia.
El que fue a Sevilla¡
Horchata y chocolate en Casa Daniel, en El Rinc¨®n, tapeo en la cervecer¨ªa Madrid, un arroz de la casa en La Pepica¡ Otro Pepe, Balaguer, due?o de este hist¨®rico restaurante junto con cuatro primos, cuenta que esa receta de arroz con tropezones de rape y cigalas y gambas peladas se improvis¨® hace un siglo dando de comer a Sorolla. Luis tiene foto en una pared de La Pepica junto con varios amigos, Adolfo Marsillach y Pilar Mir¨® entre ellos. ¡°Sacaron unas sillas para posar, y no se les ocurri¨® otra cosa que dar vueltas y jugar al que se fue a Sevilla perdi¨® su silla¡±, recuerda Balaguer.
No faltaba al estadio de Mestalla. Lo de forofo del Valencia le ven¨ªa de casta: un t¨ªo suyo fue vicepresidente del equipo che. Y le ven¨ªa por futbolista, otra faceta del poliedro. Lo acredita una imagen con el equipo de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Valencia, con un bigote y 24 a?os.
S¨¦ptimo arte y los dem¨¢s
La cultura merece su pel¨ªcula aparte. Cultura con may¨²sculas y de andar por casa. Frecuentaba las librer¨ªas de lance y antiguo, para buscar de todo¡ todo en literatura er¨®tica. ¡°Para m¨ª el erotismo es mucho m¨¢s importante que el cine¡±, le confes¨® a Mu?oz Puelles una de las pocas veces que lo vio categ¨®rico.
Lo mismo acud¨ªa al antiguo Rastro de la Plaza N¨¢poles y Sicilia (donde aquel s¨¢bado se top¨® con una pintura y unos platos cer¨¢micos de su hermano Fidel, robados) que a exposiciones en el C¨ªrculo de Bellas Artes o el IVAM junto con Carmen Alborch, la ministra que epat¨® al Congreso con su modernidad de Movida valenciana. En el Museo de Bellas Artes seguro que Luis admir¨® el autorretrato de Vel¨¢zquez. La pintura fue una de sus primeras pasiones, hasta el punto de dudar entre el pincel y la c¨¢mara.
La cinefilia nos tiene que llevar al citado Consell de Cultura. Luis lo hizo durante casi d¨¦cada y media, tanto en la antigua sede del carrer Campanar como en la nueva del Palau Forcall¨®. Aqu¨ª no solo se le puede intuir, tambi¨¦n saludar en un libro con una de sus fotos emblem¨¢ticas. Primer plano, pelo y barba canosos, mirando a un lado, gesto dulce. Como agradeciendo la visita. Feliz aniversario, maestro.