24 horas en Covarrubias tras las huellas de una princesa vikinga
Besos, borrachos y tortas endulzan la triste historia de Kristina de Noruega en la localidad burgalesa
Si uno quiere saber c¨®mo era una ciudad castellana del medievo tiene que visitar Covarrubias: muralla fortificada, calles estrechas y empedradas, plazas porticadas, casas de doble altura de madera y piedra. Un centro hist¨®rico tan bien conservado que ha sido declarado Bien de Inter¨¦s Cultural. Fundada por el rey visigodo Chindasvinto en el siglo VII sobre los restos que dejaron los turm¨®digos (tribu prerromana que habit¨® ...
Si uno quiere saber c¨®mo era una ciudad castellana del medievo tiene que visitar Covarrubias: muralla fortificada, calles estrechas y empedradas, plazas porticadas, casas de doble altura de madera y piedra. Un centro hist¨®rico tan bien conservado que ha sido declarado Bien de Inter¨¦s Cultural. Fundada por el rey visigodo Chindasvinto en el siglo VII sobre los restos que dejaron los turm¨®digos (tribu prerromana que habit¨® en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica), los vestigios medievales conviven con el estilo herreriano caracter¨ªstico del rey Felipe II en el siglo XVI, ¨¦poca de gran esplendor de la villa y de Espa?a, que se alzaba como una superpotencia. Deambular por esta zona del valle de Arlanza (Burgos) es recorrer un pedazo de Historia que esconde m¨¢s de un secreto.
10.00 - Besos, borrachos y tortas
Estaremos de acuerdo en que a nadie le amarga un dulce. Por eso hay que arrancar el d¨ªa en la Pasteler¨ªa Raquel (1) eligiendo entre una torta de chicharrones (a base de manteca, az¨²car, an¨ªs y canela), unos borrachos (bizcocho embebido en un licor secreto de la casa) o unos besos (pastel de crema con bizcochitos). Elija lo que elija, acomp¨¢?elo con el buen caf¨¦ que prepara la propia Raquel desde la cocina, al fondo de la tienda.
10.30 ¨C Casas rachelas y calles empedradas
Coqueto y acogedor, as¨ª es el casco antiguo de Covarrubias. Destacan en ¨¦l sus t¨ªpicas casas rachelas (rachel es el gentilicio) moradas, que mezclan la piedra en la planta baja con entramados de madera y adobe en las superiores, con balconadas y soportales decorados con flores, erguidas sublimes en esas estrechas calles empedradas. Buenos ejemplos son la Casa del Obispo Pe?a (2) y la Casa de Do?a Sancha (3), una de las figuras m¨¢s relevantes de la villa: hija de la reina Urraca y don Raimundo de Borgo?a, fue la tercera infanta de Covarrubias y lleg¨® a reina de Castilla. Pero si por algo es recordada es porque en 1148 otorg¨® los Fueros al pueblo, haciendo que sus s¨²bditos dejaran de ser siervos.
Enfrente se alza el Torre¨®n de Fern¨¢n Gonz¨¢lez (4), primer conde de Castilla, una construcci¨®n defensiva de estilo moz¨¢rabe que ¨¦l mismo mand¨® levantar en el siglo X para la defensa de Arlanza. Pocos saben que comunicaba con la Casa de do?a Sancha por un t¨²nel subterr¨¢neo, y que se la conoce tambi¨¦n como la Empedrada, porque aqu¨ª estuvo encerrada sin ning¨²n tipo de comunicaci¨®n su hermana, la infanta do?a Urraca, por orden de su padre. No se pierda el crucero de piedra (5), casi a las puertas del torre¨®n; el segundo de la villa se encuentra enfrente del arco de entrada. Aunque todav¨ªa m¨¢s interesante es el rollo jurisdiccional (6), que queda al llegar al pueblo, justo al cruzar el puente a la izquierda, muestra de la capacidad sancionadora que lleg¨® a tener Covarrubias.
En ese tranquilo deambular, contemplando algunos de los edificios m¨¢s emblem¨¢ticos, tambi¨¦n se aprecia el esplendor de ese siglo XVI en el que Espa?a fue un gran imperio. Es el caso del Archivo del Adelantado de Castilla (7) (jefe militar y pol¨ªtico de la provincia), un edificio de estilo herreriano con decoraci¨®n renacentista que se construy¨® por orden del rey Felipe II en 1575 en honor a su m¨¦dico de c¨¢mara, Francisco Valles, natural de la villa. Cuando los documentos que conten¨ªa fueron trasladados al Archivo General de Simancas, en el siglo XVIII, perdi¨® su funci¨®n y hoy es la oficina de turismo y la biblioteca municipal, adem¨¢s de una de las puertas principales de entrada. No deje de fijarse en el inmenso escudo de armas real que preside el arco de acceso.
Siguiendo por esa calle, se llega a la plaza de la Infanta Urraca (8), donde est¨¢ el que fuera el palacio de Fern¨¢n Gonz¨¢lez, ahora el Ayuntamiento. Y girando a la derecha, se llega a la iglesia de Santo Tom¨¢s (9), templo que se mand¨® construir sobre otro rom¨¢nico en ruinas para todos aquellos que se trasladaron a la villa despu¨¦s de aprobados los fueros. Una parroquia sobria del siglo XII cuyo interior cuenta con una fabulosa escalera plateresca del XVI, considerada la hermana peque?a de la que hay en la catedral de Burgos. Muy interesante tambi¨¦n es una antigua botica (10) en una de las esquinas de Santo Tom¨¢s, que estuvo funcionando como tal hasta 1975. Restaurada en 1991, en la actualidad se puede visitar, aunque no tiene horarios oficiales de visita.
12.30 ¨C Un museo entre muros religiosos
La excolegiata de San Cosme y San Dami¨¢n (11) esconde entre sus muros aut¨¦nticas joyas art¨ªsticas. Verlas todas solo es posible por medio de una visita guiada de poco m¨¢s de una hora, algo muy recomendable. Se cree que la primitiva iglesia es del siglo VII y fue mandada levantar por el rey Chindasvinto, uno de los fundadores de Covarrubias. La que hoy vemos, de estilo g¨®tico, se empez¨® a construir en el XV y su altar mayor, con un retablo dorado barroco, es una aut¨¦ntica maravilla. En ¨¦l destacan las figuras de San Cosme y San Dami¨¢n, patrones de los m¨¦dicos, y llaman enseguida la atenci¨®n las tumbas paleocristianas de alabastro de Fern¨¢n Gonz¨¢lez y su mujer Sancha de Navarra. Resaltan tambi¨¦n, en el centro del altar mayor, los sarc¨®fagos de tres infantas abadesas muy relevantes en la historia de la villa: Urraca Fern¨¢ndez (hija de Fern¨¢n Gonz¨¢lez), Urraca Garc¨ªa (infanta de Castilla, primera abadesa de Covarrubias y nieta de Fern¨¢n Gonz¨¢lez) y do?a Sancha. Enfrente del altar, eche un vistazo al coro de nogal con 19 sitiales, y no se pierda un cantoral del siglo XVI ni el ¨®rgano, el m¨¢s antiguo de Castilla que, sin haber sido remodelado de forma integral, todav¨ªa funciona.
Pero los verdaderos tesoros llegan una vez traspasamos las puertas que dan al peque?o claustro de 1540 (construido 30 a?os despu¨¦s que la iglesia) y que alberga la tumba de la princesa Kristina de Noruega. Conocida como la princesa vikinga de Covarrubias, lleg¨® a Espa?a muy joven para casarse con el infante Don Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio, que necesitaba el apoyo del rey noruego; sus restos fueron encontrados de casualidad, tras una pared, durante unas obras de remodelaci¨®n en 1952. Muri¨® muy joven, con 23 a?os, sin descendencia y tan solo cuatro a?os despu¨¦s de pisar tierras espa?olas. Dicen que el clima t¨®rrido de Sevilla, adonde se traslad¨® a vivir con su esposo, y la morri?a n¨®rdica acabaron con ella. Una estatua de bronce enfrente de la excolegiata le rinde homenaje. Aqu¨ª se ubica tambi¨¦n el museo, que cuenta con 150 piezas de arte, entre pinturas y esculturas. Destacan el tr¨ªptico de la Adoraci¨®n a los Reyes Magos, El milagro de S. Cosme y S. Dami¨¢n, de Pedro Berruguete (pintor espa?ol del siglo XV que representa esa transici¨®n art¨ªstica del g¨®tico al Renacentismo); y tambi¨¦n La Virgen del Libro, atribuida a Van Eyck (artista belga del siglo XIV y padre de la primera ola de la pintura holandesa).
Al salir, an¨ªmese y recorra un tramo del r¨ªo Arlanza admirando los restos de la fortificaci¨®n medieval, la primera muralla que se erigi¨® en el reino de Le¨®n en el siglo X gracias a Fern¨¢n Gonz¨¢lez. Sus muros se demolieron en 1590 por orden del m¨¦dico de Felipe II para una mejor ventilaci¨®n de la villa cuando sufr¨ªa una mortal epidemia que sacud¨ªa a toda Espa?a: la peste.
14.00 ¨C La madre de todos los pucheros
La olla podrida es un plato t¨ªpico de Covarrubias que se remonta a la Edad Media. Tan famoso es este puchero que hasta Cervantes lo menciona en El Quijote: ¡°Aquel platonazo que est¨¢ m¨¢s adelante vahando me parece que es olla podrida¡±. Seg¨²n la tradici¨®n, se trata de un guiso que preparaban los jud¨ªos para el s¨¢bado y al que luego los cristianos a?adieron cerdo, qued¨¢ndose as¨ª tal y como lo comemos hoy: alubias rojas, chorizo, morcilla, panceta, costillas, rabo de cerdo, cebolla, zanahoria. ?Contundente? Cierto, pero exquisito. Ya lo dec¨ªa Quevedo en El Busc¨®n: ¡°No hay tal cosa como la olla [¡] todo lo dem¨¢s es vicio y gula¡±. Para no quedarse con las ganas de probar tan hist¨®rico condumio, vaya a Restaurante de Galo (12), una antigua posada que todav¨ªa conserva el vetusto escudo de armas en su fachada y que ha levantado su comedor en lo que fuera el establo. Aunque para detalles m¨ªticos, la mesa redonda nada m¨¢s entrar, instalada donde anta?o estaba el fuego en el que se preparaba la olla podrida, justo debajo de la chimenea por la que sal¨ªa el humo, hoy te?ida de negro por el holl¨ªn de los a?os. Galo, cocinero a los mandos desde 1994, solo abre viernes y s¨¢bados a mediod¨ªa y cierra en invierno. Conviene reservar.
17.00 ¨C Tri¨¢ngulo castellano
A escasos 18 kil¨®metros de Covarrubias se encuentra el monasterio de Santo Domingo de Silos (13), que data del siglo XI y cuyo claustro rom¨¢nico se considera una de las obras m¨¢s excepcionales del arte cristiano medieval europeo. No dude en pasear por ese cuadril¨¢tero de paz y tranquilidad, presidido por un cipr¨¦s plantado en 1882, y entrar en la antigua botica, que conserva una buena colecci¨®n de libros medicinales ancestrales. Lo m¨¢s probable es que en su deambular escuche los cantos gregorianos de los 26 monjes benedictinos de la orden de San Benito que a¨²n viven entre sus muros.
Si prefiere algo menos m¨ªstico, puede acercarse a Lerma (14) (a 22 kil¨®metros) donde podr¨¢ descubrir los sitios emblem¨¢ticos del centro hist¨®rico en una visita guiada de una hora y media. H¨¢game caso, merece la pena: es la ¨²nica forma de visitar la colegiata de San Pedro, una obra de estilo herreriano del siglo XVI. Aqu¨ª tambi¨¦n se aprecia la influencia de Felipe II, cuyo valido, don Francisco G¨®mez de Sandoval-Rojas, duque de Lerma, hizo y deshizo a su gusto en esta villa durante una ¨¦poca en la que imper¨® la Pax Hispanica. Junto a Silos y Covarrubias, forman el famoso tri¨¢ngulo castellano.
Tambi¨¦n puede decantarse por una tarde m¨¢s r¨²stica y dirigirse al valle de los Lobos, donde se alza la capilla de San Olav (15), a tan solo dos kil¨®metros de Covarrubias. Se trata de un santuario consagrado a este rey vikingo que fue canonizado, cuyo de dise?o emula un drakar: uno de esos barcos largos que utilizaban los guerreros escandinavos. El templo, construido en madera maciza y acero inoxidable, se alza como un referente cultural de la colonia noruega en Espa?a. Dado que se encuentra rodeado de verdes bosques, es una buena zona para hacer alguna ruta de senderismo.
21.00 ¨C M¨¢s all¨¢ de la olla podrida
No todo en Covarrubias es olla podrida. El lechazo al horno es otro de los suculentos manjares que se degusta por estos lares, regado con un buen vino de Arlanza. En Casa Gal¨ªn (16), en pie desde 1830, lo preparan de esc¨¢ndalo. Ezequiel, hermano de Galo, es la quinta generaci¨®n gestionando este restaurante y posada que, adem¨¢s, ofrece delicias como morcilla de Covarrubias o pastel de boletus. Otra alternativa para degustar la gastronom¨ªa local, en la misma plaza de Do?a Urraca, es Restaurante Tiky (17).
Un ¨²ltimo apunte: si decide pasar la noche en Covarrubias, no dude en hacerlo en Hotel Rey Chindasvinto (18), en la plaza hom¨®nima. Con vistas a la excolegiata, su propietario Eloy acoge a sus hu¨¦spedes como si fueran parte de la familia; adem¨¢s, deja llevar perro, un puntazo. Sus 12 habitaciones est¨¢n nombradas a partir de reyes visigodos y cada una incluye una explicaci¨®n del soberano en cuesti¨®n, una manera muy entretenida de aprender sobre esta parte de la historia de Espa?a. Y no deje pasar los desayunos, caseros y abundantes: tortilla de patatas reci¨¦n hecha, embutidos, queso, fruta, zumo natural, tostadas, bizcocho del d¨ªa; lo que quiera.
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