Palma, una ciudad para sentirla
Cosmopolita y de car¨¢cter abierto, la capital balear ofrece multitud de propuestas para disfrutar del viaje en cualquier momento del a?o
Enclavada en el coraz¨®n del Mediterr¨¢neo, Palma emerge como una ciudad que atrae por su amplia oferta cultural, art¨ªstica, gastron¨®mica y deportiva. Pero es la mezcla de influencias y tradiciones de los pueblos que se han instalado en ella lo que convierte a la capital balear en un destino tan especial. Esta mezcolanza ha dejado su impronta en plazas y calles, y se refleja en sus edificios m¨¢s emblem¨¢ticos: la Catedral, el palacio de la Almudaina, la Lonja o el Castillo de Bellver.
Orgullosa de su pasado, Palma es una ciudad de presente que mira al futuro. Con los a?os se ha transformado en una urbe moderna, cosmopolita y rica en propuestas, que recibe a los visitantes con los brazos abiertos durante todo el a?o. Un buen ejemplo es el Museo de Arte Moderno y Contempor¨¢neo Es Baluard o la Fundaci¨® Mir¨® Mallorca, dedicada a la figura del artista catal¨¢n, muy vinculado con la localidad. El arte tambi¨¦n est¨¢ muy presente en las numerosas galer¨ªas que conforman una escena art¨ªstica muy interesante y viva.
Deportes y rutas
Adem¨¢s, Palma es mar y naturaleza; es verde y azul. La segunda bah¨ªa m¨¢s grande de Espa?a est¨¢ rodeada de playas de aguas cristalinas y arena fina, perfectas para practicar deportes al aire libre y disfrutar de la belleza de sus paisajes naturales. El paseo mar¨ªtimo y la bah¨ªa de Palma ofrecen rutas urbanas, con vistas al mar y accesibles desde el casco hist¨®rico. La m¨¢s popular es la que une Porto Pi y el barrio pesquero de Portixol. Sin olvidar el Parque Bellver, el pulm¨®n verde del municipio.
La gastronom¨ªa es otra referencia obligada, gracias a un recetario con siglos de historia que incluye ingredientes de mar y monta?a y el saber hacer de chefs que han dado un gran impulso en los ¨²ltimos tiempos a la cocina local, algunos de ellos reconocidos con estrella Michelin como Marc Fosh. Recorrer mercados como el de Santa Catalina o el del Olivar permiten sentir el ritmo de la ciudad. En ellos se pueden adquirir gran variedad de productos locales y de kil¨®metro cero. Sin olvidar las vermuter¨ªas, las helader¨ªas, los hornos y los restaurantes que fusionan los sabores tradicionales con propuestas m¨¢s innovadoras.
La visita puede proseguir desde las alturas. Las terrazas de la Catedral son un buen lugar para observar, a vista de p¨¢jaro, Palma y su entorno. Para contemplar los atardeceres, una buena opci¨®n es subir a las azoteas de algunos hoteles boutique del centro hist¨®rico, donde respirar un ambiente hedonista y cosmopolita.