Amanda Gorman: ¡°Me muestro confiada despu¨¦s de eones de mujeres que se han sentido aterradas¡±
Entre el Black Lives Matter y la necesidad de reconciliaci¨®n, la voz po¨¦tica de Amanda Gorman se alz¨® en el Capitolio en la toma de posesi¨®n de Joe Biden. Seis minutos sirvieron para crear una estrella. Es la gran esperanza estadounidense
Aquel 20 de enero de 2021 el d¨ªa ten¨ªa dos protagonistas: Joe Biden y Donald Trump. El primero juraba su cargo como 46? presidente de Estados Unidos. El otro, ni acudi¨®. Sin embargo, se las apa?¨® para hacerse presente sin que lo nombraran, pero sin que nadie dejara de hablar de ¨¦l. Entre ambos hombres septuagenarios, blancos y poderosos se col¨® con una determinaci¨®n que asombr¨® al mundo una joven mujer negra que escribe poes¨ªa:...
Aquel 20 de enero de 2021 el d¨ªa ten¨ªa dos protagonistas: Joe Biden y Donald Trump. El primero juraba su cargo como 46? presidente de Estados Unidos. El otro, ni acudi¨®. Sin embargo, se las apa?¨® para hacerse presente sin que lo nombraran, pero sin que nadie dejara de hablar de ¨¦l. Entre ambos hombres septuagenarios, blancos y poderosos se col¨® con una determinaci¨®n que asombr¨® al mundo una joven mujer negra que escribe poes¨ªa: Amanda Gorman, de 23 a?os, cabello recogido con una diadema roja de Prada y abrigo llamativo, color amarillo y cruzado, a tono con las resplandecientes palabras de The Hill We Climb (La colina que ascendemos), su poema creado para el acontecimiento. Fue todo un shock, un grito alzado sobre las cenizas del asalto al Capitolio y, a la manera de Hojas de hierba, de Walt Whitman, cargado de esperanza para regenerar su pa¨ªs.
El viejo Whitman ya lo proclam¨® en el prefacio a su obra maestra: ¡°Los Estados Unidos son, en esencia, su gran poema¡±. Y Amanda Gorman conoce los utensilios del genio para continuar escribiendo as¨ª, en clave del siglo XXI, desde la c¨¢lida y atormentada voz con eco de sus ancestros esclavos. Su gesto plagado de belleza desarticul¨® aquella sombra de espanto. En los seis minutos que emple¨® para leer a los pies de un Capitolio todav¨ªa maltrecho por la herida que provoc¨® el 6 de enero su asalto, Gorman se convirti¨® en una estrella.
Y eso es bueno, pero en los presentes tiempos de sobreexposici¨®n y h¨¦roes tan alzados como de repente ca¨ªdos puede ser tambi¨¦n malo. De hecho, este mismo perfil representa una prueba. Todo el mundo adora a la nueva voz esperanzada y sufriente de Amanda. Pero atenci¨®n. Las respuestas que aqu¨ª leen no son producto de una entrevista al uso. Ese fue el ofrecimiento de la editorial antes de que surgiera la pol¨¦mica de su traducci¨®n en todo el mundo. La autora exig¨ªa que para trasladar sus palabras a otro idioma, dentro de lo posible, deb¨ªa hacerlo una mujer que anduviera sobre su edad, preferiblemente tambi¨¦n negra y activista. Qued¨® descartado, por ejemplo, para traducirla al catal¨¢n V¨ªctor Obiols, mientras que Marieke Lucas Rijneveld, quien recibi¨® el encargo en Holanda, renunci¨®. Despu¨¦s del episodio, lo que iba a ser una entrevista qued¨® en lo siguiente¡ Que cinco medios europeos envi¨¢ramos otras tantas preguntas cada uno: Der Spiegel (Alemania), Corriere della Sera (Italia), L¡¯OBS (edici¨®n digital de Le Nouvel Observateur, Francia), A-Magasinet (Dinamarca) y El Pa¨ªs Semanal. Amanda Gorman no responder¨ªa a las 25, ya que, seg¨²n dijeron sus agentes, puede que algunas se repitan. De todas las enviadas, han devuelto 11. Ninguna respuesta sobre el asunto de traducci¨®n. Nosotros la formulamos en estos t¨¦rminos: ¡°Ha exigido diversas condiciones para ser traducida. Ese punto ha dado lugar a una enorme pol¨¦mica. Mucha gente lo considera una clara muestra de censura. ?Ha reconsiderado su posici¨®n? ?Fue usted quien lo propuso? ?Le ha sorprendido la pol¨¦mica?¡±.
Se ha debido repetir tanto la cuesti¨®n que la respuesta ha quedado por el camino. Ni rastro. Juzguen ustedes. Entre las exigencias de la parte contratante de la primera parte, que dir¨ªa Groucho Marx, estaba dar por enteras las respuestas, sin cortes. Lo intentaremos. S¨ª respondi¨® la escritora a esa intenci¨®n que, con un par, dej¨® caer ya en 2017: aspira a presentarse a las elecciones presidenciales de 2036. ?Cu¨¢les ser¨ªan los pr¨®ximos pasos? ¡°Continuar el camino que he seguido: hablar y actuar sobre cuestiones que me importan. Me siento muy afortunada de que mujeres l¨ªderes con las que me identifico, incluida Hillary Clinton o Nancy Pelosi y la congresista Maxine Waters, me han ofrecido su gu¨ªa¡±.
Por no hablar de Michelle Obama, que la entrevist¨® para la revista Time, u Oprah Winfrey, que ha escrito el pr¨®logo para la edici¨®n de La colina que ascendemos (Lumen), y que aparece el 8 de abril en Espa?a traducido por Nuria Barrios. Pero entre todas sus mayores inspiraciones, antes que las citadas, est¨¢ Joan Wicks, su madre soltera, a la que aludi¨® en los seis minutos de oro, reivindic¨¢ndola. Aquella mujer era profesora de literatura en un instituto de Los ?ngeles y se encarg¨® de que Amanda y Gabrielle, su hermana gemela, se centraran en el poder de la palabra cada vez que apagaba el televisor. En vez de espectadoras pasivas, busc¨® forjar esp¨ªritus creativos y apunt¨® a ambas a un taller de literatura. ¡°Esa decisi¨®n de mi madre de apagar el aparato trajo como consecuencia que nosotras dos no nos convirti¨¦ramos en consumidoras de contenido, sino en creadoras del mismo. Que invent¨¢ramos nuestras propias historias¡±.
Y surgi¨® de todo, sin importar el g¨¦nero: ¡°Obras de teatro, musicales, sketches c¨®micos. Me ten¨ªa que entretener y escribir no era mi tarea, pero s¨ª supuso un contraste para que yo me expresara¡±. A la televisi¨®n lleg¨®, sin remedio, m¨¢s tarde: ¡°Ahora veo demasiadas cosas en plataformas, pero aquella base me permite que despu¨¦s de una borrachera de sesiones durante horas me plantee: tras haberme inspirado con esto, ?qu¨¦ puedo inventarme ahora?¡±.
Estudi¨® sociolog¨ªa en Harvard, pero la literatura no la abandon¨® nunca. Su nombre son¨® r¨¢pido. Con 19 a?os, en 2017, gan¨® el premio nacional a una poeta joven y su obra comenz¨® a dejarse leer y o¨ªr como un signo de los tiempos. Gorman pod¨ªa convertirse en esa genuina representante de la generaci¨®n Z que clamaba contra el choque racial y la desigualdad, que reivindicaba su estirpe esclavista desde una posici¨®n feminista, con preocupaci¨®n por el medio ambiente. Algo as¨ª como una versi¨®n norteamericana y m¨¢s sofisticada de Greta Thunberg en verso. En ambas resuena con contundencia la voz con la barba en cascada de Walt Whitman: vitalismo, inconformismo, belleza, naturaleza, regeneraci¨®n, futuro¡
Gorman supo aglutinar en sus versos la nueva esperanza que gran parte del pa¨ªs ¡ªy de un mundo asolado por la resaca de Trump¡ª necesitaba. Apelar a la unidad, la reconciliaci¨®n, el sentido com¨²n, la grandeza de miras. ¡°Tan valientes como para convertirnos en tales¡±, escribe en su poema. Y lo remarca: ¡°Creo que si mi generaci¨®n es m¨¢s valiente se debe solo a que nos aupamos sobre la espalda de los gigantes. Mi oportunidad de recitar en la toma de posesi¨®n fue posible por quienes generaron un cambio antes de m¨ª: Maya Angelou, Elizabeth Alexander, Phillis Wheatley, personas as¨ª. Me muestro confiada despu¨¦s de eones de mujeres que se han sentido aterradas. Espero que la siguiente generaci¨®n sea m¨¢s brava y fiera que la m¨ªa¡±.
El miedo, pese al aluvi¨®n de fama repentina, con su participaci¨®n tambi¨¦n en la Super Bowl despu¨¦s ¡ªesta vez, vestida de Moschino¡ª, tampoco parece atenazarla. Mientras le¨ªa en Washington se la notaba intensamente preparada. No la traicionaron los nervios, no se trab¨®, supo hacer fluir aquel r¨ªo r¨ªtmico de versos en un espect¨¢culo poco visto y muy vigente hoy: el de la poes¨ªa. ?Disfruta el momento? ?Su momento? ?Siente placer o temor? ¡°Ambas cosas¡±, responde Gorman. ¡°Y as¨ª debe ser. Mi miedo, si cualquier cosa me indica la importancia de lo que estoy haciendo, si mi labor no exige valent¨ªa de mi parte, entonces debo preguntarme exactamente qu¨¦ es. Pero lo que me motiva para superar ese temor es compartir el amor y la felicidad que siento cuando escribo y recito¡±.
El acto de escribir La colina que ascendemos fue para ella un revulsivo. Ni siquiera decay¨® el 6 de enero, con el asalto al Capitolio. Es m¨¢s. Fue esa noche cuando termin¨® el poema. ¡°Aquello agreg¨® un nivel de urgencia al proceso. La insurrecci¨®n de supremacistas blancos aument¨® e hizo m¨¢s s¨®lida la raz¨®n por la cual La colina que ascendemos necesitaba ser creado; como una forma de recordarnos nuestros valores compartidos de esperanza, compasi¨®n, justicia y democracia¡±, dice.
Quiz¨¢s entonces fue mucho m¨¢s consciente de su necesidad de reivindicar los valores pisoteados del humanismo que del impacto que iba a causar La colina que ascendemos en su vida despu¨¦s de que Jill Biden, la esposa del presidente, se fijara en ella a?os antes en una lectura y la propusiera para participar en aquel acto. ¡°Sin duda y definitivamente ha contribuido a mi reconocimiento. Contaba ya con una plataforma de seguidores, pero era una desconocida. Espero que mis palabras sean recordadas, pero jam¨¢s so?¨¦ que yo, como persona, me convirtiera en una figura de inter¨¦s a nivel global. Eso ha implicado una readaptaci¨®n por mi parte, pero no lo lamento en absoluto. Estoy muy agradecida porque mis palabras animan, emocionan y ayudan a mucha gente¡±.
Incluso a costa de renunciar a la necesaria soledad que su arte requiere en pos de la estrella medi¨¢tica en que se ha convertido de golpe. En ese aspecto, Gorman puntualiza: ¡°Escribir es solo solitario cuando t¨² decides que lo sea. Desde luego, existe un elemento fundamental: escribes en soledad y eres la ¨²nica persona que aglutina y convoca las palabras. Pero encuentro un incre¨ªble potencial al trabajar para la comunidad en este nuevo cap¨ªtulo de mi vida. He estado conectada a los artistas m¨¢s maravillosos y me recuerdan que no estoy sola¡±.
Aunque a veces, sin duda, lo desear¨ªa: ¡°Lo que mayor desequilibrio provoca ahora en mi creaci¨®n es la inagotable cantidad de peticiones que me llegan de todas partes del mundo. Si dijera que s¨ª a todo, supondr¨ªa que no me quedar¨ªa tiempo para escribir¡±.