El d¨ªa en que Muntadas ¡®vaci¨®¡¯ Bilbao
El artista barcelon¨¦s afincado en Nueva York se instal¨® en el Museo de Bellas Artes para reflexionar sobre las mutaciones de la gran urbe. Pero la pandemia y el confinamiento le obligaron a improvisar en su muestra ¡®La ciudad vac¨ªa¡¯.
Medio siglo ?lleva Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) poniendo en marcha un caos de conceptos, documentos, im¨¢genes e intenciones perfectamente organizado con vistas a contar algunas de las cosas que le llaman la atenci¨®n. Y, desde luego, la ciudad y su tejido y sus desarrollos y sus controversias pol¨ªtico-urban¨ªsticas y sus posibilidades logradas o malogradas son uno de sus focos de atenci¨®n prioritarios. Desde las artes visuales y el universo multimedia, pero tambi¨¦n desde el territorio de la...
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Medio siglo ?lleva Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) poniendo en marcha un caos de conceptos, documentos, im¨¢genes e intenciones perfectamente organizado con vistas a contar algunas de las cosas que le llaman la atenci¨®n. Y, desde luego, la ciudad y su tejido y sus desarrollos y sus controversias pol¨ªtico-urban¨ªsticas y sus posibilidades logradas o malogradas son uno de sus focos de atenci¨®n prioritarios. Desde las artes visuales y el universo multimedia, pero tambi¨¦n desde el territorio de las ciencias sociales ¡ªsociolog¨ªa, antropolog¨ªa, ecolog¨ªa, medios de comunicaci¨®n¡¡ª, este perseguidor de incertidumbres, habitante y militante del concepto de lo urbano frente a lo rural, va documentando en forma de proyectos multiformes el devenir de la urbe. Y si antes fueron Venecia o Cadaqu¨¦s, Ciudad de M¨¦xico o Barcelona, Marsella o San Sebasti¨¢n, Se¨²l o Nueva York, esta vez le ha tocado el turno a Bilbao. La ciudad vac¨ªa, la instalaci¨®n que actualmente alberga el Museo de Bellas Artes (abierta hasta el 5 de septiembre), indaga en los claroscuros de lo que hace ya m¨¢s de dos d¨¦cadas dio en llamarse el efecto ?Guggenheim o, m¨¢s gen¨¦ricamente, el efecto Bilbao, objeto de congresos, seminarios, libros, exposiciones y documentales por todo el mundo.
Se trata de uno de esos ¡°artefactos¡± ¡ªpalabra que el propio artista reivindica para definir sus montajes¡ª con los que Muntadas avanza frente a las ideas establecidas, y que seg¨²n ¨¦l requieren la complicidad del p¨²blico para ser activados. Esta vez lo ha hecho en compa?¨ªa del antrop¨®logo Joseba Zulaika, de la comisaria art¨ªstica Guadalupe Echevarr¨ªa, de la urbanista Arantxa Rodr¨ªguez, del arquitecto I?aki Uriarte y hasta de los bertsolaris Ohiana Bartra y Arkaitz Estiballes. El objetivo no es otro, en definitiva, que asomarse desde posiciones cr¨ªticas a la inercia de ¨¦xito apabullante que marc¨® y sigue marcando el proceso por el cual Bilbao pas¨® en relativo poco tiempo de buque-insignia de la industrializaci¨®n a ciudad de moda. De los Altos Hornos y los Astilleros Euskalduna al Guggenheim de Gehry, el metro de Foster y los hoteles de dise?o.
Esta reflexi¨®n te¨®rica y visual, surgida por encargo del Programa de Videoarte y Creaci¨®n Digital del Museo de Bellas Artes y la Fundaci¨®n BBVA, se vertebra en tres patas, aunque en un principio estaban previstas dos. Muntadas quer¨ªa poner en marcha, a partir del desarrollo hist¨®rico del urbanismo de Bilbao y los estratos culturales acumulados a orillas del Nervi¨®n, una investigaci¨®n en torno al espacio p¨²blico y la arquitectura. Con esa intenci¨®n nacieron los dispositivos On Translation: La R¨ªa y Suntsiketa / Eraikuntza (Destrucci¨®n / Construcci¨®n). La primera confronta la tradicional grabaci¨®n que se ofrece a los turistas durante su paseo en barco por la R¨ªa con el discurso cr¨ªtico de I?aki Uriarte sobre ciertas actuaciones urban¨ªsticas en la ciudad. La segunda alterna im¨¢genes del actual Bilbao con algunos hitos dram¨¢ticos y tr¨¢gicos de la historia de la urbe (guerras, terremotos, inundaciones¡).
Doble proyecci¨®n
Pero en plena preparaci¨®n de la exposici¨®n lleg¨® una pandemia. As¨ª que Muntadas ide¨® sobre la marcha esa tercera pata, Vacuum / Plenum (Vac¨ªo / Lleno), que acab¨® siendo la gran protagonista: una doble proyecci¨®n en un muro blanco, en blanco y negro por un lado y en color por el otro, con filmaciones hechas exactamente en los mismos enclaves con diferencia de meses, enfrenta la visi¨®n de la ciudad desierta durante el confinamiento con la de la ciudad llena de gente. Paseando por las salas del Museo de Bellas Artes en compa?¨ªa de su director y exdirector del Museo del Prado, Miguel Zugaza, este analiza as¨ª el proceso creativo puesto en pie por el artista barcelon¨¦s: ¡°Muntadas se mueve entre el tejido industrial, la memoria del pasado y de la ciudad vieja y esa nueva ciudad del dise?o y m¨¢s programada pol¨ªticamente. Y para grabar esas im¨¢genes eligi¨® puntos de vista que no son los que normalmente eligen los publicistas, es decir, no necesariamente los m¨¢s interesantes desde un punto de vista est¨¦tico ni los m¨¢s bellos¡±.
Desde su casa de Nueva York, donde reside desde hace casi 50 a?os, Antoni Muntadas explica v¨ªa Zoom los argumentos de su triple instalaci¨®n en el Bellas Artes: ¡°En la ciudad tenemos tres tipos de fen¨®menos. Por una parte est¨¢n los fen¨®menos ordinarios: la ciudad se desarrolla, se toman decisiones pol¨ªticas y urban¨ªsticas, se produce una regeneraci¨®n y la ciudad avanza. Luego est¨¢n los extraordinarios, que son las inundaciones, los terremotos, las guerras¡ Y por ¨²ltimo tenemos las pandemias. Yo tom¨¦ Bilbao como ejemplo desde el punto de vista de la ciudad vac¨ªa, pero con esas tres patas¡±.
¡°En Bilbao mont¨¦ tres instalaciones intentando tocar todos los g¨¦neros del arte, aunque en realidad lo que quer¨ªa construir era una met¨¢fora; en el fondo lo que hice es una naturaleza muerta de Bilbao¡±, prosigue el que fuera investigador y profesor en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts (MIT) y hoy profesor en el Instituto de Arquitectura de Venecia, que reivindica el lado po¨¦tico de su obra: ¡°A menudo se contemplan mis trabajos desde la pol¨ªtica, pero yo quiero que se haga tambi¨¦n desde la po¨¦tica¡±. Para ello, el autor de La ciudad vac¨ªa se invent¨® un concepto: el de la memoria anticipada: ¡°Est¨¢bamos llenos y de repente nos quedamos vac¨ªos¡, pero sab¨ªamos que la ciudad se volver¨ªa a llenar. La ciudad sin el ciudadano no tiene ning¨²n sentido¡±.
Para reforzar esa vertiente po¨¦tico-evocadora, Muntadas subray¨® sus im¨¢genes con frases de Walter Benjamin, en su opini¨®n ¡°uno de los autores que mejor han escrito sobre la ciudad, y algunas de sus citas tienen mucho que ver con lo ocurrido en Bilbao¡±. Frases como: ¡°Lo ambiguo ocupa realmente el lugar de lo aut¨¦ntico: esto le est¨¢ sucediendo a la ciudad¡±. O: ¡°Se hace dif¨ªcil averiguar d¨®nde se sigue construyendo y d¨®nde ha comenzado la ruina¡±. O tambi¨¦n: ¡°El sentimiento de pertenencia a una ciudad va siempre unido por sus habitantes¡±. No es la primera vez que incorpora a sus artefactos art¨ªstico-reflexivos ideas y frases de fil¨®sofos y pensadores. Ya lo hizo con Paul Virilio en su proyecto Guadiana, donde utilizaba el concepto de la desaparici¨®n; con Giorgio Agamben en Finisterre, donde mandaban ideas como el horizonte, el infinito, el marcharse (ambos proyectos son de 2017), y con Guy D¨¦bord en el de Venecia, el conmovedor D¨¦rive Veneziane (2015). Los tres pueden verse en la exposici¨®n de Bilbao.
Por lo general, no es sencillo descifrar la selva conceptual de Antoni Muntadas. Pero algunas de sus explicaciones acerca de lo que hoy est¨¢ ocurriendo con algunas ciudades v¨ªctimas del ¨¦xito resultan cristalinas. Por ejemplo, cuando se acerca a la pantalla de su ordenador y dice: ¡°Mira, hoy las ciudades se dividen en vac¨ªas, llenas y superllenas. Los venecianos rezaban para que no hubiera tanto turismo. Vino la pandemia y desaparecieron los turistas, y la ciudad qued¨® en manos de los ciudadanos de Venecia. Que ahora ruegan que vuelva el turismo. Y lo mismo ha pasado en Barcelona. A ver, no lo pide el ciudadano, que se quedar¨ªa encantado con su ciudad vac¨ªa, sino las organizaciones p¨²blicas y privadas correspondientes. La verdad es que este fen¨®meno del turismo no permite ver bien las ciudades. La ciudad tiene un contexto propio, pero el turista no lo conoce, las reglas del juego le dan igual, solo picotea y hace fotos para decir que estuvo all¨ª. El turismo es muy cruel en ese sentido¡±.