H¨¢blate a ti mismo como lo har¨ªas a un amigo
Si queremos mejorar nuestra vida, necesitamos mejorar la calidad de nuestra voz interior. Especialmente a la hora de enfrentarnos a los problemas
Nos enfrentamos a algo dif¨ªcil. Estamos solos y comenzamos a prepararnos, ya sea para un examen, una nueva receta de cocina para unos invitados o para presentar el resultado de un trabajo. En la antesala no paramos de escuchar una voz silenciosa que nos acompa?a sigilosamente desde que tenemos uso de memoria. Es nuestra voz interior. Nos habla de lo que sentimos, de c¨®mo nos encontramos. Salta a experiencias del pasado, rememora lo aprendido y, por supuesto, imagina el futuro: qu¨¦ dir¨¢n de la comida nuestros invitados o qu¨¦ nota obtendremos en el examen.
La voz interior tiene una gran p...
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Nos enfrentamos a algo dif¨ªcil. Estamos solos y comenzamos a prepararnos, ya sea para un examen, una nueva receta de cocina para unos invitados o para presentar el resultado de un trabajo. En la antesala no paramos de escuchar una voz silenciosa que nos acompa?a sigilosamente desde que tenemos uso de memoria. Es nuestra voz interior. Nos habla de lo que sentimos, de c¨®mo nos encontramos. Salta a experiencias del pasado, rememora lo aprendido y, por supuesto, imagina el futuro: qu¨¦ dir¨¢n de la comida nuestros invitados o qu¨¦ nota obtendremos en el examen.
La voz interior tiene una gran presencia en nuestra vida. Tanta que se calcula que la escuchamos entre una tercera parte y la mitad del tiempo que pasamos despiertos. Y lo m¨¢s importante: la calidad de la conversaci¨®n va a influir en nuestro estado de ¨¢nimo y en el resultado de lo que hacemos. No es lo mismo enfrentarse a una presentaci¨®n o a un examen dici¨¦ndonos que vamos a salir airoso que caer en frases obsesivas que nos recuerdan nuestros errores y desastres pasados.
Las investigaciones certifican que nuestro discurso interior es mucho m¨¢s desordenado que cuando hablamos en voz alta. En 1990 se determin¨® que, ante la resoluci¨®n de un problema, llegamos a decirnos en silencio el equivalente a 4.000 palabras habladas por minuto. Para ponerlo en perspectiva: la mayor parte de las personas no son capaces de leer m¨¢s de 600 por minuto, por lo que podemos concluir que llevamos a un aut¨¦ntico charlat¨¢n en la cabeza. No obstante, la voz interior es necesaria.
Muchas veces se insiste en vivir el presente, pero nuestro cerebro tiene un modo autom¨¢tico base para la supervivencia que nos traslada al pasado o al futuro para aprender o para controlar situaciones. Una habilidad humana imprescindible que tambi¨¦n configura nuestra identidad, como se comprob¨® hace 20 a?os. As¨ª lo vivi¨® la neuroanatomista estadounidense Jill Taylor tras sufrir un derrame cerebral masivo. Perdi¨® la voz interior, se deshizo del charlat¨¢n constante y, entre otras dificultades, tuvo problemas para reconocer qui¨¦n era.
Si queremos mejorar nuestra vida, necesitamos mejorar la calidad de nuestra voz interior. Especialmente a la hora de enfrentarnos a los problemas, a los momentos estresantes o a aquellos en los que necesitamos m¨¢s apoyo. En esas circunstancias se puede despertar nuestro entrenador o coach interior: ¡°Venga, puedo conseguirlo¡±. O bien tomar el tim¨®n cr¨ªtico, rumiante o catastrofista: ¡°Me va a salir fatal¡±. Veamos a continuaci¨®n algunas de las herramientas para que nuestras conversaciones interiores nos ayuden a sentirnos mejor, conforme sugiere el psic¨®logo Ethan Kross, profesor de la Universidad de Michigan (EE UU), en su libro Chatter.
Primero, necesitamos tomar distancia de lo que nos decimos. La t¨¢ctica recomendada es cambiar la manera de dirigirnos a nosotros mismos cuando intentamos superar una experiencia dif¨ªcil. En vez de hablarnos en primera persona del singular, tenemos que utilizar nuestro nombre y la segunda persona. Esta sencilla f¨®rmula reduce la rumia mental y mejora nuestra capacidad para afrontar el estr¨¦s. Otra manera de tomar distancia es imaginar que damos un consejo a un amigo que ha vivido una experiencia no deseada. Tenemos que pensar en qu¨¦ le dir¨ªamos e intentar aplicarlo (posiblemente, si tratamos a nuestros amigos de la misma manera con la que nos hablamos a nosotros mismos, se romper¨ªa la amistad).
Otro rasgo que caracteriza a la voz interior que nos da?a, la rumia o el charloteo, es lo miope que resulta. No ve m¨¢s all¨¢ de lo ocurrido. Para reducir su impacto necesitamos ampliar nuestra perspectiva: recordar c¨®mo fuimos capaces de abordar algo parecido en el pasado o c¨®mo lo hicieron aquellas personas que admiramos. Otra estrategia para reducir la miop¨ªa consiste en subirse al viaje del tiempo mental o relativizar, es decir, pensar c¨®mo nos sentiremos con dicho acontecimiento en el plazo de un mes o de un a?o. De ese modo podemos entender que, la mayor¨ªa de las veces, una nota baja, una mala presentaci¨®n o un desafortunado plato cocinado no son relevantes pasado el tiempo.
Reinterpretar lo vivido como un desaf¨ªo es otra de las alternativas. La voz interior puede adoptar dos actitudes: la de animarnos o la de hundirnos. Normalmente se despierta la segunda cuando nos enfrentamos a un miedo o a una amenaza. Si ante una dificultad podemos cambiar el punto de vista, vi¨¦ndola como un reto m¨¢s que como un peligro, nuestra conversaci¨®n interna ser¨¢ m¨¢s amable. Otra de las t¨¦cnicas recomendadas en momentos de bombardeo mental es plasmar lo que nos decimos por escrito. Necesitamos dedicarle entre 15 y 20 minutos durante tres d¨ªas seguidos. No importa la gram¨¢tica, ni tan siquiera si se entiende. Lo importante es la experiencia de tomar distancia y de aliviar nuestra presi¨®n interna.
Por ¨²ltimo, Kross propone apoyarnos en un amuleto de la suerte, en una superstici¨®n positiva o en algo que despierte la creencia de que va a suceder lo que deseamos para salvar el problema. No tanto porque pensemos que existen superpoderes, sino por el impacto positivo que supone para nuestra mente apoyarse en una expectativa.
Pilar Jeric¨® es coordinadora del blog Laboratorio de felicidad de EL PA?S.