¡°En 1982 ya me di cuenta de que Almod¨®var iba a ser importante¡ para bien o para mal¡±
Hace 23 a?os, este malague?o curtido en el teatro y descubierto para el cine por el director manchego fue catapultado al estrellato planetario por su papel en ¡®La m¨¢scara del Zorro¡¯. Y su vida ya no tuvo freno, salvo uno obligado en forma de ataque al coraz¨®n en 2017. Pero Banderas sigui¨® y sigue a ritmo vertiginoso. El actor, productor y empresario acaba de estrenar pel¨ªcula, cuenta con otras dos en posproducci¨®n, rueda la quinta entrega de la saga de Indiana Jones y tiene dos musicales en escena.
Seguir, seguir y despu¨¦s seguir; aviones, hoteles, camerinos, despachos, plat¨®s, restaurantes (posee dos locales en su ciudad, el Tercer Acto y El Pimpi, uno de los establecimientos m¨¢s populares de M¨¢laga), rodajes, festivales, estrenos, eventos, ensayos, presupuestos, entrevistas, producci¨®n, direcci¨®n, interpretaci¨®n, Madrid, M¨¢laga, Los ?ngeles, Venecia, San Sebasti¨¢n, Grecia¡, y la ¨²nica explicaci¨®n de esta noria sin freno es que quienes caen en la cuenta de que Antonio Banderas tiene ya 61 a?os acaban concluyendo que todav¨ªa tiene 61 a?os.
Como a los toreros que se exceden, a Band...
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Seguir, seguir y despu¨¦s seguir; aviones, hoteles, camerinos, despachos, plat¨®s, restaurantes (posee dos locales en su ciudad, el Tercer Acto y El Pimpi, uno de los establecimientos m¨¢s populares de M¨¢laga), rodajes, festivales, estrenos, eventos, ensayos, presupuestos, entrevistas, producci¨®n, direcci¨®n, interpretaci¨®n, Madrid, M¨¢laga, Los ?ngeles, Venecia, San Sebasti¨¢n, Grecia¡, y la ¨²nica explicaci¨®n de esta noria sin freno es que quienes caen en la cuenta de que Antonio Banderas tiene ya 61 a?os acaban concluyendo que todav¨ªa tiene 61 a?os.
Como a los toreros que se exceden, a Banderas la vida le dio un aviso. Fue en forma de ataque al coraz¨®n en 2017 y ¡ªsuperado el trance l¨®gico de cuidados y prudencias¡ª lo menos que puede decirse es que la cosa no ha mejorado en cuanto a ritmo. ¡°Seguir, pero sin cortarme un pelo¡± es la profesi¨®n de fe que el actor, director, productor y empresario malague?o ha elegido. As¨ª que tras presentar en septiembre en los festivales de Venecia y San Sebasti¨¢n la comedia Competencia oficial (compartiendo reparto con Pen¨¦lope Cruz) y con otras dos pel¨ªculas ya en fase de posproducci¨®n (Barracuda, una historia de g¨¢nsteres, y el thriller Banshee), acaba de meterse de lleno en Italia en la quinta entrega de Indiana Jones junto a Harrison Ford y Mads Mikkelsen.
Al t¨¦rmino de este rodaje, Banderas podr¨ªa considerar la idea de echarse a la bartola¡ si no fuera porque acaba de reestrenar en Madrid (Teatro Calder¨®n) el musical A Chorus Line que ya protagoniz¨® en el malague?o Teatro del Soho del que es propietario, esta vez con Manuel Bandera como actor. Y porque en noviembre llevar¨¢ a M¨¢laga otro musical, Company, de Stephen Sondheim, dirigido y protagonizado por ¨¦l mismo.
Parece claro, pues, que al m¨¢s internacional de los rostros del cine espa?ol junto a Javier Bardem y Pen¨¦lope Cruz no le basta con haber trabajado con directores como Jonathan Demme, Neil Jordan, Woody Allen, Terrence Malick, Bille August, Alan Parker, Steven Soderbergh, Brian De Palma, Jean-Jacques Annaud, Robert Rodriguez, Carlos Saura, Fernando Trueba o Pedro Almod¨®var. Ni con haber encandilado a medio mundo desde detr¨¢s del antifaz del Zorro. M¨¢s, m¨¢s y m¨¢s. Esta conversaci¨®n tuvo lugar en la suite Bette Davis (¡°?madre m¨ªa, m¨ªrala, qu¨¦ mujer!¡±) del hotel Mar¨ªa Cristina, durante el ¨²ltimo Festival de San Sebasti¨¢n. La charla la inicia ¨¦l, recordando aquel lejano estreno de Laberinto de pasiones, de Almod¨®var.
Pregunta. Treinta y nueve a?os ya de aquel estreno sonado de Laberinto de pasiones.
Repuesta. Aquella noche en San Sebasti¨¢n pasaron muchas cosas, fue muy interesante ver la explosi¨®n y la divisi¨®n que provoc¨®; yo entonces ya me di cuenta de que Almod¨®var iba a ser algo importante¡ para bien o para mal¡, je, je, je. Adem¨¢s, aquello eran los comienzos de la Movida y de una forma de entender el mundo del arte completamente distinta. Vimos que hab¨ªa cabida para otra forma de contar cosas y con narrativas distintas a las que conoc¨ªamos.
P. Ya, pero aquello es historia. Los festivales de cine ya no son as¨ª. Ahora todo es previsible, medido y maquinal. Y a las estrellas casi ni se las ve.
R. Ya¡ Hace poco le comentaba a Pen¨¦lope: yo recuerdo aquellos festivales de San Sebasti¨¢n y las fiestas en la discoteca Batapl¨¢n, y recuerdo el Festival de Venecia y bajarnos a tomar bellinis hasta las dos de la madrugada en el bar del hotel bailando con la gente, y a Adriano Celentano tir¨¢ndole un cubo de agua a un periodista; hab¨ªa diversi¨®n¡ y ahora es que yo no puedo ni salir al vest¨ªbulo. M¨®viles, cazaut¨®grafos¡ Los grandes festivales, como Cannes, se han convertido en una especie de feria. Los grandes festivales se han desvirtuado mucho.
P. ?Los festivales son, en ese sentido, escaparates del enorme cambio en los usos y costumbres en gran medida por culpa de los m¨®viles y de las redes?
R. Es que probablemente lo que est¨¦ pasando ahora mismo es que ha crecido todo much¨ªsimo y sigue creciendo. La tecnolog¨ªa est¨¢ permitiendo otras formas de contar la historia, se est¨¢n cambiando los formatos de las cosas y, claro, los festivales se asustan, porque de alguna manera quieren ser proteccionistas con la forma antigua de ver las pel¨ªculas. El cine como ritual de meterte en una sala oscura con gente que no conoces para ver una pel¨ªcula en una pantalla gigante se acaba. Y todo esto asusta mucho.
P. ?Qu¨¦ cosa?
R. La cantidad de material que hay ah¨ª fuera ahora mismo. Cuando yo llegu¨¦ a Madrid a principios de los ochenta hab¨ªa dos televisiones p¨²blicas y los teatros estaban sobre todo llevados por familias, los Collado y tal¡ Pero hoy hay mucho miedo a no saber hacia d¨®nde vamos. Yo, que soy un consumidor diario de pel¨ªculas y de series de televisi¨®n, me meto en cualquier plataforma y me digo: ¡°?Esto es un atraco!¡±. Es una barbaridad de material. Y la mayor¨ªa no tiene calidad, pero al mismo tiempo piensas en la profesi¨®n y dices: ¡°Vale, da de comer a mucha gente¡±. Pero ?y d¨®nde queda el cine?
P. ?Y d¨®nde queda el cine?
R. Pues probablemente en los festivales internacionales. Ah¨ª uno todav¨ªa tiene la esperanza de encontrar perlas. As¨ª que creo que todav¨ªa tienen una utilidad.
P. Madrid, M¨¢laga, San Sebasti¨¢n, Venecia, Los ?ngeles, Sal¨®nica¡ ?Usted sabe d¨®nde est¨¢? Hay que seguirle casi con GPS¡
R. (Risas).
P. A usted le pas¨® una cosa y¡
R. S¨ª, vaya, que me dio un ataque al coraz¨®n.
P. Entre parar, frenar, acelerar o estarse quieto¡, ?ya ha decidido qu¨¦ elegir para su vida?
R. Seguiiiiir. Seguir, pero adem¨¢s sin cortarme. Cuando me pas¨® aquello, el miedo me retrajo, lo reconozco. Me dije: ¡°?Ah!, probablemente ya no puedo hacer cosas que hac¨ªa antes¡±. De forma natural, las cosas que no ten¨ªan importancia fueron desapareciendo. Y de repente hubo cosas como el dinero, la pol¨ªtica¡, cosas que fueron hundi¨¦ndose en mi vida. Y me fij¨¦ en las que realmente ten¨ªan valor para m¨ª. Redescubr¨ª, por ejemplo, el teatro, que fue mi primera gran pasi¨®n. Yo soy actor por el teatro, no por el cine. El cine vino como un accidente.
P. ?C¨®mo recuerda su descubrimiento del teatro?
R. Mi padre me llevaba cuando era un ni?o y esa magia que all¨ª se produc¨ªa, ver a actores y a actrices que en tiempo real me estaban contando una realidad¡, aquel ritual fue un amor a primera vista. Hasta empezar a no sentirme bien en el teatro, porque inconscientemente yo lo que quer¨ªa era pegar un salto al otro lado del espejo. Y me sent¨ªa mal porque yo no ten¨ªa posibilidad de hacerlo, mi padre era un agente de la polic¨ªa secreta y mi madre era maestra, no hab¨ªa ning¨²n retazo de artistas en la familia. Y me volv¨ªa loco. Y para mis padres aquello era eso, una locura de ni?o que ya se le pasar¨ªa¡
P. Pero no se pas¨®.
R. Al contrario, se acentu¨®. As¨ª que el teatro fue la cuna de todo. Y cuando me dio el ataque al coraz¨®n, esa vuelta al inicio de todo fue fundamental. Cuando uno hace cosas que no le cuestan es se?al de que uno est¨¢ haciendo lo que tiene que hacer. Yo me levanto por las ma?anas, me engancho mi mochila y me voy al teatro, y paso el d¨ªa all¨ª ensayando, o gestionando, o administrando, o programando, lo que sea, y a veces me voy de all¨ª a las once de la noche.
P. Claro, cuando se qued¨® con el Soho, mucha gente dijo: ¡°Ahora Banderas se pasa al teatro¡±, seguramente sin saber que¡
R. ?Ja, ja, ja, ja! S¨ª, as¨ª fue. Pero era un regreso.
P. Y eso que el arranque no fue precisamente tranquilo. Primero, Llu¨ªs Pasqual, su director art¨ªstico, se fue al poco tiempo. Y luego la covid. ?Si lo s¨¦ no vengo?
R. Al contrario. Hemos seguido trabajando y abriendo el teatro y¡, pero vayamos primero a Llu¨ªs Pasqual. A pesar de haber estado solo un a?o en el Teatro del Soho, en realidad lo que yo tengo ahora se lo debo a ¨¦l, porque detr¨¢s de ¨¦l dej¨® a personas muy importantes, concretamente Aurora Rosales, que hab¨ªa trabajado en el Teatre Lliure y en el Teatro Real y que estaba en el momento justo para saltar a la direcci¨®n. Ella es mi mano derecha. Y un jefe de producci¨®n como Marc Montserrat que ha sabido poner orden en todo lo que tiene que ver con las finanzas.
P. Hablando de finanzas, ?gana dinero con el Teatro del Soho?
R. Aunque funcionamos de forma muy profesionalizada, trabajamos sin ¨¢nimo de lucro. Tenemos patrocinadores, pero no dinero p¨²blico. Y si se producen dividendos, no se reparten. Tenemos profesionales muy buenos con sueldos generosos, pero, si hay beneficios, los reinvertimos en el teatro. Yo aqu¨ª no estoy para ganar dinero, para eso tengo las pel¨ªculas, Hollywood y mis negocios, pero el teatro no. Ah¨ª no quiero meter la mano. No me da la gana. No por una cuesti¨®n de principios, sino porque me permite hacer cosas que, si yo quisiera mercantilizar el teatro, no podr¨ªa. Un ejemplo: si cuando estrenamos A Chorus Line yo hubiera querido ganar mucho dinero, no habr¨ªa tenido a 22 m¨²sicos en el foso, habr¨ªa pregrabado y habr¨ªa metido solo a cinco m¨²sicos. Pero no, aqu¨ª si suena un arpa es un arpa y si suena un xil¨®fono es un xil¨®fono. En Company, que estamos montando ahora, llevo 26 m¨²sicos en escena. El p¨²blico sabe que ah¨ª hay un t¨ªo tocando de verdad el instrumento.
P. ?Eso es buscar la excelencia?
R. Desde luego, aunque, cuidado, la excelencia no garantiza el ¨¦xito. Uno puede pegarse un planchazo por mucho que vaya busc¨¢ndola. No hay f¨®rmulas para el ¨¦xito. Si las hubiera, todo el mundo fabricar¨ªa ¨¦xitos. Pues no, a veces uno la caga y se estrella.
P. La gente llena los teatros. Lo hac¨ªa antes de la pandemia y despu¨¦s otra vez. ?Por qu¨¦?
R. ?Por esto! [agarra el tel¨¦fono m¨®vil], por esa avalancha de cosas grabadas. ?Parece que las cosas que no est¨¢n grabadas no existen! Pero el teatro tiene algo ef¨ªmero que es bell¨ªsimo y que muere todas las noches y solo permanece en el recuerdo. Cada funci¨®n es distinta, el teatro es como una ameba que se va moviendo y transformando. Y en tiempos de crisis la gente se va al teatro, a ver lo puro.
P. El teatro y el cine¡, ?cree que pueden ejercer de ant¨ªdoto contra el aburrimiento, contra lo que a veces es la triste sucesi¨®n de los d¨ªas?
R. Seg¨²n. Hay musicales con muchas plumas, como dicen en Broadway los que se dedican a esto, p¨ªldoras de gran entretenimiento que te entretienen dos horas, que probablemente a los dos d¨ªas se te hayan olvidado¡, y hay otros que no, que tienen una profundidad y una complejidad enormes y que exploran las cosas del alma humana como lo puede hacer el teatro tradicional. Estos es m¨¢s dif¨ªcil que se monten en Espa?a.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque a pesar de ser referencias en el mundo anglosaj¨®n no tienen a lo mejor el porte que tiene El Rey Le¨®n, o Billy Elliot, o Anastasia, espect¨¢culos familiares que arrastran gente de todas partes y de toda clase con grandes montajes y despliegues esc¨¦nicos. Es que, por ejemplo, en A Chorus Line no hay nada: unos cuantos espejos en el escenario y un grupo de actores. Hay escenas con un actor sobre fondo negro hablando durante 11 minutos con el p¨²blico. Y mucha gente cree que solo se cuenta la vida de unos actores y de unos coristas, pero hay mucho m¨¢s: casi todos esos personajes son seres abusados: abusados sexualmente, prostituidos por sus padres, padres maltratadores que pegan a las madres, gente que vive en la calle y escapa y encuentra refugio en el escenario¡ Es una obra que 46 a?os despu¨¦s sigue siendo un gui?o importante para reflexionar sobre todos nosotros.
P. ?Y Company?
R. En el caso de Company es diferente, es una reflexi¨®n sobre el matrimonio y sobre la amistad; tambi¨¦n sobre la vanidad, sobre el alcoholismo y sobre la hipocres¨ªa de la sociedad americana, y sobre temas relacionados con la represi¨®n y la homosexualidad¡ ?Y todo eso en un musical! Mira, ese material yo lo pongo en manos de Lorca y es un ba?o de sangre, pero en el Upper West Side y en medio de la sociedad jud¨ªa tiene como una p¨¢tina de amabilidad que confunde al espectador.
P. ?C¨®mo la adapt¨®?
R. Comet¨ª un error. Agarr¨¦ la obra y le cambi¨¦ la estructura. Y lleg¨® a o¨ªdos de Stephen Sondheim y me dijo: ¡°Te permito algunas de las licencias que me pides, pero no que me cambies la estructura¡±. Fue cuando empec¨¦ a ver el juego de espejos que se invent¨® este hombre. Sondheim es un amante de los misterios, est¨¢ todo el d¨ªa resolviendo crucigramas y le encantan las mu?ecas esas que van dentro de otras mu?ecas.
P. Todo eso no quita para que sea absolutamente l¨ªcita ¡ªy necesaria¡ª la vocaci¨®n de evasi¨®n y de diversi¨®n pura y dura de ciertos autores¡
R. ?Totalmente l¨ªcita! Si se hace con honestidad. Lo malo es cuando tratas de colar cosas y enga?ar al espectador¡, o sea, si yo le hubiera contado a la gente que El Zorro era una pel¨ªcula de Bergman, estar¨ªa meti¨¦ndole una bola. Pero si lo que ofreces es ¡°vamos a divertirnos un rato y ya est¨¢¡±, adelante. Porque hay mucha gente que necesita eso. A un t¨ªo que se ha tirado 12 horas con un martillo en una carretera lo que le apetece es agarrarse a su novia con un buen cubo de palomitas y divertirse. Para ¨¦l resulta que ver carreras de caballos y peleas de espadas y besos preciosos puede ser m¨¢s profundo que nada.
P. Sea sincero: ?hasta qu¨¦ punto le ha servido a usted ser tan enrollao, mont¨¢rselo tan bien con la prensa y tener esa cara de yerno perfecto, m¨¢s all¨¢ de sus calidades como actor, para ser la estrella que es? La verdad es que genera como un consenso casi asfixiante.
R. S¨ª, todo eso me ha ayudado a ser quien soy. Pero mira, yo tambi¨¦n me he dado cuenta a veces de que a la gente le gusta que le den ca?a. En mi profesi¨®n, a menudo a la gente que da patadas se la suele querer m¨¢s y se la suele respetar m¨¢s.
P. ?Qu¨¦ quiere decir?
R. Bueno, es lo que pasa a veces con esos actores que no hacen nada.
P. ?Que no hacen nada?
R. S¨ª¡, en el estilo de Gary Cooper, ?no?, cuando se dice eso de ¡°menos es m¨¢s¡±. Y entonces hay actores que no hacen nada, na-da. Se les muere el perro y no pasa nada, les pegan un tiro en el hombro y no pasa nada. Una noche estaba en una fiesta en Los ?ngeles con la actriz Sally Field y le dije eso: ¡°Oye, Sally, ?no crees que menos es m¨¢s?¡±. Y ella me contest¨®: ¡°Mira, Antonio, s¨ª, menos es m¨¢s, y todav¨ªa menos es nada¡±. ?Y es verdad!
P. O sea, del minimalismo a la nada.
R. Eso, del minimalismo a la nada. Y luego tambi¨¦n he comprobado que determinados comportamientos son premiados, incluso por la prensa, ?incluso determinados comportamientos agresivos! Porque producen noticia, producen misterio, producen enigma, y entonces a veces determinados personajes atormentados tienen un recorrido m¨¢s largo que alguien as¨ª, como simp¨¢tico y normal. Hubo un momento en el que s¨ª, lo reconozco, sent¨ª el impacto ese de ser reconocido en todos lados, ir a Jap¨®n y liarla en el aeropuerto, sentirte realmente especial¡, pero cuando te das cuenta de la gran mentira que eso es y que todo lo dem¨¢s es una enorme carcasa que te confunde, vuelves a la realidad. Y est¨¢ bien. Y luego est¨¢ lo de los premios¡
P. ?Qu¨¦ pasa con ellos?
R. No, que te gustan, todos tenemos nuestra vanidad, y qu¨¦ bonito que te nominen a un Oscar y todo eso¡, pero en el fondo no creo en ello. Si yo me pongo a pensar seriamente en la cantidad de factores que hay detr¨¢s de los premios¡, los que votan, los amigos, que si vives aqu¨ª o no vives aqu¨ª, que si por qu¨¦ co?o le vamos a dar un premio si ya tiene una mujer rubia espl¨¦ndida y una casa enorme, que si encima no se toma los cubatas con nosotros, todas esas cosas que hay alrededor de los premios son muy jodidas. En cambio, s¨ª valor¨¦ mucho el Goya que me dieron [por Dolor y gloria en 2020] porque ten¨ªa una terna de rivales muy jodida ¡ªAntonio de la Torre, Luis Tosar y Karra Elejalde¡ª y porque realmente no hab¨ªa hecho campa?a para que me lo dieran, hab¨ªa hecho campa?a por el Oscar y el Globo de Oro, pero no por el Goya. Fue muy bonito. Pero en general no, no me gustan los premios.