C¨®mo cultivar cereales cambi¨® la dieta humana
La alimentaci¨®n evoluciona con la sociedad. El florecimiento de la agricultura y la ganader¨ªa gener¨® un cambio radical de vida y un empobrecimiento de la alimentaci¨®n
De ni?o ya observ¨® que una recta no era tal en el momento en el que ten¨ªa que salvar un volumen. Del mismo modo, entendi¨® que los sucesos que concatena la vida, y que tambi¨¦n se conciben en l¨ªnea recta hacia el horizonte del futuro, cambian la direcci¨®n de la existencia impulsados por las situaciones que van alterando su curso. Entre el imponente legado de obras que firma Agust¨ªn Ibarrola se encuentra el boceto de una escultura que realiz¨® en miga de pan durante su estancia en la c¨¢rcel de Burgos. Una porci¨®n de pan, puro lenguaje de la cotidianidad transformado en reliquia de un pasado nutrido de compromisos.
En agricultura, una reliquia es una planta ca¨ªda en desuso pese a haber sido explotada en alg¨²n momento de la historia. El trigo einkorn o escanda, pese a ser uno de los cultivos m¨¢s empleados en el mundo antiguo, hoy est¨¢ considerado un cereal relicto. Los estudios gen¨¦ticos se?alan que fue uno de los primeros cereales domesticados en el mundo, hace unos 10.000 a?os, en lo que se conoce como el Creciente F¨¦rtil, concretamente en las laderas del monte Karaca, cerca de ?ay?n¨¹, en el sur de Turqu¨ªa, donde todav¨ªa crece como planta silvestre. En estado natural, la estrategia de dispersi¨®n de las semillas se produce por diseminaci¨®n: cuando maduran, caen y se esparcen por el suelo. Muchos miles de a?os antes de los inicios de la agricultura el ser humano ya recog¨ªa y consum¨ªa el fruto de esta gram¨ªnea. En alg¨²n punto se produjo una mutaci¨®n que deriv¨® en el surgimiento de una variedad de granos algo mayores que por a?adidura permanec¨ªan intactos, sin desprenderse de la cabeza de la espiga. La recolecci¨®n de estos para su consumo y la diseminaci¨®n de las semillas sobrantes cre¨®, consciente o inconscientemente, la variedad dom¨¦stica, en un proceso que se estima que pudo haber durado entre 20 y 200 a?os. Lo que es indudable es que el trigo einkorn domesticado requiere de la cooperaci¨®n humana para prosperar.
Con el florecimiento de la agricultura y la ganader¨ªa se dio inicio a un cambio radical de vida, como consecuencia del paso de una alimentaci¨®n sustentada en la caza y la recolecci¨®n a otro modelo m¨¢s sedentario que pondr¨ªa fin a la prehistoria e inaugurar¨ªa el ciclo de las civilizaciones. Con todo, los avances tambi¨¦n vinieron acompa?ados por el empobrecimiento de la dieta, que, en algunos casos, deriv¨® en una reducci¨®n de la estatura media y una disminuci¨®n de la esperanza de vida, iniciando, al menos para una parte de la poblaci¨®n, la senda de una mala y deficiente alimentaci¨®n que contin¨²a en la actualidad.
El an¨¢lisis del est¨®mago y el tracto intestinal de la momia del hombre de hielo aparecido en los Alpes italianos en 1991 da pistas de algunos h¨¢bitos alimenticios durante aquella revoluci¨®n neol¨ªtica. Junto a restos vegetales, grasa de ¨ªbice y carne de venado agusanada se hallaron residuos de un trigo einkorn que ya se hab¨ªa extendido por Europa. Una dieta ponderada con alimentos de diferente procedencia, aunque muy lejos de la concepci¨®n hed¨®nica de la comida que tenemos hoy d¨ªa. Las pieles de cabra, oveja y vacuno que vest¨ªa ?tzi revelan que la suya era una comunidad de agricultores que labraban la tierra y pose¨ªan ganado. Como afirm¨® el c¨¦lebre psiquiatra y antrop¨®logo suizo Carl Gustav Jung, ¡°el pan y el vino son productos culturales importantes, realmente expresan la vitalidad del ser humano. Representan un conocimiento cultural, que es el fruto de la atenci¨®n, la paciencia, la industria, la devoci¨®n y la laboriosa instrumentaci¨®n¡±.
En unos pocos miles de a?os no solo se produjo una hibridaci¨®n por selecci¨®n en plantas y animales, sino en particular en algunos comportamientos y estrategias humanas, testimonio de una mutaci¨®n de orden social e ideol¨®gico encaminado, como dir¨ªa el arque¨®logo Jacques Cauvin, a modificar la relaci¨®n del ser humano con el mundo natural. Con el tiempo se mejoraron los cultivos, se dieron excedentes que permitieron la divisi¨®n social del trabajo, la especializaci¨®n del mismo, el inicio del comercio, la propiedad privada, la riqueza, las diferencias sociales, las guerras, conquistas e imperios, junto a dictaduras, luchas sociales, represi¨®n, encarcelamientos y, finalmente, bocetos de esculturas en miga de pan elaboradas en la c¨¢rcel.
Crema de pan y huevo
Ingredientes
Para 4 personas
Para la crema de pan
- 1 litro de agua
- 150 gramos (g) de pan sopako
- 25 g de ajo en l¨¢minas
- 50 g de guindillas verdes en conserva
Para los huevos
- 8 huevos
- Sal
- Aceite de girasol
Para el acabado
- Yema untuosa
- Puntilla de claras
- Chips de ajo
- Flores de lili¨¢ceas
Instrucciones
1. La crema de pan
Trocear el pan con las manos y hornearlo 10 minutos en horno seco a 180 grados hasta conseguir un tostado uniforme. Freír las láminas de ajo en aceite de oliva hasta que estén bien doradas. Retirarlas. En el mismo aceite, freír las guindillas ya cortadas en rodajas hasta conseguir el mismo efecto dorado y retirar. En un cazo juntar el pan, las guindillas y el agua. Llevar a ebullición y mantener a fuego medio hasta que todo el pan quede disuelto. Triturar y reservar.
2. Para los huevos
Separar la yema de las claras. Batir las yemas junto a un poco de sal y, lentamente al baño maría, cocinar sin que sobrepase los 64 grados para conseguir un untuoso de yema. Reservar en una manga. Batir las claras junto a la sal y meterlas en una jarra. Con ayuda de una espumadera, ir echando la clara en forma de lluvia sobre el aceite a 160 grados friéndola en forma de puntilla. Retirar con otra espumadera y reservar.
3. Acabado y presentaci¨®n
Colocar la crema de pan caliente en el plato, añadir la yema untuosa y disponer las puntillas, el ajo y algunas flores de liliáceas.
Aporte nutricional
Con 143 kilocalor¨ªas por 100 gramos de porci¨®n comestible, el porcentaje de prote¨ªna del huevo es algo inferior al de otros alimentos proteicos, como carne y pescado. La del huevo es de elevado valor biol¨®gico y con presencia alta de colesterol (m¨¢s de 300 mg). Tiene vitaminas D, B12, A, riboflavina y folatos, y minerales como f¨®sforo y hierro.