Los insectos: esenciales, desconocidos y cada vez en m¨¢s serio peligro
El mundo de estos artr¨®podos resulta tan fascinante como ignoto. As¨ª, la principal dificultad para calibrar el evidente declive de estos seres es la inmensa cantidad de especies que existen. En Espa?a se han descrito m¨¢s de 34.000 tipos de insectos, pero se estima que falta por descubrir entre un 20% y un 50%.
Una repentina sombra cubre una hormiga que zigzaguea entre matorrales secos y espinosos en Sierra Nevada (Granada). Sobre el insecto asoma una cabeza humana que se levanta las gafas para ver m¨¢s de cerca. Es la cara del investigador Alberto Tinaut, que, tras solo unos segundos para identificar la especie, reacciona con una enorme sonrisa. El veterano profesor, de 72 a?os, vuelve a tener delante a una vieja conocida, ...
Una repentina sombra cubre una hormiga que zigzaguea entre matorrales secos y espinosos en Sierra Nevada (Granada). Sobre el insecto asoma una cabeza humana que se levanta las gafas para ver m¨¢s de cerca. Es la cara del investigador Alberto Tinaut, que, tras solo unos segundos para identificar la especie, reacciona con una enorme sonrisa. El veterano profesor, de 72 a?os, vuelve a tener delante a una vieja conocida, Rossomyrmex minuchae, un sorprendente insecto de la fauna ib¨¦rica del que cada vez se contabilizan menos hormigueros. Ya en el pasado, localizar esta hormiga esclavista era como dar con una aguja en un pajar por sus extra?as particularidades, no en vano Tinaut la descubri¨® por primera vez en 1979 y tard¨® m¨¢s de 10 a?os en volver a encontrarla. Pero ahora, adem¨¢s, el pajar est¨¢ en llamas, o al menos una parte, pues esta es una de las muchas especies de insectos cuya ca¨ªda de sus poblaciones est¨¢ disparando las alarmas de los cient¨ªficos.
Si a los zo¨®logos Alberto Tinaut y Francisca Ruano, pareja y profesores de la Universidad de Granada, les cost¨® tanto investigar a las Rossomyrmex es porque estas apenas salen de su hormiguero, pues enga?an a otras hormigas para que hagan su trabajo. Asaltan los nidos de otra especie y se llevan sus larvas y sus juveniles para que crezcan con ellas como si fueran sus propias obreras. Uno puede estar viendo entrar en un orificio del suelo espec¨ªmenes de Proformica longiseta y pensar que es un hormiguero de esa especie cuando en realidad se trata de esclavas. As¨ª pues, solo hay dos formas de localizar emplazamientos de Rossomyrmex: aspirar en la entrada de un nido para ver si hay ejemplares dentro o pillar alguna de ellas en los escas¨ªsimos momentos en los que se aventuran fuera, entre finales de junio y comienzos de agosto, cuando van a asaltar los hormigueros de Proformica. ¡°Pasamos much¨ªsimo tiempo en el campo tras ellas, pero cuando vimos por primera vez un asalto ya no pudimos despegarnos de all¨ª de la emoci¨®n que sent¨ªamos¡±, cuenta Ruano. ¡°En esos ataques ves realmente una guerra, los humanos no somos tan especiales como nos creemos¡±.
Esta hormiga esclavista no se mueve en fila como otras especies, dejando pistas de feromonas en el suelo para marcar el camino, sino que se desplaza en solitario y se orientan por el sol. Otra de las sorpresas que se llevaron los investigadores andaluces al estudiar las Rossomyrmex es la forma en la que una exploradora muestra al resto la ubicaci¨®n de un emplazamiento para atacar. Como describe con pasi¨®n Tinaut, la que ha descubierto el objetivo a asaltar vuelve a su hormiguero y coge a otra con la mand¨ªbula para llevarla hasta all¨ª, luego regresan las dos y cargan con una nueva cada una, lo mismo con las siguientes cuatro y as¨ª de forma exponencial. La gran sonrisa del profesor malague?o en este verano de 2022 aparece al toparse por casualidad con un ejemplar de Rossomyrmex que vuelve de un ataque con una larva en la boca. A partir de ah¨ª, la estrategia consiste en seguir el sinuoso caminar de la peque?a hormiga sin perderla de vista para ver en qu¨¦ agujero se mete. Una vez localizado el hormiguero, Tinaut saca una peque?a estaca de su mochila y la clava al lado con un c¨®digo para se?alizar el lugar. Seg¨²n explica, en esta zona han pasado de tener controlados entre 40 y 50 hormigueros a solo tres. ¡°Siento con impotencia que esto no tiene remedio¡±, comenta el investigador, que detalla que no hay una disminuci¨®n generalizada de las 300 especies de hormigas del pa¨ªs, pero desde luego s¨ª de esta que conoce tan bien, lo que cree que tiene que ver con el cambio clim¨¢tico. ¡°El problema de la biodiversidad es que yo s¨¦ que estas hormigas est¨¢n desapareciendo porque nos hemos ocupado de ellas, hay otros muchos insectos de los que no tenemos ni idea¡±.
La Real Sociedad Entomol¨®gica del Reino Unido considera que se han descrito ya cerca de un mill¨®n de especies de insectos en el mundo y estima que en realidad pueden llegar a los 10 millones. En Espa?a, Jorge Lobo, entom¨®logo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), afirma que en la actualidad se conocen m¨¢s de 34.000 especies, la gran mayor¨ªa de los animales terrestres del pa¨ªs, pero estima que faltan por descubrir entre un 20% y un 50% m¨¢s, dependiendo de si se utilizan t¨¦cnicas moleculares y muestreos exhaustivos. La mayor parte de estos insectos aqu¨ª son cole¨®pteros (escarabajos), himen¨®pteros (abejas, avispas, hormigas¡), d¨ªpteros (moscas, mosquitos, t¨¢banos)¡ Hay tantos y tienen caracter¨ªsticas ecol¨®gicas tan radicalmente diferentes que algunos investigadores consideran incluso que tiene poco sentido analizarlos como un todo. Aun as¨ª, hoy en d¨ªa son muchos los estudios que alertan sobre la fuerte disminuci¨®n de estos peque?os seres en puntos de todo el planeta.
¡°El declive de los insectos es muy patente y muy serio¡±, se?ala Lobo, que asegura que ¡°esto no deja de ser un resultado m¨¢s de un proceso general provocado por el incremento de pesticidas y productos agroqu¨ªmicos, mezclado con el cambio clim¨¢tico y la alteraci¨®n de los ecosistemas¡±. En cualquier caso, una de las grandes dificultades para determinar el verdadero alcance del problema es lo mucho que falta por saber hoy en d¨ªa de los insectos. Si la hormiga esclavista de Tinaut y Ruano muestra lo complejo que a veces resulta conocer bien una ¨²nica especie, tratar de seguir el estado de miles diferentes por todo el territorio parece una tarea inabarcable. Para comparar su evoluci¨®n, no existen registros temporales largos, ni siquiera para los grupos m¨¢s estudiados, como las mariposas. Incluso cuando parece que ya hay algo seguro, como el peque?o grupo de los odonatos, el de las lib¨¦lulas, que no hab¨ªa experimentado cambios en Espa?a desde el siglo XIX, llega 2020 y se descubre una nueva especie solo vista aqu¨ª: Onychogomphus cazuma. Un sorprendente hallazgo de un insecto del que apenas se han encontrado una quincena de poblaciones en Valencia, Cuenca, Albacete y Murcia.
Desde el aire llega volando un escarabajo negro con un zumbido parecido al de un helic¨®ptero en miniatura. Se trata de un Scarabaeus sacer, el mayor cole¨®ptero copr¨®fago de la fauna ib¨¦rica, que aterriza su cuerpo acorazado sobre la fina arena del parque nacional de Do?ana. Junto a este ejemplar formidable toca tierra otro y luego uno m¨¢s, son decenas los insectos de esta especie que acuden al lugar atra¨ªdos por el irresistible olor captado por sus antenas. Unos segundos antes, el investigador Jos¨¦ Ram¨®n Verd¨², de la Universidad de Alicante, se ha puesto unos guantes de l¨¢tex y ha hundido sus manos en un cubo lleno de excrementos de vaca para esparcir luego su contenido en el suelo formando varios mont¨ªcu?los. La respuesta resulta inmediata y desencadena una sorprendente lluvia de cole¨®pteros, un espect¨¢culo muy poco habitual hoy en d¨ªa. ¡°Esto ya no se puede ver casi en ning¨²n otro sitio en Espa?a m¨¢s que aqu¨ª, en Do?ana¡±, recalca el cient¨ªfico.
Ni siquiera ocurre en todo el parque, solo en la reserva de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana, el ¨²nico lugar donde no est¨¢ permitido desparasitar al ganado con ivermectina. Los experimentos llevados a cabo desde hace una d¨¦cada por Verd¨² muestran una relaci¨®n directa entre el uso de este f¨¢rmaco utilizado de forma generalizada en la ganader¨ªa y la reducci¨®n de los escarabajos peloteros que se alimentan de las heces de los animales tratados. Como se?ala el investigador, cuando ingieren restos de ivermectina en las bo?igas, estos insectos ven alteradas sus capacidades locomotora y sensorial, comport¨¢ndose entonces como si fueran muertos vivientes. El resultado es que en la mayor¨ªa de los campos donde antes los escarabajos descompon¨ªan los excrementos del ganado en pelotas que hac¨ªan rodar y enterraban, hasta hacerlos desaparecer, hoy se quedan en el suelo las bo?igas intactas. Uno de los ¨²ltimos sitios donde Verd¨² lo ha vuelto a comprobar es el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca), donde no solo ha encontrado muy pocos escarabajos peloteros, sino que ha retirado ejemplares muertos de las propias bo?igas. ¡°Es muy triste cuando sales de Do?ana¡±, incide. ¡°La cuesti¨®n qu¨ªmica es clave en el declive de los insectos¡±.
La paulatina desaparici¨®n de los Scarabaeus sacer, los escarabajos sagrados de los egipcios, no solo es una gran p¨¦rdida para los entom¨®logos. La acumulaci¨®n de excrementos del ganado tiene diferentes impactos negativos para los suelos y el entorno. De hecho, en Australia todav¨ªa siguen pagando por importar cole¨®pteros copr¨®fagos de otros lugares del planeta para evitar el deterioro de los pastos y la proliferaci¨®n de moscas, pues los escarabajos aut¨®ctonos no pueden descomponer los excrementos del ganado introducido de fuera. A menudo se olvida, pero los insectos proporcionan muchos servicios esenciales. Ocurre tambi¨¦n con la polinizaci¨®n de las plantas, el transporte de polen para favorecer la reproducci¨®n vegetal. Desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, hay estudios que advierten del retroceso de abejas y otros polinizadores, lo que preocupa por el impacto en plantas silvestres y cultivos.
Concepci¨®n Ornosa, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, ha comprobado ella misma la disminuci¨®n de ¡°los mejores polinizadores que hay¡±, los abejorros, en los Pirineos, tanto en n¨²mero de especies como en tama?o de las poblaciones. ¡°Se ha constatado en todo el mundo, realmente est¨¢n desapareciendo los polinizadores¡±, afirma. Tambi¨¦n hay estudios que han encontrado lo contrario, aunque en ¨¢reas muy bien conservadas, como los trabajos en la sierra de Cazorla (Ja¨¦n) de Carlos M. Herrera, ec¨®logo del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). Para este investigador, mucha de la literatura cient¨ªfica sobre el declive de los insectos viene de Alemania, Reino Unido o Estados Unidos, de ¡°zonas muy humanizadas, muy antropizadas, con mucha destrucci¨®n de h¨¢bitat y aumento de la agricultura intensiva¡±. ¡°Aqu¨ª, en Cazorla, que es un ¨¢rea inmensa y que no tiene impacto de pesticidas, lo que yo he encontrado es que el clima est¨¢ cambiando y que esto les va mal a algunos polinizadores, pero a otros les va bien¡±. Este ec¨®logo asegura tambi¨¦n que, aunque los abejorros son los polinizadores principales de los Pirineos o la cordillera Cant¨¢brica, en el ecosistema mediterr¨¢neo resultan mucho m¨¢s importantes abejas peque?as, como las del g¨¦nero Andrena. ¡°Para que te hagas una idea, aqu¨ª en Cazorla tenemos 200 especies de abejas, muchas m¨¢s que en el Reino Unido¡±, comenta Herrera. ¡°Hay pa¨ªses como Alemania que verdaderamente tienen motivos para estar muy preocupados porque incluso en ¨¢reas protegidas los insectos est¨¢n disminuyendo, catastr¨®ficamente, pero lo que se sabe de all¨ª a nosotros no nos vale¡±.
Imagen de tel¨¦fono m¨®vil del 30 de mayo de 2022, a las 13.31, en Madrid. Especie: Lucanus cervus. Autor: Antonio Ord¨®?ez. Un Lucanus cervus, o ciervo volante, es un llamativo escarabajo con unas enormes mand¨ªbulas que recuerdan a las astas de los c¨¦rvidos de los que toma el nombre. Con ellas los machos luchan por las hembras, pero no chocando sus cornamentas, sino agarrando con ellas a sus adversarios para tirarlos fuera de las ramas o ¨¢rboles. Antonio Ord¨®?ez es un polit¨®logo de formaci¨®n dedicado a las comunicaciones, pero tambi¨¦n aficionado a la entomolog¨ªa y director de Biodiversidad Virtual. Como incide, en la actualidad no son los investigadores profesionales los que aportan m¨¢s datos sobre los insectos, sino maestros, abogados, economistas, m¨¦dicos u otras profesiones que combinan sus trabajos principales con la afici¨®n a los artr¨®podos. ?l cre¨® en los a?os noventa Biodiversidad Virtual, una plataforma pionera en Europa para que la gente subiera fotos digitales de insectos, que hoy constituye una referencia para la propia Sociedad Espa?ola de Entomolog¨ªa y cuyos registros han sido utilizados ya en cerca de 600 art¨ªculos cient¨ªficos. ¡°Fuimos pioneros, pero ahora es brutal el fen¨®meno de participaci¨®n ciudadana en recopilaci¨®n de datos de biodiversidad con aplicaciones para m¨®viles¡±, cuenta Ord¨®?ez, que explica que la ¨²ltima novedad es la incorporaci¨®n de la inteligencia artificial. ¡°Esto tiene mucha tela, si en su momento todo este movimiento sirvi¨® para ayudar a conocer la distribuci¨®n biol¨®gica de las especies, ahora con estos millones de datos tambi¨¦n estamos ayudando a educar a la inteligencia artificial, el famoso deep learning, pues las m¨¢quinas est¨¢n aprendiendo a distinguir moscas, mariposas, escarabajos, plantas, flores¡ a trav¨¦s de las aportaciones de los ciudadanos¡±.
La participaci¨®n de los entom¨®logos aficionados tambi¨¦n result¨® clave para uno de los estudios que antes dispar¨® las alarmas sobre el declive de los insectos, el de Alemania publicado en 2017 en PLOS ONE, que encontr¨® una reducci¨®n de m¨¢s del 75% de los insectos voladores en 27 a?os en ¨¢reas protegidas. Esta investigaci¨®n, que dio lugar a expresiones como el armaged¨®n de los insectos o el apocalipsis de los insectos, se pudo llevar a cabo gracias a los datos recopilados durante casi tres d¨¦cadas por miembros de la Sociedad Entomol¨®gica de Krefeld, como Martin Sorg. ¡°El armaged¨®n es un cataclismo repentino de influencia divina o geol¨®gica; el da?o a la biodiversidad que vemos y medimos es un proceso lento de degradaci¨®n, extirpaci¨®n y extinci¨®n de especies regionales durante d¨¦cadas y siglos causado por humanos¡±, especifica este entom¨®logo alem¨¢n. ¡°Los periodistas y cient¨ªficos serios solo deber¨ªan usar t¨¦rminos si la definici¨®n encaja¡±, enfatiza Sorg.
La situaci¨®n de los ciervos volantes en Espa?a parece bastante mejor que la de la hormiga esclavista, los escarabajos peloteros o los abejorros. Aunque, de nuevo, falta informaci¨®n. Como destaca Marcos M¨¦ndez, investigador del ¨¢rea de Biodiversidad y Conservaci¨®n de la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los expertos del Grupo Europeo de Ciervo Volante: ¡°Yo puedo dormir tranquilo por las noches porque los datos que tenemos de Lucanus cervus en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica no muestran indicios de fuertes declives, pero a medida que vas hacia el norte de Europa, la especie empieza a tener un estatus m¨¢s preocupante¡±. Ahora bien, como insiste el profesor, los datos disponibles para proteger a los insectos son mucho peores que los que hay para proteger aves, ballenas o linces. En el caso concreto del Lucanus cervus, en la Pen¨ªnsula hay m¨¢s de 700 cuadr¨ªculas de 10 por 10 kil¨®metros donde se sabe que est¨¢ o ha estado la especie. Para conocer el estado de este insecto, habr¨ªa que tener datos actualizados de todas ellas. ¡°No puedo dedicar mi vida a recorrer 700 cuadr¨ªculas al a?o. Es imposible, repito, imposible, con la fuerza de trabajo que manejo, tener datos cada a?o de esas 700 y pico cuadr¨ªculas¡±, subraya M¨¦ndez. ¡°Con suerte, en un a?o recibo datos igual para 70 u 80 cuadr¨ªcu?las; es decir, si todo va bien, tardo 10 a?os en tener datos de todo el territorio otra vez¡±. Para afrontar mejor esta descomunal tarea, desde 2016 se est¨¢ intentando consolidar una red europea para hacer muestreos todos los veranos con voluntarios.
El trabajo de los aficionados con los insectos (algunos de ellos, principales autoridades para determinadas especies) resulta cada vez m¨¢s importante en entomolog¨ªa. El descubrimiento en 2020 de la lib¨¦lula Onychogomphus cazuma es otro ejemplo de ello, pues, como explica Cecilia D¨ªaz, funcionaria de la Administraci¨®n de Castilla-La Mancha y una de las responsables del hallazgo, ocurri¨® de forma fortuita por una quedada de tres amigos especialistas en odonatos en la casa de uno de ellos. ¡°Nuestro compa?ero Javier nos hab¨ªa advertido de que all¨ª hab¨ªa lib¨¦lulas muy raras y cuando vimos aquello en la mano con Nuria tuvimos claro que era especial¡±, se?ala esta bi¨®loga. ¡°Nos cost¨® confirmar la hip¨®tesis de que era una especie nueva, para la parte de taxonom¨ªa nos val¨ªamos nosotros, pero para los an¨¢lisis moleculares tuvimos que pedir ayuda a investigadores profesionales¡±, destaca. Este fue un descubrimiento muy curioso con un sabor agridulce, pues las escasas poblaciones localizadas muestran que la especie reci¨¦n descubierta ¡°parece que tiene poco futuro¡±.
A pesar del poder del esfuerzo colectivo de los aficionados, en realidad el mundo de los artr¨®podos es demasiado vasto incluso para un ej¨¦rcito de voluntarios. Una de las principales limitaciones es que la mayor parte de los amantes de los insectos buscan las especies m¨¢s vistosas. Nacho Cabellos es profesor de Matem¨¢ticas y aficionado a la entomolog¨ªa, sobre todo a las moscas. ¡°Parece raro cuando lo cuentas por ah¨ª, pero los d¨ªpteros son un grupo muy peculiar que me gusta much¨ªsimo, solo en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica hay m¨¢s de 6.000 especies de moscas¡±, recalca. Cabellos forma parte tambi¨¦n de Biodiversidad Virtual, desde donde organizan excursiones (testings) a sitios como espacios naturales protegidos para intentar fotografiar al m¨¢ximo de insectos y conseguir informaci¨®n valiosa muy dif¨ªcil de lograr de otra forma. ¡°Cuando nosotros empezamos a mandarles informes al parque nacional de Caba?eros o al de las Tablas de Daimiel, ellos no ten¨ªan ni un solo dato sobre insectos que no fueran lib¨¦lulas y mariposas¡±. Y es que, a pesar de las preferencias de este matem¨¢tico por las moscas, sus gustos no coinciden con la mayor¨ªa. ¡°El 99% de los fot¨®grafos de cosas peque?as se dedican a fotografiar mariposas y lib¨¦lulas porque est¨¦ticamente son muy bonitas, son muy pocos los que van detr¨¢s de col¨¦mbolos¡±, comenta.