?rsula Corber¨®: ¡°Tengo que recordarme que yo ya no soy Tokio¡±
?C¨®mo se entierra a un personaje que te convirti¨® en un icono pop global? Apostando por otro no menos escandaloso. La actriz afronta el morbo de convertirse en Rosa Peral en la serie sobre el crimen de la Guardia Urbana, un caso que conmocion¨® a Espa?a en 2017
No se dejen enga?ar por las fotograf¨ªas que acompa?an a este texto. ?rsula Corber¨® ya no lleva flequillo m¨ªnimo. Y no volver¨¢ a esa est¨¦tica en un tiempo por l¨®gica profesional. No es un dato fr¨ªvolo para quien convirti¨® su peinado en un s¨ªmbolo pop. El pelo, como bien apunt¨® Phoebe Waller-Bridge en la serie Fleabag, lo es todo. Y el suyo fue la foto que un ej¨¦rcito de chavalas repartidas por el globo ha llevado a su peluquero de confianza en los ¨²ltimos cinco a?os. Todas quer¨ªan su flequillo, despuntado a unos cent¨ªmetros de sus cejas, enmarcado en una melenita que estilizase su cuello y dejase a la vista una gargantilla negra. El que se inspir¨® en el de Natalie Portman en Le¨®n, el profesional (1994). El que ha acabado convirti¨¦ndose en el peinado de Tokio de La casa de papel. El pelo de su personaje, que fue mutando sutilmente durante las cinco temporadas que dur¨® la segunda serie m¨¢s vista en la historia de Netflix, se convirti¨® en 2018 en ¡°el m¨¢s solicitado por las porte?as¡±, seg¨²n inform¨® el diario Clar¨ªn. Y no solo pas¨® en Argentina. La propia Corber¨® recuerda ir por Barcelona y cruzarse con m¨²ltiples clones de Tokio. Siempre se quedaba de piedra. ¡°El peinado es una de las cosas que, no me preguntes por qu¨¦, es crucial a la hora de crear un personaje. Y si quiero avanzar, al menos necesito dos proyectos en los que no repita est¨¦tica. Nadie me lo ha pedido, pero he tenido que decirme: ¡®Por m¨¢s que te veas guapa y creas que es tu estilo, si eres inteligente y piensas como una actriz, tienes que dejarte crecer el flequillo¡±, cuenta en conversaci¨®n telem¨¢tica, con coleta y sin rastro de ¨¦l, un s¨¢bado de septiembre, admitiendo que est¨¢ en ¡°plena fase de desequilibrio mental¡±. Para su siguiente proyecto toca melena. Ser¨¢ largu¨ªsima, lacia, recta, azabache. No pod¨ªa ser menos ic¨®nica por a qui¨¦n representa.
Aunque estamos en la misma ciudad, el calendario de esta int¨¦rprete barcelonesa es un galimat¨ªas para un encuentro presencial. A sus 33 a?os, Corber¨® encara el rodaje de El cuerpo en llamas, la miniserie de Netflix que ficcionar¨¢ uno de los esc¨¢ndalos criminales y sexuales que m¨¢s debate social ha generado en la ¨²ltima d¨¦cada en Espa?a: el crimen de la Guardia Urbana de Barcelona. Ella ser¨¢ Rosa Peral, la agente de la polic¨ªa local condenada a 25 a?os por asesinar en mayo de 2017 a su novio, el polic¨ªa Pedro Rodr¨ªguez (interpretado por Jos¨¦ Manuel Poga en la serie), junto a su examante y tambi¨¦n miembro del cuerpo Albert L¨®pez (Quim Guti¨¦rrez), en un tri¨¢ngulo rocambolesco que tuvo en vilo a la opini¨®n p¨²blica. Un caso id¨®neo de sexo, mentiras y mensajes de m¨®vil listo para consumirse en vena y explotarse en la edad de oro del true crime. Esa en la que engullimos compulsivamente ¡ªy en la mayor¨ªa de los casos, fomentando el terror sexual¡ª la narraci¨®n y recreaci¨®n de cr¨ªmenes que beben de la realidad.
¡°S¨¦ que hay mucho morbo alrededor de Rosa Peral, pero, si dejaba pasar este papel, me iba a morir de la rabia. Es dificil¨ªsimo encontrar personajes protagonistas con ese peso, matiz y profundidad¡±, dice Corber¨®, y confiesa haberse tomado un tiempo m¨¢s que prudencial para debatir si aceptaba convertirse en la condenada tras el impacto de La casa de papel. Asumiendo el halo de fascinaci¨®n colectiva, mide sus palabras: ¡°Me acerco al caso desde el m¨¢ximo respeto. Mi opini¨®n sobre lo que pas¨® no importa, para eso est¨¢n los jueces¡±, insiste en varias ocasiones, conteni¨¦ndose. Tanto que ignora, sonriendo, la pregunta de si ha ido a visitar a la condenada para trabajar su personaje: ¡°No te voy a contestar¡±.
Corber¨® quiere zambullirse en los vac¨ªos de un personaje que se ha convertido en un arquetipo de thriller er¨®tico noir de los noventa. Como si Peral se hubiese reducido a la versi¨®n 2.0 de Linda Fiorentino en La ¨²ltima seducci¨®n. Lo suyo, dice, ser¨¢ una visi¨®n poli¨¦drica m¨¢s all¨¢ de esa moraleja plana de la femme fatale. ¡°Creo que si intriga tanto es porque a la gente le cuesta imaginarse a una asesina siendo madre y sexualmente activa. Eso es lo que les vuela la cabeza; pero estos casos, desgraciadamente, pasan¡±, explica. La serie quiere aportar m¨¢s capas, humanidad. ¡°Esta tambi¨¦n es la historia de c¨®mo se puede sepultar a una mujer. En mi personaje hay muchos huecos informativos, y eso es lo m¨¢s interesante de este proyecto: explorar los grises. Porque, aunque t¨² hayas hecho una cosa horrible, eso no significa que no te puedan pasar cosas malas a ti tambi¨¦n¡±, aclara.
A mediados de septiembre se filtraron las primeras im¨¢genes del proyecto con Corber¨® en un minivestido, melena, labios rojos y pendientes de aro. El fandom de internet aprob¨® el casting al instante. Algo que ya intu¨ªa Jorge Torregrossa, creador y codirector junto a Laura Ma?¨¢ de El cuerpo en llamas: ¡°?rsula cuenta con el enorme carisma y magnetismo que demanda Rosa Peral. Su talento y capacidad de juego le aportan profundidad y dimensiones a un personaje complej¨ªsimo¡±. El que fuese director de la serie Intimidad ¡ªaqu¨ª repite en el guion con Laura Sarmiento¡ª asegura que ver a la catalana en acci¨®n es ¡°una revelaci¨®n¡±: ¡°Su Rosa Peral tambi¨¦n es vulnerable, y su interpretaci¨®n va a aportar nueva luz a las razones que la llevaron a cometer un crimen as¨ª¡±.
La protagonista sabe que si ha dicho que s¨ª a esta serie es porque le va la marcha. ¡°Hay proyectos que se hacen por romanticismo y otros por inter¨¦s para llegar a otras metas. Yo a Rosa Peral la hago movida por mis entra?as¡±, revela. Pendiente de estreno del thriller de acci¨®n Lift, tambi¨¦n ha rodado en Nueva York otra pel¨ªcula de la que no puede desvelar m¨¢s. Proyectos que encar¨® tras un a?o y medio sin trabajar despu¨¦s de finalizar La casa de papel. Un par¨®n profesional autoimpuesto que la llev¨® a meditar qu¨¦ pasos deb¨ªa dar despu¨¦s de una serie que la hizo tan famosa como para que Madonna la parase en un avi¨®n y le contase que ella tambi¨¦n era groupie de Tokio. ¡°Este impasse no ha sido agradable¡±, recuerda la actriz. ¡°Me he hecho unas preguntas rar¨ªsimas y lo he vivido con altibajos. Despu¨¦s de una cosa tan heavy te dices: ¡®Vale, ahora viene el declive, ?no?¡±.
Su relaci¨®n con la proyecci¨®n de su carrera no es para tom¨¢rsela a la ligera. Corber¨® ha lidiado con la exposici¨®n desde cr¨ªa, desde que hizo un anuncio para un banco con gafas de aumento y entendi¨® que aquel era su destino. ¡°M¨¢s que por ser famosa, yo creo que me dedico a esto porque siempre experimento placer mostr¨¢ndome al mundo. Me gusta saber que la gente me observa. En ese anuncio, por ejemplo, me daba igual verme fea, yo estaba encantada porque sab¨ªa que ser¨ªa algo que se ver¨ªa. Todav¨ªa me pasa¡±, aclara.
Hasta convertirse en Tokio, la catalana hab¨ªa vivido lo que se podr¨ªa imaginar como un proceso gradual en la construcci¨®n de una carrera de ¨¦xito antes de las plataformas. Cant¨® en un grupo infantil (Top Junior, que comparti¨® programa con Tom Jones en M¨²sica s¨ª), alcanz¨® la fama en su tierra gracias a la telenovela catalana del mediod¨ªa ¡ªlas escenas de Ruth, su personaje bul¨ªmico en Ventdelpl¨¤, acumulan ahora centenares de miles de visualizaciones en YouTube¡ª y dio el salto nacional mud¨¢ndose a Madrid a los 17 a?os y participando en aquel bombazo hormonal adolescente que fue F¨ªsica o Qu¨ªmica (FoQ) ¡ªtodav¨ªa le escuece aquel ¡°foll¨¢bamos todos con todos¡± que dijo en una entrevista conmemorativa de la serie y que se viraliz¨® sin remedio: ¡°Tuve que disculparme con varios de mis compa?eros¡±, recuerda¡ª. Tras FoQ, y con la sensaci¨®n de que se hab¨ªa estancado en el papel de la pija graciosa (Perdiendo el norte, C¨®mo sobrevivir a una despedida), llam¨® a las directoras de casting Eva Leira y Yolanda Serrano para buscar una salida. Ellas entendieron que ?rsula tendr¨ªa que ser Tokio. El resto es historia de la televisi¨®n.
El se¨ªsmo lleg¨® cuando La casa de papel pas¨® al cat¨¢logo de Netflix internacional en pleno confinamiento. Se volvi¨® omnipresente. No le hizo falta mudarse a Hollywood ni aprender ingl¨¦s para empezar con una romcom bisagra a un taquillazo. Ya era un icono global, solo que todo el planeta estaba mir¨¢ndola encerrado en su casa. Ella tambi¨¦n lo estaba. ¡°Fue una experiencia rar¨ªsima. Me pas¨¦ la pandemia en Buenos Aires, lejos de mi familia. Fui a ver a mi novio 10 d¨ªas y me qued¨¦ cuatro meses [se refiere al Chino Dar¨ªn, con el que mantiene una relaci¨®n desde 2016, cuando rodaron juntos La embajada]. All¨ª pet¨® todo y, si te soy sincera, para m¨ª la lectura de la pandemia es horrible, algo macabra. Me bloque¨® por completo, tuve un cacao mental tremendo. Me levantaba y me explotaba Instagram, con seguidores desde la India hasta Estados Unidos, y me pas¨¦ dos semanas haciendo promoci¨®n con zooms delirantes, fingiendo que todo estaba genial y mandando ¨¢nimos a gente que lo estaba pasando fatal cuando yo era la menos indicada porque lo estaba diciendo desde el privilegio¡±, rememora.
Corber¨® acumula ahora 23,5 millones de seguidores en esa red social de la que habla. Y est¨¢ empezando a asumir que esa cifra puede cambiar. ¡°Desde que se acab¨® La casa de papel han ido bajando. Al principio me angustiaba. Me dec¨ªa: ¡®?Voy a perderlos a todos?¡¯. Esa serie me dio seguidores y campa?as publicitarias internacionales. Eso es much¨ªsimo. Pero me he tenido que ir recordando a m¨ª misma que no pasa nada si van cayendo. Que, en realidad, no eran fans m¨ªos, sino de Tokio. Y que si me siguieron es porque hice bien mi trabajo dentro de ese sello que era un proyecto mucho m¨¢s grande que mi persona. Tengo que recordarme que yo ya no soy Tokio¡±, repite con calma, como intentando interiorizar de nuevo esa afirmaci¨®n. En constancia, y en entender que en esta vida nadie regala nada, Corber¨® viene con la lecci¨®n asumida.
Nacida hace 33 a?os en Barcelona y viviendo desde los 8 en Sant Antoni de Vilamajor, un pueblo de 4.000 habitantes en la comarca barcelonesa del Vall¨¨s Oriental, esta hija de un carpintero y de una madre que ha sido limpiadora, pescadera, auxiliar de cl¨ªnica dental o lo que hiciera falta para llevar dinero a casa entiende lo que est¨¢ en juego con cada proyecto. ¡°No provengo de una familia de ¨¦lite, pero en esta profesi¨®n se suele dar por hecho que es as¨ª. En 2008, cuando explot¨® la crisis, me entrevistaban y me preguntaban a qu¨¦ se dedicaban mis padres, y yo dec¨ªa: ¡®Est¨¢n en paro¡¯. Todos se re¨ªan con la respuesta, pensaban que estaba de broma. Siempre me sorprend¨ªan esos prejuicios, aqu¨ª no todo es brillo¡±, aclara. Dice que sus or¨ªgenes le dan perspectiva para mantener los pies en el suelo: ¡°Ser de la periferia no me ha hecho sentirme forastera en la industria, pero s¨ª se me ha hecho m¨¢s f¨¢cil entender este juego. Si hablase con mis amigos del pueblo como en las alfombras rojas, me dir¨ªan: ¡®?A qui¨¦n se la intentas colar?¡±.
Cree que vivimos en una sociedad muy castigadora. ¡°Se confunde la autoestima con que se te suban las cosas a la cabeza y con ser cre¨ªda. Y a veces tambi¨¦n confundimos ser profesional con ser complaciente y sumisa. Es agotador ser mujer y sentir que no puedes meter la pata. Yo me he sentido culpable muchas veces de no saber frenar a alguien o no haber dicho lo que pensaba. Es comprensible: no quieres que piensen que eres una diva. Pero ni est¨¢s siendo fiel a ti misma ni est¨¢s expresando tus necesidades. Estoy aprendiendo a saber decir no. Ahora digo: ¡®Esto me incomoda¡±.
Como a su pr¨®xima protagonista, le gusta gustar. ¡°A veces quiero pensar que Daft Punk fueron los m¨¢s listos porque se hicieron famosos sin que la mayor parte del mundo sepa qu¨¦ cara tienen, pero luego digo: ¡®Bah, si yo paso del low profile. A m¨ª me encanta fardar de las cosas buenas¡¯. Mi novio es todo lo contrario a m¨ª, siempre discreto, pero, ?por qu¨¦ no voy a poder sentir placer en compartir que las cosas me van bien? ?Si eso es fant¨¢stico!¡±.
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