La perplejidad del gato
Escuchaba las noticias de los incendios en Grecia y parec¨ªa que estaba ardiendo el mundo cl¨¢sico
Los incendios forman ya parte del paisaje veraniego (aunque empiezan a tomarle tambi¨¦n gusto al invierno). All¨¢ donde vayas de vacaciones, puedes visitar uno o dos como el que visita un hayedo, un robledal, una reserva de animales en extinci¨®n. El pasado julio se cebaron en lugares m¨ªticos de Grecia tales como las islas de Rodas o de Corf¨². Escuchabas las noticias y parec¨ªa que estaba ardiendo el mundo cl¨¢sico. No se...
Los incendios forman ya parte del paisaje veraniego (aunque empiezan a tomarle tambi¨¦n gusto al invierno). All¨¢ donde vayas de vacaciones, puedes visitar uno o dos como el que visita un hayedo, un robledal, una reserva de animales en extinci¨®n. El pasado julio se cebaron en lugares m¨ªticos de Grecia tales como las islas de Rodas o de Corf¨². Escuchabas las noticias y parec¨ªa que estaba ardiendo el mundo cl¨¢sico. No se pod¨ªa subir a la Acr¨®polis del calor provocado por el cambio clim¨¢tico. Acabar¨¢n derriti¨¦ndose las piedras, pensaba uno, hundido en el sof¨¢, observando por la tele las lipotimias de los turistas que volv¨ªan de ver el Parten¨®n, o de que el Parten¨®n, m¨¢s bien, los viera a ellos, pues con aquellas temperaturas era imposible disfrutar de nada. Hasta las Cari¨¢tides del Erecteion sudaban bajo aquellos rayos del Sol que parec¨ªan llegar a la Tierra sin atravesar ning¨²n filtro atmosf¨¦rico que mitigara su crueldad.
Y, como suele suceder en medio de los grandes desastres, lo peque?o adquir¨ªa de repente un valor simb¨®lico incalculable. Ah¨ª tienen, en medio del infierno, a un bombero que acaba de rescatar del fuego a dos conejos y un gato. Ese hombre cuyo rostro ocultan las gafas protectoras y la mascarilla no lleva en sus brazos tres pobres animales, lleva la Vida, con may¨²sculas. Est¨¢ poniendo a salvo, metaf¨®ricamente hablando, la Vida misma del planeta, incluidas la de usted y la m¨ªa, la de todos. Y se lo agradecemos con la docilidad que muestran las tres mascotas asustadas. No se pierdan la expresi¨®n del gato, ni su perplejidad, que es un fiel reflejo de la nuestra.