Tenemos miedo... ?o es s¨®lo incertidumbre?
La novelista Andrea Genovart, de 30 a?os, y el pensador y escritor Jos¨¦ Antonio Marina, de 84, dialogan sobre los temores y las dudas del presente y el futuro
En 2006, el pensador, escritor y catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Jos¨¦ Antonio Marina (Toledo, 84 a?os) public¨® Anatom¨ªa del miedo. Un tratado sobre la valent¨ªa, donde pon¨ªa en pie toda una genealog¨ªa de ¡°la gran familia de la angustia, la inquietud, el terror y la vulnerabilidad¡± y hac¨ªa un canto a la valent¨ªa como punto de despegue de la naturaleza humana hacia una nueva definici¨®n. Hace apenas dos meses, la escritora y licenciada en Teor¨ªa de la Literatura ...
En 2006, el pensador, escritor y catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Jos¨¦ Antonio Marina (Toledo, 84 a?os) public¨® Anatom¨ªa del miedo. Un tratado sobre la valent¨ªa, donde pon¨ªa en pie toda una genealog¨ªa de ¡°la gran familia de la angustia, la inquietud, el terror y la vulnerabilidad¡± y hac¨ªa un canto a la valent¨ªa como punto de despegue de la naturaleza humana hacia una nueva definici¨®n. Hace apenas dos meses, la escritora y licenciada en Teor¨ªa de la Literatura Andrea Genovart (Barcelona, 30 a?os) gan¨® el Premio Llibres Anagrama de Novela 2023 con Consum preferent (Consumir preferentemente en su loca versi¨®n castellano-catal¨¢n-franc¨¦s-ingl¨¦s-y-dem¨¢s), y que supone, m¨¢s all¨¢ de un divertido zambombazo estil¨ªstico, un retrato entre amargo y sat¨ªrico de su generaci¨®n: la atrapada entre la crisis econ¨®mica de 2008 y la pand¨¦mica de 2020. Para dialogar sobre miedos, valent¨ªas, dudas, conformismos, escepticismos, cobard¨ªas y cabreos relacionados con el presente y con el futuro, invitamos a ambos a que se sentaran frente a frente en el Ateneo de Madrid.
Miedo clim¨¢tico, miedo laboral, miedo a no encajar, miedo a la m¨¢quina, a la inteligencia artificial, miedo a la polarizaci¨®n, miedo a los extremismos, miedo a otra pandemia, miedo al terrorismo, miedo a la guerra, miedo a tener seres queridos en peligro, miedo a Dios, incluso miedo a secas, ese miedo inexplicable. Estamos rodeados, ?no? ?Como siempre o m¨¢s que nunca?
Jos¨¦ Antonio Marina. Uno de los sentimientos m¨¢s continuos en la humanidad es el miedo. Ha sido un gran organizador social, de manera que el poder siempre se ha dedicado a ¨¦l; uno de los procedimientos que ha tenido para imponerse ha sido el miedo. Maquiavelo asume que a la gente se le puede mandar o mediante el amor o mediante el miedo, y que de hecho ser¨ªa mejor hacerlo mediante el amor, pero que es muy dif¨ªcil. Y que es m¨¢s eficaz el miedo. Pero Andrea, quer¨ªa comentarte algo. No s¨¦ si las nuevas generaciones, que por l¨®gica hoy deber¨ªan sentir mucho miedo a la incertidumbre, de alguna manera se han adaptado a ella porque en realidad no esperan gran cosa. ?Qu¨¦ opinas?
Andrea Genovart. S¨ª, yo creo que de hecho la incertidumbre se ha asimilado hasta el punto de la incapacidad de proyectar. Y eso es totalmente paralizador. Muchas veces, incluso el miedo act¨²a como motor pol¨ªtico. Y yo creo que ahora estamos en un momento en el que al miedo se une la depresi¨®n. Un mal de nuestra ¨¦poca es que antes quiz¨¢s los miedos eran m¨¢s concretos ¡ªuna guerra, una enfermedad¡¡ª, pero ahora tengo la sensaci¨®n de que algunos no tienen objeto, por ejemplo¡, el miedo al futuro. Miedos l¨ªquidos y amorfos. O el miedo al cambio clim¨¢tico, que es como una idea de apocalipsis. En mi generaci¨®n hay un miedo no identificable, algo como que te atraviesa, que no tiene objeto, pero que es un estado.
J. A. M. Creo que tienes raz¨®n, Andrea. Por eso, cuando hacemos una fenomenolog¨ªa del miedo, el miedo es la conciencia de que ha aparecido un peligro. Es un sentimiento muy b¨¢sico, un sentimiento como de ansiedad. Cuando se concreta y se puede determinar el peligro, entonces es miedo. Cuando no se puede pero se sigue teniendo ansiedad, t¨¦cnicamente es angustia.
A. G. ?No ser¨ªa contradictorio, por definici¨®n, hablar de miedo al futuro, ya que el futuro no se puede definir? ?No deber¨ªamos decir m¨¢s bien eso, ¡°angustia¡±?
J. A. M. E incertidumbre. Incertidumbre es que la informaci¨®n que tenemos es tan gigantesca que, en vez de limitar la incertidumbre, la aumenta. Y otra cosa es la ambig¨¹edad, que es la dificultad de comprender lo que pasa. Y esa sensaci¨®n de decir ¡°no entiendo lo que pasa¡±, yo creo que en la generaci¨®n m¨¢s joven ha dado lugar a una cosa que a m¨ª me preocupa, y que es decir: ¡°Mira, no lo comprendo y a lo mejor no es tan importante¡±. Hay una especie de decaimiento en la necesidad de comprender las cosas. Y eso a m¨ª me parece peligroso. El personaje de tu novela representa algo as¨ª.
A. G. Una cosa muy de nuestra generaci¨®n y que hace que nos instalemos en un gran escepticismo y por lo tanto en un cinismo que nos hace que pensemos que sea in¨²til aprender, politizarnos o cualquier cosa, es vivir la ca¨ªda del sue?o capitalista, que es la promesa del esfuerzo, de la rotaci¨®n de clases. No creo que haya mucho margen en lo que es el progreso ni que el progreso sea algo sobre lo que pueda uno ya decidir, y eso hace que te instales en esta cosa que t¨² mencionabas de una inercia.
J. A. M. Mis exalumnos, es decir, los que tienen tu edad aproximadamente, Andrea, se han instalado en algo que me parece triste, una especie de impotencia, pero una impotencia confortable. No hay esperanza en el futuro¡, pero bueno, ya me arreglo bien los fines de semana. En realidad es una especie de frustraci¨®n aceptada.
Hay bastante gente de 30 a?os contenta porque no le falta trabajo, pero nunca dura mucho en ning¨²n sitio. Les dicen que trabajan bien, pero es imposible que se queden mucho tiempo.
A. G. Es que hay estructuras que son de base y son muy precarias. Yo en cuatro a?os me he tenido que cambiar cuatro veces de piso, con todo el desgaste emocional que supone. Hay una l¨®gica de trabajo basada en contratos temporales. Y todo eso, por no hablarte tambi¨¦n del problema de relacionarnos sexoafectivamente, todo es lo m¨¢s l¨ªquido posible y mediante aplicaciones. No lo justifico y no creo que nada de esto lleve a buen puerto, pero puedo entender que al final el ¨²nico margen que tiene hoy la gente joven es saber si se toma una cerveza o no, si se gasta el dinero en una cena o no.
J. A. M. Entonces, m¨¢s que una sensaci¨®n de miedo al futuro, hay una sensaci¨®n un poco como de aceptaci¨®n de la provisionalidad.
A. G. S¨ª, de desarraigo.
J. A. M. Hombre, creo que eso est¨¢ salvando de la depresi¨®n a mucha gente, pero en otro sentido pienso que estamos teniendo gente joven muy poco rebelde. Y algo m¨¢s grave: los j¨®venes empiezan a sentir como un desd¨¦n por la libertad. O sea: ¡°Bueno, la libertad no es tan importante, al menos mientras se mantenga una especie de libertad de elecci¨®n inmediata¡±. ?Eres libre? ¡°S¨ª, porque tengo 10 marcas de cerveza para elegir en el supermercado¡±. Pero mira, para lo que no tienes libertad es para ir o no ir al supermercado. Es una especie de libertad acotada. Y esa es, a mi juicio, una de las razones que est¨¢n provocando un giro hacia democracias no liberales.
Eso choca en cierto modo con algo que tambi¨¦n se refleja en el libro de Andrea Genovart y que usted, en Anatom¨ªa del miedo, reflejaba tambi¨¦n citando a Karen Horney y su concepto de ¡°la tiran¨ªa de la autoexigencia¡±. Ese conformismo choca con el estr¨¦s del ¡°tengo que¡±, ¡°la gente espera que yo¡±¡
A. G. A ver, yo creo que ahora mismo nuestra generaci¨®n est¨¢ en una encrucijada de polaridades brutales: creo que una generaci¨®n nunca se hab¨ªa sentido tan libre siendo tan esclava, porque s¨ª, se siente muy libre en el sentido de libertad sexual, de participar en movimientos sociales y en medios alternativos, pero a la vez eres superesclava de din¨¢micas capitalistas que yo creo que est¨¢n m¨¢s s¨®lidas que nunca, y caes en el peligro de creerte libre.
Nuestra generaci¨®n est¨¢ en una encrucijada de polaridades brutales: creo que una generaci¨®n nunca se hab¨ªa sentido tan libre siendo tan esclava¡± (Andrea Genovart)
J. A. M. Muchas cosas en el ¨¢mbito de las nuevas tecnolog¨ªas ocurren dentro de un marco de no libertad. Y uno de esos momentos decisivos que pasaron casi desapercibidos y que est¨¢n influyendo much¨ªsimo es cuando Facebook introdujo en sus programas el like. Es decir, te voy a dar un peque?ito premio cada vez. Estamos todos recibiendo continuamente peque?os premios, y esa es una de las cosas que nos hace adictivos a las nuevas tecnolog¨ªas.
El elemento narcisista, para entendernos.
A. G. Ese elemento te crea una aut¨¦ntica dependencia con tu autoimagen. Llega un momento en que tienes que existir para el otro. Es horrible que cuando una persona se da de baja en redes sociales, por ejemplo, es como que deja de existir en el imaginario del otro.
Dice la psiquiatra y ensayista francesa Marie-France Hirigoyen, autora de libros como Las nuevas soledades, El acoso moral o Los narcisos han tomado el poder, que ya no importa lo que eres, sino lo que das a entender que eres¡
J. A. M. ?Ese s¨ª que es un miedo actual!
A. G. Es que la existencia ahora es en t¨¦rminos virtuales, de simulacro, como dec¨ªa Baudrillard. Hay una cantidad de tiempo y de esfuerzo descomunal dedicada a mantenerse al d¨ªa, proyectar y saber qu¨¦ proyecta el otro, a trav¨¦s solo del c¨®digo digital. Ese tiempo es ya superior al que dedicamos a experiencias emp¨ªricas y f¨ªsicas.
J. A. M. Lo que se est¨¢ produciendo, y esto s¨ª que da miedo, es que nos estamos acostumbrando a consumir solo mensajes breves. Esos formatos de expresi¨®n breves son adecuados para un eslogan publicitario, para una consigna, para un meme, para un insulto, pero no para un argumento. Los argumentos exigen textos largos. Pero estamos en un tipo de comunicaci¨®n social ¡ªy pol¨ªtica¡ª donde no se pierde el tiempo en argumentos.
A. G. Esto se ve en Twitter: 240 caracteres para decir conceptos y cosas importantes por parte de personalidades pol¨ªticas o para hablar del cambio clim¨¢tico, no s¨¦ yo¡
Los tuits son a veces como el arranque de su libro: alguien vomitando porque algo le ha sentado mal.
A. G. ?Totalmente! Es como algo bul¨ªmico. Eso hace que el receptor no est¨¦ preparado para entender un proceso de conocimiento, con todo lo que eso supone en el ¨¢mbito temporal, de esfuerzo. Mucho receptor no necesita ya ni de lo previo, al contrario, le aburre.
J. A. M. Cuando doy cursos a gente de posgrado de Filosof¨ªa, les hago una pregunta que es un test de urgencia: ¡°?Cre¨¦is que todas las opiniones son respetables?¡±. Y todos me dicen que s¨ª. Y yo les digo que se confunden. Una cosa es el derecho de todas las personas a decir que su opini¨®n es respetable y otra que lo sea, porque el contenido de esas opiniones puede ser imb¨¦cil, ofensivo, calumniador, terrorista¡ o una tonter¨ªa como decir que la Tierra es plana. Y cont¨¦ esto en un acto al que me hab¨ªan invitado en A Coru?a, y fue una especie de locura, lo colgaron en Instagram y no s¨¦ d¨®nde m¨¢s, fue trending topic¡, ?pero si es algo evidente!, ?c¨®mo se puede sorprender la gente de eso? Estamos en una polifon¨ªa superficial. Todas las voces acaban teniendo el mismo valor.
Provoca cierta inquietud el actual nivel educativo en parcelas referidas al pensamiento cr¨ªtico, la expresi¨®n de las opiniones, el aprendizaje de la conversaci¨®n, de la disertaci¨®n, disciplinas que en otros pa¨ªses s¨ª existen. ?Qu¨¦ opinan?
J. A. M. En este momento el mundo est¨¢ en estado de alarma educativa. Estamos diciendo que el 60% de los empleos en que van a trabajar los chicos y chicas que ya est¨¢n en la escuela a¨²n no se han inventado. Y si no sabemos en qu¨¦ van a trabajar, con qu¨¦ sistemas conceptuales van a pensar, con qu¨¦ herramientas van a trabajar y a qu¨¦ problemas se van a enfrentar, ?qu¨¦ demonios ense?amos? El pensamiento pedag¨®gico est¨¢ igual que el pensamiento filos¨®fico: bajo m¨ªnimos. Adem¨¢s, estamos en la econom¨ªa de la atenci¨®n. No importa tanto manejar los comportamientos pol¨ªticos como manejar la atenci¨®n. Ya lo dec¨ªa el consejero delegado de Netflix: ¡°Si tenemos un problema, es el hecho de que la gente necesite dormir; porque si necesita dormir, no puede estar con las pantallas¡±. La atenci¨®n es el bien escaso. Y el pensamiento cr¨ªtico, igual. Es un grave problema el hecho de que en las universidades de ¨¦lite de Estados Unidos se est¨¦ desprestigiando el pensamiento cr¨ªtico. Es muy fuerte: muchos alumnos est¨¢n exigiendo a los rectores que en la universidad no hay que introducir ideas que puedan inquietarlos. Eso es grave, pero que los rectores est¨¦n de acuerdo es terrible. Y ocurre otra cosa terrible. Hoy pertenecemos a tribus distintas, con lo cual se desploma la noci¨®n de universalidad. Cada tribu tiene su idea. Y as¨ª, el pensamiento woke dice: ¡°Mira, yo soy un pensamiento negro, o un pensamiento queer, o un pensamiento trans, y no me interesa lo m¨¢s m¨ªnimo explic¨¢rtelo porque no me interesa que me entiendas. Esta es la verdad de mi grupo y la del tuyo me trae sin cuidado.
A. G. Bueno, para m¨ª no es problem¨¢tico desterrar la idea de verdad universal. Podr¨ªamos organizarnos sabiendo que no la hay, aceptando, eso s¨ª, ciertos m¨ªnimos.
J. A. M. Pero Andrea, si prescindes de la idea de universalidad, la pluralidad como tal no vale para nada, porque dentro de la pluralidad pueden estar los nazis. Y si prescindes del concepto de verdad universal, no tiene valor decir que todos los hombres y mujeres son iguales. Si prescindes de la verdad universal, llega Trump y les dice a los agricultores de Ohio que lo del cambio clim¨¢tico es una mentira de unos se?oritos del este. Negar la posibilidad de verdades que sean justificables universalmente es m¨¢s grave de lo que parece. Pero querr¨ªa volver al concepto de impotencia confortable del que habl¨¢bamos antes¡ Tanto Yuval Noah Harari como Francis Fukuyama est¨¢n diciendo que hacia donde vamos es hacia la idea de una especie como de felicidad c¨®moda, una felicidad sin grandes expectativas: confort, bienestar¡, y eso nos trae¡
A. G. ¡ Pero ?qui¨¦n define lo que es comodidad? Porque una cosa que yo veo mucho cuando se critican las demandas de la gente de mi generaci¨®n es que nos hacen sentir como m¨¢ximos cosas que son m¨ªnimos. Si pides un trabajo m¨¢s digno te dicen que al menos tienes trabajo. O sea, da las gracias por estar viva y ya. Se nos infantiliza, se hace ver que somos solo unos quejicas o unos eg¨®latras.
Espa?a tiene un 30% de paro juvenil y desde 2008 el poder adquisitivo de los j¨®venes ha ca¨ªdo en un 23% [Instituto Nacional de la Juventud]. ?Qu¨¦ mecanismos de respuesta ha puesto en marcha esa generaci¨®n atrapada entre la crisis econ¨®mica de 2008 y la crisis pand¨¦mica de 2020?
A. G. Pues me parece que el mecanismo de respuesta que tenemos ¡ªy no lo defiendo¡ª es la idea de la evasi¨®n y del consumo exacerbado, sobre todo tecnol¨®gico. Esos mecanismos est¨¢n muy afectados por la sobreinformaci¨®n, que supone una masa de informaci¨®n tan enorme que nos lleva a una par¨¢lisis por escepticismo o cinismo. Por ejemplo, para muchos ya no hay un partido de derechas y uno de izquierdas, porque la pol¨ªtica est¨¢ corrompida de por s¨ª.
Puede ocurrir que el siguiente paso a esa desmovilizaci¨®n sea la desvinculaci¨®n, y de ah¨ª al c¨¦lebre ¡ªy temible¡ª idiotes aristot¨¦lico, ?no?
A. G. O a la psicopat¨ªa, o a la sociopat¨ªa¡
J. A. M. Hay una cosa que suena muy mal, pero en estos momentos la felicidad psicol¨®gica est¨¢ de moda. Y a m¨ª eso me parece una cat¨¢strofe social. Es una especie de estado de ¨¢nimo satisfecho en el que no echo nada gravemente en falta y que me gustar¨ªa que durara siempre. Cada uno la busca como puede. Pero luego hay otra cosa, que viene b¨¢sicamente de la Revoluci¨®n Francesa, y que es la felicidad pol¨ªtica, la felicidad p¨²blica. Es una situaci¨®n objetiva, ya no un estado de ¨¢nimo, donde considero que mis proyectos de felicidad est¨¢n protegidos.
A. G. Desde la pol¨ªtica se nos infantiliza: que si nos toca ser rebeldes, que si nos toca quejarnos, que si lo hemos tenido todo. Pero ya han pasado 15 a?os de la crisis de 2008 y entonces es l¨®gico que haya un escepticismo.
J. A. M. Quejarse de algo no es plantear un problema. Lo importante es identificar bien el problema antes de tratar de resolverlo. Y si los pol¨ªticos, que en teor¨ªa tendr¨ªan que solucionar los problemas, aparecen a ojos de la gente como el gran problema, ?en qu¨¦ mundo vivimos? Mi nuevo libro, que publicar¨¦ en unos meses, se titula Historia universal de las soluciones, y es un libro a contracorriente que trata un poco de todo esto...
A. G. Para m¨ª hay una cosa imprescindible. Para marcar una hoja de ruta, algo que no se hace en nuestro pa¨ªs, har¨ªa falta poner todas las cartas sobre la mesa, y lo que se ha demostrado en las ¨²ltimas d¨¦cadas es que este ha sido un Estado que ha falseado, ha mentido, ha corrompido.
Una cosa es sentir miedo ¡ªque puede ser beneficioso¡ª y otra ser un cobarde. El cobarde no entra en el campo de las emociones, sino en el de los comportamientos¡± (Jos¨¦ Antonio Marina)
Hemos empezado hablando del miedo y podr¨ªamos acabar hablando de miedosos y valientes. ?Es malo el miedo o puede ser una alerta para valientes dispuestos a asumirlo y as¨ª darse cuenta de los peligros?
J. A. M. El miedo es una de las emociones b¨¢sicas, lo hay en todas las especies animales con un sistema nervioso estructurado. Como todas las emociones, es una especie de GPS del comportamiento y, como todas las emociones, nos sirve para tomar decisiones de un modo muy r¨¢pido y para poner en marcha mecanismos que salvan. Pero una cosa es sentir miedo ¡ªque puede ser beneficioso¡ª y otra ser un cobarde. El cobarde ya no entra dentro del campo de las emociones, sino de los comportamientos.
A. G. El miedo tiene cosas muy ¨²tiles, tambi¨¦n socialmente: el miedo al terrorismo, o a cualquier totalitarismo. Pero yo pienso que estamos en un momento en que el miedo se nos ha ido de las manos porque ya somos catastr¨®ficos y no miedosos. Creo que tenemos que regular un poco eso, desde la valent¨ªa y el optimismo.