Francis Fukuyama: ¡°No todos los votantes de partidos populistas son racistas o xen¨®fobos¡±

El fin de la historia tendr¨¢ que esperar. Francis Fukuyama (Chicago, 1952) salt¨® a la fama mundial hace tres d¨¦cadas, siendo a¨²n un polit¨®logo treinta?ero, por un pol¨¦mico ensayo en el que planteaba que la victoria de la democracia liberal capitalista sobre el comunismo ¡ªy, previamente, sobre el fascismo¡ª era rotunda y definitiva. Tanto, que pod¨ªa significar el cese de los grandes cambios y enfrentamientos ideol¨®gicos. Era verano de 1989 y el mundo asist¨ªa a la perestroika y a los disturbios en Tiananmen. Adoptando ideas de Hegel, Fukuyama titul¨® su ensayo ¡°?El fin de la historia?¡±. Solo el nacionalismo y los fundamentalismos religiosos, apuntaba, constitu¨ªan un peligro. Tres a?os despu¨¦s, ya sin interrogante siquiera, public¨® el libro El fin de la historia y el ¨²ltimo hombre.?

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A partir de ah¨ª, buena parte de su obra posterior se antoja como una gran nota a pie de p¨¢gina de esa idea, pues los riesgos que entra?aban la religi¨®n y el nacionalismo se han demostrado m¨¢s graves y la fe en la econom¨ªa de mercado, m¨¢s fr¨¢gil. El intelectual estadounidense, investigador en Stanford, ha evolucionado en sus postulados. Estos d¨ªas se muestra preocupado por la desigualdad. En el nuevo libro que promociona, Identidad (Deusto, 2019), alerta del riesgo de las pol¨ªticas de identidad. Durante la entrevista aguarda con aire resignado la pregunta que le repiten constantemente desde la victoria de Donald Trump y el ¨¦xito de otros fen¨®menos populistas recientes: si ve refutada aquella tesis suya de hace 30 a?os.

Un paseo por la Universidad de Harvard permite comprobar su estatus de celebridad acad¨¦mica. Varios estudiantes le piden selfis y se acercan a saludarle. Les atiende y responde, tambi¨¦n, con paciencia.

Pregunta. ?Cu¨¢n a menudo le preguntan si a¨²n piensa lo mismo que sosten¨ªa en El fin de la historia??

Respuesta. Pr¨¢cticamente en cualquier entrevista, cada vez que se produce alg¨²n gran acontecimiento pol¨ªtico en el mundo. Ya me he resignado. Sin embargo, en el libro El fin de la historia y el ¨²ltimo hombre hablo de Donald Trump y uso algunos de los conceptos subyacentes que describen el actual movimiento de la pol¨ªtica hacia la identidad. As¨ª que, en cierto modo, creo que anticip¨¦ algunas de las cosas que han ocurrido recientemente.

¡°El problema de la izquierda es que no aceptan que un pa¨ªs debe controlar los flujos migratorios¡±

P. Ya en aquel ensayo destac¨® dos riesgos: el nacionalismo y la religi¨®n. ?Eran m¨¢s importantes de lo que cre¨ªa hace 30 a?os??

R. Lo que m¨¢s me ha sorprendido es que ha ocurrido en Estados Unidos, y en Reino Unido, y en algunos pa¨ªses que eran parangones de la democracia. No me sorprende que Polonia o Hungr¨ªa se muevan en esa direcci¨®n, pero que Estados Unidos eligiese a alguien como Trump es algo que no habr¨ªa predicho. Me sorprendi¨® el auge de estos movimientos populistas en democracias consolidadas. Son un riesgo para el sistema liberal democr¨¢tico que hemos creado. Es un fen¨®meno global, alejado de la agenda del siglo XX, pasa de la lucha sobre asuntos econ¨®micos a una m¨¢s basada en la identidad. Es un movimiento preocupante, en el que los pol¨ªticos usan su legitimidad democr¨¢tica para atacar las partes liberales del sistema, como la Constituci¨®n, las instituciones¡­

P.?En la idea de pol¨ªtica de la identidad mezcla asuntos muy dispares: nacionalismo, feminismo, Vlad¨ªmir Putin, el movimiento afroamericano Black Lives Matter...

R.?Lo que tienen en com¨²n es una cierta psicolog¨ªa. La identidad se basa, en mi opini¨®n, en el sentimiento que todos tenemos sobre un yo interior con una cierta dignidad o valor. Y queremos que la gente reconozca esa dignidad. Ahora bien, la evaluaci¨®n moral de esos movimientos es obviamente muy diferente. Black Lives Matter o MeToo se construyen a partir de una injusticia social real; mientras que la Rusia de Putin, un caso distinto, es agresiva, su sentido de naci¨®n significa la dominaci¨®n de otros pa¨ªses a su alrededor. Y eso no es leg¨ªtimo. No hay una equivalencia moral entre estos movimientos. Pero s¨ª les une un sentimiento de dignidad insatisfecha.

P.?Pero la diferencia tambi¨¦n estriba en que el feminismo o movimientos como Black Lives Matter?buscan justamente que la identidad deje de importar. Que un afroamericano en coche tenga tantas posibilidades de que la polic¨ªa le pare como una mujer blanca. Y que a esa mujer una entrevista de trabajo le resulte igual que a un hombre.

R. Ese es el punto de partida de muchos movimientos identitarios progresistas, como el movimiento original por los derechos civiles, pero muchos acaban aceptando que el grupo identitario determina su legitimidad y sus posiciones pol¨ªticas. Por ejemplo, en muchas universidades si eres un hombre blanco no puedes hablar de ciertos asuntos simplemente porque tu modo de nacer establece tu legitimidad a la hora de expresar una opini¨®n. Es un modo equivocado de interpretar la identidad. Tu experiencia particular se vuelve tan importante a la hora de definir qui¨¦n eres que se hace dif¨ªcil crear comunidad con gente diferente de ti. Y ese es el punto en el que [la identidad] se vuelve problem¨¢tica.?

P. ?No cree que la identidad se construye desde fuera? Por ejemplo, la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi cuenta que no se sinti¨® negra hasta que se mud¨® a Estados Unidos y vio que la trataban de un modo distinto a los blancos.

R. S¨ª, es la sociedad desde fuera la que te define como miembro de un grupo, pero entonces, a veces, t¨² lo internalizas y piensas as¨ª de ti mismo. Y est¨¢ bien, todos tenemos identidades particulares, pero en democracia tambi¨¦n es importante tener sentido de comunidad, porque debes participar en el sistema pol¨ªtico democr¨¢tico, y si sientes que no tienes nada que ver con el resto de la gente por esas diferencias ¡ªrelativas a raza, o g¨¦nero religi¨®n¡­¡ª? es un problema para la democracia.

P. ?Podr¨ªa una democracia perfecta, con equidad perfecta, lograr el fin de la identidad?

R. No lo creo, la identidad viene de las experiencias compartidas y no existe una democracia en el mundo con todas las experiencias compartidas, de hecho, no creo que sea deseable. La diversidad es inherente a la sociedad y est¨¢ creciendo.

P. Usted cree que hay un punto en el que uno deja de luchar por ser igual y empieza a reconocerse como especial. ?Puede dar alg¨²n ejemplo?

R. El movimiento afroamericano original quer¨ªa la igualdad y lograr la aceptaci¨®n de la sociedad, pero hay partes del movimiento del poder negro que dicen: ¡°No, lo cierto es que los negros no queremos ser iguales, tenemos nuestra propia cultura, nuestra forma del ver el mundo y queremos ser reconocidos como grupo¡±. El reconocimiento de grupo se vuelve problem¨¢tico cuando este se basa en principios no democr¨¢ticos. Ese es uno de los motivos por los que el islam se ha vuelto controvertido. Las comunidades musulmanas m¨¢s conservadoras no tratan a los gais, las mujeres o los jud¨ªos con el nivel de igualdad y respeto que la sociedad demanda. Ese tipo de cultura contradice los principios subyacentes de la sociedad general.

¡°El separatismo catal¨¢n ha provocado un nuevo nacionalismo de derechas que antes estaba cuidadosamente reprimido¡±

P.?El polit¨®logo Samuel Huntington sosten¨ªa que los latinos ten¨ªan m¨¢s dificultades de integraci¨®n en Estados Unidos que otros migrantes por su falta de cultura anglosajona. ?Cree que hay que tener esta conversaci¨®n ahora sobre los musulmanes?

R. Es una de esas conversaciones dif¨ªciles que creo necesarias. Huntington se equivoc¨® con la caracterizaci¨®n de los latinos, no son culturalmente tan diferentes de los anglosajones, y creo que se van a asimilar. El ¨²nico peligro es que el n¨²mero es tan elevado que puedes tener a hispanos que viven en comunidades sin la presi¨®n de asimilarse. Pero otros grupos tienen m¨¢s dif¨ªcil la asimilaci¨®n. El problema no es el islam en s¨ª, el problema en Europa es una interpretaci¨®n extremadamente conservadora del islam que viene apoyada con mucho dinero desde Arabia Saud¨ª. Y ese es el problema, que tiene comunidades paralelas que no se quieren integrar.

P. En su libro pone como ejemplo a musulmanes que no quieren formaci¨®n sobre la comunidad LGBT en las escuelas o que no quieren ser atendidos por m¨¦dicas.

R. No es aceptable. El respeto a la diversidad cultural no deber¨ªa extenderse a pr¨¢cticas culturales que contradicen principios fundamentales de tu propia democracia. Uno de ellos es la igualdad de las mujeres y otro son los derechos LGBT. No puedes reducir esos derechos por respetar una cultura a la que no le gustan.

P. ?Qu¨¦ podr¨ªa aprender Europa de EE UU en materia de inmigraci¨®n, qu¨¦ deber¨ªa evitar a toda costa?

R. Lo que ha hecho bien Estados Unidos es crear una identidad nacional que no tiene que ver con la raza o la etnia. No fue as¨ª durante a?os, ya que los negros no ten¨ªan derechos, fue una larga lucha que requiri¨® una guerra civil y luego vinieron 100 a?os de segregaci¨®n¡­ Eso es lo que Europa necesita, una identidad c¨ªvica en la que un musulm¨¢n en Italia o Alemania pueda considerarse italiano o alem¨¢n, pero esos conceptos est¨¢n ahora ligados a una etnia. Lo que en EE UU hemos hecho mal es que hemos acabado tan polarizados en el asunto de la inmigraci¨®n que no somos capaces de resolver el gran problema que tenemos. Tenemos muchos inmigrantes ilegales, no hemos sido capaces de controlar el flujo ni de ofrecerles una senda a la regularizaci¨®n, que deber¨ªa d¨¢rseles, debido al auge del discurso antinmigraci¨®n. Ese es un peligro en Europa que hemos visto con la gran crisis de refugiados de Siria. Las democracias se benefician de la inmigraci¨®n, pero deben beneficiarse de una inmigraci¨®n controlada, y eso no lo estamos haciendo bien en EE UU.

P. ?Qu¨¦ deber¨ªa hacer Europa con los refugiados?

R. Europa no puede mantener el sistema Schengen de migraci¨®n libre interior si no controla sus fronteras exteriores. Y no lo hace. Este es, de hecho, un problema que est¨¢ empeorando en Espa?a, ya que la ruta balc¨¢nica se ha cortado y ha forzado a los inmigrantes a entrar por Grecia e Italia, pero Italia lo ha empezado a bloquear y ahora entran por Espa?a.

P. La inmigraci¨®n es un asunto muy poco rentable para los progresistas.

¡°La identidad se basa en el sentimiento que todos tenemos sobre un yo interior con cierta dignidad o valor. Y queremos que se reconozca¡±

R. D¨¦jeme aclarar esto: soy liberal en el asunto de la inmigraci¨®n, creo que es buena para la sociedad. Mi propia historia familiar es un caso de ello. Mi abuelo vino de Jap¨®n y tenemos una bonita familia. Creo que EE UU se ha beneficiado de ello. El problema de la izquierda es que no est¨¢n dispuestos a aceptar por principio que un pa¨ªs debe controlar sus flujos migratorios. Deber¨ªan tambi¨¦n aceptar la necesidad de una identidad nacional, en el sentido de un conjunto de valores compartidos que te convierten en miembro de la comunidad. En Europa, debido a su historia de fascismo, existe la asunci¨®n de que algo con la palabra ¡°nacional¡± evoluciona en algo como el fascismo, cuando hay muchos pa¨ªses con identidades nacionales que son democr¨¢ticas, tolerantes y abiertas. Pero debes tener una [identidad]. Eso debe cambiar en Europa.

P. Se repite mucho que la izquierda en Estados Unidos dirigi¨® demasiada atenci¨®n hacia los asuntos identitarios en vez de hacia la clase trabajadora. ?Son cuestiones excluyentes?

R. No deber¨ªan serlo, deber¨ªan ser compatibles. En la web de campa?a de Hillary Clinton hab¨ªa una lista de 15 prioridades y cada una de ellas ligaba con un grupo espec¨ªfico. Puedes hablar del asunto de la brutalidad policial contra los negros, sobre todo en algunas ciudades, pero tambi¨¦n puedes tener una narrativa m¨¢s amplia de Estados Unidos, hablar de lo que nos une.

P. ?Se corre el riesgo de llegar a la conclusi¨®n de que hace falta ser un poquito racista y un poquito machista para evitar que ganen los machistas y racistas de verdad?

R. No, puedes mantener tus principios liberales. Por ejemplo, hay ciertas interpretaciones del islam que no son compatibles con la democracia. ?Es racista decir eso? No lo creo.

P. ?Cree que desde las elecciones legislativas de noviembre los dem¨®cratas han comenzado a centrar el mensaje m¨¢s en la econom¨ªa?

R. S¨ª, lo han hecho. Prefiero verles hablar de tasas de inter¨¦s marginal que de identidad. Veremos c¨®mo funciona en la campa?a [presidencial]. Tambi¨¦n creo que es un error girar demasiado a la izquierda en pol¨ªtica econ¨®mica, un candidato demasiado izquierdista puede asustar a los votantes. Mi preferencia hubiese sido alguien centrista como Joe Biden, aunque en 20 a?os m¨¢s joven [tiene 76 a?os]¡­ Si se hubiese presentado en 2016, habr¨ªa derrotado a Trump.

P. ?La idea de que el votante dem¨®crata pide un giro a la izquierda es m¨¢s medi¨¢tica que real, por la atenci¨®n que despiertan perfiles como el de Alexandria Ocasio-Cortez?

¡°Estados Unidos ha conseguido crear una identidad nacional que no tiene que ver con la raza o con la etnia¡±

R. Ocurre porque Trump es tan malo que todos quieren alejarse al m¨¢ximo de ¨¦l, pero no me parece inteligente, el votante no se ha movido tanto. Adem¨¢s, debido al sistema de colegios electorales, puedes acumular muchos votos en Nueva York o California, pero eso no te ayudar¨¢ a ganar las elecciones. Necesitas ganar en los Estados bisagra, donde los votantes son m¨¢s conservadores.

P. Cuando se analiza el voto a Bolsonaro o Salvini se habla del ¡°voto del enfado¡±. ?No es tambi¨¦n voto del odio?

R.?Creo que hay que hacer una distinci¨®n. Hay racistas, pero no todos los votantes de partidos populistas son racistas o xen¨®fobos, y los progresistas muchas veces no han sabido ver lo que pasaba. Se ha producido una gran p¨¦rdida de empleos industriales que se han ido a China o a India y se ha hecho muy poco por proteger a los trabajadores afectados. Tampoco se prest¨® atenci¨®n, hasta 2016, a la grave epidemia de opioides porque es algo que le ocurr¨ªa a la gente blanca de zonas rurales.

P. Pero cuando se miran los n¨²meros con detenimiento se ve que no son los m¨¢s da?ados por la crisis los votantes de estos partidos.

R. S¨ª, eso es muy importante. Esos votantes son gente que cre¨ªa que formaba parte de la clase media o media-alta trabajadora, que formaba parte del promedio, y ahora est¨¢n perdiendo su estatus. Ese es el momento en el que un pol¨ªtico populista dice: ¡°Eso te ocurre porque vienen muchos inmigrantes, o porque las multinacionales se olvidan de tus intereses y se van¡±.

P. De acuerdo, ?y eso qu¨¦ tiene que ver con los gais o con las mujeres?

R. La cuesti¨®n de g¨¦nero es importante. Al pasar las sociedades de una econom¨ªa industrial a una del conocimiento, la mujer est¨¢ entrando en el mercado de trabajo y en muchos empleos de servicios les est¨¢ yendo mejor que a los hombres. As¨ª que tienes familias en las que la esposa o la novia es quien trae el sueldo y el tipo est¨¢ desempleado, jugando videojuegos. As¨ª que sufre un doble golpe a la autoestima: ha perdido el empleo y adem¨¢s le va peor a que a las mujeres. El asunto LGBT es m¨¢s complicado porque conecta con una serie de valores conservadores. El matrimonio gay es un asunto muy reciente, es una cuesti¨®n de conservadurismo cultural.

P. ?Y qu¨¦ hay que hacer con ese tipo desempleado que ve a su mujer ir a trabajar?

R. Con la gente racista hay poco que se pueda hacer. Pero hay gente que se siente insegura y se puede hacer mucho en materia de pol¨ªticas sociales. La sanidad es muy importante. Y hay asuntos simb¨®licos. Hay muchos votantes de Trump que no son contrarios a la inmigraci¨®n, pero no les gusta que sea ilegal.

P. ?Dir¨ªa que los medios de comunicaci¨®n est¨¢n contribuyendo al auge de los movimientos populistas?

R. No creo que est¨¦n causando el problema. El problema se centra sobre todo en el cambio econ¨®mico y las tensiones sociales que emergen. Lo que creo que de veras est¨¢ agudizando la parte identitaria son las redes sociales, porque son plataformas que se adaptan perfectamente a las pol¨ªticas de la identidad, donde puedes hablar con gente de todo el mundo que sea exactamente igual que t¨² y gritarles a los que piensen de formas diferentes. Es un impacto negativo de la tecnolog¨ªa.

P.?El polit¨®logo Larry Diamond habla de una recesi¨®n democr¨¢tica global. ?Qu¨¦ espera en los pr¨®ximos a?os?

R. Ojal¨¢ lo supiera. La gran pregunta es si esto es solo una recesi¨®n y nos vamos a recuperar o si vamos a una depresi¨®n de largo plazo. Soy optimista en general porque no veo una alternativa real m¨¢s atractiva que la democracia liberal. No creo que la gente vaya a adoptar en breve un modelo como China. Viktor Orb¨¢n est¨¢ teniendo muchos problemas con ese sistema iliberal que quiere crear. Adem¨¢s, creo que algunas pol¨ªticas populistas van a producir desastres reales, como el Brexit. Si Reino Unido se va abruptamente, ser¨¢ terrible para ellos. Los pro-Brexit, hasta ahora, han podido decir a sus votantes que estar¨ªan mejor fuera de la UE, pero la gente va a ver que eso no es as¨ª.

¡°La Rusia de Putin es agresiva y su sentido de naci¨®n significa la dominaci¨®n de otros pa¨ªses?a su alrededor¡±

P. ?Qu¨¦ interpreta del auge del partido ultraderechista Vox en Espa?a?

R.?Creo que el separatismo catal¨¢n ha provocado un nuevo nacionalismo de derechas que antes no exist¨ªa, o que estaba cuidadosamente frenado. Ahora est¨¢ saliendo todo y es tr¨¢gico, porque esa extrema derecha tiene una historia en Espa?a y no se deber¨ªa permitir que suponga una amenaza para la democracia. Y sobre Catalu?a¡­ Ese es el gran dilema para m¨ª. Tengo muchos amigos acad¨¦micos catalanes que defienden apasionadamente la independencia de Catalu?a. No tengo una opini¨®n clara porque carecemos de una buena teor¨ªa democr¨¢tica que nos diga qui¨¦n tiene raz¨®n si una parte de una democracia quiere romper con un pa¨ªs que goza de una democracia bastante buena. No hay una teor¨ªa que diga cu¨¢l es la posici¨®n moral correcta. Es una pena porque ese separatismo ha provocado esa reacci¨®n del ala derecha. Creo que es todo lo que puedo decir.

P. En el caso espa?ol, desde su punto de vista, el fen¨®meno no nace del enfado.

R. Es una cuesti¨®n cultural. Desde luego, no es un asunto econ¨®mico porque a Catalu?a le va bien en comparaci¨®n con el resto de Espa?a.

P. Dice que la democracia liberal sigue siendo el mejor sistema que conocemos. No obstante, ha mostrado ser m¨¢s fr¨¢gil de lo que parec¨ªa. ?Cree que la ca¨ªda del comunismo, y por tanto, la ausencia de rival, hizo que el sistema empeorase?

R. No fue solo la desaparici¨®n del comunismo, sino una ca¨ªda amplia de la izquierda en toda Europa. No parec¨ªa haber muchas m¨¢s alternativas a la del centroderecha. Lo que est¨¢ pasando en EE UU y en Reino Unido es en gran medida una versi¨®n del capitalismo de libre mercado sin restricciones. Las empresas americanas est¨¢n dispuestas a exprimir a sus trabajadores por cada c¨¦ntimo usando su dominio del mercado. Eso es cierto incluso con empresarios de pensamiento liberal como Jeff Bezos en Amazon, que es terrible para sus trabajadores. Creo que es porque no se ve una alternativa de izquierdas realista y la gente cree que se puede salir con la suya. Como no hay competencia, no hay incentivo para hacer un capitalismo mejor.

P. Cree que los defensores del sistema se han dado cuenta de que deben hacer algo?

R. Las cosas est¨¢n cambiando. Lo que m¨¢s sigo es Silicon Valley, donde hace dos a?os todo el mundo cre¨ªa que Amazon, Google y Facebook eran la cosa m¨¢s genial de la historia. Ahora, en cambio, la hostilidad hacia esas empresas es incre¨ªble. Incluso Elizabeth Warren [precandidata presidencial dem¨®crata] habla de la necesidad de trocear esas plataformas.

P. Si volviese a escribir ahora El fin de la historia, ?qu¨¦ cambiar¨ªa?

R. Bueno, los dos vol¨²menes sobre el origen del orden pol¨ªtico fueron un esfuerzo por reescribir ese libro e incluyen un par de asuntos adicionales. Uno tiene que ver con la dificultad de crear un Estado moderno y el otro es la decadencia pol¨ªtica, porque puedes ir hacia adelante, pero tambi¨¦n atr¨¢s. Y eso es lo que creo que estamos haciendo. Creo que el sistema pol¨ªtico estadounidense est¨¢ en decadencia, la calidad de la democracia no es tan buena como en los periodos anteriores.

P . As¨ª que no refuta su teor¨ªa, pero cree que los acontecimientos que han venido despu¨¦s cambian el panorama.

R. S¨ª, han pasado otras cosas, como el enorme incremento de la desigualdad en el mundo, como resultado de la globalizaci¨®n y las pol¨ªticas promercado que se han seguido en los ¨²ltimos 30 y 40 a?os. Eso es algo que debe corregirse.