Dinero
?Qu¨¦ pasar¨¢ cuando estos petrorricos nos sigan comprando? Pues os lo voy a decir: nos acostumbraremos y dejar¨¢ de resultarnos llamativo
Decir que el dinero mueve el mundo es una obviedad tan grande que da hasta verg¨¹enza repetirla. El dinero es el orden universal dentro del cual vivimos, y lo que me sorprende es lo acostumbrados que estamos a ello y c¨®mo aceptamos la situaci¨®n sin m¨¢s problemas. Hay cosas que experimentamos todos los d¨ªas y que nos parecen tan normales, pero que, si nos paramos a pensarlas, en realidad no lo son tanto. Como, sin ir m¨¢s lejos, ...
Decir que el dinero mueve el mundo es una obviedad tan grande que da hasta verg¨¹enza repetirla. El dinero es el orden universal dentro del cual vivimos, y lo que me sorprende es lo acostumbrados que estamos a ello y c¨®mo aceptamos la situaci¨®n sin m¨¢s problemas. Hay cosas que experimentamos todos los d¨ªas y que nos parecen tan normales, pero que, si nos paramos a pensarlas, en realidad no lo son tanto. Como, sin ir m¨¢s lejos, el hecho de que haya primeras y segundas clases en muchos servicios, o sea, que una pueda viajar hecha una reina si pagas mucho m¨¢s, o en condiciones de ganado maltratado si pagas menos (yo he sido y soy usuaria de ambos extremos). Lo vemos todo el rato y lo aceptamos sin rechistar, pero ahora imaginemos una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n en la que determinado estamento social, el B, vestido siempre de naranja y con esa letra pintada a la espalda, solo puede desplazarse en transportes abarrotados y estrech¨ªsimos en donde apenas si les caben las piernas y all¨ª han de comer una bazofia en botes recalentados, mientras que el estamento A, ataviado de gris perla y sin letra a la espalda, se traslada con amplitud en confortables sillones reclinables rodeados de tripulantes que los adulan y les ofrecen champ¨¢n y delicias gastron¨®micas. No me dig¨¢is que no ser¨ªa una distop¨ªa un poquito indignante, y sin embargo lo descrito se parece much¨ªsimo a nuestros viajes en avi¨®n, color de ropa aparte. Por no entrar en diferencias verdaderamente graves, como el hecho de que, en EE UU, por ejemplo, si tienes un c¨¢ncer y careces de un seguro m¨¦dico lo suficientemente caro y bueno, ya te puedes morir de asco (y de la enfermedad) sin recibir la quimioterapia que necesitas. Aprovecho la ocasi¨®n, por cierto, para ponerme de pie y ovacionar a nuestra sanidad p¨²blica.
As¨ª que el dinero lo impregna todo, pero estamos acostumbrados a no verlo, salvo que haya alguien que traspase los l¨ªmites del decoro. Y eso es lo que est¨¢ sucediendo ahora con las potencias petroleras ¨¢rabes: que est¨¢n compr¨¢ndolo todo a golpe de talonario con desfachatez de nuevos ricos.
La ¨²ltima y criticada adquisici¨®n ha sido la del vasco Jon Rahm. No soy una gran fan del golf pero s¨¦ que los saud¨ªes han creado la LIV, la Liga Saud¨ª, y que se est¨¢n llevando all¨ª a los jugadores a base de pagar su precio en oro, que es la misma manera en que Qatar se llev¨® el Mundial. Y comprendo que toda esa millonada es mucha tentaci¨®n, pero qu¨¦ quer¨¦is que os diga, desalienta que alguien tan grande como Rahm tambi¨¦n se deje comprar.
Pero a¨²n me desalientan m¨¢s las corrupciones en el terreno del pensamiento. Porque ya saben, esos pa¨ªses tan adorables, modernos, feministas y democr¨¢ticos que son los petro¨¢rabes est¨¢n intentando ponerse a la cabeza del mundo, y para ello se ve que quieren seguir lo de mens sana in corpore sano, esto es, convertirse en potencias deportivas e intelectuales. De ah¨ª que Arabia Saud¨ª pagara a un mont¨®n de investigadores y cient¨ªficos internacionales de prestigio para que dijeran que trabajaban en sus universidades, que as¨ª ascend¨ªan en el ranking internacional. Esta marruller¨ªa, por cierto, la destap¨® EL PA?S (gracias) y me ha resquebrajado el coraz¨®n, porque, como estudiante de letras que siempre ha amado las ciencias, he mitificado toda mi vida a los cient¨ªficos, pensando que ser¨ªan gentes m¨¢s rigurosas, mesuradas, objetivas y honestas. Pero ahora veo (y no s¨®lo por esto, que es el golpe final) que pueden ser tan arbitrarios, sectarios, manipuladores y mafiosos como cualquiera. Lo cual acongoja.
En la trama saud¨ª hab¨ªa 11 importantes cient¨ªficos espa?oles que hab¨ªan afirmado falsamente que su lugar de trabajo primario estaba en una universidad ¨¢rabe. Tras la denuncia (que ha hecho desaparecer un 30% de luminarias de la falsa n¨®mina de las facultades saud¨ªes), la prestigiosa Lista Internacional de Cient¨ªficos M¨¢s Citados ha endurecido sus criterios de admisi¨®n y ha expulsado a m¨¢s de 1.000 por presunto fraude. Y lo m¨¢s deprimente es que por lo visto los saud¨ªes pagaban como 70.000 euros al a?o, lo cual me parece un precio de chichinabo para vender tu alma (los deportistas cobran m¨¢s caro su honor que los cient¨ªficos). Un bochorno y una pena, en fin, y adem¨¢s un esc¨¢ndalo. Pero ?qu¨¦ pasar¨¢ cuando estos petrorricos nos sigan comprando? Pues os lo voy a decir: nos acostumbraremos y dejar¨¢ de resultarnos llamativo.