Espacio Amazonas: el lugar pionero de Carabanchel para artistas mujeres migrantes de Am¨¦rica Latina
El centro celebra entre el 5 y el 8 de diciembre el primer encuentro para tejer redes y explorar identidades desde los m¨¢rgenes
A la mitad de una calle enladrillada del barrio de Vista Alegre, distrito de Carabanchel, Madrid, un portal¨®n con un mural a medio pintar advierte al transe¨²nte de que all¨ª hay algo m¨¢s que un bajo cualquiera. La pintura representa una silueta femenina de color morado con los brazos abiertos sobre el pecho, un adelanto simb¨®lico de lo que se esconde tras la puerta: un espacio art¨ªstico abierto hace a?o y medio por tres mujeres migrantes latinoamericanas. Hace ocho a?os, en Argentina, se conocieron Lina Sanabria (Bo...
A la mitad de una calle enladrillada del barrio de Vista Alegre, distrito de Carabanchel, Madrid, un portal¨®n con un mural a medio pintar advierte al transe¨²nte de que all¨ª hay algo m¨¢s que un bajo cualquiera. La pintura representa una silueta femenina de color morado con los brazos abiertos sobre el pecho, un adelanto simb¨®lico de lo que se esconde tras la puerta: un espacio art¨ªstico abierto hace a?o y medio por tres mujeres migrantes latinoamericanas. Hace ocho a?os, en Argentina, se conocieron Lina Sanabria (Bogot¨¢, 1990) y Nati Andreoli (Ituzaing¨®, Buenos Aires, 1992) en un taller de muralismo. Ambas volaron a Espa?a antes de la pandemia y empezaron a crear juntas bajo la firma D¨²o Amazonas. Ya en Madrid conocieron a Alba Rodr¨ªguez (Barranquilla, 1990). Y las tres se unieron para canalizar su creatividad y sus ganas por hacer cosas all¨ª donde viven. Desde los m¨¢rgenes parece dif¨ªcil que se escuche el grito creativo, a no ser que unan las voces en un clamor y se enarbolen las herramientas debidas. Ellas lo consiguieron al abrir Espacio Amazonas, un lugar para crear en la periferia.
¡°Arrancamos algo que hubi¨¦ramos necesitado nosotras cuando llegamos y part¨ªamos de cero¡±, dice Sanabria, art¨ªsticamente conocida como Chunchullo, vestida, como su compa?era de d¨²o, con un mono de trabajo salpicado de manchas de pintura y botas, que les da un aire a los drugos de La naranja mec¨¢nica. Pasa una cafetera italiana humeante a sus compa?eras en una mesa larga, donde tambi¨¦n hay un mate, un termo y dos ordenadores port¨¢tiles. Entre ellas empujan a Alba Rodr¨ªguez, que no es artista sino cooperadora internacional, a dar en la tecla. ¡°Es un refugio para personas migrantes que buscan crear y encontrar una comunidad en un lugar que no es su casa¡±, dice sin respirar. Impl¨ªcito est¨¢ el matiz descolonizador, antirracista y feminista, pero m¨¢s all¨¢ de los cors¨¦s, lo que hay sobre el mantel es principalmente una visi¨®n diferente del arte. ¡°A m¨ª me daba la sensaci¨®n, viniendo de Buenos Aires, donde hay tantos lugares colectivizados, que ac¨¢ se alquila mucho en com¨²n, pero no hay una propuesta colectiva¡±, dice Andreoli.
De esa necesidad nace tambi¨¦n su primer encuentro ¡ªno festival, advierten¡ª, que se celebra del 5 al 8 de diciembre, y que re¨²ne un programa con exposiciones, charlas, talleres, estudios abiertos, instalaciones, performances, sesiones musicales y elaboraci¨®n de murales. Su objetivo es tejer redes creativas para migrantes en un di¨¢logo entre artistas para explorar diferencias e identidades en territorios donde se cuestionan. Ser¨¢ un compendio de todo lo que destila Espacio Amazonas.
Es un galp¨®n empotrado en la hilera de edificios carabancheleros del boom urban¨ªstico de los sesenta, que se abre con una primera sala de exposici¨®n a modo de hall. Al traspasar un segundo port¨®n est¨¢ el ¨¢rea principal, di¨¢fana, donde cuesta elegir por qu¨¦ lado empezar: la tienda, con obra expuesta de varios artistas; las paredes de doble altura, ocupadas por pinturas y murales figurativos; los talleres de joyer¨ªa, encuadernado, escultura; las ¨¢reas de reuni¨®n con una sugerente biblioteca de arte. En un segundo piso est¨¢n los estudios ¡ªhay gente de Latinoam¨¦rica, pero tambi¨¦n una suiza y una madrile?a de El Escorial¡ª que sostienen financieramente el espacio junto a las actividades y la venta de obra.
Ellas se consideran afortunadas: ser artista y migrante es casi siempre una ecuaci¨®n precarizada: ¡°Si sales para sobrevivir, seguro que de primeras no vas a intentar ganarte la vida como pintora o escultora. Por eso queremos generar esta oportunidad para, adem¨¢s, evitar que el arte sea siempre de quienes tienen posibilidades econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas de desarrollarlo¡±. Pod¨ªan haber sido otras, piensan, si no llega a cruzarse la casualidad, cuando se mudaron de Vallecas a Carabanchel y el due?o de su casa ten¨ªa un antiguo taller de escenograf¨ªa vac¨ªo a unos minutos de casa. ¡°Llegaron emocionadas¡±, cuenta Alba, ¡°as¨ª que nos juntamos y pensamos en aquello que faltaba all¨ª¡±. Ese lugar, ese momento, es la periferia, incluso cuando distritos como Carabanchel han sido arrollados por la maquinaria centr¨ªfuga de la gentrificaci¨®n, fruto de la subida enloquecida de alquileres en el centro, y lo han convertido en un nuevo polo de galer¨ªas y talleres. ¡°Siempre vamos a ser periferia¡±, apunta Alba.
La etiqueta de Madrid como ¡°capital de Latinoam¨¦rica¡± les chirr¨ªa, como tambi¨¦n lo hacen sus propias ciudades, cortadas por un mismo patr¨®n. Nati dice sentirse ¡°del conurbano¡± bonaerense, el gran extrarradio de la capital argentina, y Alba se declara simplemente ¡°caribe?a¡±. Se enciende el debate sobre identidad. Se llega a hablar de Abya Yala, el nombre que le dan algunos pueblos originarios colombianos a su tierra, y que han adoptado varios movimientos para designar a Latinoam¨¦rica. Pero en cualquier caso sienten que faltan m¨¢s categor¨ªas en los modelos sociourbanos. Prefieren apostar a que sean los centros los que entren en las periferias y no al rev¨¦s, y por eso el encuentro de la pr¨®xima semana tiene una actividad con inicio en el Museo de Am¨¦rica y final en los murales que se pintar¨¢n en las calles de Carabanchel. Es una forma de resignificar el arte, mediatizado ¡°por el elitismo de los museos¡±, dicen Sanabria y Andreoli. Ambas forman el D¨²o Amazonas, una de las firmas m¨¢s interesantes del muralismo actual, cuya carrera cuenta con muescas repartidas en paredes de muchos pa¨ªses del planeta pero que, significativamente, no ten¨ªa presencia en el centro de Madrid hasta fecha reciente. Ahora al fin en la plaza de los Cubos se puede ver una obra dedicada a los protagonistas de una pel¨ªcula con la misma dial¨¦ctica: Barrio, de Fernando Le¨®n de Aranoa.
En Madrid hay otras propuestas emparentadas a Espacio Amazonas, como La Parcer¨ªa, Sudakasa o Espacio Afro, pero esta se distingue por ser espec¨ªficamente de artistas. ¡°Si so?¨¢ramos con una propuesta cultural donde el muralismo fuese una herramienta clave de intervenci¨®n social, lo m¨¢s parecido ser¨ªa el encuentro que vamos a celebrar¡±, resume Sanabria. El barrio se viste de museo durante una semana y ellas lo celebran como un triunfo, aunque como su propuesta es permanente invitan a alquilar los talleres disponibles, a participar de formaciones y eventos o comprar obra. Dicho todo esto, queda una duda.
¡ªY si es al rev¨¦s, ?y si alg¨²n d¨ªa os ofrecen hacer algo as¨ª pero en el centro, por ejemplo en el Museo Reina Sof¨ªa?
¡ª?Mejor que venga el Reina al Espacio Amazonas! ¡ªse escucha al un¨ªsono.