La palabra plut¨®crata
Plut¨®cratas en todo su esplendor: se?ores que ejercen el poder pol¨ªtico de sus fortunas y no lo disimulan
Hay palabras vampiro. Palabras que cre¨ªamos muertas y enterradas y que de pronto reaparecen en las tinieblas de la noche. La palabra plut¨®crata es una. Hace a?os, con mi t¨ªo Nicol¨¢s, para re¨ªrnos, le grit¨¢bamos atr¨¢s plut¨®cratas atr¨¢s a cualquier amigo que dijera tonter¨ªas. La referencia era evidente: aquellas caricaturas anarquistas o socialistas de fines del siglo XIX, principios del XX, ...
Hay palabras vampiro. Palabras que cre¨ªamos muertas y enterradas y que de pronto reaparecen en las tinieblas de la noche. La palabra plut¨®crata es una. Hace a?os, con mi t¨ªo Nicol¨¢s, para re¨ªrnos, le grit¨¢bamos atr¨¢s plut¨®cratas atr¨¢s a cualquier amigo que dijera tonter¨ªas. La referencia era evidente: aquellas caricaturas anarquistas o socialistas de fines del siglo XIX, principios del XX, donde los ricos eran se?ores gordos ¡ªventripotentes, dir¨ªan los franceses¡ª con galera y polainas y la cadena gruesa de un reloj de oro cruz¨¢ndoles la panza. La palabra, entonces, ya era milenaria.
La palabra ¦Ð¦Ë¦Ï¦Ô¦Ó¦Ï¦Ê¦Ñ¦Á¦Ó?¦Á, plutocracia ¡ªde ploutos ¡°riqueza¡± y kratos ¡°poder¡±¡ª, apareci¨® en el principio de Atenas para describir a esos ricos que usaban su plata ¡ªsus minas de plata y olivares y esclavos y comercios¡ª para mandar en la ciudad; para frenarlos se sentaron las bases de aquella democracia. Y la palabra se sigui¨® usando 2.500 a?os hasta que se perdi¨®.
Hace unas d¨¦cadas aquella encarnaci¨®n/ostentaci¨®n de la riqueza parec¨ªa superada. Por un lado las fortunas se hab¨ªan hecho corporativas, disimuladas, propiedad de empresas sin una cara con mon¨®culo. Y su poder funcionaba a trav¨¦s de las d¨¢divas de campa?a y las presiones y lobbies y obsequios de colores pero era oculto, reticente. Les daba verg¨¹encita, y ponerles un rostro parec¨ªa de mal gusto en un mundo que, a rega?adientes, se revolv¨ªa contra la desigualdad ¡ªhasta que lleg¨® el contraataque: en los ochenta dos cabecillas sajones dieron vuelta la historia. Mrs. ?Thatcher y Mr. Reagan sentaron las bases para rearmar sociedades donde los superricos dejaran de pagar impuestos reales y acumularan m¨¢s y m¨¢s, y donde, sobre todo, ser brutalmente millonario fuera una aspiraci¨®n leg¨ªtima, no una agresi¨®n a los dem¨¢s.
Tras la revoluci¨®n neoliberal el mundo desarrollado se hizo m¨¢s desigual, los ricos cada vez m¨¢s ricos, los pobres igualmente pobres y, al mismo tiempo, por esas bromas de la historia, una forma de desarrollo t¨¦cnico permiti¨® la acumulaci¨®n de fortunas enormes. Ya sabemos: los Gates, Jobs, Bezos, Zuckerbergs y ¨²ltimamente, por encima de todos, el inverecundo se?or Elon Musk. Esos hombres ¡ªson todos hombres, viudas, exesposas¡ª han recuperado, por un lado, la narrativa del self-made-man, que ya no se llevaba. Son el ejemplo que ¡ªamplificado por youtubers y dem¨¢s reinas de belleza¡ª deslumbra a millones de chicos y chicas: t¨² tambi¨¦n puedes, alcanza con que encuentres la forma de ser m¨¢s algo que todos los dem¨¢s y quedarte con su plata.
Esa es una de las formas decisivas en que los superricos cambiaron la ideolog¨ªa de nuestras sociedades: ya no buscamos soluciones comunes, ahora creemos que nos salvamos solos ¡ªsi tenemos una buena idea y la energ¨ªa y el ego¨ªsmo necesarios para seguirla hasta el final. Funciona. Sucede con los sueldos: en 1965 el director de una compa?¨ªa americana ganaba, en promedio, 20 veces el salario medio que pagaba; ahora, 220 veces m¨¢s. Sucede sobre todo con los bienes: el 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n mundial tiene m¨¢s que el 95% restante. O, m¨¢s brutal: hay 26 personas que poseen tanto como las 4.000.000.000 que forman la mitad m¨¢s pobre de la humanidad.
Esos cambios consiguieron devolver la figura del rico a un pedestal. Pero no hab¨ªan, todav¨ªa, recuperado la figura del plut¨®crata. Parec¨ªa que los m¨¢s ricos quer¨ªan ser m¨¢s ricos por un inter¨¦s casi deportivo: para ser el campe¨®n, por no ser el segundo, cositas del orgullo. Y segu¨ªan ejerciendo su poder con sordina, decidiendo caminos y conductas a trav¨¦s de sus instrumentos empresariales ¡ªll¨¢mense Facebook o XX o NN o lo que sea. Pero de pronto reaparecieron en la arena pol¨ªtica: un supuesto benefactor liberal como Jeff Bezos prohibi¨® que su supuesto diario liberal, The Washington Post, se manifestara contra Trump y sobre todo el m¨¢s visible, otra vez Musk, ser¨¢ ministro del Gobierno del grit¨®n mayor.
Plut¨®cratas en todo su esplendor: se?ores que ejercen el poder pol¨ªtico de sus fortunas y no lo disimulan, al contrario: esas fortunas demostrar¨ªan que ellos s¨ª saben lo que hacen. El clima de ¨¦poca los sostiene, pero es probable que eso cambie. Por ahora consiguieron convencer a muchos incautos de que la culpa de sus males la tienen los Estados, los pol¨ªticos. Cuando pasen unos a?os y esos males sigan, ser¨¢ inevitable que esos incautos vuelvan la vista a los plut¨®cratas y empiecen a detectarlos y a detestarlos como lo hac¨ªan aquellos socialistas, aquellos anarquistas de 1890. Predecir es barato ¡ªpero a veces, gracias a Dios, las cosas pasan.