Mats Gustafson, el ¨²ltimo ilustrador de moda
En un mundo digital, ¨¦l lleva m¨¢s de 40 a?os pintando a pastel las tendencias de las pasarelas. Ahora re¨²ne en un libro algunos de sus mejores trabajos para Dior
Mats Gustafson (Mj?l?by, Suecia, 72 a?os) naci¨® en 1951, el mismo a?o en que Christian Dior present¨® el vestido Mirza, una de sus creaciones m¨¢s ic¨®nicas. El Mirza era un traje de tarde elaborado en sarga de seda azul que segu¨ªa las curvas femeninas. Era flexible, pero no holgado; era sencillo, pero no soso; era informal, pero segu¨ªa siendo elegante. E incorporaba el motivo de los lunares, hasta entonces reservados a accesorios masculinos como las pajaritas y las corbatas. El Mirza fue un paso...
Mats Gustafson (Mj?l?by, Suecia, 72 a?os) naci¨® en 1951, el mismo a?o en que Christian Dior present¨® el vestido Mirza, una de sus creaciones m¨¢s ic¨®nicas. El Mirza era un traje de tarde elaborado en sarga de seda azul que segu¨ªa las curvas femeninas. Era flexible, pero no holgado; era sencillo, pero no soso; era informal, pero segu¨ªa siendo elegante. E incorporaba el motivo de los lunares, hasta entonces reservados a accesorios masculinos como las pajaritas y las corbatas. El Mirza fue un paso m¨¢s en la revoluci¨®n que hab¨ªa iniciado monsieur Dior unos a?os antes, en 1947, con su new look de posguerra: faldas amplias, cuerpos ce?idos y cinturas de avispa. Gustafson, hijo de una artista textil, se crio en la campi?a sueca, a dos horas de Estocolmo, rodeado de telas, patrones y revistas femeninas que evocaban las siluetas glamurosas que populariz¨® Dior en el Par¨ªs de los a?os cincuenta. Sin saberlo, el peque?o Mats ya estaba dibujando su futuro en la moda.
¡°Crec¨ª a las afueras de Mj?lby, en una zona muy rural, entre granjas. No hab¨ªa ni calles. Pero tuve una infancia muy estimulante¡±, recuerda Gustafson en conversaci¨®n por videollamada con El Pa¨ªs Semanal. Se encuentra de visita en Estocolmo, pero vive en Nueva York desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. ¡°A mi madre le interesaba la moda. Ella se hac¨ªa su propia ropa. Yo, su joven hijo, tambi¨¦n estaba interesado en eso¡±, a?ade el artista, considerado como uno de los mejores ilustradores de moda del mundo. Sus acuarelas, pasteles y collages han ampliado las posibilidades de este arte y revitalizaron casi por s¨ª solos el g¨¦nero. En estos 40 a?os de trayectoria ha trabajado para firmas de lujo como Herm¨¨s, ?Tiffany & Co., Yohji Yamamoto y Comme des Gar?ons y para revistas como Vogue, The New Yorker y Visionaire. Desde 2012, tambi¨¦n ilustra las colecciones de la maison Dior.
La ilustraci¨®n es una cosa seria en la casa Dior. Christian Dior comenz¨® su carrera como ilustrador, vendiendo sus dibujos a sombrereros y firmas de costura, como Jean Patou, Schiaparelli, Worth, Balenciaga, Molyneux y Paquin. Las ilustraciones de Ren¨¦ Gruau para la colecci¨®n New Look de monsieur Dior de 1947 capturaron la esencia de los dise?os revolucionarios del modista de Granville, con sus cinturas ce?idas y sus faldas amplias. Su trabajo no solo promocion¨® las colecciones de la casa, sino que tambi¨¦n jug¨® un papel importante en la configuraci¨®n de la percepci¨®n del p¨²blico sobre la moda en los a?os posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Ren¨¦ Gruau dibuj¨® para Dior durante d¨¦cadas.
Ahora, Gustafson es una especie de sucesor. ¡°Yo prefiero no verlo de esa manera¡±, se apresura a aclarar. ¡°Conoc¨ª a Ren¨¦. Era un maestro, un genio. Pero ¨¦l ten¨ªa otro papel en Dior¡±, explica. ¡°?l hac¨ªa la publicidad y contaba historias con sus ilustraciones. Estaba involucrado en todos los aspectos de la maison: perfumes, accesorios, lencer¨ªa, etc¨¦tera. Yo solo ilustro las colecciones con fines de documentaci¨®n, para dejar un testimonio¡±, contin¨²a.
Viaja cada temporada a Par¨ªs y asiste a todos los desfiles. Ve cuatro colecciones al a?o: dos de alta costura y dos de pr¨ºt-¨¤-porter. Luego intenta resumirlas ilustrando los estilismos que considera m¨¢s importantes o que m¨¢s le han llamado la atenci¨®n. Ahora, un libro titulado Dior by Mats Gustafson, vol. 2 (Rizzoli) re¨²ne un repertorio in¨¦dito del trabajo que hace para la maison, cientos de siluetas que cuentan la historia m¨¢s reciente de Dior. A veces sus obras pueden parecer abstractas, pero expresan infinidad de detalles y honran el trabajo y artesani?a detra?s de la maison. Su estilo capta las texturas, las transparencias y los relieves de los diferentes materiales que componen un dise?o, desde la delicadeza de un encaje hasta la complejidad de un bordado.
?Qui¨¦n pod¨ªa imaginar que aquel ni?o de Mj?lby iba a terminar trabajando bajo la ense?a de Christian Dior? ¡°Yo no¡±, responde ¨¦l mismo. Dibuja desde que tiene memoria, pero asegura que nunca imagin¨® que se convertir¨ªa en lo que es hoy. Estudi¨® dise?o de escenograf¨ªa en el Dramatiska Institutet (Escuela Universitaria de Cine, Radio, Televisi¨®n y Teatro) de Estocolmo y reci¨¦n comenz¨® su carrera como ilustrador de moda a finales de los a?os setenta, en una ¨¦poca en la que la ilustraci¨®n editorial fue eclipsada por la fotograf¨ªa y la acuarela apenas se abordaba como medio conceptual.
¡°Llevo escuchando que la ilustraci¨®n est¨¢ muriendo desde que comenc¨¦ en esto. Es verdad que somos una minor¨ªa y que la ilustraci¨®n es un comercio minoritario, casi marginal. Ahora, la fotograf¨ªa compite con las redes sociales, en las que predominan las im¨¢genes en movimiento¡±, reconoce. ¡°Pero hay una nueva generaci¨®n de j¨®venes ilustradores que se ha incorporado al negocio de la moda y de la belleza. Y sigue habiendo un inter¨¦s en ver la moda interpretada a trav¨¦s de la ilustraci¨®n¡±, afirma.
A comienzos de la d¨¦cada de 1980 se mud¨® a Nueva York. All¨ª, uno de sus primeros trabajos como ilustrador fue para Interview, la revista de Andy Warhol. ¡°La escena art¨ªstica neoyorquina influy¨® mucho en m¨ª. En esa ¨¦poca, el arte estaba muy integrado en la vida diaria de la ciudad¡±, recuerda. El ilustrador y fot¨®grafo puertorrique?o Antonio L¨®pez fue otra de sus influencias. ¡°Lo conoc¨ª cuando llegu¨¦ a Nueva York. Le ense?¨¦ mi trabajo y fue muy alentador. ?l ya era muy conocido y estaba muy instalado¡±, se?ala. El aliento de L¨®pez lo anim¨® a seguir. Desde entonces no ha parado.
Ha visto mil y una reinvenciones de la moda y de los c¨¢nones de belleza en estas cuatro d¨¦cadas. ¡°La belleza se redefine todo el tiempo, especialmente en la moda. La moda pone a prueba la belleza todo el tiempo¡±, dice. Pero en ese mundo cambiante, cada vez m¨¢s tecnol¨®gico y m¨¢s digital, ¨¦l sigue trabajando como cuando empez¨®: ¡°Con mis propias manos, con mis ojos y con una hoja de papel. Soy tan anal¨®gico¡¡±.
Su proceso creativo sigue siendo muy f¨ªsico. No le interesa probar las nuevas t¨¦cnicas digitales. ¡°Al final, mi trabajo se digitaliza, pero la creaci¨®n como tal es an¨¢loga y as¨ª seguir¨¢¡±, sentencia. ¡°Conozco a artistas establecidos que est¨¢n experimentando con la inteligencia artificial. Es parte del futuro. Pero ¨²ltimamente escucho m¨¢s y m¨¢s voces cient¨ªficas que anuncian que este puede ser nuestro final. Hay que tom¨¢rselo muy en serio. No quiero pensar en eso. Es una idea muy oscura y es algo demasiado grande como para que yo piense en ello¡±.
Gustafson resiste y permanece como una rara avis. Sospecha que al final la tecnolog¨ªa terminar¨¢ reemplazando al hombre, al artista. Por ahora, ¨¦l es irreemplazable.