Adi¨®s a ¡®Interview¡¯, la revista con la que so?¨® Andy Warhol (y todos nosotros)
La cabecera cierra tras cincuenta a?os y en medio de una complicada situaci¨®n legal, pero deja un legado inabarcable de portadas hist¨®ricas y entrevistas extra?as y brillantes
La revista Interview, fundada por Andy Warhol en 1969, dejar¨¢ de editarse este a?o tras casi cincuenta en circulaci¨®n. Conocida como ¡°la bola de cristal del pop¡±, la publicaci¨®n llega a su fin en medio de un complejo proceso de acusaciones y deudas (uno de sus ¨²ltimos directores, Fabien Baron, reclama a Peter Brant, due?o de la cabecera desde 1989, 600.000 d¨®lares). Un final triste y enmara?ado para una revista que siempre tuvo como sello todo lo contrario: una alegr¨ªa naif y multicolor y un planteamiento, tanto gr¨¢fico como editorial, pasmosamente simple (que es, al final, lo m¨¢s complicado de plasmar).
Hay dos cosas llamativas de Interview. La primera, las portadas de su edad dorada, en los setenta y los ochenta, obra del fallecido Richard Bernstein. Creador de una especie de proto-Photoshop, Bernstein trabajaba sobre fotograf¨ªas originales de las celebridades entrevistadas, remarcaba sus rasgos con l¨¢piz y pintaba sus pieles con color pastel. Esas im¨¢genes ya de por s¨ª glamourosas se convert¨ªan en el colmo del kistch, en una especie de aparici¨®n angelical que, situada en el quiosco, no se parec¨ªa a ninguna otra portada.
El otro elemento reconocible de Interview eran sus entrevistas, siempre hechas por un famoso a otro y planteadas (muy en la l¨ªnea marcada por el propio Warhol y su forma de entender el mundo) como una conversaci¨®n relajada que se intentaba plasmar en bruto en la edici¨®n final. As¨ª, era habitual que una conversaci¨®n telef¨®nica empezase con el entrevistador pregunt¨¢ndole al entrevistado donde estaba y qu¨¦ tal el clima por all¨ª y acabase con una cordial despedida. A veces el famoso entrevistador era el propio Andy Warhol, claro. A ¨¦l le debemos la que es probablemente la entrevista can¨®nica para la revista: aquella con Diana Ross en 1981?en la que, durante un almuerzo en el restaurante del hotel Carlyle de Nueva York, la conversaci¨®n deriv¨® hacia el men¨² y la comida.
ROSS: ?Por qu¨¦ no pedimos? ?Qu¨¦ vas a comer?
WARHOL: No entiendo los men¨²s en Franc¨¦s.
ROSS: ?No pasas tiempo en Europa, Andy?
WARHOL: Sol¨ªa ir a Alemania una vez al mes.
ROSS: Pensaba que ibas a Par¨ªs una vez al mes.
WARHOL: Paramos en Par¨ªs cuando vamos a Alemania.
ROSS: Entonces, ?c¨®mo es que no hablas franc¨¦s? Deber¨ªas entender el men¨².
WARHOL: Tengo a gente como Bob (Colacello) para hacerlo.
Despu¨¦s terminaron pidi¨¦ndose cada uno una hamburguesa con patatas fritas. La tendencia sigui¨® con el tiempo. Atenci¨®n al inicio de la charla entre Beyonc¨¦ (entrevistadora) y su hermana Solange (entrevistada) para el n¨²mero de enero de 2017.?
BEYONC?: ?Est¨¢s agotada? S¨¦ que has tenido una reuni¨®n de padres en el colegio...
SOLANGE: S¨ª, tuve que volar a Filadelfia porque no quedaban vuelos a Nueva York. Y ahora estoy conduciendo desde Filadelfia a Nueva York. Bueno, no estoy conduciendo yo...
BEYONC?: ?Tienes que conducir? ?Desde Filadelfia??
SOLANGE: S¨ª, no es para tanto. Es una hora y cuarenta minutos.?
En la ¨²ltima etapa de la revista (que Fabien Baron vir¨® hacia un planteamiento gr¨¢fico mucho m¨¢s oscuro) las preguntas segu¨ªan siendo igual de espont¨¢neas, pero con el filtro de la contemporaneidad ya sobre ellas. La escritora, presentadora y activista transexual Janet Mock empez¨® as¨ª su charla telef¨®nica con Kim Kardashian West hace apenas diez meses: ¡°Iba a empezar pregunt¨¢ndote qu¨¦ haces, pero acabo de ver en Snapchat que est¨¢s con tu hija North y acaba de ponerle otro nombre a vuestro perro¡±.
La sensaci¨®n que Interview daba al lector era inaudita en cualquier otra publicaci¨®n: era la de cercan¨ªa, la de sentir como un igual a estrellas de cine, arist¨®cratas y millonarios que hablaban sobre la cotidianidad, y tambi¨¦n la de sentir como un igual a los propios autores de aquella revista, que hac¨ªan que su trabajo (las entrevistas apenas editadas y publicadas en bruto, las fotos coloreadas a mano, la maquetaci¨®n aparentemente sencilla y tosca) pareciese f¨¢cil. Que pareciese que eso mismo lo pod¨ªamos hacer nosotros. Eso, para cualquiera que quiera dedicarse a trabajar en el periodismo, no tiene precio. Y por eso, para los que nos dedicamos a esto, la noticia de este cierre es especialmente triste. Dentro de las p¨¢ginas de Interview aparecieron cientos de celebridades, pero delante de ellas surgieron miles de personas que supieron que eso era exactamente lo que quer¨ªan hacer. Porque parec¨ªa un trabajo digno e inspirador pero, sobre todo, parec¨ªa divertid¨ªsimo.
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