Del Hotel Piojos a habitaci¨®n con jard¨ªn en un monasterio
Cantabria realoja a 30 albaneses que desde enero estaban abandonados en un establecimiento insalubre de Santander
Los 30 albaneses estaban en situaci¨®n de alarma desde enero, mucho antes de que la oficializara Pedro S¨¢nchez. Cuando el Gobierno la declar¨®, a ellos les pill¨® alojados en lo que sarc¨¢sticamente llaman Hotel Morri, piojos en su idioma. La suciedad, la ausencia de servicios sanitarios y la escasez de paredes convert¨ªa este bloque abandonado a las afueras de Santander en un lugar infrahumano para pasar el invierno. Pero era mejor que nada. All¨ª han conocido que por fin el Gobierno c¨¢ntabro se ocupar¨¢ de ellos y los alojar¨¢ en el hospedaje de un monasterio ofrecido por el obispado regional, con h...
Los 30 albaneses estaban en situaci¨®n de alarma desde enero, mucho antes de que la oficializara Pedro S¨¢nchez. Cuando el Gobierno la declar¨®, a ellos les pill¨® alojados en lo que sarc¨¢sticamente llaman Hotel Morri, piojos en su idioma. La suciedad, la ausencia de servicios sanitarios y la escasez de paredes convert¨ªa este bloque abandonado a las afueras de Santander en un lugar infrahumano para pasar el invierno. Pero era mejor que nada. All¨ª han conocido que por fin el Gobierno c¨¢ntabro se ocupar¨¢ de ellos y los alojar¨¢ en el hospedaje de un monasterio ofrecido por el obispado regional, con habitaciones dobles, ba?o e incluso un jard¨ªn.
Los albaneses ¡ªtodos muy j¨®venes, algunos con menos de 20 a?os¡ª fueron llegando desde enero a Santander con el prop¨®sito de colarse en alguno de los buques que viajan desde all¨ª al Reino Unido. Las intentonas eran vanas y aguardaban su oportunidad en este inmueble a medio construir. Hasta que estall¨® la crisis del coronavirus. La ¨²nica ayuda que recibieron desde entonces era la espont¨¢nea que les ofrec¨ªa un vecino, Javier Gonz¨¢lez, quien les proporcionaba alimentos y productos de higiene e incluso se los llev¨® alguna vez a su casa para que se ducharan. ¡°Los han tratado como polizones y criminales¡±, denuncia Gonz¨¢lez, quien lleg¨® a recibir una multa por acercarse a ellos cuando el confinamiento ya estaba vigente. La sanci¨®n nunca se ha tramitado y Gonz¨¢lez conf¨ªa en que se quede en el limbo.
Miedo a la deportaci¨®n
A Gonz¨¢lez precisamente se dirigi¨® la pasada semana Julio Soto, director general de Pol¨ªticas Sociales del Gobierno de Cantabria, para buscar una salida a los inmigrantes hacinados. Hizo falta la mediaci¨®n de una ONG, Nueva Vida, con dos voluntarios albaneses en sus filas, para que los j¨®venes decidieran aceptar el ofrecimiento del obispado c¨¢ntabro. En un principio, algunos de ellos eran renuentes a aceptarla, porque tem¨ªan que fuese un primer paso para deportarlos a su pa¨ªs. Finalmente, el pr¨®ximo lunes ser¨¢n trasladados al monasterio de Soto-Iruz, a media hora de la ciudad.
Soto celebra que los inmigrantes hayan accedido a este alojamiento ¡°espl¨¦ndido, como una casita rural¡± y censura que su departamento haya tenido que intervenir en un asunto del que la competencia, seg¨²n ¨¦l, corresponde al Ayuntamiento. ¡°Al ver que no hab¨ªa soluci¨®n, entendimos que hab¨ªa que protegerlos del virus¡±, sostiene. En el Ayuntamiento, fuentes de la concejal¨ªa de Asuntos Sociales devuelven la acusaci¨®n y aseguran que el caso era de competencia auton¨®mica.
La ONG administrar¨¢ su estancia el monasterio. Nadie sabe qu¨¦ pasar¨¢ con ellos cuando se acabe el confinamiento. Gonz¨¢lez cree que intentar¨¢n de nuevo viajar al Reino Unido. ¡°Mi objetivo¡±, explica, ¡°es que se les trate como migrantes, con lo que implica. Dignidad para todos, respeto y no criminalizaci¨®n¡±.