El migrante del ¡®Aquarius¡¯ que no le tiene miedo al coronavirus
Felix Sesay, llegado a Espa?a a bordo del barco, es ahora voluntario de Cruz Roja y quiere luchar contra la covid-19 despu¨¦s de su experiencia como sanitario en Sierra Leona durante la epidemia de ¨¦bola
¡°No le tengo miedo al coronavirus¡±, asegura F¨¦lix Sesay, un joven de Sierra Leona, de 23 a?os, que reparte como voluntario de Cruz Roja lotes de comida a familias vulnerables confinadas en sus casas por la epidemia de covid-19. Abandon¨® su pa¨ªs, una rep¨²blica de 7,5 millones de habitantes del ?frica occidental, devastada por una guerra civil y por uno de los brotes m¨¢s virulentos de ¨¦bola, despu¨¦s de que mataran a su padre ...
¡°No le tengo miedo al coronavirus¡±, asegura F¨¦lix Sesay, un joven de Sierra Leona, de 23 a?os, que reparte como voluntario de Cruz Roja lotes de comida a familias vulnerables confinadas en sus casas por la epidemia de covid-19. Abandon¨® su pa¨ªs, una rep¨²blica de 7,5 millones de habitantes del ?frica occidental, devastada por una guerra civil y por uno de los brotes m¨¢s virulentos de ¨¦bola, despu¨¦s de que mataran a su padre y perdiera el dispensario farmac¨¦utico que ten¨ªan en Bo Town, la segunda ciudad m¨¢s poblada del pa¨ªs africano. Luego se march¨® a Tr¨ªpoli con su pareja pero el maltrato que recibieron en aquel pa¨ªs -robos y palizas por ser negros- les convenci¨® de que ten¨ªan que emprender su camino hacia Europa y as¨ª acabaron a bordo del Aquarius, el barco que en junio de 2018 desembarc¨® a m¨¢s de 600 migrantes despu¨¦s de semanas sin pa¨ªs donde atracar. Sesay, con formaci¨®n sanitaria -que intenta homologar en Espa?a-, se siente impotente por no poder ayudar en la crisis del coronavirus despu¨¦s de la experiencia en su pa¨ªs contra el temido ¨¦bola.
Nada m¨¢s llegar a Valencia en barco despu¨¦s de una traves¨ªa angustiosa por el Mediterr¨¢neo, Sesay ya expres¨® su vocaci¨®n sanitaria y su deseo de continuar su formaci¨®n en Espa?a y convertirse en cirujano. ¡°Comenc¨¦ a aprender medicina con ocho a?os. Recuerdo a mi t¨ªo [m¨¦dico, asegura] decirme: ?F¨¦lix!, coge la mochila y vamos a curar pacientes¡¯¡±, comenta con el castellano reci¨¦n aprendido. Tiene un diploma como agente de ayuda comunitaria que consigui¨® cuando trabajaba para los m¨¦dicos en ?frica durante el virulento brote de ¨¦bola que asol¨® su pa¨ªs en 2014. El joven cuenta que trabaj¨® en su ciudad natal con sanitarios de M¨¦dicos sin fronteras y m¨¢s tarde en la capital del pa¨ªs con Cruz Roja [la historia fue contrastada por la ONG y Sesay lleg¨® incluso a reunirse con miembros del equipo de la organizaci¨®n que hab¨ªa acudido al pa¨ªs africano para el montaje de centros de tratamiento contra la epidemia africana].
¡°Recog¨ªa muestras de enfermos y fallecidos para comprobar si estaban afectados¡±, explica Sesay, al referirse a esta enfermedad grave, con altas tasas de mortalidad en seres humanos, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). El virus se detect¨® por vez primera en 1976 en la hoy Sud¨¢n del Sur y en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Pero el brote m¨¢s extenso y mortal se declar¨® en Guinea en 2014 y se extendi¨® luego por las vecinas Sierra Leona y Liberia.
Los s¨ªntomas del ¨¦bola son fiebre alta, dolor de cabeza intenso, dolor de garganta, debilidad, fatiga y hemorragia interna en los casos m¨¢s graves, y se contagia al contacto con los l¨ªquidos corporales de los enfermos. Su virulencia es tal que aun los fallecidos infectados siguen transmitiendo el virus. F¨¦lix lo sabe bien porque con unos 18 a?os se encargaba de recoger muestras a los muertos para averiguar si estaban afectados y tambi¨¦n los enterraba. Tomaba con extremo cuidado muestras de saliva o sudor protegido de arriba abajo, recuerda. El joven ense?a una fotograf¨ªa almacenada en su m¨®vil con una vestimenta muy parecida a la que ahora usan los sanitarios espa?oles para tratar a los enfermos por coronavirus: gafas protectoras, mascarillas, batas y guantes gruesos, ¡°de exploraci¨®n¡±, precisa.
¡°Prefiero la covid-19 al ¨¦bola¡±, responde Sesay cuando sus compa?eros de la ONG le preguntan por su experiencia en ?frica. ¡°El ¨¦bola es mucho m¨¢s peligroso que el coronavirus. Con los enfermos de covid-19 puedes interactuar, tocar, con las debidas precauciones. Con el ¨¦bola, no. ¡°No le tengo miedo al coronavirus¡±, repite impotente de no poder ayudar en la emergencia sanitaria que vive Espa?a desde marzo. ¡°Perd¨ª a mis jefes, los doctores Khan y Cole, por la epidemia, pero aun as¨ª continu¨¦ mi trabajo, de casa en casa, tomando muestras de los fallecidos y enfermos¡±, explica.
Sesay aconseja a todos que sigan las instrucciones de Sanidad de usar mascarilla y lavarse a menudo las manos ¡°porque la covid-19 se contagia a trav¨¦s de la boca¡±. Tambi¨¦n insiste en la importancia de que se hagan desinfecciones frecuentes y respetar la distancia social. Incluso se atreve a recomendar al Gobierno que no se apresure a abrir bares, restaurantes o escuelas. ¡°Primero tiene que evaluar a todos, ya sea en hospitales o casa a casa¡±, comenta.
Tras pasar por el sistema de protecci¨®n internacional del Gobierno, Sesay vive ahora en Torrent, un municipio del ¨¢rea metropolitana de Valencia, donde ha trabajado como sociosanitario hasta el 6 de febrero en que acab¨® su contrato y se qued¨® en paro. Buscaba trabajo cuando la pandemia estall¨®. Ahora combina su trabajo de voluntario en Cruz Roja con sus intentos de homologar su certificado de sanitario en Sierra Leona porque quiere dedicarse a ello. Ya ha iniciado el proceso pero le piden el pago de una tasa para comenzar. ¡°Estoy en Espa?a en busca de asilo porque quiero quedarme en el pa¨ªs, continuar estudiando medicina" y que le reconozcan su experiencia como sanitario. Se siente impotente de no poder ayudar en esta crisis del covid-19. ¡°Dej¨¦ a mi familia en mi pa¨ªs porque quer¨ªa cuidar de otras familias¡±, concluye.
Cristina Ruiz, t¨¦cnica de Cruz Roja y responsable de Voluntariado en la asamblea de Torrent, entrevist¨® a F¨¦lix cuando se brind¨® como voluntario. ¡°Conectamos un mont¨®n en la entrevista telef¨®nica que mantuvimos y le dije 'chico, este es tu lugar¡±, apunta.
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