En el PNV ganar es cuesti¨®n de m¨¦todo
Los nacionalistas vascos vencen siempre, incluso cuando perdieron el Gobierno
Hay una novela del colombiano Santiago Gamboa que se llama Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo. Lo del Partido Nacionalista Vasco es al rev¨¦s. Siempre gana. Incluso aquella vez que Juan Jos¨¦ Ibarretxe perdi¨® el Gobierno de Euskadi, tambi¨¦n hab¨ªa ganado en las urnas, pero el PSE consigui¨® el apoyo de PP y UPyD y Patxi L¨®pez gobern¨® de 2009 a 2012. Un accidente en el camino. Un mal sue?o. Una y no m¨¢s. Y, aun as¨ª, pese a esa manera casi burocr¨¢tica de ganar, resulta extra?o que a las 22.30, cuando ya est¨¢n casi todos los votos escrutados y se sabe que I?igo Urkullu va a seguir gobernando, solo haya tres personas en los Jardines de Albia, en Bilbao, esperando que salga a decir algo. Son tres se?oras. Una sin mascarilla, nacida en Le¨®n. Y las otras dos con la boca cubierta.
¡ªHemos venido ¡ªdice la m¨¢s joven¡ª porque a mi madre, que tiene 84 a?os aqu¨ª donde usted la ve, le gusta mucho Urkullu.
¡ªMe gusta porque mi hijo le guarda las costillas.
¡ªCalla, mam¨¢, que esas cosas no se dicen.
Dice la hija que ella naci¨® en un pueblo de Extremadura, pero que con tres a?os lleg¨® con su familia a La Arboleda, en el valle vizca¨ªno de Tr¨¢paga, buscando una vida mejor. ¡°Una familia muy buena y muy nacionalista nos acogi¨®¡±, explica, ¡°y desde entonces nosotras no hemos votado otra cosa, primero por gratitud con aquella familia y luego ya por nosotras mismas, porque aqu¨ª nos han tratado mejor que en nuestra propia tierra¡±.
¡ªY por qu¨¦ dice su madre lo de las costillas del lehendakari.
¡ªAy, esta mujer. Lo dice porque mi hermano se hizo ertzaina y ya usted sabe.
El caso es que la plaza sobre la que se asoma Sabin Etxea [la casa de Sabino Arana, sede nacional del PNV] est¨¢ vac¨ªa, y reconocen los empleados del partido que jam¨¢s la hab¨ªan visto as¨ª en una noche de victoria. Lo achacan a la pandemia, a los rebrotes, al engorro de las mascarillas, y tambi¨¦n a una campa?a que la gente ha seguido por los medios de comunicaci¨®n y por las redes sociales. ¡°Vamos a ver¡±, dice uno de ellos, ¡°si a partir de ahora va a ser todo as¨ª, telem¨¢tico, incluso cuando se termine la pandemia. Esperemos que no, porque yo no he visto una campa?a m¨¢s aburrida que esta¡±.
Casi a las 23.30, cuando ya las se?oras se han ido hartas de esperar, se anuncia por fin la salida del lehendakari. La plaza se llena enseguida con los militantes, que estaban en el bar de la sede. Los dirigentes que hab¨ªan seguido desde sus despachos los datos del escrutinio arropan a Urkullu, que lleg¨® a las nueve de la noche acompa?ado de su mujer. Hay caras de satisfacci¨®n. ¡°Todo el mundo har¨¢ hoy su an¨¢lisis¡±, dice en tono de confidencia un veterano dirigente del PNV ahora en el banquillo, ¡°que si sube este y que si baja el otro. Ma?ana y pasado asistiremos a los tiras y afloja t¨ªpicos, de qu¨¦ pactos son posibles y toda la matraca. Pero hay un dato incontestable que Madrid tendr¨ªa que empezar a analizar bien: el PNV ha conseguido 31 parlamentarios y Bildu, 22. Si tienes en cuenta que la mayor¨ªa absoluta es de 38, las fuerzas nacionalistas sumamos 53. Ser¨¢ el parlamento vasco m¨¢s nacionalista de la historia. Es un dato que puede asustar mucho en Madrid¡±.
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