Canarias: pura energ¨ªa natural
En el archipi¨¦lago canario, la naturaleza m¨¢s rotunda se abre paso con una diversidad de paisajes y especies asombrosa. Experiencias intensas para el ecoviajero m¨¢s exigente
Ancestrales volcanes, bosques milenarios, playas paradis¨ªacas, dunas de arena, vertiginosos acantilados, piscinas naturales, cascadas, mares llenos de vida, un cielo limpio y protegido¡ Todos estos tesoros naturales conviven en las Islas Canarias, uno de los ecosistemas m¨¢s valiosos del planeta. Imposible que el visitante no se sorprenda con esa incomparable fuerza de la naturaleza surgida de un archipi¨¦lago que se form¨® gracias a la emersi¨®n volc¨¢nica en medio del oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
Favorecidas por uno de los mejores climas del mundo y por una situaci¨®n privilegiada, las Islas Canarias pueden presumir de tener un 40% de su espacio protegido: a sus cuatro Parques Nacionales (P.N. de Timanfaya, en Lanzarote; P.N. de la Caldera de Taburiente, en La Palma; P.N. del Teide, en Tenerife; y el P.N. de Garajonay, en La Gomera) se suman siete Reservas de la Biosfera (El Hierro, La Palma, La Gomera, el Macizo de Anaga (en Tenerife), la mitad occidental de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote) para disfrute del viajero.
¡°La mayor riqueza del archipi¨¦lago canario es la diversidad de escenarios que existen¡±, explica Carlos de Saa, fot¨®grafo especializado en naturaleza. ¡°Desde un paisaje muy verde, como el interior de La Gomera, La Palma, El Hierro o Tenerife, a paisajes muy ¨¢ridos, como Fuerteventura o Lanzarote (por cierto, la isla m¨¢s antigua del archipi¨¦lago y una de las m¨¢s viejas del mundo). Y esos mismos contrastes pueden darse incluso dentro de una misma isla: por ejemplo, en Tenerife y La Palma donde, a pocos kil¨®metros, contemplas paisajes des¨¦rticos en la costa y, en las alturas, un absoluto vergel¡±.
M¨¢s alejado de la influencia del turismo que el paisaje de costa, el interior de cada isla conserva intacta la esencia de la identidad canaria: ¡°Cuando te adentras por todas ellas, cuando ves el paisaje agrario, las casas de piedra, los personajes que habitan sus pueblos, entras en el alma del isle?o: diferentes tradiciones, comidas, formas de celebrar la fiesta¡ y tambi¨¦n sus espacios naturales¡±.
Para el viajero, como afirma Carlos de Saa, el interior es paso obligado. Resulta complicado elegir un ¨²nico lugar para vivir las experiencias que nos propone esta naturaleza en estado puro. Pero, de tener que hacer una ruta de imprescindibles, deber¨ªamos incluir la Caldera de Taburiente, en La Palma, una depresi¨®n volc¨¢nica con un bosque de pinos canarios dentro, que van recorriendo senderos incre¨ªbles; el Charco Azul, en El Hierro, una piscina natural preservada por rocas con las aguas m¨¢s cristalinas que podamos so?ar; el Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera, una tupida selva de especies de laurisilva envuelta frecuentemente por un mar de nubes que confiere al bosque un aspecto m¨¢gico; las Ca?adas del Teide, en Tenerife, un aut¨¦ntico delirio natural ese paisaje lunar coronado por el volc¨¢n desde el que, en un d¨ªa claro, se pueden otear las dem¨¢s islas; la Reserva Natural Integral de Inagua, en Gran Canaria, de extensos pinares ubicados en abruptos barrancos; en Lanzarote, la Cueva de los Verdes, un tubo volc¨¢nico convertido en gruta sobre la que no faltan leyendas e historias mitol¨®gicas, o el Calder¨®n Hondo, uno de los volcanes m¨¢s bellos de la isla de Fuerteventura.
Imposible no rendirse a las huellas que los volcanes han dejado en todas y cada una de las islas: cr¨¢teres, cuevas, coladas, calderas, mares de lava solidificada¡ y un paisaje lunar ante el que todos se rinden. En Lanzarote, el Parque Nacional de Timanfaya ¨C¨²nico de la Red Espa?ola de Parques Nacionales eminentemente geol¨®gico y con mejores muestras volc¨¢nicas¨C ofrece al visitante ausencia casi absoluta de vegetaci¨®n, extrema rugosidad de formas y variedad de colores rojos, pardos, ocres, negros y naranjas, junto a la silueta de los volcanes. ¡°All¨ª se encuentran las Monta?as del Fuego, donde se puede comprobar de primera mano la actividad volc¨¢nica¡±, apunta Carlos de Saa. Otra parada muy recomendable en la isla de Gran Canaria es el Roque Nublo: una inmensa roca volc¨¢nica de 80 metros de altura, situada en el Parque Rural del Nublo, al que se accede haciendo trekking.
Para los amantes de la flora y la fauna, el archipi¨¦lago canario reserva 3.000 especies end¨¦micas. Plantas como la bencomia de risco, la gildana, la pi?a de mar, el cedro canario y ecosistemas como la laurisilva, un tipo de bosque con grandes ¨¢rboles, bejucos y lianas que ha desaparecido en la mayor parte del planeta, casi siempre envuelto en la bruma y pr¨¢cticamente inalterado desde la Era Terciaria. Y animales end¨¦micos como los lagartos gigantes, los murci¨¦lagos orejudos y una amplia variedad de aves (mosquitero canario, paloma rabiche, hubara canaria, reyezuelo de Tenerife, pinz¨®n azul de Gran Canaria y guirre canario, entre muchos otros) que convierten estas islas en un escenario privilegiado para su avistamiento.
Por supuesto, Canarias es tambi¨¦n sin¨®nimo de sol y mar. Por algo cuenta con 1.500 km de costa¡ ¡°Aqu¨ª siempre apetece darse un ba?o, no solo por la calidad del agua, limpia y cristalina, sino tambi¨¦n por su temperatura agradable, incluso en oto?o e invierno¡±, asegura el fot¨®grafo canario. Playas formadas por sedimentos marinos prehist¨®ricos (Ajuy, Fuerteventura), solitarias de arena blanca (La Cocina o Las Conchas, en La Graciosa), rodeadas del verde de las plataneras (Charco Verde, La Palma), con vistas al Teide (La Cueva, La Gomera), de arena negra y cantos rodados (Playa Quemada, Lanzarote), junto a piscinas naturales (La Restinga, El Hierro), urbanas (Las Canteras, Gran Canaria), y hasta de autor (Playa Jard¨ªn, Tenerife, concebida por C¨¦sar Manrique). Ahora bien, la costa canaria no solo son arenales: ¡°En todas las islas hay acantilados y senderos que discurren por la costa con vistas que incluyen lagos de agua salada y dunas f¨®siles de millones de a?os a las que el viento ha dado forma¡±.
Esta naturaleza de fuerza incomparable se convierte en el lugar id¨®neo para practicar deportes como el windsurf y el kitesurf, ya que aqu¨ª hay zonas con bastante viento durante todos los d¨ªas de a?o. ¡°Se practican en todo el archipi¨¦lago, pero sobre todo en Fuerteventura. Y quienes se est¨¢n iniciando en estos deportes, pueden practicarlos en lagos y marismas para no tener que salir a alta mar¡±. Los surfistas tambi¨¦n hallar¨¢n su para¨ªso aqu¨ª, ya que las olas canarias son de las m¨¢s buscadas. ?Prefieren descubrir los tesoros de las islas bajo el agua? ¡°Perfecto, porque sus aguas transparentes y con formaciones geol¨®gicas que sirven de h¨¢bitat para muchas especies hacen felices a los m¨¢s exigentes submarinistas¡±. De hecho, el archipi¨¦lago cuenta con tres Reservas Marinas: La Palma, El Hierro y La Graciosa-islotes del norte de Lanzarote.
A¨²n queda una sugerencia m¨¢s: nadie deber¨ªa abandonar las Islas Canarias sin contemplar uno de sus espect¨¢culos naturales m¨¢s extraordinarios, sus cielos estrellados. Porque, considerados los m¨¢s limpios y claros de Europa, est¨¢n protegidos por la Ley sobre la Protecci¨®n de la Calidad Astron¨®mica de los Observatorios y los de La Palma, cumbres de Tenerife y Fuerteventura han sido catalogados Reserva Starlight por la UNESCO. Esto hace que el archipi¨¦lago sea uno los mejores puntos del planeta para la observaci¨®n del universo y que cuente en La Palma y Tenerife con instalaciones astron¨®micas de gran relevancia mundial, ubicadas a 2.400 metros sobre el nivel del mar.
¡°En todas las islas hay buenas condiciones para ver las estrellas. Mucha gente sube a las zonas m¨¢s altas de La Palma y Tenerife porque las nubes suelen formarse por debajo de las cimas; adem¨¢s, esas nubes que dejas a tus pies sirven como filtro para que la contaminaci¨®n lum¨ªnica no traspase. Otro ejemplo es Fuerteventura que, al no tener una poblaci¨®n masificada, ofrece pocas fuentes de luz que enturbien el cielo¡±, explica Carlos de Saa, que ha hecho de la fotograf¨ªa del firmamento canario una de sus especialidades. ¡°Ahora bien, no es preciso subir a la monta?a para disfrutar de este espect¨¢culo: en muchas playas basta tumbarse en la arena y parece que la b¨®veda celeste es una pantalla de cine. Antes las estrellas eran parte de nuestro paisaje cotidiano, poco a poco, las fuimos olvidando. En Canarias es posible recuperarlas y, cuando lo haces, la emoci¨®n que sientes debe de ser la misma que experimentaron aquellos primeros pobladores de las islas¡±. holaislascanarias.com