Felipe VI tiene quien le proteja... incluso de m¨¢s
El conocimiento p¨²blico de que el Rey hubiera querido asistir a la entrega de despachos es una evidencia que tiene que asumir el Gobierno
Es por su bien, por el del pa¨ªs, y por sentido de la prudencia. Estas son las razones que voces gubernamentales susurran para explicar oficiosamente que han indicado al Rey que este viernes no deb¨ªa presidir el acto de entrega en Barcelona de los despachos de la nueva promoci¨®n de jueces. ¡°Hay un paquete de razones que aconsejan tomar esta decisi¨®n¡±, reconoce el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, sin hacerlas p¨²blicas. El broche lo pone con la proclamaci¨®n de que ¡°es obligaci¨®n del Gobierno defender a la Monarqu¨ªa¡±.
El caso es que el Rey no ir¨¢ a la Escuela Judicial, situada en lo alto de un monte, donde se puede llegar en helic¨®ptero, faltando a un acto que preside desde que accedi¨® al trono.
El asunto no es anecd¨®tico porque ha puesto de manifiesto que el jefe del Estado no comparte esta decisi¨®n, aunque no puede imponerse al Gobierno, en seguimiento estricto de las funciones de la Corona y su relaci¨®n con los poderes del Estado. No se trata, adem¨¢s, de vetar al Monarca en un acto de los que est¨¢n dentro de sus funciones marcadas constitucionalmente, sino de un acto protocolario aunque no intrascendente.
La parte ofendida, el Poder Judicial, a trav¨¦s del Consejo General del Poder Judicial, y de representantes de las asociaciones judiciales, ha decidido que se sepa que si el Rey no acude este viernes a Barcelona es porque el Gobierno no le deja. Se excede el Poder Judicial en pedir explicaciones al Gobierno, se quejan en el ¨¢mbito socialista, pero con este episodio, el Ejecutivo marca a Catalu?a como zona de peligro para el jefe del Estado. Le protege ?de qu¨¦? Si es de muestras sonoras de desafecto, hay medios para que llegaran muy amortiguadas al acto. A no ser que haya que protegerle, adem¨¢s, de pronunciamientos del Gobierno de Catalu?a, gravemente irrespetuosos hacia el Monarca. Queda otra barrera de protecci¨®n que levantar, pero esta no es directamente en favor de Felipe VI sino del propio Ejecutivo. El Gobierno, y el pa¨ªs, necesita aprobar unos Presupuestos Generales del Estado. No se resigna el Gobierno central a dar por perdido el apoyo de ERC, incluso de Junts per Catalunya. ¡°Un conjunto de razones¡±, como se?ala el ministro de Justicia.
Del malestar quedar¨¢ constancia en el acto con la intervenci¨®n del presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, encargado por sus miembros de dejar patente el disgusto con el Gobierno y el pesar por la ausencia del Rey. Solo puede hacer eso.
Como cualquier jurista sabe perfectamente, el caso no entra en el terreno de conflicto de competencias entre ¨®rganos constitucionales del Estado. No es una invasi¨®n por parte del Gobierno de atribuciones que al Consejo General del Poder Judicial le asignan la Constituci¨®n o las leyes org¨¢nicas. Sin embargo, s¨ª hay un choque. La justicia emana del pueblo y se imparte en nombre del Rey, de ah¨ª su relevancia en actos como la solemne apertura del a?o judicial, y la importancia de su presencia en esta entrega de despachos de los nuevos jueces. El conocimiento p¨²blico de que el Rey hubiera querido asistir a la entrega de despachos es una evidencia que tiene que asumir el Gobierno. Con ello, se alimenta la idea de que su presidente, Pedro S¨¢nchez, no defiende al Rey y a la instituci¨®n mon¨¢rquica. No es as¨ª y el Rey lo sabe muy bien, enfatizan en el Gobierno. Pero s¨ª ha habido un desencuentro, aunque la Casa del Rey calla, como es habitual, aunque s¨ª ha querido que se sepa.
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