Un apoyo amplio y con regusto amargo
Los aliados del Gobierno resintieron la ausencia del presidente del Gobierno durante la votaci¨®n del estado de alarma
No hab¨ªa necesidad de pasar un mal trago, escuchando descalificaciones sin fin y reproches continuados sobre la gesti¨®n de la pandemia y su nueva etapa. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, s¨®lido como una roca en la defensa del presidente del Gobierno, recibi¨® este jueves en el Congreso los jarros de agua fr¨ªa destinados a Pedro S¨¢nchez. En la sesi¨®n en la que el Ejecutivo ped¨ªa al Congreso autorizaci¨®n para instaurar el tercer estado de alarma por el coronavirus, el presidente solo escuch¨® a Illa. El trabajo, arduo y concienzudo, se hab¨ªa hecho en los d¨ªas previos: hab¨ªa votos de sobra para aprobar esa medida constitucional hasta el 9 de mayo.
Nadie se arrepinti¨® de votar a favor, o abstenerse, ante el avance sostenido del virus; pero los partidos que lo apoyaron, sobre todo los socios de investidura, quedaron con un regusto amargo ante la ausencia del presidente del Gobierno en el d¨ªa que el Congreso toma una de las medidas m¨¢s trascendentes de la era democr¨¢tica.
Todos los grupos pol¨ªticos de la oposici¨®n hubieran querido que Pedro S¨¢nchez subiera a la tribuna para explicar que a partir de ahora y durante seis meses existe un instrumento jur¨ªdico, el estado de alarma, para que las comunidades aut¨®nomas adopten las medidas que mejor les cuadre contra la covid-19. S¨¢nchez solo escuch¨® a su ministro y se ausent¨® para no volver en toda la sesi¨®n. ¡°Est¨¢ tirando demasiado de la cuerda ante la evidencia de que no hay alternativa¡±, advierte uno de los portavoces que apoyaron este jueves el estado de alarma como antes apoyaron la investidura. In¨¦s Arrimadas de Ciudadanos, Joan Baldov¨ª de Comprom¨ªs, ??igo Errej¨®n de M¨¢s Pa¨ªs, entre otros, no entend¨ªan por qu¨¦ el presidente no estaba.
En la negociaci¨®n, tambi¨¦n con ERC y los cuatro diputados del PDeCAT, los partidos consiguieron que el presidente olvidara su pretensi¨®n de no dar cuentas en el Congreso sobre la pandemia en un semestre. Ser¨¢ cada dos meses. Ante lo que pueda ocurrir en las pr¨®ximas semanas ser¨¢n los presidentes auton¨®micos quienes den la voz de alarma y tomen las medidas que mejor estimen. Eso lo sabe el presidente. Las graves acusaciones de Pablo Casado a Pedro S¨¢nchez por supuesta vulneraci¨®n de derechos fundamentales y de incumplir los intocables principios de separaci¨®n de poderes, no es tema de debate entre los presidentes auton¨®micos y el Gobierno central.
Todos est¨¢n con el agua al cuello, y el traspaso de poder de Madrid a los Gobiernos aut¨®nomos para que act¨²en acorde a la realidad de sus regiones les parece lo m¨¢s ¨²til. Libres y aut¨®nomos siempre que Moncloa responda cuando sea necesario y el reparto del dinero de los Presupuestos de 2021 y de los fondos europeos llegue en tiempo y forma. A S¨¢nchez le corresponde conseguir los apoyos en el Congreso para, despu¨¦s, repartir juego a los presidentes auton¨®micos. Eso lo hace sin importarle tener que buscar esos apoyos por todo el arco parlamentario, entre grupos enfrentados entre s¨ª, y desdecirse en horas de posiciones iniciales. Los gestos incomprensibles como la ausencia del jefe del Gobierno en el Parlamento en el d¨ªa que se solicita el estado de alarma no se justifican en su entorno, sino que se exhibe el discurso de Salvador Illa. Sin acritud, en tono doliente, el ministro trat¨® de convencer a Casado de que pasara de la abstenci¨®n al s¨ª. ¡°La abstenci¨®n es la inanidad en el debate sobre la salud; la no posici¨®n es la falta de sentido de Estado¡±. Pero no se opuso, que es lo que importa a todos los presidentes auton¨®micos, de todas las siglas.
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