Perder el faj¨ªn rojo
Sobre la deslumbrante hoja de servicios de Enrique Rodr¨ªguez Galindo se cierne una sombra: formar parte supuestamente de la denominada guerra sucia
En el verano de 1995, el Gobierno que entonces presid¨ªa el socialista Felipe Gonz¨¢lez decidi¨® ascender a general de brigada a Enrique Rodr¨ªguez Galindo, intitulado El Azote de ETA. Durante los m¨¢s de 14 a?os que estuvo al frente de la comandancia de la Guardia Civil de Intxaurrondo fueron desarticulados innumerables comandos y detenidos centenares de supuestos terroristas. Cada vez que se hablaba de ¨¦l, sus compa?eros le calificaban de ¡°brillante¡±, al igual que su carrera.
Con semejante bagaje ...
En el verano de 1995, el Gobierno que entonces presid¨ªa el socialista Felipe Gonz¨¢lez decidi¨® ascender a general de brigada a Enrique Rodr¨ªguez Galindo, intitulado El Azote de ETA. Durante los m¨¢s de 14 a?os que estuvo al frente de la comandancia de la Guardia Civil de Intxaurrondo fueron desarticulados innumerables comandos y detenidos centenares de supuestos terroristas. Cada vez que se hablaba de ¨¦l, sus compa?eros le calificaban de ¡°brillante¡±, al igual que su carrera.
Con semejante bagaje oficial, cargado de m¨¦ritos y medallas, a nadie deber¨ªa haberle extra?ado que el Ejecutivo le promoviera al m¨¢ximo escalaf¨®n del instituto armado. Sin embargo, sobre su deslumbrante hoja de servicios se cern¨ªa ya entonces una sombra: formar parte supuestamente de la denominada guerra sucia. Tanto era as¨ª que Margarita Robles, entonces viceministra de Interior y hoy ministra de Defensa, se neg¨® a imponer el faj¨ªn rojo de general a Rodr¨ªguez Galindo. De nada sirvi¨® que su jefe, el ministro (Interior y Justicia) Juan Alberto Belloch, hubiera ordenado a su segunda de a bordo que asistiera a una ceremonia tan simb¨®lica para quienes alcanzan la cumbre del generalato. Ella dijo que no.
Robles hab¨ªa encargado a Enrique de Federico, entonces comisario general de Polic¨ªa Judicial y uno de sus m¨¢s estrechos colaboradores, que investigase el secuestro y asesinato de los presuntos etarras Jos¨¦ Antonio Lasa y Jos¨¦ Ignacio Zabala, cuyos esqueletos se hallaron enterrados en cal viva en 1985 en Busot (Alicante) aunque sus restos no fueron identificados hasta 10 a?os m¨¢s tarde. De Federico me cont¨® en alguna ocasi¨®n c¨®mo la viceministra Robles hab¨ªa tenido que ordenar al muy laureado Galindo que se cuadrase en posici¨®n de firmes conforme la investigaci¨®n le iba cercando.
El h¨¦roe de la lucha contra ETA, el hombre que en marzo de 1992 asest¨® a la banda uno de los m¨¢s duros golpes al capturar a su c¨²pula en Bidart (Francia), fue expulsado de la Guardia Civil y dej¨® de ser general tras ser condenado por la Audiencia Nacional a 71 a?os de prisi¨®n por el caso Lasa y Zabala. El fallo dictado por la Audiencia en abril de 2000 fue posteriormente avalado por los ¨®rganos judiciales superiores, entre ellos el Tribunal Supremo, que se opuso a la concesi¨®n del indulto a tenor de la ¡°extraordinaria gravedad¡± de los delitos.
La fulgurante estrella de quien hab¨ªa encarnado muchos a?os la lucha contra ETA se eclips¨® as¨ª por completo.