La Espa?a ultra de izquierda y derecha
Los grup¨²sculos de posiciones pol¨ªticas extremas buscan sus espacios y su protagonismo social ante la polarizaci¨®n
Un an¨¢lisis sobre los colectivos de ultraizquierda y ultraderecha arroja algunas conclusiones. La polarizaci¨®n de la pol¨ªtica les lleva a reivindicar sus espacios y su protagonismo social frente a quienes est¨¢n dentro del sistema.
Los grupos de extrema izquierda, mucho m¨¢s numerosos y organizados en la red, vuelven ahora para reivindicar la liberaci¨®n del rapero Pablo Has¨¦l, encarcelado hace un mes por enaltecimiento del terrorismo en las letras de sus canciones.
La ¨²ltima protesta tuvo lugar el s¨¢bado en Madrid, pero con r¨¦plicas en otras ciudades. El anunciado despliegue policial (m¨¢s de mil agentes), rebaj¨® mucho el n¨²mero de asistentes previsto, y no se registraron altercados ni graves actos vand¨¢licos, como s¨ª hab¨ªa ocurrido en anteriores convocatorias.
Por su parte, en la extrema derecha, las nuevas generaciones relevan a las viejas, seg¨²n se?alan fuentes policiales. La aparici¨®n de Vox en las instituciones tambi¨¦n ha provocado cambios en el colectivo: a algunos les parece suficiente; otros creen que es lo que llaman un ¡°PP verde¡± y han creado nuevos colectivos ultras, aunque admiten compartir parte de las ideas del programa del partido de Santiago Abascal.
J¨®venes grupos surgidos en las redes sociales y en plena pandemia como Basti¨®n Frontal, que se definen como ¡°nacionalistas, en el sentido del nacionalismo rom¨¢ntico alem¨¢n del siglo XIX¡±, buscan su propio discurso con chicas como Isabel Medina Peralta, la joven de 19 a?os que ofreci¨® una suerte de mitin antisemita en el homenaje a la Divisi¨®n Azul que tuvo lugar el pasado 13 de febrero en el cementerio de la Almudena de Madrid. Tanto el grupo neofascista como ella misma est¨¢n siendo ahora investigados por la Fiscal¨ªa por presuntos delitos de odio. La pandemia y las restricciones que implica han mermado mucho la capacidad de estos grupos de ocupar y ser protagonistas en el escenario p¨²blico. Sin embargo, fuentes policiales aseguran que ¡°no desaparecen, se transforman y simplemente siguen latentes, esperando su oportunidad¡±.
Esteban Ibarra, del Movimiento contra la Intolerancia, vaticina una suerte de efecto rebote tras este letargo pand¨¦mico: ¡°Existe la posibilidad de que la euforia del regreso a los estadios, a las calles, a los bares¡ conlleve una mayor conflictividad de estos grupos¡±.
La ultraizquierda, un chispazo para intentar sembrar el caos
Decenas de colectivos esperan un hecho que les d¨¦ la oportunidad de revolverse contra lo que llaman ¡°Estado opresor¡±
Una chispa. Un evento. Un hecho puntual. Da igual qui¨¦n convoque, un grupo o varios. Esto es asambleario. Puede ser por la construcci¨®n de un aparcamiento subterr¨¢neo en el barrio del Gamonal en Burgos (2014), por la sentencia del proc¨¦s (2019), por el desahucio de una familia, por la detenci¨®n del activista Alfon (Alfonso Fern¨¢ndez Ortega) en los tiempos del 15-M (2015), por la condena del rapero Valt¨°nyc (Josep Miquel Arenas) en 2017, o por el encarcelamiento de su amigo Pablo Has¨¦l (Pablo Rivadulla Duro) hace un mes, condenado a nueve meses y un d¨ªa de prisi¨®n por los delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona y las instituciones del Estado.
Alguien prende la mecha y los movimientos de ultraizquierda se activan y se mueven todos a una, como electrificados, propagando acciones de respuesta por las redes y replic¨¢ndolas en cuantos m¨¢s puntos de la geograf¨ªa mejor, con dos fines principales. Uno es su denuncia constante de ¡°la represi¨®n del Estado¡± y del poder en general en cualquiera de sus formas o versiones: la polic¨ªa, los bancos, la Corona, el Congreso. Y otro es la creaci¨®n de iconos, referentes, h¨¦roes, m¨¢rtires revolucionarios, s¨ªmbolos de liberaci¨®n que den sentido a su lucha. La ¨²ltima cita fue en la tarde del s¨¢bado, con una manifestaci¨®n no autorizada que fue de Atocha a Cibeles: ¡°Por nuestros derechos y libertades ?Amnist¨ªa total! Libertad Pablo Has¨¦l¡±, rezaba la convocatoria que desde hace semanas corr¨ªa por m¨²ltiples plataformas de mensajer¨ªa.
Los convocantes eran de nuevo la plataforma digital del Movimiento Antirrepresivo de Madrid (MAR), que aglutina a ¡°una decena de grupos¡± ¨Cseg¨²n sus precursores¨C y que naci¨® hace menos de tres a?os en Twitter, donde con 11.300 seguidores. ¡°Surgimos a ra¨ªz del caso Valt¨°nyc, cuando varios colectivos nos unimos para solidarizarnos con ¨¦l en Madrid, y salir a la calle a protestar contra su condena [a tres a?os y medio por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona en las letras de sus canciones]¡±, cuenta Marco Fern¨¢ndez (29 a?os), uno de los fundadores del colectivo. ¡°Nos dimos cuenta de que era necesario crear un movimiento gen¨¦rico antirrepresivo para denunciar la falta de derechos y libertades que hay en este pa¨ªs, en lugar de una plataforma de apoyo a cada caso, de esa manera estar¨ªamos siempre preparados¡±, se?ala. ¡°Fue en La Ingobernable [centro social ocupado desalojado en 2019], all¨ª se ech¨® a andar¡±, recuerda tras salir de su trabajo como mozo de almac¨¦n.
En esta ocasi¨®n, la protesta tendr¨ªa a la capital como epicentro, aunque fueron otros muchos los grupos que anunciaron que se sumar¨ªan con convocatorias simult¨¢neas en Barcelona y las otras tres provincias catalanas, Gij¨®n, M¨¢laga, Alicante, o Zaragoza. ¡°Su objetivo es propagarse al m¨¢ximo, dar la sensaci¨®n de mucha movilizaci¨®n, visibilizarse cuanto m¨¢s mejor¡±, aseguran agentes de seguridad que llevan a?os siguiendo, analizando y estudiando a estos grupos y a sus miembros. ¡°Saben que para sembrar el caos en un pa¨ªs lo que hace falta es que las protestas se produzcan en varias zonas a la vez¡±, se?alan las mismas fuentes. ¡°Las revoluciones no se preparan, surgen: la primavera ¨¢rabe empez¨® porque a un vendedor ambulante tunecino [Mohamed Bouaziz] le confiscaron su puesto unos municipales¡±, recuerda. ¡°Eso s¨ª, hay que estar preparado para reaccionar¡±, a?ade.
Amplio dispositivo
Polic¨ªa y Delegaci¨®n de Gobierno de Madrid esperaban una importante concurrencia, pese a que ni tan siquiera hab¨ªan pedido autorizaci¨®n para la manifestaci¨®n. ¡°Ahora lo evitan, no hay solicitud de permiso para que no haya quienes puedan sufrir las consecuencias de potenciales incumplimientos¡±, se?alan fuentes de la delegaci¨®n de Gobierno de Madrid. El dispositivo de seguridad previsto era de mil agentes y se anunciaba ¡°intransigente¡±: ¡°No vamos a permitir actos de vandalismo de ninguna clase¡±, advert¨ªan fuentes policiales, en alusi¨®n a las actuaciones de algunos alborotadores en las recientes concentraciones (tampoco autorizadas) en la Puerta del Sol y alrededores. La marcha transcurri¨® sin incidentes.
San Blas Canillejas en lucha, Juventud antifascista de Hortaleza, Distrito 14 Moratalaz, D-104 Aluche, Alkork¨®n Combativo, Yesca Vallecas¡ Son decenas solo en Madrid, muchos de ellos surgidos de o como asociaciones de barrio o de vecindario. Quienes conocen bien el funcionamiento de estos colectivos por dentro aseguran que ¡°la violencia que usan en determinados momentos es solo una estrategia de lucha; y la calle, una herramienta¡±. Es su manera de lograr un mayor impacto, una mayor visibilidad.
¡°?Controlar la violencia?, que le pregunten a Marlaska [ministro del Interior] o a Franco [Delegado del Gobierno], es la polic¨ªa quien provoca los disturbios, que nos dejen manifestarnos en paz y nada ocurrir¨¢¡±, se defend¨ªa Fern¨¢ndez, que aseguraba que se estaba ¡°criminalizando la protesta de antemano¡± y a que ¡°se llamar¨ªa a cumplir con todas las normas de seguridad¡± impuestas por la pandemia.
La capacidad movilizadora de los grupos antifascistas y de ultraizquierda radica en el car¨¢cter gen¨¦rico de sus reivindicaciones y lemas, al igual que en el dominio que tienen de las redes sociales y de los medios y canales de informaci¨®n. ¡°Son mucho m¨¢s agiles que la ultraderecha: donde unos movilizan 200, otros atraen a 2.000 personas, diez veces m¨¢s, porque el espectro que abarcan es muy amplio¡±, apuntan los investigadores.
Atomizaci¨®n y militancia
La atomizaci¨®n de la extrema izquierda en m¨²ltiples grupos genera una voluminosa militancia expandida como en sucesivos c¨ªrculos conc¨¦ntricos que se solapan entre s¨ª formando un vasto conglomerado. ¡°El n¨²cleo duro pueden ser dos o tres personas, a veces amigos del barrio que se han hecho con un espacio/sede, a veces personas de la misma familia, o del mismo equipo de f¨²tbol¡±, se?alan los agentes; y el resto es gente ¡°que acude a las convocatorias o a las asambleas porque puede simpatizar con un aspecto ideol¨®gico, con una motivaci¨®n que consideran justa o injusta¡±, describen.
Por regla general ¨Caunque son colectivos bastante ef¨ªmeros y cambiantes¨C, detr¨¢s de esa ensalada de siglas y zonas geogr¨¢ficas (grandes y peque?as) de todo el territorio nacional, suelen estar siempre los mismos protagonistas. Por ejemplo, Alejandra Matamoros, la abogada de Pablo Has¨¦l, ¡°proviene de [Moratalaz] Distrito-14 ¡°, se?alan los investigadores, uno de los colectivos m¨¢s combativos y radicales de Madrid, clientes habituales de la Brigada Provincial de Informaci¨®n de la Polic¨ªa, ubicada en ese barrio. Otro ejemplo: uno de los detenidos por la agresi¨®n a un taxista durante una cacerolada el pasado mes de mayo en las inmediaciones de ese complejo policial es Karim Benamar, el abogado habitual de D-14, que casualmente es defendido por Erlantz Ibarrondo, tambi¨¦n abogado de Alfon o de la familia de Jimmy, el hincha de Riazor Blues (de extrema izquierda del Deportivo de la Coru?a) al que mataron a palos en una pelea en el Manzanares con ultras del Frente Atl¨¦tico (extrema derecha).
Son m¨²ltiples los v¨ªnculos de los ultras, de uno y otro extremo, con los clubes de f¨²tbol. Entre los m¨¢s radicales de izquierda en Madrid, destacan los Bukaneros, del Rayo Vallecano, cuya sede ha sido registrada en m¨²ltiples ocasiones por la polic¨ªa. ¡°Los llamados centros sociales de los grupos de ultraizquierda son muchas veces puntos de encuentro para organizar conciertos o veladas de boxeo, donde hacen colectas para sus cajas de resistencia¡±, se?alan fuentes policiales.
V¨ªnculos con el independentismo
Del mismo modo, se perciben claros v¨ªnculos entre estos grupos y los movimientos independentistas catalanes en los muchos mensajes cruzados que se dedican en las redes. As¨ª, por ejemplo, los investigadores recuerdan que uno de los colegios en los que se vot¨® durante el refer¨¦ndum ilegal del 1-O en Catalu?a fue custodiado precisamente por miembros de D-14. ¡°El independentismo y la ultraizquierda tienen un enemigo com¨²n: el estado represor¡±, analiza un agente.
El principal temor de la polic¨ªa de cara a la convocatorias de los colectivos de ultraizquierda es la aparici¨®n de grupos de anarquistas. ¡°Son los m¨¢s violentos, son oportunistas, est¨¢n entrenados en la provocaci¨®n de la revuelta, y son indetectables, nadie sabe nunca si van a aparecer o no y de d¨®nde pueden venir¡±, se?ala otro agente, que recuerda que los ocho detenidos por incendiar la furgoneta de los Mossos d¡¯Esquadra en Barcelona eran anarquistas italianos.
¡°La rebeli¨®n de los movimientos de ultraizquierda es necesaria porque existe la represi¨®n, del mismo modo que existen movimientos antidesahucios porque hay desahucios¡±, sentencia Marco Fern¨¢ndez. ¡°Y es necesario apoyar a los catalanes porque tenemos intereses convergentes, por solidaridad, porque cuando intentan ejercer su derecho les inflan a palos¡±, asegura, en referencia a los incidentes del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n ilegal del 1-O de 2017.
Este s¨¢bado, asume Fern¨¢ndez, ¡°el detonante fue Pablo Has¨¦l. Pero salimos por todos nuestros derechos y libertades: porque estamos hartos de que las c¨¢rceles est¨¦n llenas de presos pol¨ªticos, salimos contra los desahucios y los despidos, contra un 40% de paro juvenil, contra los recortes en Sanidad y Educaci¨®n, por los cuatro millones de parados, porque las infantas se van a ver al fugado de su padre y de paso se vacunan, por la falta de libertad de expresi¨®n, contra la violencia policial, por las agresiones de la polic¨ªa en Linares y por las que le han sacado el ojo a una manifestante en Lleida, contra las torturas...¡±.
Vox descompone a la extrema derecha
La irrupci¨®n del partido en las instituciones motiva cambios en las acciones de estos colectivos
A Isabel Medina Peralta no la conoc¨ªa nadie, aparte de su familia y sus amigos, hasta que hace algo m¨¢s de una semana, el s¨¢bado 13 de febrero, convirti¨® el anual homenaje a la Divisi¨®n Azul de los colectivos de ultraderecha en un acto antisemita. Una joven que roza la mayor¨ªa de edad (19 a?os), melena casta?a, labios rojos y camisa azul, vocifera micr¨®fono en mano en el madrile?o cementerio de la Almudena: ¡°El jud¨ªo es el culpable. El enemigo siempre es el mismo¡±. El video se hizo viral y la denuncia por la infamia, colectiva. Peralta pas¨® de tener 2.000 a 10.000 seguidores en su inflamada cuenta de Twitter: ¡°Lo sigo diciendo y lo volver¨ªa a decir mil veces m¨¢s¡±, escrib¨ªa tras la ola de cr¨ªticas.
La Fiscal¨ªa abri¨® una investigaci¨®n por un presunto delito de odio. Y lo mismo hizo la Delegaci¨®n del Gobierno de Madrid, que hab¨ªa autorizado la marcha: ¡°Se trata de un acto que hacen cada a?o desde el 2007 y no se hab¨ªan registrado incidentes. No se prohibi¨® porque reun¨ªa todos los requisitos sanitarios (separaci¨®n, mascarillas, menos de 500 asistentes). Y no hubo ning¨²n problema a lo largo del recorrido vigilado por la polic¨ªa, fue ya en el cementerio donde se lanzaron esos mensajes y consignas completamente inaceptables. En cuanto tuvimos noticia encargamos una investigaci¨®n y pusimos el informe de la Polic¨ªa a disposici¨®n de la Fiscal¨ªa¡±, explica el delegado, Jos¨¦ Manuel Franco. ¡°Pod¨¦is denunciarme, encarcelarme, o incluso matarme, pero jam¨¢s, jam¨¢s capitular¨¦¡±, continu¨® en tono heroico Peralta en su Twitter, hasta que esta empresa cerr¨® su cuenta.
Se hizo una cuenta nueva, en la que aparec¨ªa vestida de cuero negro delante de un mural del colectivo neofascista Basti¨®n Frontal, a quien tampoco casi nadie conoc¨ªa, y contra quien la Fiscal¨ªa abri¨® recientemente otra investigaci¨®n por otro presunto delito de odio debido a presuntos ataques contra menores extranjeros no acompa?ados. La investigaci¨®n naci¨® de un atestado de la Polic¨ªa Local de Madrid, fechado el 9 de julio de 2020, donde el coordinador de la Casa de Acogida de Menores de la Casa de Campo narraba c¨®mo un grupo de ¡°neonazis¡± plant¨® junto a la instalaci¨®n una pancarta con el lema Recuperemos nuestros barrios, deportaci¨®n.
A eso le siguieron concentraciones frente a pisos y centros de acogida: ¡°San Blas ser¨¢ la tumba de los menas¡±, ¡°fuera menas de nuestros barrios¡± o ¡°en San Blas, ni un puto mena¡±. Su portavoz, Rodrigo (19 a?os), asegura que son ¡°una organizaci¨®n juvenil de 60 chavales¡± nacida en el ¡°barrio obrero¡± de San Blas durante la pandemia, como consecuencia de la desestructuraci¨®n del colectivo (y despu¨¦s partido pol¨ªtico de extrema derecha) Hogar Social y el auge de Vox. Su cuenta permanece activa con cerca de 4.500 seguidores y recauda fondos ¡°para ayudar a Peralta¡±.
La Polic¨ªa hace una distinci¨®n importante ¡°entre extrema derecha, en referencia a grupos, colectivos y organizaciones que asumen el sistema democr¨¢tico; y ultraderecha, los que est¨¢n fuera del sistema, es la diferencia entre quienes tienen adversarios y los que solo tienen enemigos¡±, y describen entre estos ¨²ltimos una horquilla de individuos ¡°monitorizados¡± m¨¢s o menos constante a lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os de ¡°entre 2.000 y 3.000¡± personas.
Ahora se acerca m¨¢s a 2.000: ¡°Unos 2.200¡±, estiman. Se trata de un descenso considerable, dentro de una serie de colectivos, que incluyen a los grupos de neonazis y fascistas ligados a los clubes de f¨²tbol (Ultras Sur, Frente Atl¨¦tico/Out Low, Boixos Nois, Ultra Boys en Gij¨®n, Los Supporters Gol Sur del Betis¡) y tambi¨¦n a los meramente ideol¨®gicos m¨¢s y menos activos (Hogar Social, Espa?a 2000 ¨Cen Valencia y en Alcal¨¢ de Henares¨C, Falange, Basti¨®n Frontal, Juventudes Canillejas, Hacer Naci¨®n, AD?¡).
El crecimiento de Vox, sobre todo desde las elecciones andaluzas (en clave catalana) de 2018, ha descapitalizado a esos grupos fascistas: ¡°Por ejemplo, Falange est¨¢ pr¨¢cticamente muerto, inactivo¡±, se?alan fuentes policiales. Pero tambi¨¦n la pandemia, el cierre de los estadios, de los bares que utilizan como sede estos colectivos y la suspensi¨®n de los conciertos a los que suelen acudir ha mermado su capacidad de reclutamiento. Sin embargo, fuentes policiales se?alan que actos como los del cementerio de la Almudena o los ataques a inmigrantes en Hortaleza y San Blas revelan que, siendo menos numerosos que los grupos de ultraizquierda, siguen latentes y que ¡°los cachorros est¨¢n tomando el relevo¡±.
¡°Los numerosos casos de corrupci¨®n, la desafecci¨®n creciente con los partidos tradicionales y la configuraci¨®n en el imaginario popular de una ¨¦lite pol¨ªtica depredadora y extractiva, son factores clave para entender el auge de los partidos populistas de derecha radical.¡±, escriben V¨ªctor Climent Sanjuan y Mirian Montaner Goetzenberge en su estudio Los partidos populistas de extrema derecha en Espa?a: Un an¨¢lisis sociol¨®gico comparado, de junio de 2020.
Salto generacional
¡°Se est¨¢ produciendo un salto generacional, los viejos referentes han crecido, son padres y madres de familia, que ya no est¨¢n tan dispuestos a ir a pegarse a las calles. El perfil pasa de algunos recalcitrantes muy veteranos para quienes el grupo es su modo de vida, y un peque?o ej¨¦rcito de chavales, entre los que hay incluso menores de edad¡±, se?alan fuentes policiales.
Lo explica Rodrigo, el portavoz de Basti¨®n Frontal: ¡°Tras el fat¨ªdico final que tuvo Hogar Social Madrid (HSM) cuando Vox (el PP verde) se llev¨® todo ese tejido social nacionalista (en el sentido ¡°del nacionalismo rom¨¢ntico alem¨¢n del siglo XIX¡±, previo al nazismo), nos quedamos en Madrid sin ning¨²n movimiento de vanguardia y, ya con el coronavirus y el confinamiento, a un grupo de camaradas nos dio por pensar: pod¨ªamos mont¨¢rnoslo por nuestra cuenta y aprovechar el malestar social que hay para crear una alternativa al constitucionalismo, que no es m¨¢s que una ¡°partidocracia¡± que no representa los intereses del pueblo, sino de los partidos y de las oligarqu¨ªas financieras. A nosotros Vox no nos representa, aunque podamos compartir algunos de los puntos de su programa¡±.
Por su parte, Melisa Dom¨ªnguez, la l¨ªder de Hogar Social Madrid, ya con 31 a?os y un hijo de ocho, asegura que se constituyeron como partido pol¨ªtico ¡°por mera seguridad jur¨ªdica¡±, y reconoce que se han centrado en el ¨¢mbito social: ¡°Antidesahucios y reparto de alimentos todos los domingos a unas 400 familias espa?olas, adem¨¢s de que mantenemos okupado un inmueble en Juli¨¢n Romea 16¡±, se?ala. Sin embargo, tanto la polic¨ªa como sus anteriores seguidores aseguran que est¨¢n casi extinguidos y ponen como prueba la ¨²ltima convocatoria de protesta frente al Palacio de la Moncloa: ¡°Eran cuatro y entre ellos algunos indigentes de los que viven okupados¡±, recuerdan.
Mutaci¨®n
Seg¨²n Esteban Ibarra, del Movimiento contra la Intolerancia y miembro del Observatorio contra la violencia en el Deporte, ¡°existe una posibilidad de que la euforia del regreso a los estadios, a las calles, a los bares, a los conciertos¡ conlleve una mayor visibilizaci¨®n y conflictividad de estos grupos ultras¡±.
Seg¨²n Ibarra, que sigue de cerca la evoluci¨®n de estos grupos violentos y que reconoce que la mayor parte de las denuncias que reciben provienen de presuntos delitos de odios en las redes sociales, ¡°adonde se han trasladado para sus campa?as y para sus reclutamientos, se?ala¡±.
El ¨²ltimo Estudio de Delitos de Odio presentado por el Ministerio del Interior en 2019 pon¨ªa de relieve que el n¨²mero mayor de incidentes, un 34.9% del total, eran de car¨¢cter ideol¨®gico, seguidos de los xen¨®fobos o racistas (30,2%) y los referidos a la orientaci¨®n sexual (16,3%).
¡°En este momento todos los grupos ultras est¨¢n sufriendo una mutaci¨®n¡±, advierte Ibarra. ¡°Los que aceptan el sistema se han ido con Vox, y los que est¨¢n en un proceso de reafirmaci¨®n necesitan rejuvenecerse (nuevas generaciones), tienen que descubrir elementos rentables para su agitaci¨®n y propaganda (van a hacer una acci¨®n directa dura y callejera) y van a tratar de resaltar todas las contradicciones del sistema, ya sea usando la pandemia (negacionistas), la corrupci¨®n pol¨ªtica o la inmigraci¨®n, polarizando y radicalizando desde las redes sociales¡±, sostiene. ¡°Vox les ha debilitado, les ha descapitalizado, les ha quitado capital social y les ha tapado tambi¨¦n medi¨¢ticamente¡±, concluye.