La escuela del futuro que resucit¨® Fuentelfresno
Un modelo educativo apoyado en el entorno natural permite que un pueblo de Soria recupere la vida con 22 ni?os
El patio del colegio de Fuentelfresno, en Soria, es particular. Tiene un arroyuelo, una caba?a ¨¢rbol, un huerto y neum¨¢ticos atados a una soga. Triunfa el verde. No es como los dem¨¢s, pues no hay cemento ni sirenas estridentes alrededor; lo m¨¢s parecido es el mugir de las vacas que a veces pacen, junto a una iglesia de ¨¢bside rom¨¢nico, tras un cercado. El jaleo lo ponen los ni?os que corretean,...
El patio del colegio de Fuentelfresno, en Soria, es particular. Tiene un arroyuelo, una caba?a ¨¢rbol, un huerto y neum¨¢ticos atados a una soga. Triunfa el verde. No es como los dem¨¢s, pues no hay cemento ni sirenas estridentes alrededor; lo m¨¢s parecido es el mugir de las vacas que a veces pacen, junto a una iglesia de ¨¢bside rom¨¢nico, tras un cercado. El jaleo lo ponen los ni?os que corretean, construyen puentes mientras uno grita ¡°?He pescado un pez!¡± o cuchichean en las copas de los ¨¢rboles, reconvertidas en elevados escondrijos. Bendito alboroto en uno de esos pueblos (50 habitantes) de Soria, y de Castilla y Le¨®n, donde hab¨ªa ca¨ªdo el tel¨®n del silencio tras firmar su sentencia de muerte por retirada demogr¨¢fica: solo hab¨ªa dos vecinos en 1999. Ahora hay incluso 22 ni?os.
El milagro de la repoblaci¨®n en esta localidad, inverso al abandono creciente del medio rural, lo protagoniza una escuela con un modelo educativo activo, donde los deberes y los pupitres pesan menos que la naturaleza, la colaboraci¨®n y, sobre todo, ver y escuchar. Ahora necesitan un bus para seguir creciendo.
El novedoso m¨¦todo educativo de esta escuela ha provocado que varias familias de Soria ciudad hayan matriculado a sus menores en el centro, a 20 kil¨®metros de la urbe, para que disfruten de su formaci¨®n. El colegio cuenta con 20 pupilos, cifra que en Fuentelfresno pretenden ampliar mediante un autob¨²s escolar que los conecte con la capital de provincia ¡ªseg¨²n explica Jos¨¦ Miguel D¨ªez, uno de los padres¡ª y acabe contribuyendo al crecimiento de sus aulas y, despu¨¦s, del censo. Un bus que, lamentan, existe y circula, pero que no pueden utilizar por la rigidez legislativa, y que cofinanciar¨ªan gustosos.
Alumnos de la ciudad
Clara Garc¨ªa, madre de dos chavales, lamenta esa ¡°excepcionalidad no previsible¡± que impide que el veh¨ªculo que paga la Junta de Castilla y Le¨®n, que viaja vac¨ªo desde Soria hacia los cercanos Cu¨¦llar y Usejo para recoger a dos ni?os y trasladarlos a la escuela, no pueda traer tambi¨¦n a los alumnos de la capital. ¡°La ley est¨¢ pensada para ir del pueblo a la ciudad, pero no al rev¨¦s¡±, denuncia. La normativa recoge que el transporte p¨²blico queda habilitado cuando la escuela de un t¨¦rmino municipal se encuentra en otra localidad. Portavoces de Educaci¨®n de la Junta indican que siempre se ponen rutas a ¡°colegios de referencia¡± pero no puede aplicarse ¡°a la carta¡± para padres que pidan cambiarse del centro que les corresponde.
Los impulsores del colegio, abierto en 2012, formalizado en 2016 y al alza curso tras curso, temen morir de ¨¦xito. Hace unos a?os que ellos mismos sufragaban el bus, pero al irse trasladando a Fuentelfresno ahora hay menos usuarios y, por tanto, el precio sobrepasa a quienes siguen en Soria. El copago que intentaron durante un tiempo, afirma otra madre, Gema Coronel, ya no est¨¢ permitido. De las administraciones, defiende esta comunidad, depende que su caso pueda ser triunfal y replicado o se asfixie. La despoblaci¨®n, cree Garc¨ªa, podr¨ªa atenuarse con voluntad, internet y casas disponibles en los pueblos. La red no les llega bien, pero una de las claves para su recuperaci¨®n fue que los viejos propietarios vendieron sus parcelas e inmuebles para la nueva hornada rural.
La conversaci¨®n transcurre en un porche de madera de la escuela, adaptado por los propios vecinos con la ayuda de un carpintero local en el viejo edificio del Ayuntamiento, junto a otros hombres y mujeres que apostaron por Fuentelfresno atra¨ªdos por el plan educativo. Los ni?os Mai, Noa, Sa¨²l, Anouk, Otto, Anna y Claudia revolotean bajo el sol mientras Yael, de 12 a?os, atiende a la conversaci¨®n adulta. El muchacho, avispado, de pelo largo y moreno, explica con sus palabras que este modelo no genera ning¨²n retraso respecto a m¨¦todos convencionales sino que, con ense?anza casi personalizada, y complementada por los talleres que imparten los propios progenitores, refuerza su formaci¨®n. ¡°Me siento mal cuando mis amigos de fuera del pueblo me cuentan c¨®mo es su cole, me gustar¨ªa que pudieran disfrutar de esto¡±, dice, antes de criticar los patios donde el hormig¨®n impide ¡°inventar juegos¡±.
Tampoco pueden ir a clase en esos otros coles con botas de agua para chapotear y luego atender la lecci¨®n en zapatillas de andar por casa, un panorama que enamora a parejas como la que visit¨® el pueblo hace unos meses, descubri¨® el colegio y en 15 d¨ªas ya hab¨ªa comprado un terreno y apuntado a sus hijos. Yael avisa de que no por ser ¡°de pueblo¡± son cavern¨ªcolas: ¨¦l tambi¨¦n tiene una tableta electr¨®nica, pero prefiere construir caba?as o leer los libros que ¨¦l y sus colegas se disputan cuando viene el bibliob¨²s.
Los habitantes de Fuentelfresno se han convertido en una gran comunidad. Entre ellos han mejorado espacios comunes del pueblo y cuidan de los menores, compran conjuntamente y organizan pruebas deportivas o festivales de m¨²sica y cultura. Su caso incluso sorprende al pedir subvenciones, apunta Coronel, que solicit¨® una partida para unos columpios infantiles. Quien le cogi¨® el tel¨¦fono pens¨® que se refer¨ªa a m¨¢quinas de gimnasia para ancianos. No esperaba que hubiera cr¨ªos por esos lares.
Este equipo improvisado sonr¨ªe al recopilar las cr¨ªticas que han recibido de quienes no entienden que hay alternativas al asfalto y a las aulas convencionales. David de Miguel se troncha al decir varias: ¡°Nos llaman pijipis, estupendos¡¡±; Eduardo Crespo a?ade ¡°comunistas con piscina¡± y Eva Caballares corta carcaje¨¢ndose: a ella le preguntaron si forman una comuna y van desnudos. La mujer respondi¨® ir¨®nicamente que s¨ª, que tiene tres hijos y que no sabe qui¨¦n es el padre. M¨¢s serios, destacan que no hay nada raro en lo que hacen y que hay ingenieros o funcionarios entre quienes han elegido este plan. Tambi¨¦n charlan sobre la pel¨ªcula Capit¨¢n Fantastic, donde Viggo Mortensen es un padre que mantiene a su prole sin apenas contacto social.
El tiempo, admite Coronel, les mostr¨® que el embri¨®n del colegio actual, llamado Papoula (amapola en gallego) y con ideas m¨¢s revolucionarias, ten¨ªa que amoldarse a las normas. Entonces llegaron a enfrentarse a la Fiscal¨ªa de menores, que intervino porque uno de los alumnos no estaba escolarizado oficialmente donde le correspond¨ªa. Una vez su filosof¨ªa ya se ha adaptado, desean que m¨¢s familias reformulen sus perspectivas y den a sus hijos m¨¢s educaci¨®n en unos valores que abundan en Fuentelfresno. As¨ª lo expresan David y Eva, padres de Sa¨²l, un rub¨ªsimo ni?o con s¨ªndrome de Down a quien sus compa?eros ayudan, respetan y entienden. Todos aprenden de todos. ¡°?D¨®nde ¨ªbamos a estar mejor?¡±, se preguntan los art¨ªfices de que ese pueblo rodeado de amapolas haya florecido de nuevo.