El verano en la Espa?a que azot¨® ¡®Filomena¡¯
Regreso a los enclaves que sufrieron el temporal de nieve durante la hist¨®rica borrasca de enero
El verano en la Espa?a que azot¨® Filomena
Ir al contenidoLa Espa?a que se congel¨® en enero cuando se desencaden¨® la borrasca Filomena encara su primer verano con la resaca invernal a¨²n presente. La hist¨®rica tormenta ti?¨® de blanco la Pen¨ªnsula y redujo las temperaturas hasta m¨ªnimas in¨¦ditas. Meses despu¨¦s, los estragos causados por la nieve, unidos al recuerdo de aquellos d¨ªas dif¨ªciles, permanecen en las provincias de Guadalajara, Teruel y Soria, tres de las zonas donde sus gentes sufrieron un fr¨ªo desmedido incluso para lo habitual en estas regiones.
Del rescate en helic¨®ptero al refugio veraniego Irueste (Guadalajara)
Las explanadas del campo ahora cosechado de Irueste eran un denso lecho de nieve intransitable en enero. ?scar Montero, de 40 a?os, y Zaleta G¨®mez, de 39, viven en unos terrenos de este peque?o pueblo de Guadalajara, donde residen apenas 70 habitantes en invierno. Habitar en una caravana en plena campi?a, con una casa de ladrillo en lento proceso de construcci¨®n, regala una paz que se convierte en amenazadora cuando se desencadenan calamidades como una tormenta apocal¨ªptica en la regi¨®n.
La pareja recuerda como si fuera ayer los ¡°tremendos¡± d¨ªas de Filomena, cuando un helic¨®ptero sobrevol¨® el paraje casi des¨¦rtico donde se instalaron hace un a?o junto a su perra Samba y les rescat¨® de la pista de hielo intransitable en que la se convirtieron sus dominios: ¡°La imagen de los geos de Guadalajara aterrizando para salvarnos parec¨ªa de pel¨ªcula¡±. El pozo que les da agua se hab¨ªa congelado y necesitaron ser rescatados un inolvidable 15 de enero. El matrimonio prefiere bromear: ¡°Empezamos el a?o por todo lo alto¡±.
Creemos que el cambio clim¨¢tico propiciar¨¢ otras cat¨¢strofes?scar Montero y Zaleta G¨®mez
El t¨¦cnico de sonido y la dise?adora rememoran los ¨¢rboles ca¨ªdos y las g¨¦lidas placas que se formaron en las sendas de tierra que conducen a su hogar: ¡°Parec¨ªa un campo de guerra¡±. Los destrozos afectaron al cuidado de los animales, incluida la zona donde se alza el gallinero. Filomena respet¨® al grueso roble que les protege en verano cobij¨¢ndoles bajo su sombra, y que tambi¨¦n les permite atar una hamaca, colocar mesas y sillas o alfombras donde tumbarse a vaguear o charlar con las visitas, que son m¨¢s bien pocas: ¡°Convidados los justos, nos gusta vivir solos y a nuestro aire¡±, aseguran.
Ambos se dicen ¡°echaos pa¡¯lante¡±, pero asumen que la naturaleza manda. La experiencia les ha demostrado que la incomunicaci¨®n de Irueste, fruto de una escasa red de transportes, les ha hecho plantearse ¡°la fragilidad¡± de habitar este rec¨®ndito lugar. ?scar Montero vive con el miedo de que una cat¨¢strofe natural se repita en el lugar donde son felices: ¡°El cambio clim¨¢tico propiciar¨¢ otras desgracias, pero si nos pilla, estaremos m¨¢s preparados¡±. El hombre ense?a orgulloso el tractor que compraron nada m¨¢s remitir el temporal, ¡°la joya de la corona¡±, ya sea para acarrear materiales en fechas normales o despejar hielo en momentos de cataclismo. Y sentencia: ¡°Vivir en el campo te ense?a lecciones nuevas cada d¨ªa¡±.
El pueblo que ¡°solo sale en las noticias cuando hace fr¨ªo¡± El Burgo de Osma (Soria)
El Burgo de Osma (5.000 habitantes) permite elegir d¨®nde refrescarse: piscinas, balnearios o en el pozo La Pe?a, la opci¨®n favorita de los amantes de la naturaleza. All¨ª, en un r¨ªo que desciende de los cercanos montes, disfrutan los ba?istas mientras otros valientes, o quiz¨¢ temerarios, saltan desde una roca buscando adrenalina. El paraje era una pista de patinaje en enero, pero este verano refresca a j¨®venes y a mayores. El veintea?ero Marcos Kirschstein goza del buen tiempo junto a su amiga Emilia Andr¨¦s, de 78 a?os apoyados en una muleta. Ambos, con su ma?ana en el agua, cumplen uno de esos ejercicios que los m¨¦dicos aplauden. ¡°?Es el manantial de la eterna juventud!¡±, celebra la mujer.
En la calle principal, un grupo de ciclistas repone fuerzas con un plato de torreznos, huevos fritos y unas generosas tostas, todo regado con vino rosado. Los comensales, de entre 40 y 50 a?os, bromean con que los inviernos duros impresionan m¨¢s a los forasteros que a los ¡°curtidos¡± sorianos. El tabernero Jos¨¦ Aguilera no se ha movido del pueblo en sus 75 a?os y tiene claro que no hay temporal capaz de tumbar la vinoteca que regenta desde los 20: ¡°Nos toc¨® cerrar pero ahora seguimos dando guerra¡±. Y sentencia: ¡°Iremos remontando... Sin bares no hay pueblo¡±. Aguilera recuerda Filomena como la ¡°nevada de la desgracia¡±.
Algunos parroquianos destierran el azar para justificar el giro de temperaturas tan extremo. El sosegado Javier Clemente, con sombrero ancho de paja y una sonrisa perenne, relata desde la atalaya de sus 72 a?os que ha ¡°toreado¡± muchos temporales y que ¡°el cambio clim¨¢tico se nota¡±. El aragon¨¦s, afincado en Soria, considera que ¡°el cielo manda¡±, y agradece las bajas temperaturas para abrigarse frente a los irreductibles sudores estivales. El resonar sobre el suelo de la vara de Macario Balderrey, de 89 a?os, acompa?a sus palabras sobre ese ¡°fr¨ªo muy grande¡± de Filomena. Balderrey, a quien atienden religiosamente otros inquilinos de un banco de la plaza Mayor, pregona sus preferencias t¨¦rmicas: ¡°Con calor viven todos los animales¡±.
Somos como yayas, pero con mejores articulacionesUn grupo de amigas adolescentes en El Burgo de Osma.
Los m¨¢s j¨®venes tambi¨¦n disfrutan de las altas temperaturas. Un grupo de seis adolescentes que criticaba en enero que Soria ¡°solo sale en las noticias cuando hace fr¨ªo¡±, ha cambiado los chaquetones y botas por pantalones cortos y deportivas para comer pipas y charlotear por las noches. Estos parajes les ofrecen mil planes veraniegos, como ir a por el pan ¡ª¡±somos como yayas, pero con mejores articulaciones¡±¡ª, aunque alguna lamenta que las verbenas se hayan suspendido: ¡°Sin fiestas no es verano de verdad¡±. Los paseos nocturnos se completan con d¨ªas enteros en Bayubas de Abajo, donde pasan la jornada en unas piscinas llenas de j¨®venes por tan solo tres euros. All¨ª pueden preparar barbacoas, comerse unos bocatas, jugar a partidos de tenis, y sobre todo, demostrar que ellas se divierten igual sin importar que el hielo est¨¦ en los granizados de lim¨®n o sobre las calles de su pueblo.
El agosto de los fontaneros: ¡°Son los ¨²nicos que han salido ganando¡± Bello (Teruel)
Los term¨®metros que cuelgan de las calles de Bello (240 habitantes) han pasado de registrar 20 grados bajo cero en el invierno m¨¢s fr¨ªo que se recuerda a rozar los 45 en un verano asfixiante. La piscina, sepultada por un manto blanco en enero, acoge acaloradas tertulias. Entre ba?o y ba?o, los lugare?os cuentan que han salido adelante por el apoyo vecinal: desde los que se acercaban a las casas vac¨ªas para evaluar los da?os hasta quienes han colaborado con las chapuzas. Lo ¨²nico que no ha faltado en estos meses ha sido trabajo, se?ala David Vicente, de 46 a?os: ¡°Hasta se han asfaltado varias carreteras que quedaron fatal por el hielo¡±.
Muy pocos se han librado de tuber¨ªas reventadas, grifos que explotaron o baldosas levantadas. Los grandes beneficiados, bromean, son los fontaneros. Los oriundos, como el sexagenario Javier Vicente, ya han arreglado los destrozos: ¡°?Me he dejado m¨¢s de 1.000 euros!¡±. Los for¨¢neos, en cambio, llegan temerosos porque saben que alguna desgracia encontrar¨¢n. El hombre que m¨¢s recientemente ha sufrido la resaca de Filomena es Antonio Garc¨ªa, de 71 a?os, a¨²n consternado por tanto trastorno pero agradecido a quienes le han auxiliado estos d¨ªas sin agua corriente.
Cuando ocurren desgracias, s¨®lo el pueblo salva al puebloAntonio Garc¨ªa, zaragozano de 71 a?os
Los confinamientos provocaron que este zaragozano canoso, alto y delgado, no lograra viajar a Teruel en Semana Santa, como acostumbra, y tuviera que esperar a julio para descubrir las secuelas de las fugas de agua. Varias paredes de su casa tienen desconchones y el cuarto de ba?o qued¨® casi inutilizable tras explotar los grifos. Lo habitual en la zona es apagar los contadores en el puente de Todos los Santos, pero las cuarentenas conllevaron que este a?o los veraneantes no pudiesen desplazarse antes y cuidar esos detalles. La tormenta hizo que las ca?er¨ªas colapsaran por el hielo y ni el santoral que adorna el cl¨¢sico sal¨®n ni el San Antonio que da nombre a su calle se apiadaron de este aragon¨¦s, que conf¨ªa m¨¢s en la compasi¨®n de su amigo alba?il: ¡°Espero que me haga precio¡±.
El legado de Filomena sigue presente entre quienes m¨¢s lo sufrieron entonces. Miguel ?ngel Lizama, un ganadero que se qued¨® atrapado con sus ovejas en una nave, comenz¨® a perder la vista del ojo izquierdo tras la tormenta y hasta su oftalm¨®loga se sorprendi¨®: ¡°Dijo que no hab¨ªa tratado nunca nada tan exagerado¡±. Una vez operado, sigue d¨ªa tras d¨ªa pendiente del reba?o y dispuesto a cualquier sacrificio.
No todo son penurias. Hay sonrisas que siguen siete meses despu¨¦s de la hist¨®rica nevada. A Maruja S¨¢nchez, de 83 a?os, y a su hija Mar¨ªa Jos¨¦ Barrado, de 51, el verano les ha tra¨ªdo alegr¨ªa, tardes a la fresca y disputadas partidas de parch¨ªs entre amigas. La matriarca, de rostro enjuto y gran vitalidad, recuerda entre risas c¨®mo sal¨ªa en enero en albornoz a despejar de nieve el port¨®n de su casa con una pala. Su hija, que tiene esclerosis m¨²ltiple, tampoco pierde su inagotable optimismo: ambas ¡°est¨¢n curtidas¡± y ¡°preparadas para lo que venga¡±. Las dos mujeres, que siempre han vivido juntas, tienen claro que no habr¨¢ temporal que las separe.
Estamos preparadas para cualquier temporal que vengaMaruja S¨¢nchez (83) y Mar¨ªa Jos¨¦ Barrado (51)
La experiencia de tantos inviernos crudos permite gestionar incluso con humor la memoria de aquellas semanas tan duras. Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªn, de 75 a?os, reside en Barcelona y conoce tan bien el fr¨ªo de Teruel, con y sin Filomenas, que en cuanto pas¨® el cataclismo llam¨® a su manitas de confianza: ¡°Le dije d¨®nde estaba la copia de las llaves, entr¨® en casa, revis¨® todo y se puso a ello¡±. El alcalde, Jaime Barrado, del Partido Aragon¨¦s, mantiene la actividad fren¨¦tica del invierno sobre su tractor. Pero ya no retira placas de hielo, sino que cosecha cereal. Su tel¨¦fono ya no echa humo como en enero. Incluso sali¨® en el programa S¨¢lvame, como presumen orgullosos sus vecinos, que charlan a la sombra con una chaquetilla cerca. Por si refresca.
- Cr¨¦ditos
- Coordinaci¨®n: Brenda Valverde
- Direcci¨®n de arte: Fernando Hern¨¢ndez
- Dise?o: Ruth Benito
- Maquetaci¨®n: Alejandro Gallardo
- Edici¨®n gr¨¢fica: Alejandro Ruesga