La inestabilidad y las mafias impulsan la ruta de Argelia
Los argelinos son la nacionalidad m¨¢s numerosa de la inmigraci¨®n irregular. Almer¨ªa, principal destino desde Argelia, es el segundo puerto de Espa?a con m¨¢s entradas
Un hombre camina por las calles de Almer¨ªa cojeando, con la ropa ennegrecida e intentando disimular el mal olor. Es un sastre argelino de mediana edad que maldice su pa¨ªs por la falta de trabajo y que cuenta que cuatro d¨ªas antes desembarc¨® a escondidas en una playa de la provincia. Se acerca, se quita los zuecos blancos de goma y muestra los pies en carne viva, marcas de una traves¨ªa clandestina por mar y una caminata kilom¨¦trica. El hombre busca angustiado una ducha y alguien que le cure las heridas. Pero, en seguida, desapar...
Un hombre camina por las calles de Almer¨ªa cojeando, con la ropa ennegrecida e intentando disimular el mal olor. Es un sastre argelino de mediana edad que maldice su pa¨ªs por la falta de trabajo y que cuenta que cuatro d¨ªas antes desembarc¨® a escondidas en una playa de la provincia. Se acerca, se quita los zuecos blancos de goma y muestra los pies en carne viva, marcas de una traves¨ªa clandestina por mar y una caminata kilom¨¦trica. El hombre busca angustiado una ducha y alguien que le cure las heridas. Pero, en seguida, desaparecer¨¢ sin dejar rastro. Como la inmensa mayor¨ªa de sus miles de compatriotas que llevan meses desembarcando en las costas almerienses, murcianas y alicantinas se marchar¨¢ a Francia, Alemania u Holanda, principales destinos de este ¨¦xodo silencioso y en aumento.
La ruta argelina empez¨® a acaparar la atenci¨®n de las autoridades a finales de 2019 y desde entonces es una constante en los informes de seguridad nacionales y europeos. Ese a?o, mientras las llegadas a las costas espa?olas se reduc¨ªan a la mitad por el control que Marruecos empez¨® a ejercer en el norte, Argelia se sum¨ªa en una ola de protestas y caos pol¨ªtico y el porcentaje de argelinos que llegan en patera a Espa?a se duplic¨®. Eran n¨²meros modestos, en torno a las 4.000 personas, pero anunciaban cambios, nuevos medios de transporte y un auge en la ruta que ha acabado por consolidarse.
En 2020, cuando las islas Canarias atra¨ªan todos los focos con 23.000 llegadas, en el Mediterr¨¢neo se bat¨ªa un r¨¦cord con el desembarco de m¨¢s de 11.500 argelinos en los puertos de Almer¨ªa, Murcia, Alicante y Baleares. Nunca antes se hab¨ªa visto un n¨²mero parecido. En lo que va de a?o ya son m¨¢s de 4.700, la nacionalidad m¨¢s numerosa, una cifra ligeramente superior a la del a?o pasado por estas fechas. La mayor¨ªa llegan a Almer¨ªa, el primer puerto espa?ol en n¨²mero de pateras y el segundo, despu¨¦s del muelle grancanario de Arguinegu¨ªn, que m¨¢s inmigrantes recibe.
Quienes llegan son cada vez m¨¢s j¨®venes y empieza a verse familias y mujeres con ni?os. ¡°No son muchos, pero era un perfil que antes no exist¨ªa¡±, explica Francisco Vicente, coordinador de la Cruz Roja en Almer¨ªa. ¡°La emigraci¨®n desde Argelia no est¨¢ motivada necesariamente por la pobreza, sino por una fata total de oportunidades¡±, a?ade Vicente.
El polit¨®logo argelino Raouf Farrah sigue con preocupaci¨®n los acontecimientos de su pa¨ªs. Este analista s¨¦nior del centro de estudios Global Initiative Against Transnational Organized Crime cree que la emigraci¨®n irregular, castigada por ley, ya se ha normalizado entre los argelinos como una ¡°estrategia leg¨ªtima¡± para escapar de las distintas crisis del pa¨ªs. ¡°Hay un denominador com¨²n entre los emigrantes¡±, advierte. ¡°Es el sentimiento generalizado de malestar, que no solo concierne a los j¨®venes de los barrios obreros y pueblos costeros, sino tambi¨¦n a las mujeres, las familias de clase media y los j¨®venes del interior¡±.
Cuatro cabezas se asoman curiosas por las ventanas del albergue municipal de Almer¨ªa, un edificio anodino convertido en un centro de cuarentena. Son un boticario, un fontanero, un pescador y un peluquero que aseguran que llevan dos a?os sin un trabajo estable. En Argelia, en 2019, antes de que la pandemia destruyese miles de empleos, uno de cada cuatro j¨®venes de entre 16 y 24 a?os ya estaba en paro. ¡°La juventud est¨¢ perdida, da igual que tengas estudios o no¡±, denuncia Zinou, el fontanero, de 30 a?os. ¡°Argelia tiene due?os y no somos nosotros¡±. El boticario, de 28 a?os y licenciado en biolog¨ªa, que acab¨® gan¨¢ndose el pan cargando compras o muebles, remata: ¡°Son una mafia de corbata¡±. Todos esperan a cumplir con el confinamiento y desplazarse a distintos pa¨ªses de Europa. ¡°Trabajaremos de lo que sea¡±, coinciden.
La emigraci¨®n desde Argelia ha crecido empujada por la desestabilizaci¨®n del pa¨ªs, pero tambi¨¦n por la profesionalizaci¨®n de unas mafias que desbordan a las autoridades de las dos orillas. Los traficantes, seg¨²n revel¨® la Voz de Almer¨ªa, compran por primera vez, de forma sistem¨¢tica, las embarcaciones y los motores en Espa?a (y a espa?oles). En los ¨²ltimos meses se han sucedido varias operaciones policiales que, adem¨¢s, han vinculado a algunos jefes del negocio con el tr¨¢fico de drogas. ¡°Las organizaciones argelinas son mucho m¨¢s especializadas y cuentan con mejor estructura que las marroqu¨ªes¡±, cuenta una fuente dedicada al control de fronteras.
Las redes han popularizado las llamadas pateras-taxi, lanchas con motores de gran potencia que ofrecen un trayecto de la costa de Or¨¢n a la costa Almer¨ªa, distantes unos 200 kil¨®metros, de solo tres horas. Cobran unos 3.500 euros aunque no todas las traves¨ªas son expr¨¦s y tan caras ha habido meses que han sido mayor¨ªa y han tra¨ªdo cientos de personas en un par de d¨ªas. La plaza en otras embarcaciones menos dotadas cuesta menos de 2.000 euros, mientras que tambi¨¦n hay grupos de emigrantes que se juntan poniendo unos 1.000 euros cada uno para comprarse ellos mismos una barca. Las mafias m¨¢s organizadas suelen coordinar varias salidas a la vez para desbordar a los agentes y, a diferencia de lo que ocurre en el Estrecho o en el Atl¨¢ntico, los patrones hacen lo posible por volver con la embarcaci¨®n y reutilizarla en un nuevo viaje. Son demasiado caras como para abandonarlas.
Este modus operandi, adem¨¢s de traer de cabeza a las autoridades, complica saber cu¨¢ntas llegadas ha habido en realidad porque muchos, como el sastre, arriban a tierra y siguen su camino sin que d¨¦ tiempo a identificarlos. Tambi¨¦n es impreciso el n¨²mero de v¨ªctimas. Aunque la traves¨ªa pueda parecer segura, muchas embarcaciones se pierden en el mar o naufragan en su intento de tocar la costa. En lo que va de a?o la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones ya cuenta en esta ruta 81 muertos y desaparecidos, de un total de 425 vidas perdidas intentando alcanzar Espa?a.
Aunque Almer¨ªa se ha convertido en uno de los principales puntos calientes de la inmigraci¨®n, encontrar argelinos all¨ª es una gincana. Son invisibles y esquivos. ¡°La mayor¨ªa prefiere no usar los recursos de acogida o los abandonan en los primeros d¨ªas¡±, explica Rub¨¦n Romero, abogado de Convive-Fundaci¨®n Cepaim. ¡°Tienen sus contactos y los usan para marcharse cuanto antes¡±.
Algunos aparecen fugazmente en la estaci¨®n de autobuses para poner rumbo al norte o llegan desfallecidos al Puche, un barrio-gueto. All¨ª, seg¨²n explica ?scar Bleda, director de la ONG ?taca, llevan algunos meses viendo recalar a decenas de chavales, entre ellos varios menores. Vienen andando desde las playas donde tocan tierra, a 40 kil¨®metros de distancia, en busca de los contactos que les ayudar¨¢n a continuar su ruta. ¡°De cada diez, nueve pasan por aqu¨ª antes de marcharse. Acaba siendo un problema a?adido para el barrio porque no tenemos estructura para atenderlos y las administraciones prefieren mirar para otro lado¡±, lamenta Bleda.
Uno de los pocos que ha decidido quedarse en Almer¨ªa es Abdel Drider, un cocinero de 31 a?os, acogido por la Cruz Roja. El hombre tiene tan claro que no quiere vivir en Argelia que lleva desde 2015 pagando pateras con destino a Espa?a. En estos a?os ha venido tres veces y las tres lo expulsaron. En octubre de 2020, en plena pandemia y con las deportaciones suspendidas, volvi¨® a intentarlo. ¡°Trabajo desde que tengo uso de raz¨®n, pero la situaci¨®n en Argelia es muy complicada. Hay much¨ªsima corrupci¨®n y no solo en el Gobierno¡±, lamenta. ¡°No consigo ver qu¨¦ es lo que tiene que ocurrir en mi pa¨ªs para que la situaci¨®n mejore. Desde all¨ª solo me dicen que menos mal que me fui¡±. No se plantea que le vuelvan a expulsar. Si lo hacen, mantiene, volver¨¢ otra vez.
El polit¨®logo Farrah cree que las llegadas en 2021 superar¨¢n las registradas el a?o pasado porque el malestar de la poblaci¨®n argelina va en aumento. ¡°Se ha acentuado por el empobrecimiento generalizado, la crisis social y econ¨®mica que sacude al pa¨ªs, la degradaci¨®n de servicios p¨²blicos, como el acceso al agua e internet o la gesti¨®n catastr¨®fica de la pandemia¡±, mantiene. A esto, seg¨²n Farrah, se suma ¡°el ambiente t¨®xico¡± que ha provocado la represi¨®n y las violaciones de derechos humanos para asfixiar el Hirak, una movilizaci¨®n popular liderada por los j¨®venes en defensa de la democracia.
En estos d¨ªas de bochorno, las alertas por posibles llegadas se repiten casi cada madrugada sin viento. Pero los meses de m¨¢s actividad en esta ruta (agosto, septiembre y octubre) acaban de comenzar y se prev¨¦ un nuevo oto?o caliente. La clave, adem¨¢s, no est¨¢ solo en los argelinos. En esas peque?as pateras blancas han empezado a subirse marroqu¨ªes (algo in¨¦dito), subsaharianos, sirios y banglades¨ªes. No son muchos, pero ya es un indicio de que el corredor argelino se consolida y empieza a atraer migrantes de otras rutas.
Infograf¨ªas de Ignacio Gallello Bonino