La coalici¨®n y el dinosaurio
Que Vox consiga carteras de gobierno anula la idea de que sus votos se desperdician y manda la se?al de que ellos suman al bloque de la derecha como un actor leg¨ªtimo m¨¢s
La aritm¨¦tica parlamentaria es tozuda. Tras el fiasco que supuso para el PP el adelanto electoral de Castilla y Le¨®n, solo hab¨ªa tres opciones para formar Gobierno.
La primera era que Fern¨¢ndez Ma?ueco persuadiera al PSOE de abstenerse, un escenario que era muy poco probable. En ...
La aritm¨¦tica parlamentaria es tozuda. Tras el fiasco que supuso para el PP el adelanto electoral de Castilla y Le¨®n, solo hab¨ªa tres opciones para formar Gobierno.
La primera era que Fern¨¢ndez Ma?ueco persuadiera al PSOE de abstenerse, un escenario que era muy poco probable. En ausencia de un acuerdo nacional de cord¨®n sanitario a Vox y con la l¨®gica de bloques imperante, ni siquiera se ha discutido en serio. De hecho, el PSOE ten¨ªa muy pocos incentivos: no solo se inhabilitaba como oposici¨®n, es que tras su abstenci¨®n en la investidura, el PP podr¨ªa haber buscado los esca?os de Vox para seguir gobernando.
La segunda posibilidad era que los populares, obstinados en mantener su apuesta por un Ejecutivo en minor¨ªa, amagaran con la repetici¨®n electoral o incluso la provocasen. Tras la crisis interna de este partido, muy erosionado en las encuestas, y lo p¨ªrrico de la victoria en las auton¨®micas, este envite no era cre¨ªble. De hecho, fue la primera opci¨®n que descart¨® el presidente en funciones.
Siendo as¨ª, solo quedaba la v¨ªa de la coalici¨®n del PP con Vox o, si acaso, que los populares persuadieran a este ¨²ltimo de que le diese apoyo parlamentario. Sin embargo, los de Santiago Abascal no ten¨ªan ninguna raz¨®n para cambiar su apuesta por conseguir cargos en el Ejecutivo. Algo que no solamente se relaciona con la debilidad del PP para sostenerle el pulso, sino tambi¨¦n de las ventajas que tiene para ellos entrar a gobernar ahora.
En este sentido, la evidencia emp¨ªrica recomienda a los partidos peque?os unirse a una coalici¨®n cuando crecen demosc¨®picamente para aplazar su desgaste, justo el momento en el que est¨¢ ahora Vox. Pero no es solo una decisi¨®n coyuntural, tambi¨¦n es estrat¨¦gica. Que Vox consiga carteras de gobierno anula la idea de que sus votos se desperdician y manda la se?al de que ellos suman al bloque de la derecha como un actor leg¨ªtimo m¨¢s.
A esto hay que a?adirle al menos dos ventajas adicionales para el nuevo socio junior. De un lado, sienta el precedente para otras comunidades y el Gobierno de Espa?a. Del otro, le permitir¨¢ usar sus consejer¨ªas para perseguir cambios efectivos en los temas que interesan a sus votantes. Ambos elementos son clave con las elecciones de Andaluc¨ªa a la vuelta de la esquina. De ah¨ª que, al competir por el mismo espacio electoral, la ¡°guerra cultural¡± dentro de la derecha dejar¨¢ de ser simb¨®lica para traducirse en pol¨ªticas concretas, claramente al choque con movimientos como el feminismo o la defensa de los derechos LGTBI.
Es cierto que el PP ha querido formar este Gobierno, asumido como inevitable, con presteza, antes de que Feij¨®o se ponga a cargo del partido. Del mismo modo, har¨¢ el intento de achacar esta din¨¢mica al liderazgo anterior. Sin embargo, ser¨¢ en vano: la relaci¨®n del PP con Vox es un dilema que, al margen de sus dirigentes, es estructural. Cada elecci¨®n que se celebre se repetir¨¢, de modo que no es solo que el dinosaurio vaya a seguir all¨ª, es que ya han tomado la decisi¨®n de cabalgarlo.