El incierto futuro en Ceuta y Melilla de las trabajadoras marroqu¨ªes transfronterizas
La concesi¨®n de los permisos para la libre entrada de estos empleados en las dos ciudades, a partir de este martes, ha sido un caos de desinformaci¨®n y desconcierto
Farida se queja, entre la risa y la protesta, por haber engordado en los dos ¨²ltimos a?os. ¡°Yo, que estaba siempre para arriba y para abajo, nerviosa¡±, dice. Pasa los lunes al sol, y los martes y los mi¨¦rcoles. Apenas sale de casa para recoger en el huerto, junto al patio en el que vive, calabacines para el almuerzo. Desde marzo de 2020, cuando Marruecos cerr¨® la frontera que separa Barrio Chino, en la provincia de Nador, de Melilla...
Farida se queja, entre la risa y la protesta, por haber engordado en los dos ¨²ltimos a?os. ¡°Yo, que estaba siempre para arriba y para abajo, nerviosa¡±, dice. Pasa los lunes al sol, y los martes y los mi¨¦rcoles. Apenas sale de casa para recoger en el huerto, junto al patio en el que vive, calabacines para el almuerzo. Desde marzo de 2020, cuando Marruecos cerr¨® la frontera que separa Barrio Chino, en la provincia de Nador, de Melilla, su d¨ªa a d¨ªa es una letan¨ªa de horas que transcurren lentas en un pueblo fantasma. Ella, empleada de hogar de 43 a?os, se qued¨® en su lado de la valla, con la seguridad de que la cerraz¨®n no durar¨ªa para siempre. Dos meses despu¨¦s, en mayo, le caduc¨® el permiso de trabajo transfronterizo que espera renovar pronto.
La Delegaci¨®n del Gobierno en Melilla ha confirmado que empezar¨¢n en breve a tramitar las solicitudes para arreglar la situaci¨®n documental de empleadas como Farida, despu¨¦s de que la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones haya dado luz verde. Miles de trabajadoras se han quedado apartadas, como peones atrapados en unas negociaciones arduas y eternas entre Rabat y Madrid para redefinir la ¡°frontera del siglo XXI¡± que pide Espa?a y que comenz¨® con una reapertura ¡°gradual y ordenada¡± de la que solo se han precisado las dos primeras fases. La primera se inici¨® el 17 de mayo, con la entrada de ciudadanos espa?oles y extranjeros con permiso de residencia y visado Schengen. La segunda, que comienza el martes 31 con el acceso de los trabajadores transfronterizos, ha sido un caos de desinformaci¨®n y desconcierto antes de empezar.
Han transcurrido 26 meses desde que se cerrasen los pasos fronterizos entre Melilla y Ceuta y las ciudades colindantes de Nador y Tetu¨¢n por la pandemia. Veintis¨¦is meses de transferir dinero por empresas de env¨ªos de fondos, de falsas alarmas sobre la reapertura, de espera y aburrimiento. En ese tiempo, Farida ha pasado de madrugar cada ma?ana para encaminarse a la casa en la que trabajaba, a unos dos kil¨®metros a pie desde su propia puerta, a pasar el tiempo echada entre el sof¨¢ y la cama y dar paseos por el campo que rodea su barriada. La pasada semana, comenz¨® una nueva ronda de excursiones a Nador. El objetivo: solicitar en el Consulado de Espa?a el prometido visado para trabajadoras transfronterizas al que, en los primeros d¨ªas, solo podr¨¢n optar unas 80 personas en Melilla y unas 400 en Ceuta.
Seg¨²n fuentes del Ministerio de Exteriores, ¡°la concesi¨®n de una autorizaci¨®n de trabajo como trabajador transfronterizo o de una pr¨®rroga de la autorizaci¨®n de trabajo es condici¨®n indispensable para obtener el visado¡±, v¨¢lido solo durante un mes. Esto deja fuera, de momento, a Farida y a los dem¨¢s empleados que se quedaron en Marruecos con sus permisos caducados. El viernes, Migraciones abri¨® la puerta para que empiecen a gestionarse esos permisos de transfronterizas que vieron esfumarse sus contratos por la pandemia. Solo en Nador podr¨ªa haber m¨¢s de 1.700 personas en esta situaci¨®n y otras 1.500 en Tetu¨¢n. M¨¢s de 2.000 son empleadas dom¨¦sticas que han estado cotizando durante a?os a raz¨®n de un m¨ªnimo de 200 euros al mes para las arcas del Estado.
De momento, solo los empleados a quienes sus antiguos jefes quieran volver a contratar podr¨¢n renovar las tarjetas. Cientos de trabajadoras que han sido reemplazadas se quedar¨¢n sin poder regresar a Melilla o Ceuta y darse de alta como aut¨®nomas, por ejemplo, para trabajar por horas, algo que la legislaci¨®n permite a las transfronterizas. Los nuevos requisitos de entrada, justificados a¨²n por la emergencia sanitaria, dan al traste con una normativa que, en realidad, sigue vigente. Una excepci¨®n en la adhesi¨®n de Espa?a al Tratado de Schengen permite a vecinos de Nador y Tetu¨¢n cruzar libremente y sin visado a Melilla y Ceuta. Como territorios fronterizos, los marroqu¨ªes de esas provincias lim¨ªtrofes pueden solicitar una autorizaci¨®n de trabajo transfronterizo, con tr¨¢mites m¨¢s sencillos, para trabajar en ambas ciudades, siempre que no pernocten y regresen a Marruecos cada d¨ªa.
De los labios de Sa¨ªda, residente en la zona fronteriza de Beni Enzar, no se cae el moh¨ªn de disgusto. ¡°Veinticuatro a?os trabajando con contrato para esto¡±, se lamenta. Cuando cerr¨® la frontera se qued¨® sin empleo y sin derecho a paro, ni ERTE, ni prestaciones de ning¨²n tipo. Desde su casa observa ahora, impotente, el ir y venir de coches y peatones por una frontera que atraviesan unas 1.000 personas al d¨ªa por el ¨²nico paso reabierto (hasta marzo de 2020, la media era 10 veces mayor por cada uno de los tres pasos habilitados). El sentimiento de abandono ha sucedido a la fanfarria de la reapertura.
La trabajadora, cuyo permiso caduc¨® en 2020, hace cola a las puertas de un centro de an¨¢lisis m¨¦dicos en una avenida principal de Nador. Resopla mientras espera a que le saquen sangre, literal y figuradamente, dice. Apostilla con la retah¨ªla de gastos que le supone el dichoso visado: ¡°Sesenta euros el an¨¢lisis, 20 euros el certificado del m¨¦dico¡ Esto es una ruina¡±. La mujer sigue las instrucciones que deduce de la informaci¨®n que le dieron hace unos d¨ªas a las puertas del consulado. El criterio sobre qu¨¦ visado se tramitar¨ªa en la legaci¨®n espa?ola ha cambiado varias veces y solo se ha informado con claridad a finales de esta semana, pese a que la medida se anunci¨® el 13 de mayo.
La perplejidad de estas mujeres es compartida al otro lado de la valla por quienes aguardan para volver a contratarlas y que, en muchos casos, siguieron pagando durante meses las cotizaciones hasta que la Administraci¨®n oblig¨® a dar de baja, bajo amenaza de sanci¨®n, a todas las trabajadoras que no estuviesen en territorio espa?ol. Ahora que la frontera vuelve a funcionar, tampoco est¨¢n claros los tiempos, lo que choca con las expectativas de empleadas impacientes y empleadores aturullados como Sebasti¨¢n, militar melillense: ¡°El problema es el papel de aqu¨ª. Yo hago lo que haga falta, pero es que tampoco depende de nosotros¡±.
El embrollo es una cuesti¨®n de voluntad y burocracia. Las restricciones no deber¨ªan afectar a un papeleo que siempre ha sido cotidiano. En Melilla, abogados, asesores, empleadores y empleados acusan de obstruccionismo, improvisaci¨®n y arbitrariedad al personal de las oficinas de trabajo y extranjer¨ªa. La directora, Elena Nieto, asegura que los pasos los marca Madrid y que, tras el visto bueno de Migraciones, se pondr¨¢n a renovar los permisos caducados de quienes se quedaron en Marruecos: ¡°Vamos a empezar a ir muy r¨¢pido¡±. Se esperan unas 1.800 solicitudes solo en Melilla.
¡°Nos han apagado la alegr¨ªa que ten¨ªamos [por la reapertura de la frontera]¡±, enfatiza Rachida Jrafi, portavoz de los trabajadores marroqu¨ªes en Ceuta. Su permiso de trabajo caduca el 2 de junio y tampoco se atreve a cruzar para renovar su pasaporte, expirado, y poner todo en orden. El 13 de marzo de 2020 sali¨® tarde de un examen y su jefa, Remedios, le dijo que se quedara en casa a dormir. La madrugada siguiente cerraron la frontera y durante estos dos a?os ella y su empleadora han intentado por todos los medios regularizar una situaci¨®n extra?a: desde solicitar la residencia en Espa?a, hasta conseguir un visado que acab¨® expirando por no poder terminar el tr¨¢mite en Marruecos. ¡°Siempre falta algo o sale algo nuevo; abro una puerta y se cierra otra¡±, se desquita. ¡°Ten¨ªamos esperanzas, ahora solo siento que doy vueltas en un c¨ªrculo vicioso¡±.