Los metales de las cuencas de Riotinto y Nerva delatan a los represaliados de la Columna Minera enterrada en Pico Reja
El equipo que trabaja en la fosa sevillana, la mayor del franquismo, identifica los cuerpos de una treintena de los 60 mineros fusilados el 31 de agosto de 1936
El 19 de julio de 1936, un d¨ªa despu¨¦s del golpe de Estado de Francisco Franco, un grupo de 68 mineros de la cuenca minera onubense se dirig¨ªa a Sevilla con una carga de material explosivo para ayudar a la plaza de Sevilla a contener la ofensiva liderada por el general Gonzalo Queipo de Llano. A la entrada de la capital, a la altura de La Pa?oleta (Camas, Sevilla) se les iban a sumar guardia civiles, te¨®ricamente leales a la II Rep¨²blica. Desconoc¨ªan que se hab¨ªan conjurado para pasarse al otro bando y, en cuanto los vieron llegar, dispararon contra ellos. All¨ª acabaron con la vida de nueve mi...
El 19 de julio de 1936, un d¨ªa despu¨¦s del golpe de Estado de Francisco Franco, un grupo de 68 mineros de la cuenca minera onubense se dirig¨ªa a Sevilla con una carga de material explosivo para ayudar a la plaza de Sevilla a contener la ofensiva liderada por el general Gonzalo Queipo de Llano. A la entrada de la capital, a la altura de La Pa?oleta (Camas, Sevilla) se les iban a sumar guardia civiles, te¨®ricamente leales a la II Rep¨²blica. Desconoc¨ªan que se hab¨ªan conjurado para pasarse al otro bando y, en cuanto los vieron llegar, dispararon contra ellos. All¨ª acabaron con la vida de nueve mineros. Al resto los apresaron y esperaron a la toma de la cuenca minera, el 26 de agosto de ese a?o, para fusilarlos cinco d¨ªas despu¨¦s.
Sus cuerpos fueron arrojados a la fosa com¨²n de Pico Reja en el cementerio sevillano de San Fernando, que primero el bando franquista y luego la dictadura convirti¨® en un vertedero de cad¨¢veres de represaliados. Este jueves, el equipo t¨¦cnico de Aranzadi que trabaja en la exhumaci¨®n de esas tumbas improvisadas ha confirmado que al menos una treintena de los restos hallados pertenecen a los integrantes de esa Columna Minera.
Las caracter¨ªsticas de algunos de estos enterramientos ¨Dcuerpos sin ata¨²d, agrupados y boca abajo¨D y las evidencias de que hab¨ªan sido represaliados ¡ªtiro en la nuca, impactos de proyectiles, signos de haber sido atados, fracturas perimortem¨D permitieron a los antrop¨®logos forenses esbozar la hip¨®tesis de que pudiera tratarse de miembros de la Columna Minera. Si realmente se trataba de los mineros fusilados, en sus huesos deber¨ªan permanecer trazas de los metales pesados que inhalaron, tocaron, bebieron y tragaron en cada uno de los d¨ªas que pasaron trabajando en las minas de R¨ªotinto y Nerva (Huelva). Las pruebas anal¨ªticas realizadas en la Universidad de Santiago de Compostela sobre los restos ¨®seos lo han corroborado.
Miguel Guerrero conf¨ªa en que uno de esos cuerpos lacerados sea el de su abuelo Miguel Guerrero Gonz¨¢lez. ¡°Ten¨ªa 41 a?os cuando fue a Sevilla¡±, explica. La recreaci¨®n de lo que pudo pasarle desde que lo apresaron el 19 de julio hasta que muri¨® fusilado el 31 de agosto la hace a partir de los pocos relatos escritos que se conocen. ¡°Mi padre ten¨ªa 14 a?os y mi t¨ªa, ocho. Apenas nos contaban cosas de la guerra¡±, explica. Lo que le pas¨® a la Columna Minera es uno de los episodios menos claros de la Guerra Civil en la provincia de Sevilla.
Traici¨®n
¡°La columna se form¨® entre la tarde del 18 de julio y la ma?ana del 19. El director general de la Guardia Civil dio orden al comandante Haro de que se reuniera con los mineros a la entrada de Sevilla para acompa?arlos en la defensa de la capital. Pero traicion¨® las ¨®rdenes¡±, cuenta el historiador Alfredo Moreno. A los que detuvieron los trasladaron de la prisi¨®n provincial al barco Cabo Capoeiro, que estaba anclado en el r¨ªo Guadalquivir, y que oper¨® como una suerte de c¨¢rcel flotante tras el golpe de Estado. ¡°Sus primeros inquilinos fueron los mineros¡±, cuenta Moreno. ¡°Hubo gente de los pueblos que s¨ª consigui¨® pasarse cartas, en mi familia, no¡±, indica Guerrero.
Aunque confusa, la historia de su abuelo es conocida. Pero en su familia hay otros episodios de represi¨®n mucho menos claros. ¡°Al hermano menor de mi abuelo, el 26 de agosto, cuando las tropas de Queipo tomaron la cuenca minera, lo apresaron. Mi familia cuenta que lo vieron salir d¨ªas despu¨¦s con pinta de haber sido torturado. Nunca m¨¢s hemos sabido de ¨¦l¡±, explica. Tiene la esperanza de que se halle entre los cuerpos de las fosas comunes de Nerva y R¨ªotinto. ¡°Estoy personado con mi ADN y tambi¨¦n el de mi t¨ªa en ese procedimiento de exhumaciones, igual que en el de Pico Reja. Casi 90 a?os despu¨¦s es muy dif¨ªcil que quede material gen¨¦tico en los restos ¨®seos que pueda valer, pero nunca se sabe¡±, cuenta.
Guerrero ha asistido como invitado en el acto que el Ayuntamiento de Sevilla ha organizado este jueves en Pico Reja para dar a conocer el hallazgo, aunque no sab¨ªa que se iba a centrar en la Columna Minera. Jos¨¦ Pedro Fern¨¢ndez se ha enterado por la llamada telef¨®nica de este diario. Su abuelo materno, Francisco Iglesias, se enrol¨® casi sin pensarlo. ¡°El 19 de julio estaba en el casino con otros mineros y llegaron los compa?eros de los sindicatos y les dijeron que hab¨ªan requisado veh¨ªculos para ir a Sevilla. Se mont¨® en uno y mi abuelo paterno, que vio que iba un poco bebido, lo baj¨®, pero se volvi¨® a subir¡±, explica.
No sabe nada m¨¢s. Su madre ten¨ªa entonces tres a?os y un a?o despu¨¦s qued¨® hu¨¦rfana e ingres¨® en un orfanato de Ayamonte. ¡°Todo lo que s¨¦ es por mi abuelo paterno¡±, puntualiza. Fern¨¢ndez quiere ir a dar una muestra de ADN por si pudiera ayudar a identificar a su abuelo. Igual que Juan Jos¨¦ Rionegro, vecino de Riotinto y sobrino de Manuel Rionegro, otro columnista. ¡°Yo era el m¨¢s peque?o de la casa, solo sab¨ªa que hab¨ªamos tenido un t¨ªo que hab¨ªa muerto en la guerra. Si pudiera identificarlo, se cerrar¨ªa un c¨ªrculo¡±, explica.
La constataci¨®n de que una treintena de los cuerpos hallados en Pico Reja pertenecen a los integrantes de la Columna Minera es un hallazgo hist¨®rico que, como ha recalcado el alcalde hispalense, Antonio Mu?oz, permitir¨¢ arrojar luz sobre uno de los episodios m¨¢s tr¨¢gicos de Sevilla. Desafortunadamente, no todos los 1.095 restos de personas con evidentes indicios de haber sido represaliadas y que fueron arrojadas a la fosa tienen evidencias tan claras como las trazas de metales pesados caracter¨ªsticas de las minas onubenses que permitan una identificaci¨®n aparentemente tan directa.
La fosa sevillana es la m¨¢s grande del franquismo en la que se est¨¢ trabajando en la actualidad. En sus 671,34 metros de longitud y cuatro de profundidad, se han encontrado m¨¢s de 5.000 cuerpos, de los que 4.944 han sido exhumados. ¡°Ojal¨¢ mi abuelo est¨¦ por ah¨ª cerquita. Desapareci¨® dos d¨ªas antes que el grupo de mineros¡±, cuenta Lourdes Farratell, una de las muchas familiares que busca respuestas en esa sima de la verg¨¹enza, pero tambi¨¦n de la esperanza.