La fosa de Pico Reja, entre la verg¨¹enza y la esperanza
Para los familiares de las v¨ªctimas de la Guerra Civil en la provincia de Sevilla, las exhumaciones de Pico Rejas son la ¨²ltima oportunidad para localizar sus restos
Joaqu¨ªn Le¨®n Trejo cogi¨® su bicicleta a mediados de julio de 1936 y se fue desde Castilleja del Campo a Sevilla para defenderla de los golpistas. Era maestro republicano. Un exalumno falangista lo reconoci¨® en el tranv¨ªa y lo denunci¨®. El 22 de agosto, el mismo d¨ªa que Queipo de Llano se hac¨ªa con el control total de la capital andaluza, fue fusilado por ¡°extremista peligroso¡±. Su nieto, Joaqu¨ªn Le¨®n, lleva m¨¢s de 80 a?os tratando de localizar sus restos. Tiene la esperanza de que yazgan entre el millar de cad¨¢veres enterrados en la fosa de Pico Reja, la de mayor envergadura en la que se est¨¢ trabajando en Espa?a. Un tri¨¢ngulo is¨®sceles situado en un extremo del cementerio de San Fernando que, seg¨²n los historiadores, podr¨ªa albergar los restos de 1.103 personas represaliadas durante la Guerra Civil y la dictadura, pero que los primeros trabajos de campo proyectan a m¨¢s de 15.000.
La fosa se abri¨® el 20 de enero de 2020, tras un intenso trabajo preparatorio que se remonta a 2017, cuando el Ayuntamiento hispalense abre la Oficina de la Memoria Hist¨®rica y en colaboraci¨®n con asociaciones memorialistas se encarga a un equipo de historiadores las tareas de localizaci¨®n. En estos siete meses solo se ha excavado un 18% de los 672 metros cuadrados por los que se extiende el tri¨¢ngulo de Pico Reja, en el que se han localizado ya 950 cuerpos, de los que unos 167 tienen indicios claros de haber sido represaliados, y se han exhumado m¨¢s de 820. ¡°He estado en otras 70 fosas comunes vinculadas con la Guerra Civil y la gran diferencia de esta es su complejidad brutal¡±, explica Juan Manuel Guijo, director de intervenci¨®n de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que lidera los trabajos. Hay zonas de hasta cuatro metros de profundidad, en las que los cuerpos aparecen muy mezclados y es complicado distinguir cu¨¢ndo fueron arrojados. ¡°Si hubiera que vaciar la fosa entera, entendiendo por restos los encontrados en ata¨²des, articulados en dep¨®sitos colectivos vinculados a la represi¨®n y restos de osarios fragmentados, podr¨ªamos encontrarnos con casi 15.000 o 16.000 personas¡±, asegura.
Una de las sorpresas con la que se han topado los investigadores es el hallazgo de restos de los a?os 40. ¡°Son personas en posiciones inveros¨ªmiles que nos hacen pensar que provienen de presos fallecidos despu¨¦s de la guerra que se arrojaron all¨ª¡±, explica Guijo. Hace un par de semanas localizaron los niveles del a?o 36, uno de los m¨¢s cruentos de la represi¨®n en Sevilla. ¡°Hemos encontrado signos de maltrato en las muertes, orificio de proyectiles, ataduras en las mu?ecas y fracturas¡±, describe el director de intervenci¨®n.
Lo m¨¢s duro no es trabajar con cad¨¢veres o tratar de ordenar sus restos, sino hacerlo acompa?ado de los familiares que cada viernes se pasean bajo las carpas que resguardan del sol los huesos, en visitas coordinadas por el Ayuntamiento, para ver la evoluci¨®n de las exhumaciones. ¡°Las historias son desgarradoras, sufren much¨ªsimo y es muy importante desarrollar empat¨ªa¡±, reconoce Guijo. Es el caso de Lourdes Farratell. Busca a su abuelo, Joaqu¨ªn Farratell Gonz¨¢lez, miembro del Partido Radical y fundador del peri¨®dico local Canela en Rama. ¡°En mi casa hab¨ªa miedo porque a mi abuela le quemaron la vivienda y mis padres nunca hablaban. Yo sab¨ªa que ¨¦l hab¨ªa desaparecido, pero nada m¨¢s¡±, explica. Cuando el Ayuntamiento abri¨® la Oficina de Memoria Hist¨®rica es cuando supo por boca del historiador Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez que lo hab¨ªan fusilado en San Juan de Aznalfarache. ¡°All¨ª no hay fosa y si a Blas Infante lo enterraron aqu¨ª ?por qu¨¦ no va a estar mi abuelo?¡±, se pregunta.
La fotograf¨ªa de Farratell cuelga junto a la de una veintena de im¨¢genes de represaliados o desaparecidos en una de las tapias que parapetan la fosa de Pico Reja. Es un particular muro de la memoria que recuerda a los 21 trabajadores que operan en la excavaci¨®n que los huesos que reposan ya ordenados entre el marr¨®n arcilla de las excavaciones ten¨ªan un rostro. Para su identificaci¨®n el Ayuntamiento lleva tomando muestras de ADN a las familias desde 2018, un proceso que la covid tambi¨¦n ha ralentizado.
El proyecto ha costado 1,1 millones de euros que han sido sufragados por el Ayuntamiento, la Diputaci¨®n de Sevilla, la Junta de Andaluc¨ªa y el Gobierno, que este viernes, a trav¨¦s de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, se comprometi¨® a aportar 250.000 euros. ¡°Est¨¢ previsto que los trabajos se prolonguen durante tres a?os, pero nuestra intenci¨®n es que esto sea irreversible y que no se paralice hasta que no est¨¦n todos los restos identificados¡±, indica Antonio Casimiro, miembro de la Oficina de Memoria Hist¨®rica de Sevilla, que espera que con la futura ley de Memoria Hist¨®rica se puedan acometer los trabajos en otras de las fosas comunes ¨Chasta ocho¨C que yacen bajo el cementerio de San Fernando.
¡°No pierdo la esperanza, pero se me acaba el tiempo¡±, dice Le¨®n con los ojos aguados por la edad, ¨C¡±m¨¢s de 80 a?os ¡å, dice¨C y la emoci¨®n. ¡°Llevamos buscando todo este tiempo y ser¨ªa bonito saber realmente d¨®nde est¨¢¡±, zanja.
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