El relevo en el INE y la tragedia de Melilla ponen al Gobierno a la defensiva
¡°No he presionado ni he cesado a nadie¡±, asegura Calvi?o sobre la marcha del responsable de las estad¨ªsticas oficiales
El Gobierno llegaba arrastrando un saco entero de patatas calientes y le toc¨® vivir una ma?ana a la defensiva en el Congreso. Sin Pedro S¨¢nchez, en la cumbre de la OTAN, ni Yolanda D¨ªaz, fue de nuevo el turno de Nadia Calvi?o para ejercer al tiempo de vicepresidenta econ¨®mica y pol¨ªtica en la sesi¨®n de control de este mi¨¦rcoles. La oposici¨®n no la fustig¨® solo con las cifras de la crisis ¨Dlo habitual¨D, tambi¨¦n lo hizo con el controvertido relevo d...
El Gobierno llegaba arrastrando un saco entero de patatas calientes y le toc¨® vivir una ma?ana a la defensiva en el Congreso. Sin Pedro S¨¢nchez, en la cumbre de la OTAN, ni Yolanda D¨ªaz, fue de nuevo el turno de Nadia Calvi?o para ejercer al tiempo de vicepresidenta econ¨®mica y pol¨ªtica en la sesi¨®n de control de este mi¨¦rcoles. La oposici¨®n no la fustig¨® solo con las cifras de la crisis ¨Dlo habitual¨D, tambi¨¦n lo hizo con el controvertido relevo del responsable de elaborarlas, el dimitido presidente del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), Juan Rodr¨ªguez Poo. Calvi?o esquiv¨® el asunto todo lo que pudo, hasta que al final se decidi¨® a entrar con una declaraci¨®n solemne: ¡°Ni he presionado ni he cesado a nadie¡±. El otro foco de los golpes contra el Gobierno fue el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que enfrent¨® un zarandeo a derecha e izquierda por la tragedia de la valla de Melilla sin moverse de su posici¨®n: ninguna autocr¨ªtica y tampoco el menor reproche a las autoridades marroqu¨ªes.
¡°Parece usted Houdini¡±, dijo a Marlaska el diputado de EH Bildu Jon I?arritu. Manejar el arte del escapismo es vital para un ministro en sus ex¨¢menes parlamentarios, y varios de ellos se esforzaron en practicarlo este mi¨¦rcoles. Marlaska no quer¨ªa hablar de la actuaci¨®n de la polic¨ªa marroqu¨ª en Nador y Calvi?o no quer¨ªa hablar del INE. Y los diputados interpelantes no paraban de hablarles de esas cosas. Pero el ejemplo m¨¢s depurado de escapismo lo ofreci¨® la ministra de Justicia, Pilar Llop, a quien el diputado de Junts Josep Pag¨¨s preguntaba por varias decisiones de la justicia europea favorables a integrantes del movimiento independentista. Llop ignor¨® ol¨ªmpicamente la cuesti¨®n y se dedic¨® a deplorar la negativa del PP a renovar el Poder Judicial, as¨ª como la sentencia sobre el aborto del Tribunal Supremo de Estados Unidos. ¡°Esas son las cosas que deber¨ªan preocuparles¡±, reprendi¨® la ministra a Pag¨¨s. El diputado le replic¨® con sorna: ¡°Deje que decidamos nosotros las cosas que nos preocupan¡±.
La ¨²ltima tesis de la oposici¨®n es que el Gobierno se dedica al ¡°asalto de las instituciones¡±. La expresi¨®n se fue repitiendo mim¨¦ticamente en boca del PP, de Vox y de Ciudadanos, cuyo portavoz, Edmundo Bal, subi¨® un pelda?o m¨¢s y defini¨® al Ejecutivo como ¡°batall¨®n de asalto a las instituciones¡±. Los adversarios del Gobierno recurren a episodios ya cl¨¢sicos ¨Dla Fiscal¨ªa General del Estado o el CIS¨D y una variopinta mezcla de otros muy recientes. Y ah¨ª cabe desde el relevo en el INE, que la oposici¨®n atribuye a una maniobra para maquillar las estad¨ªsticas, al intento del Ejecutivo de sortear el bloqueo del PP a la renovaci¨®n del Tribunal Constitucional e incluso el cambio de mayor¨ªas en el consejo de la empresa semip¨²blica Indra.
Calvi?o se resisti¨® a entrar al asunto del INE, primero frente al popular Jaime de Olano y luego frente al portavoz de Vox, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros. La carga continu¨® con el de Ciudadanos, y entonces la vicepresidenta zanj¨® la cuesti¨®n dando su palabra de que ella no ha intervenido en el relevo. Ante el PP, la que pasaba por ser una tecn¨®crata volvi¨® a mostrar que ahora no reh¨²ye el cuerpo a cuerpo y espet¨® a Olano que su partido pide bajar impuestos cuando va a subir los del agua en Galicia por una ley elaborada con Alberto N¨²?ez Feij¨®o en la Xunta. Cuando la vicepresidenta pregunt¨® a sus interlocutores si van a aprobar las nuevas medidas del Gobierno, el escapismo cambi¨® de bando.
Si Calvi?o se las vio con el flanco derecho, a Marlaska le cayeron de todas partes. Sobre todo, por las palabras del presidente del Gobierno avalando la actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad marroqu¨ªes, ¡°carentes de humanidad¡±, seg¨²n el popular Jos¨¦ Antonio Berm¨²dez de Castro, quien exigi¨® que ¡°se esclarezcan los hechos¡±. El siempre templado PNV zurr¨® esta vez, por boca de I?igo Barandiaran: ¡°A esas personas no las han tratado como seres humanos y no hay modo de justificarlo, mucho menos que lo haga un presidente del Gobierno¡±.
Jon I?arritu se centr¨® en pedir a Marlaska que valorase desde el punto de vista policial la actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad marroqu¨ªes. Y ah¨ª se encontr¨® con Houdini. El ministro se condoli¨® de los inmigrantes muertos y tambi¨¦n de los 50 guardias civiles y los 140 gendarmes marroqu¨ªes heridos en el suceso. ¡°Un ataque a nuestras fronteras¡±, es, en el lenguaje del Gobierno, el intento de saltar la valla. Lo repiti¨® con insistencia Marlaska, al igual que el argumento de que las ¨²nicas responsables son ¡°las mafias que trafican con seres humanos¡±. El ministro lleg¨® a tachar de ¡°falsedad¡± que gendarmes marroqu¨ªes hubiesen entrado en territorio espa?ol. Desde el esca?o, el diputado de EH Bildu simulaba con sus manos una c¨¢mara para replicarle que hay im¨¢genes que lo muestran.
En medio de todas estas hogueras, el Gobierno consigui¨® al menos no ofrecer ninguna fisura ante las acometidas habituales de la oposici¨®n para meter ciza?a entre las dos formaciones del Ejecutivo. El PP lo intent¨® al preguntar al ministro de Consumo y coordinador general de IU, Alberto Garz¨®n, por la cumbre de la OTAN. Garz¨®n tambi¨¦n mostr¨® su destreza en el arte del escapismo. No solo es que evitase cualquier frase que pudiera haber incomodado a los socialistas, hasta acab¨® arrancando sus aplausos cuando presumi¨® del papel del PCE en la recuperaci¨®n de la democracia.